martes, 18 de junio de 2024

Las puñetas, vistas por un puñetero

Ciertamente, las puñetas son un engorro. Hacer puñetas, como las que debían hacer las presas de la calle de Quiñones, suponía además un cierto escarnio.

Con puñetas o sin ellas, en todos los tiempos ha habido jueces prevaricadores y corruptos. Que hoy mismo los hay lo han sentenciado los propios jueces condenando a algunos de sus compañeros, aunque no siempre con criterios indiscutibles. La compra de voluntades no es privativa de ningún estamento con poder. No siempre es un crudo mercadeo monetario, como el que denuncia el sarcástico y vapuleado Francisco de Quevedo en su soneto. Hay muchas formas de torcer voluntades, de compensar a quienes se prestan a ello, además de que la ideología, el corporativismo y la conciencia de clase o de casta pueden obrar milagros, también judiciales.

Lo estamos viendo en directo en el caso de Begoña Gómez. ¿Puede ser casual que simultáneamente varios medios publiquen bulos o noticias sin fundamento? ¿Que eso motive una denuncia por parte de un supuesto sindicato que ya ha sido condenado por lo mismo? ¿Que la denuncia coincida con un determinado juez, que tiene un empeño pertinaz en llevarla adelante contra viento y marea? ¿Que todo ello coincida con un momento electoral?

Demasiadas casualidades. Es tan improbable ese cúmulo de coincidencias aleatorias como la restauración cuántica de un vaso roto.

A eso que llaman lawfare, dicho en español corrupción judicial, lo retrató mejor que nadie don Francisco de Quevedo hace ya unos siglos. Y es que no hay nada como acudir a los clásicos.

Imagen de archivo de varios jueces. (EFE)























Las leyes con que juzgas, ¡oh Batino!,
menos bien las estudias que las vendes;
lo que te compran solamente entiendes;
más que Jasón te agrada el Vellocino.

El humano derecho y el divino,
cuando los interpretas, los ofendes,
y al compás que la encoges o la extiendes,
tu mano para el fallo se previno.

No sabes escuchar ruegos baratos,
y sólo quien te da te quita dudas;
no te gobiernan textos, sino tratos.

Pues que de intento y de interés no mudas,
o lávate las manos con Pilatos,
o, con la bolsa, ahórcate con Judas.

CGT

lunes, 17 de junio de 2024

Cabreado me lo tienen...

...y no es para menos.

Antonio Turiel es un científico. No es un ideólogo de ideas preconcebidas. Esos trolls que le amargan la vida, hasta el punto de que lo han sacado de sus casillas, parecen creer, o quieren que nos lo parezca, que parte de una postura anticapitalista panfletaria y prejuiciosa. Pero lo suyo no es un punto de partida, sino de llegada. Una conclusión irrefutable.

Por eso, a falta de argumentos serios, la respuesta a su conclusión es el insulto y la descalificación. Lo mismo que estamos viendo en la vida política, sobrepasados ya los límites de una cortesía parlamentaria que funcionó mientras había cierto compadreo. Llegados a este nivel de crispación es muy difícil mantener la calma, porque una respuesta tranquila se parece a una rendición ante el que más chifle. Así que tras las respuestas airadas a bulos y falsedades, los menos informados interpretan que "hay mucha bulla" y que "todos son iguales".

¿De dónde procede el fluido que alimenta a esta internacional del negacionismo (que no es uno, sino varios convergentes)? ¿Quién pone de acuerdo a estos vociferantes? No hay que ser un lince para ver que los grandes capitales sostienen la red de trolls, muchos de los cuales son puro constructo digital. Creada la apariencia, muchos ignorantes la siguen.

¿Tiene el capitalismo motivos para sostener este entramado? Dado que su esencia es la acumulación sin límites, tiene que negar la existencia de límites. Les va la vida en ello, su opulenta vida. Pretenden prolongar el proceso gargantuesco a costa de ir eliminando a la gente que les sobra. Es su modo de adaptarse a un decrecimiento que conocen bien y tratan de ocultarnos.

Esto escribía, el pasado martes 11 de junio, un Turiel indignado en su blog. Nunca lo había dicho tan claro:

Procapitalismo o muerte (valga la redundancia)







Observo, una vez más, la legión de trolls que me acosan en las redes sociales, y más raramente en mi bandeja de entrada. Algunos con más educación que otros, algunos con mayor intento de articular algún argumento, otros solo vomitando su bilis farfullando algo sin sentido (tampoco sintáctico).

Apagones en Ecuador, Colombia, Bolivia, Venezuela... Nueve estados de los EE.UU. sufren un apagón. España, al borde del apagón...

A veces les respondo. A veces no. Pero en ningún caso hablo para ellos. ¿Para qué? Todos ya tienen su idea hecha. No han venido a discutir, han venido solo a acosar (para minar mis fuerzas y mi autoconfianza) y a intentar deteriorar mi imagen (de caras al exterior).

Argentina pierde parte de la cosecha por culpa de la escasez de diésel, a pesar de un productor de petróleo, y raciona el gas industrial a pesar de ser un productor de gas. La gasificación de los pozos de fracking en los EE.UU. anticipa un final abrupto para su producción de petróleo. La producción mundial de petróleo del mundo experimentó una brusca caída de 1,5 millones de barriles diarios en enero.

Cuando contesto a los trolls, en realidad hablo para los que me leen. Intento darles argumentos y estrategias para contestar a esos trolls del mundo real, que aparecen en la más suave variante conocida como cuñado. Además, las redes sociales generan un efecto microscopio: solo unos pocos son tan energúmenos para atacar, la mayoría de los que pasan leen y, estando de acuerdo o no, callan, porque tienen más sentido de la educación (y del ridículo). Lo que vemos son solo unos pocos individuos que creen que tienen que imponer su opinión, incluso en casa ajena, en vez de vivir y dejar vivir.

La producción de las minas de Chile retrocede por cuarto año consecutivo, mientras los costes se disparan. La tonelada de cobre llega ya a los 11.000 dólares. Se multiplican los robos de cobre. Matan a un actor de Hollywood para robarle el platino del catalizador de su coche.

El argumentario de la trollsfera es siempre más o menos el mismo. Hablan de mis profecías fallidas, asignando fechas que yo no he dado a problemas futuros que sí que he descrito, como el racionamiento del diésel o el final de la aviación masiva. Al final, suelen recurrir a un pantallazo fuera de contexto de un post mío de 2010, a falta de un argumento mejor, para acusarme de decir que solo se podrían construir un millón de coches eléctricos, pero hacen el ridículo en cuanto enlazo el post original. Porque los datos que me atribuyen no son míos sino de Jack Lifton, porque hace 14 años (cuando empezaba el blog y nadie me conocía) la mayoría de mis posts eran simplemente comentarios sobre artículos que leía. "Ah, pero por lo menos habrías debido explicar que los datos de Jack Lifton eran erróneos". Claro que sí. Lo hice, ya en 2010, cuando un lector me lo señaló, y rehice los cálculos de Lifton con las estimaciones del Servicio Geológico de los EE.UU., y encima enlacé este segundo post al final del primero, el cual, obviamente, mis trollacos no han leído. A pesar de lo cual, invariablemente, al cabo de unos días otro menguado me repetirá el mismo argumento de mierda con un "¡ajá!".

Después de meses en la cuerda floja, dimite el CEO de Siemens Gamesa y como era de temer se anuncia un ERE. Acciona continua con problemas. Algunas grandes compañías eléctricas comienzan a deshacerse de algunos activos renovables en España.

Otra idea-fuerza que está ganando tracción últimamente en la trollsfera es la de intentar desacreditarme académicamente. El problema es que lo hacen con argumentos de una ignorancia de lo que es la investigación que son simplemente enternecedores. El primer argumento reza que soy un investigador mediocre. Desgraciadamente para ellos, no es verdad. Mis indicadores de desempeño ciertamente no me sitúan entre el 5% más destacado, pero de ahí de calificar mi trabajo de mediocre hay un buen trecho. Mirando por ejemplo mi índice H (un indicador con ciertas limitaciones pero informativo), es actualmente de 33 de acuerdo con Scopus, un servicio de bibliometría aceptado en el mundo académico (el menos riguroso Google Scholar arroja un valor de 39). Según el creador de este índice, de manera orientativa H=20 es el valor de entrada a una posición de catedrático y se considera un valor bueno; H=40 sería excelente y H=60 sería extraordinario; dice también Hirsch que el 86% de los Premios Nobel de Física tenían H=30. También es cierto que el valor se tiene que ajustar por el tamaño de la comunidad en la que desarrollas tu trabajo principal (en mi caso, oceanografía y observación de la Tierra, ambas relativamente pequeñas) y por la edad (en mi caso, ya bastante senior). Sea como fuere, mis indicadores no son malos y están en consonancia con los de mis colegas en posiciones similares. Y eso sin contar con que a lo largo de mi carrera científica he conseguir 4 millones de euros en contratos y proyectos competitivos, y mi contribución a las tareas de asesoramiento científico a las administraciones y empresas españolas y las de desarrollo tecnológico con la Agencia Espacial Europea y algunas empresas.

En la misma semana de mayo, la temperatura llega a 50ºC en algunas partes de México y una tormenta de granizo convierte las calles de Puebla en ríos glaciales. En Delhi, temperaturas de más 50ºC hacen que se acumulen cadáveres a mayor ritmo del que pueden procesar las funerarias, y falta agua en casi todo el país, mientras la costa oriental es azotada por un tifón de fuerza inusitada. La granizada destruye el 30% de un gran parque solar en Texas y los tornados destruyen varios aerogeneradores en Iowa. Todo normal y bien...

El otro argumento, aún más tonto, es que yo no tengo formación específica en energía. Para esta gente, se ve, debería tener un título de energólogo. Se ve que el hecho de ser físico, con un doctorado en física, no me permite entender lo que es la energía. Lo peor del caso es que los temas de los que yo me ocupo caen en un disciplina académica relativamente reciente que en inglés se denomina Energy Policy (en castellano podría traducirse, quizá, como gestión y planificación de sistemas energéticos). Saber mucho de aerogeneradores, de paneles fotovoltaicos o de plantas nucleares no te da una mejor preparación para abordar cuestiones de Energy Policy. De hecho, como no hay un grado en Energy Policy (al menos en España), la conclusión para estos trolles es que nadie puede hablar de energía. Pero resulta que esto no funciona así. En investigación, una parte importante del tiempo se dedica a la autoformación, a través del estudio, los seminarios y la propia investigación, porque se está creando una disciplina nueva (¿qué investigación sería si no, si siempre se hiciera lo mismo?).

Una tormenta de granizo destroza el morro de un avión, que logra aterrizar de manera segura en Viena. Una riada de granizo inunda un túnel en el norte de Francia. El número de tempestades se multiplica en el Hemisferio Norte.

