Si hablamos aquí y ahora del desastre no hace falta decir a qué nos referimos, siendo el que más inmediatamente nos afecta. Aunque por desgracia no sea el único, ni el más catastrófico de los que están azotando el planeta ahora mismo, la espectacularidad de los daños ha impactado fuertemente en todo el mundo.
El tiempo geológico, a través de larguísimas deposiciones de sedimentos, muchas de las cuales serían también catastróficos aluviones, se encargó de sepultar grandes cantidades de carbono, pero han bastado varios siglos de extracción para devolverlo a la atmósfera.
Algunas décadas han transcurrido luego desde que nos dimos cuenta de esta alteración rápida en la composición del aire, cambios que podrían producir también cambios rápidos en el clima.
Pero la inercia sistémica insiste siempre en retrasar las medidas, necesarias a medio plazo, no ya para cambiar las estructuras del sistema, sino siquiera para apuntalarlas. En cambio, los intereses inmediatos prevalecen. Los intereses de los más poderosos, pero también la comodidad de los demás. A escala mundial este tiempo perdido es la primera causa del desastre.
Descendiendo al detalle, entre las causas de que los daños hayan sido aquí tan grandes está el olvido interesado de pasadas catástrofes. Se sabe que las aguas buscan salida por cauces construidos a lo largo de milenios, y prácticamente en todos estos lugares ha habido anteriormente grandes riadas. Pero cuando pasa algún tiempo el riesgo se olvida y parece que no volverá a ocurrir en un tiempo cercano. Un urbanismo especulativo y desastroso, alimentando la voracidad sin límites del capital, ha seguido construyendo en zonas inundables. A la ocupación de los cauces se suma hoy la de las costas, cuando el aumento del nivel del mar llega ya a las puertas de las urbanizaciones turísticas en muchos lugares.
Los dos tiempos anteriores, ya perdidos, son las causas, pero el tercer tiempo tiene mucho que ver con uno de los efectos más trágicos, que es la pérdida de vidas humanas. A escala de lo inmediato puede decirse que la gestión ha sido desastrosa.
No insistiré en la búsqueda de culpables, que los hay a varios niveles. Pero sin duda los de la pérdida del tiempo de reacción están claros.
Este vídeo resume lo que todos hemos visto y unos y otros interpretan de forma más o menos correcta, según su visión política. Apunta a las causas remotas y cercanas:
Con unas horas de culpa directa y muchos meses de colaboración con los que han agravado lo que ya no era evitable, el presidente valenciano tiene ahora todas las papeletas para que pronto se refiera a él su partido como "ese señor del que usted me habla".
Esto es algo habitual, y tiene su lógica. Tal como el PP repudió Bárcenas, el PSOE dio pronto esquinazo a Ábalos, y Sumar se ha desprendido del apestado Errejón tal como la lagartija (dicho sea sin ánimo de ofender) sacrifica su rabo.
¿Será ahora la izquierda "a la izquierda del PSOE" el rabo a sacrificar? El PSOE siempre estuvo cómodo en el bipartidismo, y son muchos en su seno los que también repudiarían con gusto a Sánchez, si con eso se quitan de en medio a Yolanda.
La derecha política, que comparte tantas cosas con la otra pata del bipartidismo, es implacable cuando este se altera y el PSOE debe configurar una mayoría compleja y contradictoria.
La izquierda no levanta cabeza en este gobierno, por culpa de personalismos individuales o de grupo. No es el caso del PCE ni de IU, que no han participado en esta batalla. Claro que en su interior, como en todos los colectivos, hay controversias y frecuentes disputas, pero nunca han sacrificado alianzas por interés oportunista.
Si el partido hegemónico en el gobierno gira a la derecha, volviendo al PSOE de (casi) siempre, volverá al poder más absoluto la derecha reaccionaria, tan fortalecida a escala global. Esto hace que siga siendo fundamental apuntalar a este gobierno y seguir en él.
