Desde que la III Internacional acordó, ante el avance del fascismo, la política de frentes populares, procurar la unidad de la izquierda ha sido una constante en la trayectoria del PCE. Lo fue antes de la guerra, durante la misma y a lo largo de todo el franquismo hasta cristalizar en la Junta Democrática, aumentando la apuesta hasta lograr integrarla con la plataforma que por su cuenta creó el PSOE. Y después siguió esta lucha por la unidad con la creación de Izquierda Unida.
¿A qué seguir? Recordemos Unidos-as Podemos, renunciando a un mayor (y merecido) protagonismo en estas organizaciones, o la integración en el grupo Sumar...
Si hubiera que culpar a alguien de las rupturas de estos movimientos unitarios, no será al PCE ni a Izquierda Unida. Por eso, nadie más autorizado para criticar los desastres que provoca la desunión de las izquierdas que este partido.
Habla la voz de la experiencia en este amargo comentario, tras lo ocurrido en las elecciones presidenciales del 17 de este mes en Bolivia. No estamos tan lejos de un gobierno de extrema derecha en España si persisten los comportamientos particularistas. Téngase en cuenta lo difícil que es construir y lo fácil que resulta destruir. Meses lleva edificar lo que una voladura controlada allana en un santiamén.
Bolivia: una lección sobre la unidad de la izquierda
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Las elecciones en Bolivia el pasado domingo 17 de agosto han dado como resultado que dos candidatos de la derecha se disputarán la presidencia en la segunda vuelta, tras unos comicios en los que las divisiones internas de la izquierda relegaron a su principal candidato hasta el cuarto lugar, víctima de la fragmentación del campo progresista.
Para el Partido Comunista de España los comicios bolivianos dejan una enseñanza clara, amarga y necesaria, «la división irresponsable y la guerra fratricida entre distintas familias de la izquierda solo conducen al desastre». «Cuando la izquierda convierte sus diferencias en enfrentamiento interno, el único beneficiado es el enemigo de clase», añaden desde el PCE quien considera además que la confrontación en ocasiones «no responde a diferencias estratégicas de fondo sino a disputas personalistas y sectarias».
No se trata solo de la pérdida de un gobierno, expresa en su análisis el PCE, sino que «se ponen en riesgo conquistas sociales que costaron décadas de lucha, sacrificio y organización popular». «Se abre la puerta a la restauración conservadora y neoliberal que borra, en muy poco tiempo, lo que al pueblo le costó décadas conquistar», añaden.
Porque «el sectarismo divide y la unidad multiplica», el Partido Comunista de España se reafirma en su posición de que ha de imponerse la responsabilidad histórica, por ello, se han de construir «alianzas amplias frente a la reacción, articular frentes unitarios en torno a los intereses de los pueblos y ser capaces de leer con seriedad el momento histórico».
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