lunes, 30 de enero de 2017

La democracia cubana

Dos conceptos de democracia y dos prácticas democráticas bien diferentes nos separan.

¿Habrá que repetir que la democracia, como la amistad, sólo se da entre iguales? Cuanta más desigualdad, menos democracia real, aunque la rodeemos de formalidades y garantías, que muchas veces no salen del papel.

Un ejemplo de manual: cuando un patrono y un trabajador acuerdan unas condiciones laborales y unos salarios ¿lo hacen en igualdad de condiciones? Solamente en unas raras circunstancias de pleno empleo, urgencia patronal y fáciles alternativas laborales podemos aproximarnos a esa situación. Y tampoco, porque con un trato absolutamente equitativo no se generaría plusvalía para el dueño del negocio.

Bien que se cuidan de que esas raras circunstancias no duren mucho tiempo: les va la vida (la buena vida).

Los sindicatos, precisamente, surgieron para igualar un poco las condiciones de contratación. Y para intentar volver al productivo desequilibrio anterior se crearon las organizaciones patronales, esas que cuando pueden imponen su norma de "hay que trabajar más y ganar menos".

En nuestras democracias vemos que los partidos que se alternan en los gobiernos no presentan verdaderas alternativas a políticas que les dictan los más poderosos. Casualmente son los mismos que reducen la libertad de trabajo a un "lo tomas o lo dejas, y decide pronto, porque hay cola esperando ahí fuera".







Investig' Action
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No se vota tanto por una gestión o un programa político ya que los diferentes programas apenas difieren entre sí. Lo que nosotros elegimos es el personal político que implementará la política preprogramada por el 1 %. Como dice muy acertadamente el profesor Jan Blommaert, “con nuestras ‘elecciones libres’ no tenemos un Estado con un partido único, no. Pero quizá sí un ‘Estado con un régimen único’, en el que se elija lo que se elija en las elecciones, el resultado será el mismo a grandes líneas. Personas diferentes, una política idéntica”.

En Cuba las decisiones políticas están dirigidas, demasiado según nuestros criterios. No es en absoluto un gobierno donde todos riñen, todo lo contrario. Pero lo que es menos sabido, lo que callan completamente los medios occidentales, es que los cubanos han elaborado un sistema de consultas populares único, además de elecciones legislativas cada cinco años. Se consulta ampliamente a la población sobre todas las decisiones importantes en busca de un consenso. Este consenso es lo que determina si una medida se aplica o no.

Así, en la década de 1990 se consultó durante meses a la población en los “parlamentos obreros” respecto a importantes reformas económicas: autorizar o no el turismo masivo, legalizar el dólar, introducir impuestos, reducir el déficit público, reformar la agricultura en profundidad, etc. Lo mismo ha ocurrido en estos últimos años con ocasión de “la actualización de la economía”. En Cuba no se toma ninguna medida sin una amplia base favorable. Esto es lo que explica que el gobierno cubano pueda contar con un amplio apoyo de la población a pesar de unas circunstancias que a veces son muy difíciles.
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1 comentario:

  1. El oligárquico aparato mediático ha hecho, y hace, un daño incalculable y criminal. La falsa visión impuesta de la realidad deja a la mayoría de la población, previamente analfabetizada, inerme y desarmada ante sus explotadores.

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