Es como el caso del bloque anti OTAN, que abarca hoy miembros tan heterogéneos como Rusia, China, Corea del Norte o Irán. Pero es que la OTAN es peor.
En medio de este berenjenal político, un gobierno débil intenta hacerlo como mejor puede ante el desastre ecológico y la tragedia personal de todo un territorio, pero toda situación sirve al tándem de la derecha para embarrar, nunca mejor dicho.
Mi sobrino Antonio, que sólo escribe "cuando está muy enfadado", me envía este desahogo:
Después de una semana, y del desastre padecido, me dispongo a escribir para quien quiera leer. Reconozco que desde la comodidad de mi sofá, en mi casa en el Foro, resulta muy fácil. Habiendo consumido muchas horas de información y también de desinformación, he llegado a algunas conclusiones que no sé si serán acertadas o no. Los hechos no hace falta volver a explicarlos, porque son de sobra conocidos; sabemos que la AEMET avisó varios días antes y el mismo día desde antes de las ocho de la mañana anunció una alerta roja para la tarde del día 29, y también sabemos que el presidente de la Generalitat del País Valenciano hizo una declaración diciendo que a las 18h la tormenta se desplazaría hacia la serranía de Cuenca. Pasamos a conocer a los responsables, que son muchos, de la mayor catástrofe natural que recuerda mi generación y ya paso los cuarenta.
Carlos Mazón, el encargado de gestionar el territorio, más interesado en desmantelar la UVE por considerarla un chiringuito del gobierno anterior, para al mismo tiempo regar con diecisiete millones de euros a ayudar a la tauromaquia para no ofender al que fue su vicepresidente, casualmente antiguo torero. El mismo dirigente ineficaz y negligente, incapaz de emitir las señales de emergencia a la población, y al mismo tiempo conceder a los trabajadores de la diputación la posibilidad de abandonar sus puestos de trabajo hasta seis horas antes. El mismo impresentable que no solicita efectivos de ayuda al gobierno central y, tal y como afirma el máximo responsable de la UME, el encargado de darles las órdenes para que se desplacen a las zonas afectadas.
El presidente del gobierno, por su incapacidad para tomar el mando de la situación, ya sea por ignorancia o por intentar beneficiarse políticamente de la ineptitud de los gobernantes de la oposición, aunque la realidad parece más que es por no recibir acusaciones de intromisión en competencias ajenas y no ser tildado de comunista (como si eso fuera un insulto). La situación, como no podía ser de otra manera, acaba en una tragedia de dimensiones aún desconocidas, por las que pagará sobre todo la clase trabajadora. El miedo a legislar y a informar cuesta vidas, lo sabemos desde hace mucho. La falta de información también, ¿Qué significa Alerta Roja? ¿ Por qué no se específica qué se puede o no hacer en esa situación? Yo mismo recibí una notificación similar en mi móvil en septiembre del 2023, y tuve que asistir a mi puesto de trabajo, que no era otro en aquella fecha que la conducción de trenes de alta velocidad de Madrid a Castellón. Yo soy un trabajador público y puedo sentir la presión por no asistir a mi puesto de trabajo en un momento dado, pero también he trabajado para la empresa privada y se que una ausencia injustificada puede suponer una razón para el despido. Se tiene que ser taxativo, y de acuerdo a los criterios que tengan los expertos, especificar qué significan estas alertas. El trabajador debe estar protegido en todo momento y el resto de la ciudadanía también, y si para ello es necesaria una ley, un decreto o cualquier otro mecanismo legal que lo haga, hay que aplicarlo. Si Alerta Roja significa IMPOSIBILIDAD DE SALIR DE CASA, salvo causa justificada, que así sea, y que sepamos que no habrá repercusiones por parte del empresario. El gran empresario, con el fin de no ver perjudicados sus "pingües beneficios" no permite a la clase trabajadora el abandono o la no asistencia