La última estrategia de descrédito ha consistido en atacarme en lo que se supone que es mi propio campo. Ha sido a raíz de un artículo de El Independiente en que nos entrevistan a un meteorólogo y a mi acerca de los efectos de una potencial detención del brazo atlántico de la Corriente Meridional de Lazo, la AMOC. El periodista habla en el titular de una posible glaciación, lo cual es un término erróneo: el colapso de la AMOC no llevaría a una glaciación (un estado estable en el cual la mayoría del planeta quedaría cubierto por la nieve), sino a un enfriamiento relativo de buena parte de Europa y una redistribución del calor hacia latitudes más bajas, lo cual traería como consecuencia una alteración muy seria de los patrones de precipitación en las zonas tropicales. Obviamente yo sé perfectamente todo esto: hace meses que escribí dos posts en este blog sobre el riesgo que supondría una detención de la AMOC: "Si no es ahora, será después" y "Si nuestra supervivencia fuera importante". Y obviamente tengo muy claro lo que es una glaciación, habiendo trabajado ya hace tiempo sobre el análisis de series temporales paleoclimáticas de los últimos 800.000 años y publicado dos artículos científicos sobre ello (1 y 2), que ya son 2 más que los de la manada de cuñados y advenedizos que me insultan por no saber lo que es una glaciación. Es además notorio y evidente leyendo el artículo que yo no hablo en ningún momento de glaciación. Y sin embargo, ha habido un tromba de descalificaciones hacia mi persona por haber usado ese término erróneamente, cuando es obvio que no lo he hecho. Lo peor es la gente que se ha abonado a esa cacería: al corifeo habitual de cuñados se le han añadido un meteorólogo de la AEMET, una meteoróloga que presenta un espacio televisivo sobre el tiempo atmosférico y un conocido divulgador ambiental. De una manera gratuita e inflando una polémica espuria por un titular desafortunado de un artículo en un diario generalista, aunque cuando entras dentro y lo lees está razonablemente explicado. A mi me ha dejado desconcertado, sobre todo, el nivel de odio e irracionalidad, y la rotundidad de los ataques sin molestarse a mirar si no ha habido un malentendido, sin intentar leer el artículo en cuestión.

Y es que al final solo hay un hilo conductor en todo este acoso, en todos estos ataques: el odio. El odio irracional e irrefrenable. Contra mi persona.

Pero, ¿acaso soy yo el enemigo a batir? Ésos que intentan por todos los medios despedazarme y desprestigiarme, ¿acosan del mismo modo a Iberdrola, a Forestalia o a CaixaBank? ¿De verdad les parece que el problema principal que tenemos soy yo? ¿De verdad creen que la causa principal de los problemas de sostenibilidad que tenemos es un pobre cretino que trabaja en un instituto de investigación y que tiene nulo poder decisorio? 

¿Por qué esta obsesión con alguien tan insignificante e irrelevante?

Yo solo veo una razón: porque yo represento un peligro real, aunque sea ridículamente minúsculo, para los intereses del capital. Porque yo denuncio, con datos, que lo que se está proponiendo no tiene ningún sentido desde el punto de vista técnico, y nadie está pudiendo refutar los argumentos que doy, entre otras cosas porque no son míos, sino de todo un cuerpo de investigación de cientos de científicos del todo el mundo, de los cuales yo simplemente hago divulgación.

Éstos que con furia me atacan no comprenden que los científicos salgan de sus laboratorios, que hagan divulgación no sesgada en favor de los intereses económicos, que participen del debate público. Para ellos, nosotros deberíamos centrarnos en investigar y ya quien está más preparado se dedicará a usar los frutos de nuestra investigación. ¿Qué es eso de tener conciencia social? ¿Qué es eso de poner en evidencia los abusos y manipulaciones?

Centran su ataque en mi porque soy, posiblemente, la cabeza más visible de un grupo de decenas de académicos concienciados en España, un grupo que además va creciendo gracias al empuje de las nuevas generaciones. Les molesta que aparezca en los medios, que me entrevisten en los diarios. Y eso que cada vez estoy vetado en más medios de comunicación, dada la fuerte campaña en mi contra: "Es un catastrofista, es un colapsista, es un profeta del apocalipsis que fracasa siempre en sus predicciones, es un retardista, un enemigo de las renovables". Mismas falacias repetidas una y otra vez por gente cada vez más poderosa. Lo cierto es que cada vez estoy más arrinconado, y aún así todavía aparezco demasiado en los medios para su gusto.

¿Por qué ese odio visceral contra un tipejo insignificante como yo? Porque no se puede criticar al capital, que es lo que yo hago. Y menos que nunca ahora que está entrando en su crisis histórica terminal.

Por eso quien me ataca no entra a discutir mis argumentos, ya que para ellos yo simplemente ataco sus creencias. Porque todos estos que niegan la libertad de expresión y denostan el debate son procapitalistas. Todo se puede hablar, pero siempre desde la perspectiva capitalista y siempre sin salirse de ella.

Y ahora que el viento de la Historia hace conmoverse los cimientos del edificio capitalista, ahora que en la sociedad se generaliza un sentimiento de final de camino, de conclusión histórica, de necesidad de nuevos paradigmas, los fanáticos de esta religión tienen la necesidad de reafirmarse con más fuerza que nunca, cerrando firmemente las filas y condenando al ostracismo al disidente. Ahora que los problemas ambientales se acumulan sin que se les dé solución (al contrario, están empeorando rápidamente); ahora que los recursos y la energía empieza a escasear, ahora que las desigualdades sociales crecen y las guerras se multiplican, ahora más que nunca intentan negar la realidad de que el capitalismo se está resquebrajando y amenaza con hundirse, arrastrándonos a todos en su caída.

Su lema es "Capitalismo o muerte". Valga la redundancia.

Pues yo os digo: ya está bien de agotar nuestra paciencia, procapitalistas. Allá donde estéis, allá donde amenacéis, yo os señalaré con el dedo. Cada vez que, delante de los problemas, recitéis vuestro credo, yo os señalaré. Porque los únicos que deberían de avergonzarse son los que mantienen inconmovible su fe en un sistema ecocida y represor que solo persigue nuestra destrucción.

Antonio Turiel, junio de 2024.

viernes, 14 de junio de 2024

Nos llevan a una guerra mayor

Es una mala noticia que se pierda empleo en el sector del automóvil. Con los despidos anunciados, Ford Almussafes se reducirá prácticamente a la mitad. Pero la industria de la guerra en cambio está de enhorabuena. El presupuesto a ella destinado sube como la espuma, al calor de los tambores no muy lejanos que nos la anuncian. Justifican el gasto por una apremiante necesidad defensiva. Consolémonos: de fabricar coches podemos pasar a fabricar tanques para emplear a los nuevos parados.

La peligrosa situación nos la explica en un inquietante artículo el periodista Rafael Poch-de-Feliu. Con una notable experiencia geopolítica, fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín, y es autor de varios libros sobre el fin de la URSS, sobre la Rusia de Putin, sobre China, y un ensayo colectivo sobre la Alemania de la eurocrisis.

La resistencia rusa a quienes la cercan militarmente está provocando el incremento de la temeridad de Occidente en su ofensiva. Eso obliga a Moscú a prepararse para el escenario de un conflicto aún más directo y largo con la OTAN. ¿Hasta dónde arriesgarán la apuesta unos y otros?

Sigue el artículo:

Nos llevan a una guerra mayor

4/06/2024

Instalación rusa de radar de alerta temprana en Voronezh. / Ministerio de Defensa ruso












El 23 de mayo, Ucrania atacó con drones la estación de radares de Armavir (Krasnodar, al norte del Cáucaso). Tres días después, el día 26, el mismo ataque se repitió contra la estación de Oremburgo (Siberia Occidental), a 1.700 kilómetros al noreste de Armavir. Ambas instalaciones forman parte del sistema ruso de alerta temprana de misiles nucleares. Su función es identificar el vuelo de misiles intercontinentales americanos hacia Rusia. Ninguno de esos radares tiene relevancia en el conflicto de Ucrania. En cambio, esos sistemas son muy importantes en caso de guerra nuclear, porque destruirlos significa cegar la vigilancia estratégica de Rusia. Es decir, son irrelevantes en el actual conflicto, pero cruciales desde el punto de vista de la seguridad estratégica global.

Durante la Guerra Fría (ahora podríamos hablar más bien de “primera guerra fría”) esas instalaciones eran fundamentales para la “destrucción mutua asegurada” (MAD, por sus siglas en inglés), es decir: garantizaban que el primero en disparar sería el segundo en morir, pues una vez detectado el ataque nuclear del adversario americano, que a diferencia de la URSS contemplaba la hipótesis de un “primer golpe”, se ponía en marcha la respuesta soviética que la doctrina informal de la época definía como “sokrushitelny otvetny udar” (el golpe de respuesta aplastante).

Atacar con drones esos radares es algo “difícilmente imaginable sin mediar consulta con los principales aliados de Ucrania y acaso con instrucciones de ellos”, en palabras del experto suizo en seguridad Leo Ensel.

Durante la Guerra Fría esas instalaciones eran fundamentales para la “destrucción mutua asegurada”

El ataque contra los sistemas rusos de alerta temprana de misiles nucleares ha sido lo suficientemente grave como para que los medios de comunicación rusos lo ignoraran, pero no es el único dato. En los últimos días los principales estados de la OTAN han autorizado a Ucrania a atacar objetivos en suelo ruso con misiles de alcance intermedio y corto (IRBM) que ellos suministran. Así lo han manifestado el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg; el presidente francés, Emmanuel Macron; el portavoz del canciller alemán; el ministro de Exteriores británico, David Cameron; y todos ellos después de que el jefe, el presidente Biden, “permitiera a Ucrania golpear territorio ruso”, pretendiendo al mismo tiempo que es solo para defender la ciudad de Járkov y que “la política de permitir ataques de misiles de largo alcance en el interior de Rusia no ha cambiado”. Esos misiles de hasta 300 kilómetros de alcance pueden impactar en ciudades rusas como Kursk, Bélgorod, Vorónezh, Rostov y Volgogrado. Recordemos que, en marzo de 2022, Biden decía que “la idea de que vayamos a enviar armas ofensivas, tanques y aviones con pilotos y operadores americanos significaría tercera guerra mundial”.

Hay que tener en cuenta que los disparos de misiles de alcance intermedio y corto de la OTAN por parte de Ucrania “dependen de las directivas americanas en materia de precisión”, como informó The Washington Post en su edición del 9 de febrero de 2023, citando fuentes ucranianas y de Estados Unidos:

“Altos funcionarios ucranianos informaron de que las fuerzas armadas ucranianas casi nunca disparan armas modernas sin recibir coordenadas de posición concretas de los militares americanos desde sus bases europeasAltos funcionarios americanos reconocieron, en condiciones de anonimato, que su colaboración en la dirección hacia objetivos ayuda a garantizar la exactitud y la máxima eficacia del gasto en munición”.

