Si hace siete años estábamos en pleno proceso, ahora ya nadie mínimamente informado lo niega. Lo que ocurre es que no se suele mencionar la causa, o se disfraza desviando la atención. O se pinta de verde.
Me lleva hasta ella el blog arrezafe. Y por su importancia merece ser, no leída, sino estudiada hasta aprendérsela de memoria. Para eso recomiendo bajarla desde esta dirección de internet.
Dejo aquí una pincelada:
Las revoluciones tecnológicas del capitalismo han sido en apariencia sus tablas de salvación, así fue durante mucho tiempo incrementando la productividad industrial y agraria, mejorando las comunicaciones y los transportes, pero en el largo plazo histórico, en el balance de varios siglos constituyen su trampa mortal, han terminado por degradar el desarrollo que han impulsado al estar estructuralmente basadas en la depredación ambiental, al generar un crecimiento exponencial de masas humanas súper explotadas y marginadas.
El progreso técnico integra así el proceso de autodestrucción general del capitalismo (es su columna vertebral) en la ruta hacia un horizonte de barbarie. No se trata de la incapacidad del actual sistema tecnológico para seguir desarrollando fuerzas productivas sino de su alta capacidad en tanto instrumento de destrucción neta de fuerzas productivas. Se confirma así el sombrío pronóstico formulado por Marx y Engels en pleno auge juvenil del capitalismo: “Dado un cierto nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, aparecen fuerzas de producción y de medios de comunicación tales que, en las condiciones existentes solo provocan catástrofes, ya no son más fuerzas de producción sino de destrucción”.
Es uno de los gráficos más elocuentes que he visto en mi vida.
ResponderEliminarEs significativo que, en dicho gráfico, el ciclo energético y el alimentario discurran en paralelo y de manera sostenida, mientras todos los demás decaen. Es decir, no ha faltado materia prima, se ha administrado mal (por decirlo de una manera suave).
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