Tuve el honor y el placer de oficiar, por deferencia suya, en la "misa laica" en que consistió la apertura al publico de la muestra.
No dediqué mucho tiempo a comentar la calidad técnica de la obra de urza, su sentido del orden y la composición o la destreza de su técnica. Así como en los ejércitos el valor se le supone de entrada al soldado, el valor de nuestro artista en el pacífico ejército de la cultura también se da por descontado cuando se examina su apretado curriculum:
De formación académica relacionada con la Cerámica Artística -graduado por la Escuela Oficial de Cerámica de Madrid [Promoción 1980-1985]- es sin embargo y ante todo escultor, con significativas incursiones en disciplinas como el dibujo, la ilustración, el collage y el grabado.
Ha realizado 30 exposiciones individuales en el circuito galerístico español, ha participado en más de 50 colectivas, cuenta con 13 premios y reconocimientos a su trabajo artístico y unas 60 esculturas de obra pública jalonan su trayectoria, destacando, entre ellas, las del encargo realizado por el Ministerio de la Presidencia del Gobierno para el reconocimiento a las víctimas del Franquismo, al abrigo de la Ley de la Memoria Histórica, erigidas a lo largo de la geografía española y que han supuesto su último trabajo.
Su obra está presente en museos, diversas instituciones y lugares públicos de España y América.
Paralelamente a su quehacer plástico ha desempeñado en el ámbito de las Artes Aplicadas y el Diseño, a lo largo de más de treinta años, cargos de responsabilidad y dirección relacionados con la docencia, la gestión cultural, la investigación arqueológica, el periodismo y el campo editorial, en el entorno universitario colombiano y en Galicia, donde destacan las labores llevadas a cabo para el Centro Nacional del Vidrio, el Centro Galego do Vidro y el Centro da Artesanía e o Deseño de Galicia. Ha sido el primer director del Seminario de Estudios Cerámicos de Timaná, en Colombia y se ha desempeñado como profesor de materias cerámicas en la Formación Profesional, entre otras.
Su compromiso social y político le ha llevado a desempeñar tareas de responsabilidad en asociaciones cívicas, vecinales y culturales como el Ateneo de Madrid, el Ateneo Ferrolán y el Partido Comunista de España. Ha sido educador en drogodependencias para el Plan Autonómico de Galicia y Animador Sociocultural. Es Técnico Sociosanitario y Técnico Superior en Integración Social.
Nacido en Madrid en 1959, ha vivido veinticinco años a caballo entre esta ciudad y Barcelona y durante un lapso de tres años en América Latina.
Hace veintisiete años arriba a Galicia, donde ha realizado el grueso de su carrera artística y de donde hoy siente que pertenece.En atención a esto, me limité a otros aspectos más emotivos (y por ello mismo más racionales) de su obra, y muy concretamente de esta exposición. La que sigue es la mía en ese acto.
Debo en primer lugar agradecer a Javier su confianza al pedirme que presente su nueva exposición. Antes de entrar en materia conviene enmarcarla, situarla en su contexto, y algo hemos de hablar luego de marcos, contextos y encajes.
Intencionadamente ha puesto título a su exposición: freien. El filósofo Martin Heidegger, que es también filólogo (sin amor no se puede ser ninguna de las dos cosas, y esta misma reflexión ya forma parte de lo que quieren decir el filósofo y urza), en un importante texto titulado “Construir, habitar, pensar”, dice lo siguiente:
“Al habitar llegamos, así parece, solamente por medio del construir. Éste, el construir, tiene a aquél, el habitar, como meta. Sin embargo, no todas las construcciones son moradas.”
Emplea aquí un término sajón, freien. Es una palabra polisémica con las connotaciones de habitar, liberar y proteger (casi idénticos, inglés free, alto alemán frei). Dice urza:
“Me pareció tan atractivo y sobre todo tan oportuno, que en contra de mi costumbre, decidí titular la exposición así.“
Después de un silencio de cuatro años, nuestro escultor emplea ahora otros medios, y explica:
“Por carencias tanto espaciales como de material y pecuniarias (eso sobre todo), me he visto a obligado a realizar lo que yo he dado en llamar esculturas blandas... y hacerlo con lo mínimo: papel, grafito y cutter. Haciendo, y nunca mejor dicho, de la necesidad virtud.”
Si la mentalidad neoliberal asocia la libertad a la ausencia de límites, el pensamiento dialéctico comprende muy bien el binomio “libertad-limitación”. No puede existir la una sin la otra, como sin la existencia del dolor no cabría la del placer. Esta unidad de contrarios la asocia con algo semejante que encuentra en el “espacio Bach”:
El espacio urz sería la interacción del Constructivismo sucio con la emoción de la recuperación del sentimiento trágico del enfermo de las emociones que obra. El espacio urz está ligado en su raíz con el espacio Bach [de J.S. Bach],
Por eso se refiere en el catálogo al dolor paradójico de las seis suites de Bach.
Espero ser capaz de expresar las ideas que surgieron de nuestras charlas, ideas que seguramente han motivado que cuente conmigo para esta presentación.