Rusia y China han tomado buena nota de la amenaza al más alto nivel. La declaración conjunta ruso-china, tras el encuentro de mediados de mayo en Pekín entre Putin y Xi Jinping, condenó “las acciones de EEUU para desplegar misiles terrestres de alcance intermedio en la región de Asia-Pacífico”. “Estados Unidos afirma que continuará con estas prácticas con el objetivo último de establecer despliegues rutinarios de misiles en todo el mundo. Ambas partes condenan enérgicamente estas acciones, que son extremadamente desestabilizadoras para la región y suponen una amenaza directa para la seguridad de China y Rusia, y reforzarán la coordinación y la cooperación para responder a la política hostil y poco constructiva de doble contención de Estados Unidos hacia China y Rusia”.

El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, observa con preocupación que los misiles de la OTAN en Ucrania “tendrán la capacidad de apuntar a puestos de mando [rusos] y emplazamientos de despliegue nuclear”. La semana pasada, Putin advirtió a los países europeos que “antes de empezar a hablar de golpear en profundidad territorio ruso, tendrían que tener en cuenta que los suyos son países pequeños y densamente poblados”.

Las armas rusas precisaban de semanas para ser transportadas a un estado operativo similar al de la OTAN

Rusia y Bielorrusia han realizado en mayo movimientos con sus armas nucleares tácticas para aumentar la rapidez de su disponibilidad. Si las bombas nucleares de Estados Unidos en Europa (bombas nucleares de aviación almacenadas en hangares) son utilizables en una cuestión de horas, las armas rusas precisaban de semanas para ser transportadas desde su estado (técnicamente descrito en ruso como “en el almacén”) a un estado operativo similar al de la OTAN. Eso ya se ha hecho y forma parte de la respuesta rusa a la escalada de la OTAN. Otros escenarios de respuesta que los expertos manejan en los debates de la televisión rusa, más con preocupación que jactancia, son un ataque ruso al centro logístico de la OTAN en Rzeszów, Polonia, donde se concentran y distribuyen a Ucrania los misiles para atacar a Rusia, o la destrucción de los drones americanos que desde el mar Negro guían esas armas, algo que el general retirado Evgeny Buzhinsky, uno de los principales comentaristas militares rusos, ha mencionado varias veces en la tele como hipótesis en los últimos meses.

“Si Europa se enfrentara a esas consecuencias, ¿qué haría Estados Unidos, teniendo en cuenta nuestra paridad estratégica en materia de armamento? ¿Buscan un conflicto global?”, se preguntaba Putin a finales de mayo.

Esa pregunta tiene treinta años de historia en Moscú y no ha dejado de estar presente desde que quedara claro el objetivo –ahora abiertamente declarado por Estados Unidos, años atrás solo debatido y objeto de controversia entre expertos rusos– de derrotar estratégicamente a Rusia. La actual escalada forma parte del modus operandi gradual de la OTAN desde el fin de la Guerra Fría: primero su ampliación territorial (1999 y 2004), luego el despliegue de misiles en Polonia y Rumanía, la retirada unilateral de acuerdos de desarme (Bush y Trump), el tanteo en Georgia (en 2008, ahora reeditado con la revuelta contra un gobierno georgiano prooccidental pero reacio a ser utilizado como segundo frente militar contra Rusia), la guerra por procuración en Ucrania (2014) y, cuando Rusia reaccionó, el gran escándalo por la “agresión no provocada”.

Las responsabilidades de Rusia (y desde luego también de Ucrania) en la génesis y desencadenamiento de la guerra son claras, sin embargo son mucho menores que las de Estados Unidos y sus vasallos europeos. La opinión pública occidental, que, en general, comprende las criminales responsabilidades de Israel y sus padrinos occidentales en la masacre de civiles en Palestina –responsabilidades que hasta su “justicia internacional” considera “plausible genocidio”–, aún no entiende quién es el principal responsable de la carnicería de Ucrania. “Al fin y al cabo ha sido Rusia la que ha invadido”, se dice, como podrían decir sobre el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre. La comparación es inválida, porque Rusia, a diferencia de Palestina, es la más fuerte, “no es David, sino Goliat”, y los ucranianos tienen derecho a la autodeterminación y a defenderse, se argumenta. Rusia, efectivamente, es más fuerte que Ucrania, pero mucho más débil que las fuerzas sumadas de EEUU y la Unión Europea, que animan la guerra contra ella con armas y dinero desde mucho antes de la invasión rusa de febrero de 2022. Respecto a la autodeterminación de los ucranianos, ¿de cuáles de ellos? ¿Los de Crimea y el Donbás tienen derecho a ella? En cualquier caso, esa autodeterminación ha sido pisoteada por todas las potencias que intervienen en el conflicto y también por el propio Gobierno ucraniano… El debate es más complejo de lo que se ofrece al público. Con un debate serio las responsabilidades de la guerra de Ucrania serían, seguramente, adjudicadas en un 70% a Occidente, con el restante 30% repartido entre la élite rusa y la ucraniana.

La opinión pública occidental aún no entiende quién es el principal responsable de la carnicería de Ucrania

Treinta años de desinformación de nuestros medios de comunicación en materia de seguridad europea, así como las propias complejidades del conflicto, explican la incomprensión de la “izquierda de derechas” europea sobre la guerra de Ucrania. Pero, como dicen dos profesores canadienses, “puede que haga falta otra conflagración, esta vez entre China y Estados Unidos, para que el foco se centre en el único y principal pirómano”.

“Rusia tiene claramente la sartén por el mango, desarmando metódicamente a Ucrania, destruyendo las más modernas armas occidentales que le suministran y vaciando los arsenales de la OTAN”, dicen. “El triunfalismo occidental se está convirtiendo en pánico, abatimiento, desvaríos y poses. La apuesta de una fácil guerra por poderes contra Rusia se ha perdido”. Y esa realidad incrementa la temeridad. Eso obliga a Moscú a prepararse, económica e industrialmente, para el escenario de un conflicto aún más directo y largo con la OTAN. Ese conflicto quizás se extienda a otros frentes, fuera de Ucrania y fuera de Europa. 

Hay que repetirlo: nos llevan a una guerra mayor y nunca había existido una necesidad tan urgente de un movimiento social por la paz. La cuestión de la guerra debería estar en el centro del debate de las elecciones al Parlamento Europeo del 9 de junio, cuya relevancia no es mucho mayor que la de aquellas en las que se elige a los diputados de la Asamblea Consultiva del Pueblo Chino, o la Asamblea Suprema del Pueblo de Corea del Norte. Solo el voto a las minorías que entienden todo esto será un voto útil.

Una sociedad enferma

Israel es rentista del Holocausto, contestaba José Saramago al preguntarle el periodista Javier Ortiz por las justificaciones en que se escuda este país para el apartheid hacia los palestinos, que ya se revela como un genocidio programado. La entrevista se hizo tras su visita a Ramala en 2002 y ha sido publicada en el libro ¡Palestina existe!.

Reflexionaba el escritor:

Para los judíos, Auschwitz es la palabra prohibida. Llegaron a decirme en Jerusalén que podía llamar a los israelíes lo que quisiera, pero que nunca pronunciara tal palabra. Auschwitz es para los judíos una herida que probablemente no cicatrizará jamás. Pero es también una herida que ellos no quieren ver cicatrizada, que constantemente arañan para que continúe sangrando, como si pretendieran hacernos responsables de ella. Auschwitz, en cierto modo, impide a los judíos enfrentarse con la realidad del mundo.

Resulta curiosa esta proscripción de ciertas palabras, característica de la religión judía, en la que ni siquiera podía pronunciarse el verdadero nombre de Dios. Tabúes y prohibiciones conformaron al pueblo judío como una fortaleza sitiada. Elegidos por ese dios de nombre impronunciable, los verdaderos creyentes no necesitan nada más que esa concepción de sí mismos para reivindicar su derecho a todo y su negación de los derechos de otros. En eso coinciden con el pensamiento del nacionalsocialismo y con los movimientos ultraderechistas que los contemplan con simpatía.

El profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León, escritor y miembro del Grupo de Pensamiento Laico Enrique Javier Díez Gutiérrez, explica cómo un aberrante sistema educativo puede lograr que una mayoría de judíos israelíes apoye las inhumanas políticas de su Gobierno de corte nazifascista.

Nikki Haley, política estadounidense del Partido Republicano, firmando unos proyectiles israelís.- X










Una sociedad enferma educada por el fanatismo religioso en el neofascismo sionista

ENRIQUE JAVIER DÍEZ GUTIÉRREZ
06/06/2024

El genocidio en Gaza y Cisjordania no es solo producto de una política de los dirigentes neofascistas y ultrarreligiosos extremistas de Israel. En primer lugar, porque este gobierno ha sido elegido por la población israelí que ha mantenido en el poder al jefe del partido de derecha radical Likud, Netanyahu, con tres investigaciones por corrupción abiertas contra él, quien gobierna con otros partidos ultraderechistas (Poder Judío, Sionismo Religioso y Noam), fundamentalistas y radicales, cuyos líderes se enorgullecen públicamente de ser supremacistas y racistas.

En segundo lugar, porque solo una minoría insignificante de esa población israelí se ha mostrado abiertamente contraria al plan colonial de saqueo, expulsión y erradicación sistemática de la población palestina de sus territorios que ha practicado el régimen israelí, gobernara quien gobernase, en los últimos 75 años.

En tercer lugar, porque este era un plan que ya estaba diseñado desde hace años, como lo muestran las declaraciones del propio Netanyahu en entrevista off the record en 2001 en la que expresa sus planes respecto de Gaza: "Lo principal es, ante todo, golpearles, no una sino varias veces, tan dolorosamente que el precio que paguen sea insoportable. Hasta ahora, el precio no es insoportable. [Me refiero a] un ataque a gran escala contra la Autoridad Palestina, haciéndoles temer que todo esté a punto de colapsar".

Y, en cuarto lugar, porque es la hoja de ruta del sionismo, apoyado especialmente por Estados Unidos, que pretende apropiarse de Palestina, dado que, según esta doctrina, es la tierra elegida por su dios para los judíos, y expulsar a toda la población palestina, como así lo han expresado claramente los propios ministros del régimen sionista Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir, que plantean la "solución Final" en Gaza exigiendo el reasentamiento de los palestinos fuera de Gaza. Estas declaraciones, que son anteriores al 7 de octubre, reafirman lo que cotidianamente hace el sionismo en territorio palestino: robar, desplazar y exterminar a la población originaria para acabar "matando a los palestinos y tomar el territorio", como explica Nurit Peled.

Por eso, aún más significativo que todas estas razones es el modelo de educación que se viene diseñando en Israel desde hace décadas, tal y como ha demostrado Nurit Peled, académica israelí e investigadora del racismo en el sistema educativo israelí: "En Israel hay una cultura racista que deshumaniza a los palestinos".

