viernes, 30 de julio de 2021

Principios activos

Cualquiera que piense un poco se dará cuenta de la imposibilidad de continuar por la senda del crecimiento capitalista. También de que la única vía de escape es un cambio radical que ponga en primer plano "lo común", lo compartido, frente a lo excluyente.

Comunidad, comunitario, comunión, comunal, mancomunado, son palabras aceptadas favorablemente, todas ellas derivadas de "común".

¿Por qué en cambio se proscriben "comunismo" y "comunista"? Para mí, la razón está clara. Mientras los otros términos describen conceptos objetivos, "comunista" implica subjetividad, y con ella intencionalidad, "toma de partido".

Hay un principio activo, frente a conceptos puramente descriptivos, que convierte el término en intolerable para los poseedores-desposeedores.

Sobre el principio reactivo del anticomunismo, este artículo:

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En Estados Unidos, la propia estructura de las instituciones de enseñanza superior, con sus administradores conservadores, los consejos de dirección dominados por élites influyentes de los negocios, la creciente participación de las corporaciones en las funciones universitarias y la dependencia de asignaciones públicas y privadas, van en contra de cualquier atisbo de predominio radical.

Las bolsas de disidentes que se encuentran en algunos campus, representan sólo un alivio de la conformidad ideológica estándar de la mayoría de las instituciones de la sociedad americana. Pero eso es suficiente para incurrir en la cólera de aquellos que ven en el más ligero signo de heterodoxia la evidencia de una toma de posición de izquierdas. Realmente, lo que preocupa a los que se quejan de la tiranía de lo políticamente correcto en los campus no es la ortodoxia de los "tiranos" políticamente correctos, sino su salida de esa ortodoxia, su voluntad de explorar de una manera crítica los problemas étnicos, de género o de clase, de maneras que normalmente se consideran tabú. Liderando la lucha contra el revisionismo radical y multicultural han estado historiadores conservadores como C. Van Woodward, Gertrude Himmelfarb, Eugene Genovese, Arthur Schlesinger Jr. y Daniel Boorstin. A la guerra mccarthysta que llevaron a cabo para suprimir a los disidentes radicales la llamaron hipócritamente “lucha valiente por la libertad de expresión”.

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