jueves, 26 de enero de 2023

La naturaleza contra el capital

Como otras muchas reseñas, la tomo del blog arrezafe.

De forma recurrente, y creo que sobran razones, me vengo ocupando de este tema. La única objeción, si queréis, la encuentro en aquella frase de Platero y yo: "el canto del grillo, de tanto sonar, se ha perdido".

En enero de 2013 fue una reivindicación del Marx ecologista, y nuevamente, en marzo de 2015, Marx y la fractura en el metabolismo universal de la naturaleza. Si entonces comentaba al hilo de la obra de John Bellamy Foster, ahora el motivo es la publicación de un libro de Kohei Saito.

Es característico del pensamiento religioso sacralizar los textos canónicos, convertidos en artículos de fe. Del primer al último párrafo de la Biblia o el Corán, todo entra en el paquete que debe ser creído como un todo inamovible. Sin embargo, un espíritu crítico observará que esos textos tienen una cronología y una historia, que registran una evolución, a veces de siglos, y que pueden interpretarse y reinterpretarse una y otra vez. Quien lo haga libremente, sin temores y prejuicios, observará en ellos tremendas contradicciones, aunque precisamente ellas sirven a los exégetas para acomodar el mensaje al momento y el auditorio justos.

Trasladar esta dinámica (mejor, esta "extática") a una corriente de pensamiento que se pretenda crítica es un profundo error. Que sin embargo se comete a menudo, acomodándola a los intereses del momento y del lugar.

El pensamiento de un filósofo o un científico vive más que él, no queda cristalizado y encerrado en unos textos sagrados; se despliega y desarrolla, si sobrevive a su desaparición física. Pero no solo es un desarrollo post mortem: a lo largo de su vida estuvo sujeto a evolución. Solo los textos inspirados por la deidad carecen de temporalidad y surgen como un todo construido de una vez desde la cabeza de Zeus.

Los escritos de Marx siempre se ajustaron a lo que fue conociendo a lo largo de su estudiosa vida, e igual que los exégetas religiosos eligen a su gusto y conveniencia los textos que le sirven para ensalzar (o denostar) una religión, los "religiosos" marxistas o antimarxistas tienen un vasto espacio en su inmensa obra para la manipulación interesada.

Así, es una repetida idea la de considerar a este autor como un apóstol del productivismo a ultranza. Profundo error. En primer lugar, porque analizar una realidad no significa aplaudirla con entusiasmo. Por otra parte, se ignora de forma interesada la evolución de un pensador que, sin renunciar nunca a sus principios y metas, los enriqueció continuamente con las aportaciones de la ciencia de su tiempo, que a su vez seguía desarrollándose a lo largo de su vida. Como esta tuvo su inexorable final, también hay una tendencia a no ir más allá, porque el santo de nuestra devoción no vivió para continuar la labor.

La trayectoria intelectual de Marx es un sólido punto de apoyo para el ecologismo. La idea de aplicar el concepto ecológico de "metabolismo" a la naturaleza entera y a la sociedad le debe mucho.

Os dejo con esta reseña:



Salvador López Arnal

Una reseña ajustada a la importancia de este libro deslumbrante e imprescindible (el título en castellano traduce el de la original edición alemana; el subtítulo, en cambio, es el título original de la edición inglesa en la Monthly Review Press) necesitaría una revista entera. Lo esencial en este espacio del que disponemos: estamos ante uno de los grandes ensayos de la tradición marxista de estas últimas décadas. Para leer, anotar, releer, comentar y estudiar en seminarios. No hay muchos marxistas en el mundo que conozcan la obra de Marx (y de Engels) con la profundidad y registros que muestra Saito desde la primera página del libro, una obra que tiene su origen en la tesis doctoral escrita en alemán que presentó en la Universidad Humboldt de Berlín y que contiene ideas tan destacadas como la siguiente: «A diferencia de la difundida crítica de que Marx es un partidario ciego de la dominación absoluta de la naturaleza, su visión de la sociedad futura exige una interacción cuidadosa y sostenible con la naturaleza basada en un claro reconocimiento de sus límites».

Un apunte sobre el autor, injustamente poco conocido en nuestro país: Kohei Saito (nació en 1987, no hay error en la fecha) es doctor en Filosofía por la citada universidad berlinesa y actualmente es profesor asociado de economía política en la Universidad de la ciudad de Osaka. Está trabajando en la edición de las obras completas de Marx y Engels, Marx-Engels-Gesamtausgabe (MEGA) volumen IV/18, que incluye la serie de cuadernos científicos naturales de Marx.

Recientemente ha publicado en Japón (se está traduciendo al inglés) un libro sobre el «comunismo del decrecimiento» democrático. Un auténtico bestseller. La editorial ha vendido medio millón de ejemplares (Muy recientemente se ha publicado en castellano y en catalán).

La naturaleza contra el capital consta de una Introducción, dos partes -

1. Ecología y economía. 

2. La ecología de Marx y la Marx-Engels-Gesamtausgabe, con tres capítulos cada una: 

1. La enajenación de la naturaleza como el surgimiento de lo moderno. 

2. El metabolismo de la economía política. 

3. El capital como una teoría del metabolismo. 

4. Liebig y El capital. 

5. ¿Los fertilizantes contra la agricultura del robo? 

6. La ecología de Marx después de 1868, y una conclusión. 

No se ha incluido, lamentablemente, un índice nominal, la única pega de una edición perfecta.