Peled es internacionalmente reconocida por sus investigaciones sobre la presencia del racismo y la propaganda en los libros de texto y el sistema educativo israelí. Lo explica en sus investigaciones, donde analiza cómo la educación israelí es muy traumatizante y agresiva desde los tres años, para que los niños y las niñas vivan el trauma del Holocausto y crean que hay otro holocausto a la vuelta de la esquina que van a perpetrar los árabes en vez de los alemanes. Los libros escolares realmente enfatizan esto todo el tiempo. Así se crea un nacionalismo que desemboca con mucha gente adolescente dispuesta a matar a cualquier palestino de cualquier edad, porque creen que son los nuevos nazis que les van a exterminar. Llegan a creer que todo el que no es judío es un nazi en potencia, explica esta profesora e investigadora judía.

"Hay un lavado de cerebro en la sociedad, a través de la educación y la propaganda. No hay mucha gente que sepa algo de lo que pasa en los territorios ocupados, tampoco les interesa", afirma en la entrevista que le hace la periodista Olga Rodríguez. Parece recrear la película La zona de interés, donde el comandante de Auschwitz Rudolf Höss y su esposa se esfuerzan en construir una vida de ensueño para su familia en una casa con jardín cerca del campo de concentración en el que se exterminan miles de vidas humanas. Concluye Peled en la entrevista que el gobierno israelí "es un Gobierno de criminales, fundamentalistas y racistas. Y no veo a nadie expulsándolos" porque los políticos de la oposición hablan el mismo lenguaje.

Esta sociedad ... enferma por el fanatismo religioso y el neofascismo sionista, ha sido educada en este modelo fanático, nacionalfascista y ultrarreligioso desde la escuela y mediante la socialización educativa a través de la propaganda sistemática. Por eso no es de extrañar que mientras vemos cómo niños y niñas palestinos son quemados vivos y despedazados por bombas de fósforo blanco del ejército israelí, prohibidas por las convenciones internacionales, colonos sionistas montan fiestas con sus hijos e hijas en la frontera de Gaza donde bailan armados con fusiles de asalto. Es como si en la puerta de los campos de concentración de Auschwitz los nazis alemanes hubieran montado fiestas burlándose de los prisioneros que iban a ser exterminados.

Simultáneamente, otros colonos sionistas atacan y queman camiones de ayuda humanitaria que se dirigen a la Franja de Gaza, destruyendo los alimentos y las medicinas e impidiendo así la llegada de asistencia humanitaria que envían organismos internacionales humanitarios a palestinos que mueren de hambre por la destrucción que hace el ejército sionista. Saben que no solo los niños y niñas mueren de hambre, sino que la falta de asistencia sanitaria acaba también con la vida de muchas personas adultas heridas. La desnutrición aguda ya afecta al 31% de los niños y niñas del norte de la Franja de Gaza. "Esta educación explica que haya tanta gente que dice 'matémoslos a todos', porque le tienen miedo a cualquiera, a todos", afirma la experta Nurit Peled.

Por eso ya no es ni siquiera noticia ni provoca escándalo que el propio Tribunal Internacional de Justicia de la ONU en La Haya se declare que "la incitación al genocidio emana del más alto nivel" del gobierno israelí. Se ha normalizado que ministros y diputados israelíes efectúen declaraciones deshumanizadoras o en defensa, directa o indirectamente, del asesinato de civiles palestinos. La "incitación al genocidio" con declaraciones que abogan por "borrar Gaza de la faz de la tierra" se hacen con total impunidad. De hecho, el ministro de Patrimonio de Israel, Amichai Eliyahu, ha reiterado su llamamiento a atacar la Franja de Gaza con una bomba nuclear y se ha jactado de que "incluso en La Haya conocen mi posición". Estas declaraciones de ministros y políticos israelíes no tienen nada que envidiar a la de los jerarcas nazis del III Reich.

Desde el ámbito ultrarreligioso se opera de forma similar. El rabino sionista Meir Mazuz, al igual que los nazis hacían con los judíos, deshumaniza a los palestinos y dice que son "animales" a los que no hay que ayudar: "si estuviéramos tratando con humanos, enviaríamos ayuda humanitaria a Gaza, pero aquí estamos tratando con animales", declara. Estas mismas palabras las repite delante de las cámaras de televisión un soldado israelí: "Son animales, puedes grabarlos como en el Discovery Channel. Toda Ramallah (Cisjordania) es una jungla, hay monos, perros, gorilas... pero están encerrados y no pueden salir. Los palestinos son animales, nosotros somos humanos". Las consecuencias pueden verse en los vídeos grabados del asesinato a sangre fría de Atta Mukbil, anciano y mudo, por un soldado felicitado efusivamente por sus compañeros mientras se jactaba de haberle "pegado cuatro tiros".

Se han difundido innumerables vídeos en las redes sociales donde se ve cómo los jovencísimos chicos y chicas que integran las fuerzas armadas israelíes celebran el asesinato de niños y niñas. Riéndose de las masacres. Vídeos de israelíes diciendo que los palestinos son animales. A su vez, se han difundido fotos donde niños y niñas israelíes ya en 2006 escribían sus nombres en bombas que iban destinadas a matar a otros niños y niñas en Gaza. Al igual que recientemente Nikki Haley, política estadounidense del Partido Republicano y sionista, hacía lo mismo firmando bombas contra Gaza.

¿Qué sociedad se ha creado bajo el estado sionista de Israel, en aras de una creencia religiosa o con la excusa de esa creencia? El problema de fondo es que los niños y niñas israelíes desde la escuela están escuchando que los palestinos son animales y que ninguno es inocente. De hecho, Israel puede matar a cualquier palestino y llamarlo terrorista o escudo humano para justificar su asesinato. Esto es lo que el llamado "pueblo elegido de Israel" hace a los niños y niñas de Gaza, a personas adultas y ancianas, con las bombas que el llamado "país de la libertad" de EEUU les envía.

"Dios creó a Israel y él le dio la tierra palestina a los judíos hace 3.000 años por mandamiento divino. Dios dice que podemos robar este territorio porque él lo eligió. Decir que Cisjordania es un territorio ocupado es antisemitismo". El rabino sionista Aryeh L. Heintz dice que se les permite robar tierras por "mandamiento divino" y que cualquiera que lo niegue es un antisemita.

Lo mismo que afirma Daniella Weiss, líder sionista del movimiento de asentamientos colonos, quien confiesa abiertamente que "la promesa de dios a los judíos es el Israel bíblico, que tiene 3.000 kilómetros de territorio... es una parte del universo elegido por dios para los judíos. Yo me dedico a lavarles el cerebro a jóvenes de 16 años... Puede llamarlo limpieza, apartheid. Yo elijo la forma de proteger el Estado de Israel".

Esta es la misma fe de John Hagee, líder sionista de la organización "Cristianos Unidos por Israel", hablando del proyecto Gran Israel, un proyecto imperialista al estilo del espacio vital de la Alemania nazi, que invadirá y ocupará una gran parte de Oriente Medio: "Dios prometió al pueblo judío estas tierras, todo Israel, la mitad de Egipto, el Líbano, Siria, Jordania, Kuwait y tres cuartas partes de Arabia Saudi". Este fanático sionista dirige una organización con 10 millones de miembros en Estados Unidos, es decir, diez millones de votantes activos, y está entre los sionistas que influyen en la política exterior estadounidense, por ejemplo, es quien aconsejó a Trump reconocer Jerusalén como capital del apartheid y quien lo animó a trasladar la embajada estadounidense a Jerusalén.

¿Qué cabe esperar de una sociedad así, enferma mental, cultural, ideológica y socialmente? Fanatizada hasta el extremo de impulsar y mantener toda la barbarie que están cometiendo en este nuevo holocausto durante meses y meses con total impunidad, desviando incluso los recursos sociales, de educación y sanidad, a la masacre militar. ¿Qué cabe esperar de una sociedad internacional cuyos representantes asisten con impasibilidad a este nuevo holocausto, retransmitido en directo por las propias víctimas? ¿Qué cabe esperar de la autodenominada comunidad internacional que no solo no ha impedido el genocidio de nada para parar tal atrocidad, sino que, por el contrario, financia y colabora en ello y reprime brutalmente cualquier manifestación de solidaridad con el pueblo palestino masacrado?

Por eso, la solución no puede venir desde Israel, el país ocupante. Tiene que ser una solución establecida y garantizada militar y diplomáticamente por el único organismo internacional con capacidad para ello, la ONU. Eliminando, claro está, de una vez la posibilidad de veto que tienen unos cuantos miembros. Una solución que pasa, como reclama el colectivo de profesorado universitario Uni-Digna, por la interposición de una fuerza internacional que obligue al régimen israelí a aceptar:

  1. Poner fin inmediato a la violencia de la ocupación, apartheid y colonización de Palestina que lleva realizando durante 75 años, pues la violencia no comienza el día 7 de octubre de 2023. 
  2. La apertura de unos nuevos "juicios de Núremberg" para sancionar las responsabilidades de todos los dirigentes, funcionarios, militares y colaboradores en los diferentes crímenes y abusos contra la humanidad cometidos durante toda la ocupación y apartheid palestino y en este genocidio.
  3. La restauración de todo lo destruido y la recuperación y reparación de todo lo expoliado en estos años, a cargo de la parte israelí causante de los daños.
  4. La creación de un Estado único laico y democrático en el territorio palestino donde puedan convivir personas de diferencias creencias, ideologías y religiones sin ningún tipo de discriminación.
  5. Comprometiéndose, igualmente, la comunidad internacional a establecer la prestación de asistencia económica y psicológica a la población palestina y la creación de un fondo especial de ayudas inmediatas y a largo plazo.
  6. Un proceso de educación en la convivencia en igualdad y el respeto mutuo con otros seres humanos de la población israelí, y simultáneamente de deseducación y desaprendizaje sistemático respecto al sionismo imperante a través de un cambio radical de su sistema educativo y de su socialización en la propaganda sionista.

Cualquier otra solución no será más que un atroz alargamiento del colonialismo sionista y del plan de exterminio de la población palestina que viene poniendo en práctica una sociedad israelí radicalmente enferma.

miércoles, 12 de junio de 2024

La pava y la hormiga

De entre las fábulas de Samaniego, la lectura del libro La vida emocional del populismo me ha hecho recordar una que recitaba mi madre siendo niño. Ya entonces, la fábula me hizo ver lo fácilmente que clamamos contra el daño que nos hacen, mientras pasamos de largo sobre el que podemos causar a otros.

En la película Pajaritos y Pajarracos un par de tunantes se humillan ante un implacable amo que les reclama una deuda, mientras poco antes han exigido ellos lo mismo a una pobre mujer que ni puede alimentar a sus hijos. La necesidad de pagar la suya los lleva sin miramientos a exigir la ajena.

