Hace ya un año, Antonio Turiel publicaba el chispazo. Lo que consideraba entonces un peligro real se ha convertido ahora en el calambrazo que casi nos deja tiesos. Mucho nos ha enseñado en su blog sobre los recursos energéticos y su gestión.
Todo el entramado de la sociedad, como de la naturaleza de la que somos parte, se sostiene gracias a la disponibilidad energética. El avance incesante hacia la complejidad de las sociedades humanas se ha sustentado en la utilización de energía. Hasta disponer de la electricidad había sido siempre energía mecánica.
La utilizan al moverse todos los animales, también los humanos. El primer gran paso que se dio para ampliarla fue la revolución neolítica, con la domesticación. Caballos y bueyes facilitaron el transporte de cargas o la roturación de tierras. Fueron luego empleados para mover máquinas, como las norias o los molinos.
Para sustituir ventajosamente a los animales de tiro se empleó pronto la energía hidráulica, y más adelante la eólica. La fuerza del viento había permitido ya la navegación a vela cuando se le dio otra utilización en el molino harinero. Dando un paso más, se la empleó para elevar y canalizar el agua, lo que permitió desecar los marjales holandeses y crear literalmente un país.
Las energías mecánicas son naturalmente renovables, porque la fuerza animal, como la hidráulica o la eólica, se reproducen constantemente. También lo es la energía térmica utilizada en pequeña escala; la leña ha sido un recurso energético desde que se aprendió a manejar el fuego: el primer choque con la sostenibilidad fue su uso abusivo. Todo recurso es sostenible mientras se equilibren el tiempo necesario para su reproducción y el que se tarda en consumirlo.
La transformación de la energía mecánica en eléctrica fue el paso decisivo para separar la fuente del lugar de empleo, y también para su uso universal, al poderse transformar de nuevo en térmica o mecánica. Primero se empleó el vapor, y con él los combustibles fósiles, para obtenerla. Su formación requiere miles, o millones de veces, el tiempo en que se consumen.
La alternativa hidráulica al vapor continúa el uso del agua para obtener energía mecánica iniciada con los molinos. La eólica es también prolongación del molino de viento. Haciendo abstracción de la energía necesaria para su puesta a punto (véase TRE o EROI), ambas son renovables en tiempo real. Recientemente se ha añadido el uso directo de la energía solar, tanto para concentrar su energía térmica a base de espejos (termosolar) como para transformarla directamente en eléctrica mediante paneles fotovoltaicos.
Y para completar el esquema tenemos la energía nuclear.
Como al problema de la renovabilidad se ha unido ahora el de la contaminación atmosférica y el cambio climático, la mezcla confusa de ambos hace posible escamotear uno con otro. Así se independiza la defensa de las energías "renovables" (hidráulica, eólica, solar) y la de las "verdes", no contaminantes durante el proceso inmediato de obtención, lo que permite que se pueda considerar "verde"... la energía nuclear.
(Otra fuente es la geotérmica, también renovable mientras el planeta conserve su calor interno, y también verde; pero por ahora su uso está limitado a muy pocos países).
Otros factores a considerar son el almacenamiento y la aleatoriedad. La hidráulica es almacenable, y aún reversible, porque cuando sobran otras energías puede utilizarse su excedente para bombear agua de nuevo hasta el embalse.
Muy rígida es la producción de energía nuclear. Su producción es constante. Puede detenerse, pero en ese caso hay que consumir otras energías para refrigerarla, so pena de que se produzcan accidentes como los de Chernóbil o Fukushima. De modo que solo puede producirla de modo fijo o consumirla de modo también fijo.
La producción de la eólica y la solar tampoco es constante, y sigue los ciclos naturales del tiempo atmosférico o el ciclo diurno. Únicamente la energía de origen fósil (carbón, petróleo, gas) y la hidráulica pueden rápidamente aumentar o disminuir su volumen para cubrir la necesidad de cada momento.
Porque esa es otra: la energía eléctrica no es almacenable a gran escala, salvo la expectante del agua o los combustibles fósiles, sin utilizar baterías a una escala hoy por hoy inimaginable. En todo momento hay que equilibrar la producción y el consumo. Si se produce en exceso provoca sobretensiones que pueden fulminar cables y aparatos. Si en cambio no es suficiente, caídas de tensión, y como recurso extremo en ambos casos la solución inmediata es la desconexión, para detener la producción o el consumo excesivos.