La primera mención al hueco partió de él. En un dibujo que hoy tengo en casa, el manifiesto que presidía su exposición anterior, él, que nunca ha dejado de ser escultor, armaba sobre el papel una jaula en que capturaba el aire y la luz y por la que la imaginación se escapaba, en una paradoja sólo aparente, como son las verdaderas paradojas dialécticas, hacia el aire y la luz.
La escultura de urza siempre ha sido constructiva. Con sus piezas monta estructuras cuyo sentido está en las relaciones, los intersticios, las juntas que las unen separándolas. Y lo que queda entre ellas. Con un amor por los elementos y su trabazón como el que pudieron tener los constructores de Cuzco, sus obras son esculturas arquitectónicas, como lo son las de Oteiza o Chillida. De alguna manera más arquitectónicas, porque en ellas hay más de ensambladura que de monolito.
Si la tradición clásica consagró la escultura de bulto redondo, los artistas modernos han utilizado los volúmenes para buscar entre ellos el hueco. Aquí es donde se encuentran el espacio escultórico y el arquitectónico.
Hay razones para esto, y si en otro tiempo se concibieron el monumento y la estatua como volúmenes cerrados para ser contemplados desde fuera, lo que hace de la arquitectura una escultura a mayor escala, los arquitectos modernos, más centrados en el hecho de habitar, nos hemos ido dando cuenta de algo tan obvio como que el fin del edificio no es contemplarlo, sino habitarlo. No es verlo, sino recorrerlo. Ver en él y desde él. Como para la filosofía, es más importante la intervención que la contemplación.
Paralelamente esta dinámica se desarrolla en otros campos. Se extiende más allá de las Artes Plásticas. Dejaré a un lado las artes del tiempo para no escaparme de las artes del espacio en sentido estricto (otras se dan en ambos conjuntamente). Pero la razón común a todas es que, no siendo concebible el espacio sin imaginar el movimiento, habitan en el espacio-tiempo.
El espacio concebido como vacío, el espacio abstracto de la geometría, no cobra vida sin los cuerpos y su interacción. Por eso el primer paso para entenderlo es colocar cuerpos en él. La pieza escultórica o el edificio aislado lo crean como entorno, pero es la muchedumbre de los cuerpos la que logra el recinto. El verdadero recinto ya no es el vacío, sino el espacio vivo para la estancia y el recorrido. Ese es el hueco cálido, que a un tiempo ampara y da la libertad, porque no hay libertad sin limitaciones, como no hay espacio sin fronteras.
Del agregado de chozas a la calle y la plaza, este hueco cobra importancia al inventar la forma urbana, y más aún al hacer de la casa algo más que una protección física. Por eso, dentro de la forma externa que acota los límites totales, la forma interna es la que da el verdadero sentido, la que se vive.
Nuestro artista presenta ahora, no esculturas, sino cuadros enmarcados, pero en ellos sigue manifestando su modo de hacer. Trataré de explicarlo.
El cuadro es un recinto acotado, pero perceptivamente el cuadro no es un recinto plano sino una ventana que deja ver algo que está detrás. La ventana es la que acota, pero sabemos que el contenido se prolonga fuera de lo acotado.
Si la ventana está para ver, la puerta existe para traspasarla. Hay cuadros en los que se simula un falso marco por el que escapan los personajes. Es la ventana como puerta de salida.
Lo que propone urza es la ventana como puerta de entrada.
Y la ventana del cuadro se convierte, en esta muestra, en puerta por la que entramos a otras puertas. Y eso transmite la emoción del descubrimiento. Porque ¿quién no ha sentido atracción por lo que apenas se nos muestra y así nos impulsa a entrar para desvelar su misterio, en un hueco donde esperamos encontrar la maravilla?
Ese hueco en cuyo recóndito interior anhelamos perdernos es un espejo en que nos miramos y que nos mira, en ese juego dialéctico entre la obra y el espectador. Podemos imaginarlo como el ojo que te ve de Antonio Machado:
El ojo que ves, no es
ojo porque tú lo veas:
es ojo porque te ve.
El misterio del hueco que miras y te mira desde el cuadro, te incita a perderte en él. Así lo evoca otro inmenso poeta andaluz:
En los ojos se abren
infinitos senderos.
Son dos encrucijadas
de la sombra.
La muerte llega siempre
de esos campos ocultos.
(Jardinera que troncha
las flores de las lágrimas.)
Las pupilas no tienen
horizontes.
Nos perdemos en ellas
como en la selva virgen.
Al castillo de irás
y no volverás
se va por el camino
que comienza en el iris.
¡Muchacho sin amor,
Dios te libre de la yedra roja!
Guárdate del viajero,
Elenita que bordas
corbatas!
Es la atracción de la mirada de Medusa y de la voz de la sirena… ¿qué importa perderse ahí?
Siquiera por un momento, perdámonos en los espacios que muestra y oculta nuestro artista.
Muchas gracias.
La página web oficial de urza es:
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