Un cuervo parlante, que representa el espíritu crítico, quiere explicarles desde su ideario marxista la esencia de la lucha de clases. Cansados de su charla, acaban comiéndoselo. Pasolini marca aquí un momento histórico en que la esperanza de un futuro mejor chocaba con la dura realidad.



La fábula me enseñó a dirigir siempre una mirada crítica y combativa a la escala social, tanto hacia arriba como hacia abajo. Pero admite otra interpretación, la del pensamiento nazifascista que acepta como normal y moralmente aceptable el dominio implacable del más fuerte. El ejemplo aterrador, en la sociedad israelí que estudia el libro, lo hemos visto en la espeluznante entrevista a Ariel Sharon

En esa complicada sociedad, los agraviados mizrajíes, discriminados por los asquenazíes, muestran su resentimiento al tiempo que pasan por alto el sufrimiento de los palestinos, a los que se ha despojado de humanidad. Su solidaridad como grupo no los lleva a una protesta que vaya más allá de su aberrante apoyo a los partidos de extrema derecha. Es lo que estamos viendo con el apoyo irracional, pero cargado de sentimientos rencorosos, que los nuevos fascismos encuentran en lugares tan distintos y distantes como Israel, Argentina o Europa.

El exitoso nombre Se acabó la fiesta, elegido por Alvise Pérez para su agrupación electoral, le ha dado tres eurodiputados. Como lo hizo la motosierra de Milei ha atraído a indignados que no son capaces de ver más allá de su propio daño, sin intentar siquiera conocer a quien los maneja.

Más allá de la lectura conformista que otros puedan hacer de la fábula, o de la atroz interpretación nazifascista, me quedo con la lucidez que me aportó para oponerme a los que, con una visión fatalista o un triunfalismo identitario cruel, nos pueden arrastrar al desastre definitivo.

Teby & Tib










La pava y la hormiga

Al salir con las yuntas
Los criados de Pedro,
El corral se dejaron
De par en par abierto.

Todos los pavipollos
Con su madre se fueron,
Aquí y allí picando,
Hasta el cercano otero.

Muy contenta la Pava
Decía a sus polluelos:
«Mirad, hijos, el rastro
De un copioso hormiguero.

Ea, comed hormigas,
Y no tengáis recelo,
Que yo también las como:
Es un sabroso cebo.

Picad, queridos míos:
¡Oh qué días los nuestros,
Si no hubiese en el mundo
Malditos cocineros!
Los hombres nos devoran,
Y todos nuestros cuerpos
Humean en las mesas
De nobles y plebeyos.

A cualquier fiestecilla
Ha de haber pavos muertos.
¡Qué pocas navidades
Contaron mis abuelos!
¡Oh glotones humanos,
Crueles carniceros!»

Mientras tanto una Hormiga
Se puso en salvamento
Sobre un árbol vecino
Y gritó con denuedo:
«¡Hola! con que los hombres
Son crueles, perversos;
¿Y qué seréis los pavos?
¡Ay de mí! ya lo veo:
A mis tristes parientes,
¡Qué digo! a todo el pueblo
Sólo por desayuno
Os le vais engullendo.»

No respondió la Pava 
Por no saber un cuento,
Que era entonces del caso,
Y ahora viene a pelo.

Un gusano roía
un grano de centeno:
Véronlo las Hormigas:
¡Qué gritos! ¡Qué aspavientos!
«Aquí fue Troya, dicen:
Muere, pícaro perro»;
Y ellas ¿qué hacían?
Nada: Robar todo el granero.


Hombres, Pavos, Hormigas,
Según estos ejemplos,
Cada cual en su libro
Esta moral tenemos.
La falta leve en otro
Es un pecado horrendo;
Pero el delito propio
No más que pasatiempo.

domingo, 9 de junio de 2024

El manifiesto "judeo-nazi" de Ariel Sharon

En la ya lejana fecha de 2022, el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe publicó una entrevista que había realizado el escritor israelí Amos Oz a un personaje cuyo nombre prometió no revelar. Con toda probabilidad se trataba de Ariel Sharon.

Ahora se reproduce de nuevo en el blog arrezafe. (Para mi sorpresa, el enlace del que supuestamente se toma, una página de solidaridad con Palestina, debe estar pirateado, porque lleva a una página de contactos; quienes crearon Pegasus pueden hacer eso y mucho más...)

La escritora Eva Illouz, en el libro que he comentado aquí, distingue la solidaridad basada en el interés de un grupo humano de la fraternidad universal que salta por encima de lo identitario. Los fascismos pueden adoptar diferentes ropajes nacionales, pero cuando directamente se basan en negar humanidad a los que están fuera de un grupo étnico llegan a aberraciones como las que con jactancia y desprecio expone el entrevistado.

El nazismo, como el pensamiento de un psicópata, es irrebatible cuando se acoraza en la irracionalidad de considerarse por encima de todo lo demás. ¿Quién convence a un racista de que su grupo es un constructo, que su entidad es una más, tan mestiza y casual como todas las que la han precedido?

En su vesania, el que se confiesa en este manifiesto es capaz de fomentar el odio hacia los judíos en todo el mundo, solamente para que se vean forzados a huir de sus países y encerrarse en esa fortaleza sitiada desde la que pretende recrear el mitológico Gran Israel que nunca existió.

El Gran Israel

En los textos bíblicos un Dios a la medida elige a un pueblo. ¿O es el pueblo el que elige al Dios? Sin entrar en polémicas teológicas, está claro que con estos débiles mimbres se construye una identidad. Una vez construida es útil para imponerla a otras.

Los nazis también construyeron una mítica raza aria. ¿Quién les dijo que esos altos y rubios que imaginaron eran ellos? ¿Que los griegos eran protoalemanes? Daba lo mismo. Las ciencias, la antropología, la historia, desmontan todos esos mitos. Pero el creyente los ama tanto que es capaz de matar y morir por ellos.

La mayor paradoja del discurso es el desprecio profundo que siente por ese "pueblo" al que dice amar por encima de todas las cosas. Para los fascistas, el "buenismo" es lo más despreciable. Con una extraña pirueta, lo reserva para un "después" que con su ideología jamás podrá alcanzarse.

Sigue la entrevista.

Ilustración: Paco Arnau 2002








El manifiesto 'judeo-nazi' de Ariel Sharon

Los orígenes del actual genocidio de los palestinos

En diciembre de 1982 el periodista israelí Amos Oz entrevistó para el periódico Davar a Ariel Sharon, poco después de su dimisión como ministro de Defensa a raíz de las conclusiones incriminatorias de la comisión israelí de investigación sobre las matanzas de Sabra y Chatila. En esta entrevista, Sharon explicita una lógica de genocidio contra el pueblo palestino que se aproxima en términos y prácticas a la ejecutada por el nazismo, régimen por el que el actual primer ministro muestra abierta admiración. Sus palabras expresan esa determinación de aniquilación efectiva del pueblo palestino que en Sharon puede resultar extrema pero que históricamente es la propia del conjunto del movimiento sionista, incluido el Partido Laborista [CSCAweb]

* * *

Este auténtico manifiesto 'judeo-nazi' es el texto de una entrevista realizada por Amos Oz, conocido periodista y escritor israelí de izquierdas y antiguamente pacifista, publicada en el periódico israelí Davar el 17 de diciembre de 1982. El texto apareció en 1983 en una selección en hebreo del mismo autor, traducida ese mismo año al francés por Clamann Lévy en París con el título: "Las voces de Israel". Oz tituló esta entrevista "Tierno y delicado" (páginas 79 a 91). Esta versión francesa es la que se reproduce a continuación.

El periodista Amos Oz no quiso revelar el nombre de su interlocutor y explicó en ese mismo libro que "como 'T.' se sigue negando a 'descubrirse', me veo obligado a respetar la promesa que le hice de conservar su anonimato". Ahora bien, la personalidad de este personaje que se esconde detrás de la letra 'T.' no deja duda alguna: ni por la descripción física que se da del personaje, ni por la del entorno en el que se desarrolla la entrevista (un 'moshav' [1] cerca de Tel Aviv), ni por el discurso que se mantiene en el curso de esta entrevista, poco después del nombramiento de la comisión [Kahan] de investigación sobre las masacres de Sabra y Chatila. Es evidente que, después de que se le sometiera a examen y antes de que terminara la investigación, Sharon sintió que su porvenir político se veía definitivamente comprometido. Eso es lo que explica que se haya 'abandonado' sin moderación alguna, desenmascarándose de golpe y mostrando sus cartas con toda serenidad. Se trata de una justificación ideológica de los crímenes cometidos en el Líbano y que en esa época le reprochaban la mayoría de los israelíes. En cierto modo lo que quería decir era: todos me reprocháis que sea un nazi, pues bien, yo lo reivindico en voz alta y clara, porque eso es lo único verdadero y justo que hay en este mundo y este método ha demostrado su eficacia desde Hitler...

Se trata, por lo tanto, de una auténtica profesión de fe nazi. Sharon lo dice y lo reivindica muy claramente: ¡él es un 'judeo-nazi'! Y lo que es peor, señala explícita y especialmente su voluntad de aplicar a los palestinos lo que Hitler hizo a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial, y lamenta que este programa no se aplicara en 1948, en el momento de la creación del Estado de Israel (cuando se desencadenó una guerra para apropiarse de las tierras palestinas, guerra en la que Sharon participó personalmente).

Sin embargo, lo único escandaloso de esta profesión de fe es que dice abierta y explícitamente lo que la ideología sionista siempre ha afirmado con menos precauciones verbales desde su nacimiento a finales del siglo XIX. De hecho, este manifiesto resume la ideología sionista no sólo respecto a los palestinos árabes, sino sobre todo respecto a los judíos del mundo: Sharon explica en él la necesidad de una doble deportación: la de los judíos a tierras de Palestina y la de los palestinos fuera de Palestina. El sionismo adopta claramente el credo del movimiento antisemita: el judío es un extranjero en su propio país y debe tomar un "billete sin retorno". Esta expresión -que fue utilizada por Sharon hace unos días [2] respecto a Arafat y los palestinos de Ramala- no es una invención de Sharon sino de los nazis que el 1 de abril de 1933, durante el día de boicot a los comercios judíos de Berlín, lo escribieron en carteles colocados en los puestos judíos en estos términos: "Un viaje sin retorno a Palestina". Recordemos aquí otra imitación a los nazis cuando Sharon tatuó a los palestinos detenidos en los campos de detención israelíes [3].

Para deshacerse de los judíos, el sionismo y el antisemitismo actuaron juntos para dar crédito a esta idea racial del judío 'extranjero en su propio país', a semejanza de Théodore Herzl, fundador del movimiento sionista, que consideró a los judíos "turistas" en su país. Lo que es menos conocido es que Herlz fue el primero en emplear la expresión 'Solución final' [4] para la cuestión judía, incluso antes de que los nazis se apoderaran de ella.