a sus puestos de trabajo. Se les permite la construcción en zonas sin realizar estudios que prevengan a los futuros habitantes. No hay problema, la mano de obra se puede sustituir y el lavado de imagen lo pueden realizar con unas altruistas donaciones y con la colaboración de los grandes medios de comunicación. Ya hemos sido testigos de cómo el gran Amancio abre fondos para ayudar al pueblo; lo que deja de pagar en impuestos no es importante, aunque sea dos o tres veces más de lo que "ayuda", o de cómo titulares de periódicos nos venden como un gran gesto que Juan Roig se remanga para ir a ayudar a los vecinos de los pueblos afectados, eso sí: de los camiones de reparto con su marca pixelada en las noticias, ni una palabra. De los trabajadores de Mercadona yendo a trabajar en Alfafar un par de días después, tampoco. Los medios de comunicación, tanto los grandes como los menos grandes, pero todos regados con dinero proveniente de publicidad institucional, o pseudomedios financiados por organizaciones religiosas. Llevamos años soportando campañas de odio y odiosas, llenas de mentiras hacia el migrante, el pobre, las mujeres; hacia colectivos, ya no de izquierdas, sino hacia cualquiera que no sea un extremista de la más rancia derecha. En programas de entretenimiento, de "divulgación científica", en tertulias políticas, hasta en panfletos deportivos; falta poco para verlos en programas infantiles. Por no hablar de las redes sociales, en las que analfabetos (llamados así por ellos mismos, y orgullosos de serlo) son elegidos europarlamentarios. Ya hemos llegado al momento en el que se agrede con un palo al presidente del gobierno, y no seré yo quien apoye sus políticas, y desde esas mismas redes, parlamentarios de la extrema derecha dicen que se encargan de darle otro palo al agresor, o desde el senado, un senador dice que el presidente huye como una rata, pero en cambio el rey es un ejemplo, no se muy bien de qué. El domingo 3 de noviembre tanto Ferreras en la Sexta, como Prats en Antena 3, como el que narraba la noticia en la 1, coincidían casualmente en que el rey es un ejemplo de mesura y que el verdadero objetivo de los vecinos eran los representantes políticos. El mismo rey que aparece en televisión hablando con un joven vinculado a una agrupación juvenil apadrinada por VOX con parafernalia de la división azul. ¿En qué momento un nazi es un interlocutor válido? Por otro lado se permiten discursos de eminencias científicas como Miguel Bosé, Mario Vaquerizo o Tamara Falcó. ¿En qué momento se confundió la libertad de expresión con la libertad de poder decir cualquier estupidez y equipararla con verdades científicas? ¿En qué momento personajes con relevancia pública, con miles de seguidores en redes sociales pueden decir que hay 700 coches sin salir de un garaje, o decir que el ejército no va a ayudar a Valencia para no ofender a catalanes y "batasunos" y no se les sancione? NO TODAS LAS EXPRESIONES SON RESPETABLES, ni mucho menos. Hoy por hoy, en el momento en el que las mentiras se han normalizado y las agresiones están empezando a serlo, ¿a qué demonios está esperando el gobierno más progresista de la historia para cambiar algo? ¿A perder las siguientes elecciones y cuando esté en la oposición regalarle los oídos a sus votantes? El relato por parte de la izquierda ya se ha perdido, pues den la razón a aquellos que los acusan de socialcomunistasbolivsrianoscatristasfiloetarrasestalinistas y empiecen a gobernar.
Antonio Alonso Guirado
Una de cada tres personas, si las matemáticas no mienten, es tonta de remate. Y esa persona (del género masculino y despreciable), deberá responder, cuando menos, por un delito de homicidio por imprudencia grave.
ResponderEliminarVuestro texto me parece excelente.
Chiloé
Gracias, Chiloé. En tiempos de Franco los que no eran anticomunistas eran "tontos útiles". Ahora la "utilidad" es otra.
ResponderEliminarPloremus.