lunes, 6 de junio de 2022

Si preparas la guerra, la acabarás provocando

En el último número (255) de la revista Nuestra Bandera aparece un artículo del profesor Enrique Javier Díez Gutiérrez titulado Educar en valores: educar para la paz y el desarme internacional. Transcribo literalmente uno de sus apartados:

Como decía el Papa Francisco, Si preparas la guerra, la acabarás provocando en un lugar u otro, puesto que las multinacionales del armamento necesitan dar salida a todo ese material bélico que han creado, pagado con dinero público, y que va quedando obsoleto. y una vez empleado y gastado eso supondrá demanda de más material, en una espiral sin fin que necesita alimentar el miedo y el terrorismo para poder seguir impulsando el lobby de la industria militar.

Con la deuda acuciante de tanto gasto militar, se necesita extender una ideología, mediante campañas de propaganda intensiva, que fomente la imagen de necesidad de unas «fuerzas armadas» imprescindibles para garantizar la seguridad (ante la inseguridad provocada por las intervenciones de esas mismas fuerzas armadas). De ahí el resurgimiento de la ideología militarizadora y belicista en el campo de la educación.

Por supuesto, se presenta el aparato militar utilizando la retórica del «buenismo» humanitario. Se muestra a las «fuerzas armadas» como protagonistas de misiones humanitarias al servicio de una supuesta paz, aunque no se explique que la finalidad es más bien asegurar la hegemonía del Norte y Occidente sobre otros países cuyas reservas estratégicas de recursos naturales parecen despertar la codicia de las grandes multinacionales occidentales. La propia Ley Orgánica de la Educación (LOE) española introducía la concepción de la «defensa como un compromiso cívico y solidario al servicio de la paz», con un supuesto carácter solidario y humanitario donde es difícil distinguir si la misión de las «fuerzas armadas» es invadir o ayudar humanitariamente tras la invasión.

1 comentario:

  1. Viñeta. Un soldado, fusil al hombro y sonriente, pregunta entusiasmado a un civil triste y andrajoso: "Bueno, y ahora que lo hemos liberado, ¿qué va a hacer usted?" El hombre responde: "Enterrar a mis hijos e intentar reconstruir mi casa".

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