El Nacional-Socialismo (nazismo) alemán de Hitler actuó contra los judíos en nombre mismo de la ideología sionista y tejió unos estrechos lazos con este movimiento hasta el punto de adoptar el mismo programa que reivindicaban los sionistas: la deportación de los judíos europeos a Palestina. Sin embargo, la guerra se interpuso en la ejecución de ese plan, con los resultados que conocemos.

Lo que hoy llamamos fascismo o nazismo también es una ideología racial fundada en el principio de la fuerza bruta como fuente legítima de la historia humana. Es la ley de la selva y los hechos consumados. Esta misma ideología es la que fue reivindicada por los sionistas alemanes y de la Europa central los cuales formaban parte ellos mismos de la esfera de influencia fascista europea. La expresión 'Muro de Bronce' resume esta idea del empleo de la fuerza bruta como método privilegiado de acción política. Toda la política sionista en Palestina antes y después de la creación del Estado de Israel obedeció a la ley de la fuerza y del crimen como herramientas necesarias para alcanzar unos objetivos políticos.

Este sionismo-fascismo judío fue rechazado por el judaísmo y durante mucho tiempo ha sido minoritario. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial invirtió esa relación y el judaísmo dio un vuelco hacia el campo del sionismo. Esta identificación del judaísmo con el sionismo fue una verdadera victoria ideológica póstuma del nazismo que actuó para hacer del judaísmo una entidad racial y no religiosa como lo es el cristianismo o el islam.

Como veremos a continuación, la abierta reivindicación que hace Ariel Sharon de la ideología nazi en esta entrevista no debería sorprendernos demasiado, por muy escandalosa que sea. Es la simple confesión de la lógica propia del movimiento sionista desde su génesis. Por esa razón, la mayoría de los israelíes y de los sionistas en general encuentran normales los crímenes contra las poblaciones civiles palestinas y árabes, y la política de expansión de Israel. En 2001 los israelíes eligieron en la persona de Ariel Sharon a un criminal contra la Humanidad multirreincidente y admirador de Hitler, y ello con una amplia mayoría y con el apoyo de todos los partidos, incluidos los socialistas israelíes que forman parte de su gobierno. No ha habido ninguna protesta extranjera que denuncie este escándalo que no tiene nombre y esta amenaza para la paz mundial.

Sharon empezó su carrera militar a la edad de 14 años en la organización terrorista la Gadna, luego Haganah, que en 1947-1948 desempeñó un papel importante en las masacres de poblaciones palestinas para empujarlas a abandonar su país. En 1953 Sharon formó un comando especial llamado 'Unidad 101', sobre el modelo de los 'Einsatzgruppen' alemanes destinados a la limpieza étnica de los judíos tras las líneas de frente durante la Segunda Guerra Mundial. En octubre de 1953 la Unidad 101 atacó el pueblo de Kibya en a orilla derecha del Jordán, mató a 69 habitantes, mujeres y niños en su mayoría, y destruyó 45 casas. En junio de 1967 Sharon, promovido a comandante del frente egipcio, se lanzó a las operaciones de represalias contra los palestinos en la Banda de Gaza: fueron demolidas miles de casas, centenares de jóvenes fueron deportados al Líbano y a Jordania, y 600 mujeres y niños fueron desplazados al Sinaí.

Los trágicos acontecimientos que se están desarrollando hoy en día ante nuestros ojos en Ramala y en otros lugares de Palestina son la consecuencia lógica del principio del sionismo y, a la vez, del principio del apartheid, pero también del compromiso de occidente con este poco recomendable movimiento. Los países occidentales asumen una responsabilidad incuestionable en los crímenes cometidos en Palestina, sobre todo después de que Ariel Sharon fuera elegido primer ministro y recibido en occidente con gran pompa.

"Por mí, puede usted calificarme de lo que quiera, de monstruo o de asesino, si le gusta. Tenga muy en cuenta que yo no odio a los árabes. Al contrario. Personalmente, me siento mucho mejor entre ellos, sobre todo con los beduinos, que entre los yids [5]. Los árabes, al menos aquellos a los que no hemos corrompido, son personas orgullosas, razonables, crueles o generosas según haya necesidad. Los yids son completamente retorcidos. Para enderezarlos habría que retorcerlos con fuerza en el otro sentido. En dos palabras, esta es toda mi filosofía. 
"Por mí, puede otorgar al Estado de Israel todos los nombres de infamia que quiera, llamarlo Estado judeo-nazi si le apetece, como Liebovitz [6], ¿por qué no? Más vale un judeo-nazi vivo que un mártir muerto. A mí me da igual ser un Gadafi. A los goy [7] no les pido ni su admiración ni su cariño. Tampoco les pido nada a judíos de su especie. Tengo ganas de vivir, tengo ganas de que mis hijos vivan, con o sin la bendición del Papa y de los otros grandes espíritus del New York Times. Al primero que levante la mano contra mí o contra mis hijos, lo destruiré, a él y a sus hijos, sin preocuparme de la sacrosanta pureza de las armas, y ya sea católico, musulmán, judío o pagano. A lo largo de toda la Historia, las almas nobles que se han negado a matar han sido masacradas por su vecinos: es una Ley de Bronce [8]. 
"Aunque usted me demuestre matemáticamente que la guerra que hacemos ahora en el Líbano y que estamos lejos de haber terminado no es en absoluto una guerra limpia ni moral, ni digna de nosotros, me tiene sin cuidado. Aún diría más: aunque usted me demuestre que en el Líbano no hemos alcanzado ni alcanzaremos ninguno de los objetivos que nos habíamos fijado, ni la llegada al poder de un gobierno libanés bien dispuesto hacia nosotros, ni la retirada de los sirios, ni la destrucción de la OPL, ni Haddad, ni los cuarenta kilómetros [9]: me tiene sin cuidado. Aun con todo, valía la pena. Y si tuviera que suceder que dentro de un año que Galilea vuelve a recibir obuses katiucha, lo que me da un poco igual, haremos otra guerra, destruiremos y mataremos dos veces más hasta que tengan bastante. ¿Y sabe por qué valía la pena? Porque hay muchas posibilidades, me parece, de que esta guerra nos haya hecho dignos de odio para todos los países que se dicen civilizados [10]. De una vez por todas. Así quizá acaben definitivamente todos los charloteos sobre la especificidad de la moral judía, sobre las lecciones que hay que aprender del genocidio y de las persecuciones, sobre los judíos que se supone que salieron de las cámaras de gas con el alma blanca y pura. ¡Basta de sandeces! Lo que hicimos en Tiro y Saida [Sidón], la destrucción de Ein-Haloue [11] (lástima que ese nido de víboras no haya sido totalmente aniquilado), los fuertes bombardeos sobre Beirut, las minúsculas masacres en esos campos de quinientos árabes, usted habla de masacre; es una pena que fueran las Falanges las que se ocuparon y no nosotros, con nuestras manos tiernas y delicadas. Pues bien, todas estas nobles y buenas acciones han terminado definitivamente con la viejas cantinelas a propósito del pueblo de elite, luz de las naciones. ¡Cuánta mierda envuelta en seda! ¡Gracias a Dios, nos hemos desecho de la elite y de la luz!. 
"Sepa que yo personalmente no tengo ninguna razón de ser mejor que Jomeini, que Brejnev, Assad, Gadafi o Margaret Thacher, e incluso que Henry Truman [12] que mató a medio millón de japoneses en dos bonitos bombardeíllos. Quiero ser más astuto que ellos. Más hábil, más prudente, más eficaz, pero en ningún caso tengo la ambición de ser mejor o más hermoso. Dígame usted mismo: ¿son desgraciados los malos en ese mundo?¿qué les falta? A cualquiera que trata de atentar contra ellos de cualquier manera, le cortan brazos y manos. Incluso a veces a quienes no les han hecho nada. Cogen y devoran todo lo que tienen ganas de comer, cuando tienen suficiente fuerza para cogerlo y devorarlo. Y luego no sufren ni indigestión ni castigo divino. Lo que yo quiero [13] es ver que Israel forma parte de ese club. Es cuestión de tiempo. Quizá el mundo empiece por fin a temerme antes que a compadecerme. Quizá se teman mis ataques de locura en vez de extasiarse ante mi noble alma. ¡Que se pongan a temblar! ¡Que nos traten de país de locos! ¡Que se digan que somos unos salvajes, que suponemos un peligro de muerte para todos los vecinos, que somos unos anormales, capaces de entrar en cólera por el asesinato de un solo niño, uno solo, y a causa de ello de hacer volar por los aires los pozos de petróleo de todo Oriente Medio. Y, dicho sea de paso, si se tratara de un niño vuestro tendríais el mismo lenguaje que yo. Que tengan en cuenta en Moscú, en Washington, en Damasco y en China que si tiran sobre nosotros, sobre un embajador, un cónsul, o incluso un tercer secretario encargado de cuestiones filatélicas, somos capaces, sin prevenir, antes de desayunar, de desencadenar una tercera guerra mundial. Con esta imagen de nosotros mismos, nos atraeremos -no se sorprenda- simpatías. Vistas las ideas que prevalecen hoy en la juventud y entre los intelectuales de occidente, todos esos pijos y afeminados, se considerará que si nos conducimos así, es que somos víctimas de una injusticia y que nos vemos reducidos a la desesperación y al furor. Y en ese caso, se apresurarán a manifestarnos su apoyo y a identificarse con nuestra lucha. Así es como funciona la retorcida sicología de las nobles almas retorcidas. ¡Lea a Frantz Fanon!. De todas formas, con o sin manifestaciones de apoyo a un Israel desesperado y, por lo tanto, peligroso, lo esencial es que se sepa que conviene acercarse a nosotros de puntillas. Para no encolerizar a la bestia herida. Que den vueltas a nuestro alrededor de puntillas.¡No será demasiado pronto!" [14]

Instalados T y yo en la terraza de su agradable casa de campo, en uno de los moshav [15] más acomodados, contemplamos el espectáculo de una brillante puesta de sol sobre la cresta de las nubes, que alumbra en el horizonte inciertos incendios a las cambiantes luces de fuego, de oro, de malva y de gris tornasolado. Los naranjos [16] nos rodean de sus olores densos y sensuales. Estamos sentados ante un café, servido en unos finos vasos altos. T., quincuagenario [17], cuyo nombre se ha visto una vez más mezclado con episodios gloriosos, es un hombre fuerte y pesado, vestido con un pantalón corto, y cuya piel tiene el halo metálico de los rubios que viven al sol. Ha extendido su piernas peludas ante sí y ha apoyado en los brazos del asiento sus manos nudosas, parecidas a dos bestias de carga, enormes y cansadas. En su cuello se adivina una cicatriz. Al tiempo que pasea la mirada por el naranjal y las huertas que se extienden por el flanco de una colina, me dicta con una voz calma, enronquecida por el tabaco, lo esencial de su filosofía:

