miércoles, 15 de febrero de 2012

Confluencia fluida

Diferencias convergentes, asociación disociada, disciplina libertaria...

Los problemas están ahí, cada vez más a la vista. Las soluciones son inciertas. Sus agentes, de geometría variable. No hay recetas, ni "hoja de ruta" (no me gusta mucho esta expresión pero dejo su crítica para otro lugar).

Se trata de sincronizar y coordinar lo fragmentado, sin reducirlo a una sistemática imposible.

Reproduzco, permitiéndome licencias en la organización del texto, la parte final del artículo "Remedio contra pesadillas", de Eduardo Montes de Oca, en Bohemia.

Pesadilla                                            aletheia-informa.blogspot.com

Capitalismo cuyos rasgos visibles son:
  • tendencia a la desaceleración del crecimiento, comprobable estadísticamente;
  • hipertrofia financiera global, enseñoreada sobre la economía productiva;
  • decrecimiento de la revolución tecnológica, que se va convirtiendo en factor destructor de fuerzas productivas, más que en creador o desarrollador de ellas -¿un ejemplo? La informática al servicio de la financierización se trueca en elemento demoledor de empleos, y contribuye a nutrir las famosas burbujas, que estallan y… ya se sabe-.
  • Como cuarta característica, decadencia del Estado burgués, con un inherente deterioro institucional.
Ahora, insistamos en que pecaría de incauto quien, gastándose un determinismo a lo Kautksy -menuda tara intelectual-, siguiera esperando que la provecta formación se derrumbe o colapse bajo el peso de sus propias leyes, sin la intervención de potencias lo mismo de bases horizontales y comunitarias que constituidas por partidos más o menos jerárquicos o gobiernos con voluntad antisistémica.  ¿Lo ideal? La conjunción de esos universos. Y el golpe isócrono contra el gran leviatán. Todos a una, a la manera de Fuenteovejuna

Pero cuidado: la explayada crisis fragmenta el planeta en regiones, de tal modo que el sistema-mundo podría estar acercándose a la desarticulación, fenómeno que exige a los inconformes un amplio espectro de estrategias, en respuesta a las divergencias de los procesos políticos, sociales y económicos. Nada de calco y copia, sino creación heroica, pedía Mariátegui.

Finalmente, con el colega Raúl Zibechi recordemos que el capital llegó envuelto en sangre y lodo, y tuvo que mediar una catástrofe demográfica como la originada por la peste negra para que la gente, paralizada por el miedo, se sometiera, no sin resistencia, a la lógica de la acumulación. Entonces, depende de la propia gente -de la humana subjetividad- arrancarse el temor, para comenzar a reapropiarse de los medios de producción y cambio, y construir algo distinto. Porque para conjurar la pesadilla se precisa de algo decididamente distinto. ¿O me equivoco?

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