La propaganda "occidental" que impregna los mensajes mil veces repetidos tiene ya más de setenta años (en España más de ochenta), y para casi todos es la única fuente de información. Así no es de extrañar que, por encima de la Historia real, miles y miles de historietas, películas y artículos de prensa hayan montado una Historia paralela, y sobre todo unos "valores" indiscutibles.
Por eso expongo a continuación unos datos objetivos con los que Michel Collon iniciaba su comentario.
En 1945, los franceses sabían lo que acababa de acontecer. En 2015, deberían saber mucho más. En 1945, ante la pregunta “¿Quién fue el que más contribuyó a la derrota alemana?” un 57% de los franceses respondía “la Unión Soviética”, solo un 20% respondía “Estados Unidos” y un 12% “Gran Bretaña”. Pero cincuenta años más tarde, todo ha dado un vuelco: en 1994, en el marco de las celebraciones del quincuagésimo aniversario del desembarco aliado en Normandía, un 49% citaba a Estados Unidos, el 25% a la URSS y el 16% a Gran Bretaña. En 2004, esa tendencia se acentuó: el 58% citaba a Estados Unidos y solo un 20% a la URSS. En 2015, el encuestador británico ICM obtiene peores resultados aún en Francia, Alemania y Gran Bretaña.
Sin embargo, los hechos son incuestionables. Hitler arriesgó y perdió sus mejores tropas ante Moscú y Stalingrado. Utilizando los enormes aparatos de producción robados en Francia y Bélgica, en aquella ofensiva movilizaba a un importante número de fuerzas extranjeras y se beneficiaba de la extraña pasividad de Estados Unidos. Este país, por su parte, se negó durante años a abrir un segundo frente en Europa occidental y solo desembarcó en el último momento, en junio de 1944. La mayor parte de Europa ya estaba liberada o a punto de estarlo. Podemos resumir lo que pasó en una frase: “Volar en auxilio de la victoria”.
Por cierto, en aquella guerra antifascista, la URSS perdió a 23 millones de ciudadanos, mientras que Estados Unidos a 400 mil (184 mil de ellos en el frente europeo). Los periodistas e intelectuales occidentales que actualmente minimizan o desacreditan el papel jugado por la URSS son realmente ingratos: sin aquellos horribles eslavos, ¿quizás hoy estarían hablando alemán en alguna sección de la Propaganda Abteilung?
De hecho y salvo excepciones, los periodistas e intelectuales occidentales están hoy a sueldo de un régimen que bien podría calificarse como heredero modernizado del derrotado. Eso sí, hablando en inglés.
ResponderEliminar