"Todavía hay otra cosa, más importante que todas las demás, el fruto más dulce de esta guerra en el Líbano: que ahora ya no se odia sólo a Israel, también se detesta a todos esos pequeños judíos delicados de París, de Londres, Nueva York, Frankfurt, Montreal y de otros países del mismo tipo. Por fin se les odia, a los amables pequeños yids que se pasan el día diciendo que ellos son diferentes, que no tienen nada en común con esos golfos de israelíes, que ellos son judíos de otra especie, limpios y honestos [18]. Igual que en otra época el judío asimilado de Viena o de Berlín suplicaba al antisemitismo que no lo confundiera con el Ost-Jude chillón y maloliente que se insinuaba en la sociedad civilizada para salir de su sucio ghetto de Ucrania o de Polonia. No les sirvió de nada. Ni tampoco les servirá de nada a nuestros limpitos yids gritar hasta mañana que condenan a Israel, que nunca han querido ni querrán jamás hacer daño ni siquiera a una mosca, que prefieren dejarse degollar antes que luchar, que tienen por misión enseñar a los goys la manera de ser buenos cristianos y de poner siempre la otra mejilla. No les servirá absolutamente para nada. Ahora las están pasando canutas por nuestra culpa y, créame, es un placer verlo. Sienta muy bien. Están acabados, esos pequeños judíos que han convencido a los goys de ceder ante los cabrones de Vietnam, de ceder ante Jomeini, de ceder ante Brejnev, de tener piedad con el jeque Yamani por su infancia de colonizado, de hacer el amor y no la guerra. O mejor, no hacer ni lo uno ni lo otro sino escribir una tesis doctoral sobre el amor y la guerra. Se ha acabado todo eso. Ni siquiera pueden soportar al yid perfectamente maquillado, porque no se ha contentado con crucificar a Jesús, ha tenido que crucificar también a Arafat en Sabra y Chatila. ¡Helos ahí, metidos en el mismo saco que nosotros, y es fantástico! Se profanan sus cementerios, se queman sus sinagogas, se les insulta con todos los insultos clásicos, se le echa de los clubes honrados, se les dispara en sus restaurantes folklóricos, se asesina un poco a sus hijos, se les obliga a quitar la mezuza de sus puertas, a mudarse, a cambiar de profesión y pronto se pondrá esta inscripción en sus lujosas mansiones: "Judíos a Palestina". Y, ¿sabe qué? Vendrán a Palestina, no tendrán elección. 
"Eso es lo que nos ha tocado de prima por la guerra del Líbano -Dígame: ¿no valía la pena? Los buenos tiempos ya no están muy lejos ahora, amigo. 
"Los judíos van a empezar a venir. Los nuevos inmigrantes ya no se irán y los emigrantes volverán. Entonces los judíos asimilados comprenderán que no les sirve de nada ofrecerse voluntarios para ser "la conciencia de la humanidad" y todo eso. La conciencia de la humanidad comprenderá por medio de su culo lo que no ha podido entrar por su cabeza atascada: que los goys, hoy como siempre, están enfermos de los yids y de su noble conciencia. Al pueblo judío no le quedará más que una vía: volver a casa, todos, y rápido, construirse un fuerte blindaje, una muralla sólida con un nido de metralletas en cada esquina y luchar como diablos contra todo aquel que ose abrir el pico por los alrededores. Si un vecino se alza contra nosotros, hay que quitarle por la fuerza, y definitivamente, la mitad de su territorio y quemarle la otra mitad. Incluido el petróleo. Incluido el uso de armas atómicas. Hasta que se le pasen las ganas de buscarnos las cosquillas. ¿Sabe en qué acabará todo esto? Agárrese, amigo, se va a llevar una buena sorpresa; le voy a decir a qué nos llevará todo esto. A tres grandes y nobles cosas, morales y justas, que usted como yo desea sin saber cómo obtenerlas: Primero, a la reagrupación de los exiliados; segundo, a la vuelta a Sión y tercero, a una paz justa y duradera. Perfecto. Después de eso el país conocerá más cuarenta años de paz y se realizará todo lo que deseamos. Ya no estaremos desarraigados, cada uno vivirá bajo su viña. 
"En cuanto hayamos acabado este capítulo, el de la violencia, entonces será vuestro turno, el turno de declamar vuestro texto. Produzcan para nosotros una hermosa cultura, unos valores, el humanismo. Hagan la amistad entre los pueblos, la luz de las naciones, todo lo que quieran, la moral de los profetas. Háganos un Estado judío humanista por el que todo el mundo se felicitará, y por el que ustedes se felicitarán los primeros. Hagan que nos aplaudan mucho y el campeonato del mundo de altura moral. Así es, amigo. Primero vienen Josué y Jefté para limpiar el lugar, borrar cualquier huella de Amalek y después, sólo después, quizá venga el tiempo del profeta Isaías con el lobo y la oveja, el tigre y la cabra y todo ese zoo encantador. A condición de que también en los tiempos mesiánicos nosotros seamos el lobo y los goys del lugar sean la oveja. Para mayor seguridad. 
"Me pregunta usted si no temo que la masa de pequeños judíos que nos van a enviar los antisemitas no nos envuelva en su melaza y nos reblandezca completamente. Mire: la historia tiene sus artimañas, su dialéctica, su ironía. ¿Quién ha ampliado las fronteras del Estado de Israel casi tanto como el Rey David desde el monte Hermón hasta Ras-Mohamad [19]? Levi Ben Dvora [Levi Eshkol]. Ha tenido que ser ese discípulo de Gordon, ese afeminado, ese vegetariano. ¿Quién en cambio se prepara para volvernos a meter dentro de los muros del ghetto, quién es el cuervo estúpido de la fábula que canta para el zorro y deja caer el queso?¿Quién ha devuelto todo el Sinaí para tener una apariencia conveniente? ¡El jefe del Betar en Polonia! Este hombre tan orgulloso, Menahem Ben Hassia [Bejín]. Fíjese que nunca se puede estar seguro de nada. Lo único que yo sé es que mientras uno luche por su existencia, todo está permitido. Incluso lo que no lo está, incluso echar a todos los árabes de la orilla occidental del Jordán. Absolutamente todo. 
"Judeo-nazismo, sí, Liebovitz tiene razón. Y, entonces, ¿por qué no? Escúcheme, amigo mío. Un pueblo que se ha dejado aniquilar y masacrar, que ha permitido que se haga jabón con sus hijos y pantallas de lámpara con la piel de sus mujeres, ese pueblo es un criminal mayor que sus asesinos. Peor que los nazis. Vivir en este mundo de lobos sin usar los puños, los dientes y las uñas es un crimen más horrible que asesinar. La prueba: los hijos de Heydrich, de Himmler y de Eichmann viven mejor que quieren e incluso se dan el lujo echarnos un sermón, mientras que los hijos de Baal-Shem Tov, de Gaon de Vilna y de todos los judíos humanistas y pacifistas que filosofaban tan bien en Praga y Berlín, esos no nunca le echarán un sermón a nadie. Han desaparecido para siempre. 
"Lea la poesía de Uri Zvi Greenberg [20] en vez del agua de rosas de Gordon y de Martin Buber. Tome, por ejemplo, su poema: "Dios mío, Padre de las Naciones". Apréndaselo de memoria: puede que un día eso salve la vida a sus hijos. Si nuestros deliciosos padres en vez de escribir obras sobre el amor del género humano, en vez de ir hacia las cámara de gas cantando "Escucha, Israel", si hubieran venido aquí, si -y no se caiga de la silla- hubieran masacrado a seis millones de árabes, o incluso nada más que un milloncillo, ¿qué habría pasado? Seguramente se habrían escrito sobre ellos dos o tres páginas poco agradables en los libros de historia, se les habría calificado con todo tipo de adjetivos, pero ahora nos encontraríamos aquí, un pueblo de veinte, veinticinco millones de habitantes. Respetable, ¿no? Y nuestros escritores habrían escrito hermosas novelas, como Gunter Grass o Heinrich Böll, sobre nuestro sentimiento de culpabilidad, nuestra vergüenza y nuestro arrepentimiento, y nos habrían aportado varios premios Nobel de literatura y de moral. Nuestro gobierno incluso hubiera podido pagar, gracias a los ingresos de nuestros pozos de petróleo, indemnizaciones a los árabes que no hubiéramos tenido tiempo de liquidar. Pero, al menos, el pueblo judío se encontraría en su tierra. ¡Veinte, veinticinco millones! Y, créame, a pesar de nuestros crímenes, todos esos cabrones de Moscú y de Washington no habrían dejado de adularnos de la mañana a la noche y de bombardearnos de halagos y de proposiciones. A pesar de nuestras manos cubiertas de sangre. 
"Aún hoy, por el pueblo judío estoy dispuesto a ocuparme voluntariamente de ejecutar el trabajo sucio, de los asesinatos de árabes según haya necesidad, de echar, quemar exiliar; todo lo que haga falta para que se nos odie. Dispuesto a calentar el suelo que pisan los yids de la diáspora hasta que se vean obligados a precipitarse a venir gritando hasta aquí. Aunque para ello tenga que volar por los aires varias sinagogas. Me da igual. Y me da igual si cinco minutos después de que haya acabado todo el trabajo sucio, cuando se haya logrado el objetivo y todo esté en su sitio, ustedes me hacen un proceso de Nuremberg. Me puede condenar a prisión de por vida. Me pueden colgar por crímenes de guerra [21] si les da la gana. Después limpiaréis cuidadosamente con lejía vuestra noble conciencia y seréis lo bastante guapos, altos y sanos como para entrar en el club de los pueblos civilizados. No lo duden. Déjenme que me ocupe de ese trabajo sucio, insúltenme con todos los insultos que se les ocurran. Lo que ustedes no pueden comprender es que el trabajo repugnante del sionismo no se acabó en 1948 y por vuestra culpa. A causa del 'yidismo' de vuestra alma, de vuestro espíritu heredado del exilio, del complejo de Herbert Hizé. ¡Es una lástima!. Hubiéramos podido ser hoy un pueblo como los demás, con una moral de vegetarianos, con relaciones de buena vecindad con Iraq y Egipto, incluso con un breve certificado de antecedentes penales. Como todo el mundo, como los ingleses, como los franceses, como los alemanes y los norteamericanos, que han tenido mucho tiempo para olvidar lo que les hicieron a los indios, y como los australianos, que masacraron a casi todos los indígenas. ¿Qué hay de malo en ello? Un pueblo honorable con un certificadillo de antecedentes penales. Ocurre en las mejores familias. Y ya se lo he dicho, estoy dispuesto a asumir el certificado de antecedentes penales con Begin y Raful [22]. Acepto que sean ustedes quienes me sucedan, ustedes los cantarines mañanas, los puros, los vegetarianos. Ustedes escribirán libros de arrepentimiento sobre mis crímenes. El público admirará vuestro sentido moral. Y se les perdonará. Serán introducidos en los salones de más alto copete. Pero sólo después de que mi cañón y mi napalm hayan quitado a los indios las ganas de arrancar las cabelleras de vuestros hijos y de los míos, y después de que millones de yids hayan encontrado aquí una casa lo bastante grande como para acogerlos. 
"¿Por qué los llamo siempre yids? Se lo voy a decir. No con mis palabras, porque yo soy un judeo-nazi, ¿no?, sino con las palabras de nuestro Maestro Moisés, ¿sabe?, el de los Diez Mandamientos, un judío al que hasta los yids han dado un certificado de conformidad. Esto es lo que él dice de nosotros: 

"Y entre estas misma naciones no encontrarás reposo, ni un punto de apoyo para la planta de tus pies. Entonces, el Señor te dará un corazón asustado, introducirá el fracaso en tus ojos y la angustia en tu alma, y tu existencia flotará incierta ante ti, y temblarás noche y día, y no creerás en tu propia vida". 

