Ayer mismo publicaba esto el siempre interesante Valentín Tomé. Lo recojo tal cual, sin comentarios y sin cambiar ni una coma.
Recuerdo aquel juicio y su siniestra cadena de "accidentes", propia de una película de cine negro. Pero la fotografía me activó otros recuerdos de aquel tiempo, porque el primero por la izquierda (por la izquierda) es mi buen amigo Javier Munáiz, que participó en aquel peligroso fregado y que fue mi abogado en un juicio por despido improcedente. De oca a oca, esto me lleva a recordar a otros buenos amigos abogados que en aquel tiempo se comprometieron en la lucha por las libertades. Honrados sean los que continúan siendo honrados.
Y todo para que ahora sigan los mismos bailando con las mismas. Con las mismas malas mañas. Pero no hay que cejar:
Ante la escasez de aceite de oliva, durante el franquismo se repartieron por parte del territorio español una serie de depósitos para almacenar el oro líquido, y echar mano de ellos cuando subía mucho de precio o cuando las cosechas eran malas.
En marzo de 1972 se hizo necesario recurrir a estos depósitos. En Vigo, D. José María Romero, director general de REACE (Refinería de aceites y grasas) al hacerlo comprobó que faltaban unos ¡4 millones de kilos de aceite!. Cuatro días después de la denuncia, uno de los principales accionistas de REACE era detenido en un tren Madrid–Bilbao, Isidro Suárez como principal imputado.
Seis meses después de poner la demanda, aparece sospechosamente muerto José María Romero junto con el cadáver de su mujer y de su hija. Año y medio después aparecía muerto en prisión Isidro Suárez. Por esas fechas también fallece en extrañas circunstancias un empresario vigués de una conservera que compraba este aceite de REACE en el mercado negro. Un taxista que era el encargado habitual de transportar a toda esta gente por la ciudad olívica apareció muerto en su taxi con tres impactos de bala.
Sin embargo, ya en democracia, el principal sospechoso de este turbio asunto, Nicolás Franco Bahamonde, fallecería plácidamente en 1977 sin haber llegado a declarar por decisión del juez que se negó a que el hermanísimo del Generalísimo fuese procesado.
El juez era Mariano Rajoy Sobredo, padre de Mariano Rajoy, y actuaba como fiscal Cándido Conde Pumpido, padre del que fuera Fiscal General del Estado Cándido Conde Pumpido. El sumario desapareció y nada más se supo.
Poco después de aquello, unas de las consideradas más difíciles pruebas de toda las plazas funcionariales, la de Registrador de la Propiedad, fueron aprobadas por M. Rajoy, en su primer intento y con 24 años de edad, por lo que se convirtió en el registrador más joven de la historia de España (el récord cronológico sigue sin ser batido).
Su hermano menor, Enrique, estuvo a punto de arrebatarle el record, cuando unos años después aprobó la misma oposición, ostentando la marca del segundo más joven. Hoy en día su labor la desempeña en el registro de Cáceres (sufriendo sanción disciplinaria por mala praxis recientemente).
Consiguió también ser registradora su hermana María de las Mercedes, hoy titular de uno de los Registros de Getafe.
El cuarto hermano, Luis, sin embargo, concurrió con similar éxito a las igualmente duras pruebas de acceso al Notariado, obteniendo plaza en Ourense, terminando en El Escorial.
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