Saito ha tenido la gentileza de escribir un prefacio para la edición en castellano. Con sus palabras: «Esta traducción al castellano es uno de esos maravillosos ejemplos que se suman a otras traducciones en coreano, portugués y francés, y agradezco profundamente la decisión de Bellaterra Edicions de publicarlo, así como el ahínco y la dedicación de la traductora, Javiera Mondaca».

Sin avanzar apenas nada, sin destripar nada, recojo algunas ideas para abrir el apetito del lector:

1. Saito apunta que, inicialmente, Marx no fue necesariamente «ecológico» y que a veces parecía más bien un pensador productivista. Ciertamente «solo después de un largo y arduo proceso de desarrollar la sofisticación de su propia economía política, durante el cual estudió con seriedad diversos campos de las ciencias naturales, Marx se volvió totalmente consciente de la necesidad de abordar el problema del desastre ambiental como una limitación impuesta al proceso de valoración del capital.» Según Saito y en expresión mejorable, Marx corrigió gradualmente su visión optimista de la dominación humana de la naturaleza «después de su ruptura con la filosofía en 1845». 

2. Los cuadernos marxianos, que Saito conoce y ha trabajado en profundidad, son esenciales para entender su crítica ecológica al capitalismo. «El examen cuidadoso de los cuadernos de extractos de Marx no es un trabajo “filológico” menor y ese análisis nos llevará a dimensiones desconocidas de su crítica. Es demasiado pronto para “olvidar a Marx” como declaró provocativamente Immler. Al final de este estudio, suena más convincente el imperativo opuesto: “¡Marx vive!”». Los cuadernos de ciencias naturales que serán publicados por primera vez en MEGA2 «permitirán que los estudiosos tracen el surgimiento y desarrollo de la crítica ecológica de Marx al capitalismo de una manera más precisa y vívida, desentrañando diversos aspectos desconocidos de su proyecto asombrosamente abarcador de El capital.» 

3. La naturaleza contra el capital aspira a una reconstrucción más sistemática y completa de la crítica ecológica de Marx al capitalismo que la realizada anteriormente con el objetivo de refutar los persistentes malentendidos de la ecología de Marx y demostrar su gran importancia teórica. En contra de otras interpretaciones, marxistas o no, Saito sostiene que Marx no trató los asuntos ecológicos de manera esporádica y marginal. 

4. El autor muestra y enfatiza que las posiciones de Marx en el ámbito ecológico mantienen una clara continuidad con su crítica de la economía política. 

5. En su proceso de estudio y profundización, «Marx se alejó conscientemente de cualquier forma de prometeísmo ingenuo y llegó a considerar las crisis ecológicas como la contradicción fundamental del modo de producción capitalista». 

6. Desde el punto de vista de Saito, el concepto clave en este contexto es metabolismo (Stoffwechsel) que le permite una interpretación sistemática de la ecología de Marx. 

7. Para Saito no es solo que un motivo ecológico ya sea central en los cuadernos de Marx de 1844 (los Manuscritos económico y filosóficos), su tesis es más penetrante: «no es posible comprender al alcance total de su crítica de la economía política si se ignora su dimensión ecológica». 

8. De este modo, la ecología de Marx, señala Saito, no solo constituye un elemento inmanente de su sistema económico y de su visión emancipadora del socialismo «sino que también nos entrega uno de los andamiajes metodológicos más útiles para investigar las crisis ecológicas como la contradicción central del actual sistema histórico de producción y reproducción social. Esta “preciada herencia” de la teoría de Marx solo puede entenderse completamente con su ecología».

Aunque el estudio está centrado en la obra de Marx, Saito no se olvida de señalar su coincidencia con Engels también este punto.

Un pequeño matiz: Saito usa en ocasiones expresiones como la siguiente «tras la ruptura de Marx con la filosofía en 1845», para referirse al inicio de sus estudios económicos. Quizás hubiera sido más ajustado hablar de ruptura con tal o cual corriente filosófica, no con la filosofía. El autor de El capital nunca dejó de ser un filósofo.

En 2018, Natur gegen Kapital, La naturaleza contra el capital, ganó el Deutscher Memorial Prize, el premio alemán más importante de estudios marxistas. Con todo merecimiento.

Los «mercados de futuro», la prospectiva de Saito: «la crisis ecológica no podrá fin al régimen del capital. Es probable que el capital continúe acumulando incluso si la crisis se profundiza al punto de destruir todo el planeta y producir globalmente una masa de refugiados ambientales y un supuesto “proletariado ambiental” cuya condición existencia –y no simplemente sus condiciones de trabajo– será severamente degradada a causa de la acumulación capitalista». La gente rica sobrevivirá, prosigue Saito, y «el capitalismo de desastre continuará acumulando riqueza a través de la doctrina del shock, mientras que las pobres y futuras generaciones se volverán mucho más vulnerables al desastre ambiental, aunque son muchos menos responsables de la crisis». Esta es la razón, señala, por la que «la justicia ambiental claramente incluye un componente de lucha de clases y el proletariado ambiental necesita surgir como un sujeto revolucionario para proteger su salud, comunidad y ambiente contra el empeoramiento de la crisis económica y ecológica.»

 

2 comentarios:

  1. Hay demasiado poder concentrado en muy pocas e irresponsables manos. Quienes disponen de los recursos necesarios para cambiar el curso catastrófico de los acontecimientos, principalmente los beligerantes EEUU y sus "aliados", son más pirómanos que bomberos. A la postre, no es la naturaleza la derrotada, es la especie humana.

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  2. Hay un silencio ensordecedor (digo bien) que evita abordar estos temas, más allá de un engañoso cortoplacismo.

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