Por todas estas razones lo más recomendable es el empleo combinado de todas estas energías, para utilizar las de control inmediato, que son la hidráulica y las fósiles, que hoy día son sobre todo las centrales de ciclo combinado. Sin ellas el sistema eléctrico, que funciona como un todo, sería ingobernable.
En resumen, el mix energético se alimenta de todas estas fuentes:
- hidráulica
- fósil
- nuclear (térmica)
- solar
- eólica
Esta complejidad no siempre garantiza la estabilidad de un sistema muy frágil. Los apagones se producen constantemente a diferente escala, y antes del que acabamos de padecer ha habido otros, a veces no tan extensos, a veces más duraderos, en países tan diversos como Chile, Omán, India, Libia, Pakistán, Estados Unidos y Cuba.
Es importante aprender: la mezcla de intereses políticos espurios e intereses empresariales diversos hace que los interesados propalen explicaciones a su conveniencia, casi siempre engañando a quienes se dejen engañar. Así, a las teorías conspirativas se unen otras, para atacar a las renovables (por su inestabilidad) o defender a las nucleares (por su estabilidad).
A mi entender, el principal problema de estas interpretaciones, y de las conductas de los diferentes sujetos actuantes se deriva de la privatización de la producción eléctrica y de la red, que ha hecho prevalecer intereses privados sobre el interés público. Como, ejemplo este botón que explicaba hace ya un año Turiel:
Es conocido que las empresas propietarias de centrales con tecnologías tradicionales están molestas con los precios cero de la electricidad, ya que ahora no pueden obtener los beneficios que extraían. Es por ese motivo que la recarga actual de dos reactores nucleares le resulta muy oportuna a sus propietarios y más si pueden estirar su duración un poquito más (el problema de los precios cero es más probable en primavera, en verano la demanda aumentará por el calor y el precio subirá). Y es probablemente por ese mismo motivo que las centrales de gas de ciclo combinado no estaban físicamente preparadas para entrar al quite cuando fuera necesario.
Esto escribe hoy mismo Eloi Badia, diputado de los Comuns y portavoz de Energía de Sumar en la Comisión de Transición Ecológica del Congreso:
Muchas mentiras y pocos ignorantes ante el apagón
Eloi Badia
Torre de alta tensión durante el apagón, a 28 de abril de 2025, en León, Castilla y León. Europa Press |
Ante tanto ruido y bulos sobre las causas del apagón, qué tal si empezamos por las certezas que sí conocemos. Siendo conscientes de que tener una foto completa de lo que ha ocurrido puede tardar semanas o incluso meses.
Las causas del apagón no se explican con una única respuesta. Para entender y simplificar lo ocurrido podemos identificar tres momentos clave. El origen de la oscilación del sistema, el apagón general y la recuperación.
¿Qué originó la primera oscilación?
Sabemos que hubo una caída de una instalación de generación eléctrica en el suroeste de España. Ésta se logró contener, pero apenas un segundo y medio después, una segunda caída desató una oscilación de la red que ya no se pudo estabilizar. Identificar qué instalaciones y por qué cayeron nos aportará luz sobre el origen de la oscilación fuerte de la red. Hasta entonces, lo que sí podemos asegurar es que esas centrales no cayeron porque hubiera un exceso de demanda o de producción, ni un exceso de renovables como se ha dicho. La producción y demanda del sistema eléctrico en el momento de la caída era de total normalidad. De hecho, la propia Red Eléctrica ha descartado que el apagón tuviera nada que ver con las renovables.
¿Qué originó el apagón general?
Lo preocupante no es que una central eléctrica pueda caer. Eso, de hecho, pasa frecuentemente en el sistema, incluso tenemos caídas de centrales nucleares. Lo más preocupante y donde deberíamos prestar más atención es porque una caída de una central contagió todo el sistema hasta provocar un apagón general. Y conviene de nuevo diferenciar tres momentos muy distintos y con responsabilidades que nada tienen que ver:
En primer lugar, ¿por qué no se pudo estabilizar la perturbación? Aquí es donde Red Eléctrica —y los grandes operadores privados que gestionan el sistema— deben dar explicaciones de por qué falló la red de protección. Este es el origen real del apagón. Porque un problema puntual, que ocurre muy a menudo y volverá a ocurrir, se convirtió en un problema general.