He aquí todo el Exilio en una frase, la descripción exacta del yid, como si se la mirara al microscopio, tal y como el sionismo ha venido a hacerlo desaparecer. Pero esto no será posible mientras los yids no hayan comprendido dónde viven y qué les espera si no vuelven a casa antes de que anochezca. El yid tiene malas entendederas. "Pueblo tan testarudo como un asno". Mire en torno a usted con los ojos bien abiertos, verá que se acerca la noche, vuelve la noche. Y sabemos cuál es la suerte del yid que está fuera cuando cae la noche. ¡Tanto mejor si la guerra del Líbano ha ensombrecido un poco su horizonte, si empiezan a tener miedo y a sufrir. Van a volver a casa, a toda velocidad antes de que caiga la verdadera noche. ¿Soy antisemita? Bien, entonces borre todo esto, no anote lo que le acabo de decir. No hay que citar a un antisemita. Diga mejor lo que dijo Lilienblum [23]. Él no era antisemita; incluso tiene una bonita callecita que lleva su nombre en Tel Aviv

( Y T. coge un cuadernito que había encima de la mesa desde que llegué y lee):

"¿Acaso no es la señal que nuestro padres y nosotros mismos hayamos deseado y deseamos todavía seguir siendo la vergüenza de la humanidad? ¿Qué nos guste vivir como bohemios?" 

Lo dice Lilienblum, no yo. Créame, amigo, he mirado con lupa toda la literatura sionista, no adelanto nada sin pruebas. ¿Quiere oír a Herzl en persona? Se lo ruego: "Cuando el hombre está sano y sus negocios funciona, puede aguantar lo demás". No sé si Herzl hablaba yiddish, se dice que no, pero esta frase le viene derecha de la deformación yid, muestra exactamente el camino de Auschwitz.. ¿No le bastan Lilienblum y Herzl. Escuche entonces lo que dice un filósofo y médico de talla internacional, Maimónides: "La razón por la cual perdimos nuestro reino y por la cual nuestro templo fue destruido, nuestro exilio prolongado, es que nuestros padres pecaron al no aprender la guerra y la conquista de territorios". La conquista de territorio, amigo. ¡No la simple defensa de las vidas y de los bienes! ¡Ni la línea verde! ¡Ni la guerra al-no-haber-otra-alternativa! Pueden escribir de mí que soy el deshonor del género humano: no tengo inconveniente. Por el contrario, les propongo que nos repartamos el trabajo: yo haré lo que sea necesario para echar a los árabes lo más lejos posible de aquí, lo que sea para suscitar el antisemitismo, y ustedes escribirán poemas sobre la triste suerte de los árabes y vendrán a acoger aquí a los yids que yo habré hecho que se refugien aquí. Ustedes les enseñarán a ser la luz de las naciones. Yo destruiré Hirbet-Hizé y ustedes dirán su oración fúnebre y se manifestarán en contra de mí. Ustedes serán el honor del familia, yo seré su vergüenza. ¿Le parece bien?"

En un momento de su monólogo, aquí o quizá antes, interrumpí a T. para expresar en voz alta una reflexión que tenía en mente, sin duda más para mí que para él: ¿Es posible que lo que Hitler infligió a los judíos no haya sido solamente un hachazo, sino también una mordedura de serpiente cuyo veneno se ha insinuado en los corazones de algunos de nosotros. T. no protesta ni alza la voz, lo mismo que ha conservado la calma a lo largo de todo el monólogo, lo mismo que nunca ha levantado la voz durante las horas difíciles que ha conocido, o durante las hazañas famosas de las que ha formarte parte. Me responde tranquilamente:

"Escuche, amigo. Si los judíos hubieran practicado menos la masturbación intelectual sobre la salvación del mundo y el progreso de la humanidad -quiero decir, Marx, Freud, Fafka, Einstein también- si en vez de eso se hubieran dado prisa en crear, aunque hubiera sido sólo diez años antes, un pequeño Estado judío, una cabeza de puente independiente, y si para defender ese pedacito de país hubieran inventado un pedacito de bomba atómica, si hubieran hecho esas dos cosas, no habría habido Hitler. Ni genocidio. Nadie en el mundo habría osado tocar a los judíos y ahora estaríamos aquí veinte millones, desde el Canal hasta los pozos de petróleo. Ni siquiera habríamos tenido que tirar nuestra bomba sobre los árabes o los alemanes. Habría sido suficiente con que hubiera una bombita en un almacén de un minúsculo Estado judío, en 1936 o en 1939, para que ningún Hitler osara tocar un solo pelo a un solo judío: estarían vivos todos los que han desaparecido, ellos y sus descendientes. ¿Era realmente algo por encima de las posibilidades de los judíos del mundo entero el fundar, en los años treinta, un pequeño Estado con una pequeña bomba? Así quizá hubiéramos podido ahorrar a los goys una Segunda Guerra Mundial y a nosotros mismos cinco o seis guerras con los árabes. Escuche lo que está escrito respecto a esto en el Deuteronomio: "Y seréis reducidos a un puñado de hombres, después de haber igualado en multitud a las estrellas del cielo, porque habrás estado sordo a la voz de tu Dios Eterno". ¿No le dan escalofríos al oír eso? Cerca de este mismo versículo, está escrito sobre los judíos de su especie: "El hombre más tierno y más delicado de vosotros... comerá la carne de sus hijos... hasta tal punto te verás sitiado y rodeado en todas las ciudades por tu enemigo ". No le gusta demasiado, ¿verdad? Veo claramente por la cara que pone que no le gusta, no está en el espíritu de nuestras bellas tradiciones el comer la carne de los propios hijos. ¡Asqueroso, repugnante! Tiene razón. Pero si no queremos que nos vuelva a suceder, tenemos que deshacernos de una vez por todas de la enfermedad yid. No ser ese hombre tierno y delicado, en todo caso, no en este planeta, en el del Principito quizá, pero no en el nuestro. 
"Venga, vamos dentro, que a los mosquitos que tengo aquí no les caen demasiado bien los izquierdistas. Tal como lo que veo, necesita un buen vaso de whisky. Siéntese. Tengo de varios tipos, ¿cuál prefiere? Sin duda va a necesitar un o dos minutos para decidirse. Tómese su tiempo, amigo, y cuando acabe de pensárselo, dígame qué ha decidido y beberemos juntos. En realidad, debería ahorcarlo, a usted y a todos sus amigos, pero en vez de eso, le suelto un discurso y le ofrezco un whisky. Quizá yo también me he vuelto un poco yid. Es muy contagioso".

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Notas:

[1] Granjas cooperativas sionistas. Ver nota 15. [Nota de CSCAweb]

[2] En abril de 2002, en relación a la salida de Arafat de Ramala. [Nota de CSCAweb]

[3] Durante la represión de la segunda Intifada. [Nota de CSCAweb]

[4] Herlz reivindicó -y expresó- por primera vez esta expresión, "endgültige Lösung des Judenfrage" ("solución final de la cuestión judía") en el periódico Der Kongress del 4 de junio de 1897, texto reproducido en el libro de T. Herlz,, "Zionistis Schriften, Gesammelte Zionistishe Werke, vol I, Tel Aviv, 1934, pág. 154.

[5] Abreviatura de yiddish, judío alemán. [Nota de CSCAweb]

[6] Profesor Yeshayahu Liebovitz, universitario ortodoxo, conocido por su denuncia del nazismo en Israel.

[7] Nombre dado por los judíos a las personas extrañas a su culto y, especialmente, a los cristianos. [Nota de CSCAweb]

[8] La expresión "Ley de Bronce" es característica de la doctrina y del lenguaje del nacional-socialismo alemán.

[9] Esos eran los principales objetivos durante la invasión del Líbano decidida por Sharon a espaldas de su gobierno.

[10] El rechazo de la moral y de los principios de la civilizaciones es un leitmotiv de la literatura nazi.

[11] Campo de refugiados palestinos cerca de Sidón , sometido a violentos ataques de la aviación israelí, especialmente el 12 de junio de 1982.

[12] Esta claro que el autor habla en tanto que responsable principal de operaciones, que no es otro que Ariel Sharon.

[13] También está claro que este personaje es un "responsable en jefe", por lo tanto, de nuevo Ariel Sharon.

[14] acaba de explicar una de las trampas de la política de agresión israelí: cuanto más horribles son sus crímenes, más excusas se les encuentran.

[15] Muy probablemente se trata de Kfar Malal, donde nació Sharon en 1928. Es un pueblo agrícola situado en el valle de Sharon, a diez millas de Tel Aviv y de Jafa. Fue uno de los primeros moshav que se fundaron en Palestina. En su origen estas granjas cooperativas eran administradas según principios comunitaristas inspirados en sus homólogos de la Alemania de los años 20 y 30 y animados por el régimen hitleriano.

[16] granja de Sharon tenía naranjos.

[17] En 1982, fecha de la entrevista, Sharon tenía 52 años.

[18] Una de las tácticas del sionismo, desde que se pasó a la acción, fue favorecer la amalgama entre sionismo y judaísmo, especialmente por medio de la incitación a la ira y a la violencia contra los judíos.

[19] Ciudad costera del Sinaí, cerca de Sharm al-Sheikh.

[20] Poeta israelí nacido en Galicia y emigrado a Palestina en 1924. Se adhirió a la organización terrorista Irgun y fue elegido en la Knesset en tanto que miembro del partido Herut.

[21] Alusión a la investigación decidida unas semanas antes, el 29 de septiembre de 1982, sobre las masacres se Sabra y Chatila por parte de los falangistas bajo control de Sharon.

[22] Rafael Eytan, general del Ejército, amigo de Sharon; dimitió después de las masacres de Sabra y Chatila

[23] Pacifista judío ruso (1843-1910) que se convirtió a las tesis sionistas después de los pogromos de 1881.