lunes, 22 de agosto de 2011

Los ricos también lloran (pero por otras cosas)

Sobre los 30 talleres de “esclavos” vinculados a la empresa textil Zara en Brasil

Juan Carlos Monedero, en su blog Comiendo Tierra. Subrayo algunas cosas que me preocupan especialmente.
 

Por una parte, me horripila la posibilidad de que la selección natural, en un medio capitalista de larga duración, produzca sociedades siniestras, por supervivendia de los más dóciles (como ha ocurrido con los animales domésticos). Los valientes mueren a menudo sin descendencia. Esperemos que la selección natural nos haga por encima de eso capaces de conocimiento y crítica. 

Por otra, el hecho cierto de que la necesidad de supervivencia, en forma de trabajo enajenado, nos ocupa demasiado tiempo, y el resto es pura recuperación, en forma de puesta a punto diaria (física y mental). La reflexión final sería: dedica un tiempo razonable a tu supervivencia a largo plazo y no sólo a tu día a día.


¿Vamos enterándonos de que ser de las primeras fortunas de un país, formar parte de las principales empresas mundiales, estar entre las más señeras corporaciones financieras o ser de los más relevantes propietarios de inmueble no es sino resultado del robo organizado del trabajo de decenas de miles de personas? ¿Entendemos que no puedes ser rico sin robar, aunque la ley te lo permita?

Vivimos tiempos de Robin Hoods al revés. Soros dijo que gente como él tenía que estar regulada, pero sigue especulando; Buffett dijo que el gobierno de Obama lo trataba muy bien a él y a sus amigos, pero no ha devuelto un dólar. La dueña del 50% de Zara dijo que estaba a favor del 15-M, pero aún se está esperando un gesto real. ¿Por qué dicen y no hacen? ¿Quieren el dinero, la gloria y la bendición del Papa? ¿Ser rico y permitirse el lujo de tener mala conciencia? En el capitalismo actual, hay una fase material -donde el trabajo esclavo es bienvenido- y una fase cognitiva -donde los nuevos esclavistas dicen de sí mismos que son unas bellísimas personas-. Y aún hay nuevos Tio Tom que están agradecidos porque los ricos les devuelven en forma de calderilla el dinero que les roban. Es verdad que estos ladrones dadivosos son mejores que los ladrones despiadados. ¿Pero merecen adulación? Mientras logramos hacer otra televisión, convendría apagarla.

Han demostrado los neurobiólogos (Gazzaniga, ¿Qué nos hace humanos?) que los que se creen sus propias mentiras tienen mayores posibilidades de supervivencia, pues son más creíbles en el grupo. Creerse las propias patrañas es una ventaja adaptativa. La nuestra, desenmascararlos. Los que creen a los mentirosos, no dejan descendencia. Por fortuna, cada vez es más claro el engaño. Pese a los 200 confesionarios de El Retiro. Siempre ha sido mentira que lo que es bueno para la General Motors es bueno para los Estados Unidos. Lo que es bueno para Zara, no es bueno para la gente que vive en este país. Tampoco para los de fuera. Seguro que es mejor trabajar como esclavo que no trabajar. Mera supervivencia. Te han desestructurado tu comunidad, te han quitado el acceso a las tierras cultivables, te han desarraigado de tu lugar. Pero una cosa es asumirlo y otra diferente es celebrarlo. La diferencia entre un cínico y un irónico es que el cínico siempre espera algún tipo de privilegio.

¿Capitalismo con rostro humano? A lo sumo cuando lo estás mirando. Se trataría de no perderlo de vista. Pero lograron el permiso para abrir 24 horas las tiendas y también los fines de semana. Demasiado tiempo ocupados y preocupados. Cuando los problemas son estructurales, las soluciones son estructurales. Si quieres descansar, vete pensado cómo sustituyes al capitalismo. No sabemos si en otra iglesia hay salvación, pero en ésta, la condena es segura.

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