Si concebimos la red eléctrica como una infraestructura estratégica y la energía como un derecho, entonces debemos avanzar con determinación hacia un modelo de control público y democrático del sistema. Porque un país no puede estar expuesto a que una cadena de decisiones privadas ponga en jaque su seguridad energética.
En segundo lugar, una vez no se consiguió estabilizar la oscilación entra en escena Francia. Se ha hablado mucho de la importancia de la interconexión con Francia para la recuperación del sistema, de eso hablaré más adelante. Pero hay que tener presente que en el momento que Francia detectó la oscilación se desconectó de la península para protegerse y no propagar la caída. En el momento que Francia se desconectó evidentemente todos los sistemas se desconectan automáticamente porque la oscilación ya era un tsunami. Los famosos 15 GW, el 60% del consumo total de electricidad de toda la península ibérica.
Se ha hablado mucho de los 15 GW centrándolos en las energías eólicas y fotovoltaicas. Pero la realidad es que el colapso fue general: se desconectó el 100% de la nuclear, el 55% de la solar, el 40% del gas y el 40% de la eólica. Cayó todo el sistema. Esto sin lugar a duda no es la causa del apagón sino la consecuencia de este y afectó a todas las instalaciones de electricidad.
¿Cómo nos recuperamos?
Finalmente queda por analizar cómo fue la recuperación. Aunque esas horas nos parecieron eternas y tuvieron un impacto social y económico demoledor, la realidad es que para lo que había pasado recuperar prácticamente el sistema en poco más de 15 horas fue un logro de primer nivel. Y aquí sí me gustaría poner en valor la celeridad y el trabajo titánico realizado por Red Eléctrica.
Y ahora sí, una vez controlada la crisis, las interconexiones con Francia y Marruecos ayudaron a restablecer los servicios del mismo modo que las instalaciones más flexibles como la hidráulica y los ciclos combinados. Estos elementos son importantes para un proceso de recuperación a los que deberíamos ser capaces de sumar en los próximos años sistemas de acumulación de energía masivos, grandes baterías.
Pero volvamos al inicio del artículo, a ese contundente "o mienten o demuestran su ignorancia” con el que el presidente Sánchez se refería a los que vinculan el apagón eléctrico a la falta de energía nuclear. ¿Faltaban nucleares? Rotundamente no. No sólo no fueron la solución, sino que, en muchos aspectos, formaron parte del problema. Porque se tuvo que derivar energía para garantizar la estabilidad de sus núcleos y no para recuperar el sistema. Y porque cuatro días después del apagón dos de los siete reactores siguen parados. Si el sistema eléctrico español dependiera de las centrales nucleares aún seguiría el apagón eléctrico. Así, una mayor presencia de energía nuclear habría conllevado una recuperación más lenta y una energía más cara con el impacto económico que eso supone. Y en un país donde la factura eléctrica ya asfixia a miles de familias, eso también importa.
Por todo ello, podemos afirmar que los que han intentado utilizar este apagón para atacar a las renovables o defender las nucleares no han aportado claridad, sino confusión. Han hecho un flaco favor al debate que necesitamos para entender lo ocurrido y decidir con rigor el camino a seguir. Lo que sí sabemos es que muchos de ellos no son ignorantes, mienten, sí, porque tienen sus intereses y negocios en ello.
Este episodio nos deja en pocos días muchos aprendizajes. Nos señala la importancia de la gobernanza pública, de avanzar en sistemas de respaldo ante incidencias, de mejorar los mecanismos de detección y protección, de consolidar una red mallada y una generación descentralizada para mayor autonomía y resiliencia y de la necesidad de desplegar infraestructura de almacenamiento. A nada de todo esto responden las centrales nucleares, son todo lo contrario, por contra las renovables sí son un camino para contribuir a ello y a la democratización del sector eléctrico.
Si el fin es exclusivamente el lucro (de unos pocos), no sólo tendremos graves apagones en la red eléctrica, sino en la educación, en la sanidad, en la justicia, en la alimentación y en la industria. Urge subir al puente de mando y arrancar el timón de las manos de quienes conducen la nave hacia el abismo.
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