viernes, 27 de septiembre de 2024

No son solo las lenguas

¿Cuál es la lengua romance más parecida al latín?

Un interesante vídeo hallado casualmente en esta fuente inagotable de contenidos que es internet se plantea esta pregunta. Recomiendo su visionado antes de emitir un juicio.

Las clasificaciones lingüísticas siempre adolecen de sesgos, atendiendo a qué factores consideremos pertinentes. Hemos llegado a conocer hasta cierto punto el hipotético indoeuropeo analizando parecidos entre muchas lenguas actuales. Es más que probable que todas las que comparten semejanzas léxicas o estructurales las hayan heredado de la misma fuente.

Aunque no hay que fiarse siempre de esto. La etimología sugerida para muchos topónimos halla posibilidades que no aseguran un origen indudable. Por poner dos ejemplos un tanto al azar, véanse las propuestas para ese Ceclavín (pueblo cuya existencia desconocía hasta ayer mismo) o la más conocida Ilíberis. Hay aquí parecidos casuales, algo muy diferente a la convergencia evolutiva, que entre las lenguas es muy improbable.

Lo que para el indoeuropeo es hipotético, es mucho más fácil rastrearlo entre lenguas como el latín, del que hay un abundantísimo repertorio escrito desde la antigüedad hasta hoy mismo, y lenguas habladas actualmente. Aquí sí podemos establecer herencias, derivas semánticas y fonéticas, influencias de otras lenguas, hibridaciones... (¿hasta qué punto podríamos considerar latino el inglés, si nos basamos únicamente en su abundantísimo léxico, heredado desde hace siglos de los invasores normandos?)

Atendiendo a factores sintácticos, semánticos, fonológicos, léxicos y otros muchos encontraremos parecidos y divergencias sorprendentes, que tienen mucho que ver con la Historia, las invasiones, los desplazamientos de pueblos o el aislamiento de ciertas regiones.

De este modo es imposible dar una respuesta radical. Aunque si preguntáis a la "inteligencia artificial" posiblemente os la dé, claro está, en función de datos cuya certeza vendrá dada más por su abundancia que por razones objetivas.

Las lenguas, como las patrias, son productos de hibridaciones continuas, y también de imposiciones que nunca consiguen ser absolutas y siempre habrá un sustrato lingüístico. Lo cual también es una simplificación, porque la lengua impuesta es a su vez una amalgama de "sustratos".

Todo esto me lleva a un relativismo histórico muy alejado de emociones patrióticas. Y a comentar la muy patriótica disputa hispano-mexicana a la que asistimos ahora mismo, cuyo empecinamiento me parece muy fácil desmontar.

Pero eso será otro día.

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