Esa ha sido desde siempre la válvula de escape de la caridad, aunque ahora se ponga el acento en la cooperación.
En las épocas de reflujo revolucionario, cuando parecen cerrarse las posibilidades de cambio radical, se revisan las estrategias. Entonces llega la hora del consuelo reformista. Como las bayonetas sirven para todo, menos para sentarse sobre ellas, por ambas partes se cultiva la cara amable de una estructura social que se entiende más o menos consolidada. Y "se hace lo que se puede" (es decir, se puede lo que se hace).
Continúa aquí la crítica de Petras a los intelectuales post-marxistas. La he venido comentando desde este lugar y el último comentario fue este otro.
Argumentación post-marxista:
Comentario:8. La lucha de clases y la confrontación no producen resultados tangibles; sino que provocan derrotas y fracasan en la solución de los problemas inmediatos. La cooperación gubernamental e internacional en torno a proyectos específicos provoca un incremento de la producción y el desarrollo.
La Lucha de Clases y la Cooperación
Los post-marxistas frecuentemente escriben de “cooperación” de todos, cercanos y lejanos, sin hurgar muy profundamente en el precio y las condiciones para asegurar la cooperación de regímenes neo-liberales y agencias finacistas extranjeras. La lucha de clases se ve como un atavismo a un pasado que ya no existe. Hoy nos dicen que los “pobres” están intentando construir una nueva vida. Ellos se alimentan con la política, las ideologías y los políticos tradicionales. Hasta ahora, todo está bien. El problema es que los post-marxistas no son tan aventurados en describir su papel como mediadores y brokers, apresurándose en obtener fondos en el extranjero y acoplándolos a proyectos aceptables para los donantes y los receptores locales. Los inversionistas de la fundación están involucrados en un nuevo tipo de política similar a los “contratistas de trabajo” (enganchadores) del pasado no tan lejano: movilizando a las mujeres conjuntamente para ser “entrenadas”, estableciendo microfirmas subcontratadas por grandes productores o exportadores. La nueva política de los post-marxistas es en esencia la política de los compradores: ellos no producen productos nacionales sino que más bien ellos vinculan a financistas extranjeros con la fuerza de trabajo local (microempresas de auto ayuda) para facilitar que el régimen neo-liberal continúe. En este sentido los post-marxistas en su papel de dirigentes de ONGs son fundamentalmente actores políticos cuyos proyectos, entrenamiento y talleres no producen ningún impacto económico significativo ni en el PNB o en términos de disminución de la pobreza. Pero sus actividades sí tienen un impacto en desviar a la gente de la lucha de clases en formas inofensivas e inefectivas de colaboración con sus opresores. La perspectiva marxista de lucha de clases y el enfrentamiento es construido sobre las reales divisiones de clase de la sociedad: entre aquellos que extraen ganancias, intereses, rentas e impuestos regresivos y aquellos que luchan para maximizar los salarios, los gastos sociales y las inversiones productivas. Los resultados de la perspectiva post-marxista son evidentes hoy en día dondequiera que la concentración de ingresos y el crecimiento de las desigualdades son mayores que nunca, después de una década de predicar la cooperación, las microempresas y la autoayuda. Hoy los bancos como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) funda las agroempresas de exportación que explotan y envenenan a millones de trabajadores agrícolas mientras que provee fondos para financiar pequeños micro-proyectos. El papel de los post-marxistas en los micro-proyectos es neutralizar la oposición política en la base mientras se promueve el neo-liberalismo en la cima. La ideología de “cooperación” vincula al pobre a través de los post-marxistas neo-liberales en la cima. Intelectualmente los post-marxistas son los policías intelectuales que definen una investigación aceptable, distribuyen los fondos para la investigación y filtran los temas y las perspectivas que proyectan un análisis de clase y una perspectiva de lucha. Los marxistas están excluidos de las conferencias y estigmatizados como “ideólogos” mientras que los post-marxistas se presentan a sí mismos como “científicos sociales”. El control de la moda intelectual, las publicaciones, las conferencias, los fondos de la investigación proveen a los post-marxistas con una importante base de poder -pero que por último debe evitar el conflicto con sus patrones financistas extranjeros.
Los intelectuales marxistas críticos tienen su fuerza en el hecho que sus ideas resuenan con el desarrollo de la realidad social. La polarización de las clases y los violentos enfrentamientos están aumentando, como predecían sus teorías. Es en este sentido que los marxistas son tácticamente débiles y están estratégicamente equivocados frente por frente a los post-marxistas.
Excelente entrega. El tacticismo post-marxista me recuerda esos juicios en los que el abogado del acusado, aún sabiéndolo inocente, le aconseja declararse culpable, dadas las "pruebas" esgrimidas por la acusación.
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