viernes, 6 de julio de 2018

¿Qué cosa es el post-marxismo? (IX)

Duras críticas de Petras a los intelectuales post-marxistas. Empecé a desglosarlas aquí, y este ha sido el último comentario.

Nos quieren convencer de que imperialismo y colonialismo son cosas del pasado, pero la supuesta independencia política está lastrada por una brutal dependencia económica. La proclamada ayuda al tercer mundo está más que compensada por la brutal explotación del trabajo y de los recursos que en esos países ejercen las multinacionales de los antiguos y nuevos imperios económicos.

Y no sólo hay una brutal dependencia económica, sino una si cabe más importante dependencia militar. La posibilidad (la realidad) de intervenciones depende tanto de estructuras militares externas como de la implicación de los ejércitos propios en el dominio imperial. Paradigmático es el caso del imperio republicano de Francia.

No deberían sorprendernos las oleadas de refugiados y de "inmigrantes económicos" que intentan llegar a los países del norte. Tampoco, naturalmente, las barreras de todo tipo, administrativas y físicas, que los ricos les oponen. ¿A qué disfrazar de defensivas medidas que pretenden mantener una situación tan injusta? ¡fuera caretas!

Los imperios de hoy mismo ni siquiera tienen la responsabilidad de soportar la carga del hombre blanco que los obligaba a asumir la administración y el mantenimiento de las colonias. Ahora son responsables de su buen o mal funcionamiento las oligarquías locales, en perfecta simbiosis con las metrópolis.

Las "ayudas al desarrollo", aparte de la corrupción que las desvía de sus fines pregonados y de su funcionalidad con los intereses de las grandes empresas transnacionales, representan una mínima parte del transvase de riqueza que la explotación neocolonial desplaza al primer mundo.

Y si el imperialismo no ha muerto, el antiimperialismo tendrá que seguir vivo.


El argumento post-marxista:
El antimperialismo es otra expresión del pasado que ha sobrevivido a su época. En la economía globalizada de hoy, no hay posibilidad de confrontación con los centros económicos. El mundo es más interdependiente cada día y en él hay una necesidad de una mayor cooperación internacional en la transferencia de capitales, tecnologías y know-how de los países “ricos” a los países “pobres”.
La contraargumentación:
¿Está Muerto el Anti-Imperialismo?

En los años recientes el antimperialismo ha desaparecido del léxico político de los post-marxistas. Las ex-guerrillas de América Central se convirtieron en políticos electorales y los profesionales que llevan las ONGs hablan de cooperación internacional e interdependencia. Pero los pagos de la deuda continúan transfiriendo grandes sumas de los pobres de América Latina a los bancos europeos, norteamericanos y japoneses. Las propiedades públicas, los bancos, y sobre todo los recursos naturales se están obteniendo a precios muy baratos por las multinacionales europeas y norteamericanas. Hay más billonarios latinoamericanos con sus fondos en los bancos norteamericanos y europeos que nunca. Los EE.UU. tiene más asesores militares, oficiales de la droga y policía federal dirigiendo la “política” de América Latina que nunca antes en la historia. Pero nos dicen algunos antiguos sandinistas y ex-farabundistas que el antimperialismo/imperialismo desapareció con el fin de la guerra fría. El problema, nos dicen, no son las inversiones extranjeras o la ayuda extranjera sino su ausencia y piden una mayor ayuda imperial. La miopía política y económica que acompaña esta perspectiva es el abaratamiento de la fuerza de trabajo, la eliminación de legislaciones sociales y la transformación de América Latina en una gran plantación, un gran campo minero, una gran zona de libre comercio al que les han arrancado sus derechos, su soberanía y su riqueza.

El énfasis marxista en la profundización de la explotación imperial tiene sus raíces en las relaciones sociales de producción y las relaciones estatales entre el capitalismo imperial y el dependiente. El colapso de la URSS ha intensificado la explotación imperial. Los post-marxistas (ex-marxistas) que creen que el mundo unipolar resultará en una mayor “cooperación” han leído mal la intervención de EE.UU. en Panamá, Irak, Somalia y en otros lugares. Más fundamentalmente, la dinámica del imperialismo está impregnada en la dinámica interna del capital no en la competencia externa con la Unión Soviética. La pérdida del mercado doméstico y el sector externo de América Latina es un regreso a la fase “pre-nacional”. Las economía latinoamericanas empiezan a parecerse a su pasado “colonial”.

La lucha contra el imperialismo hoy en día se relaciona con la reconstrucción de la nación, el mercado doméstico, la economía productiva y una clase obrera vinculada hacia la producción y el consumo social. 

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