El último programa de Nuestro flamenco ha estado dedicado a Curro Lucena y los cantes sin guitarra, los que contiene su último disco, justamente titulado A palo seco.
Estos cantes sin acompañamiento, los únicos posibles mientras se trabaja en el campo, como son las trilleras, endulzan una labor dura y monótona, frecuentemente solitaria. Por eso no son cantes para otros sino para uno mismo. El oyente se pone en el lugar del cantaor. Si hay algún diálogo es con las bestias a las que anima, para animarse él. El silencio, elemento sustancial en toda música, como la pausa en la lectura, no es interrumpido por otros sonidos, que por bellos que fueren nos sacarían del espacio abierto y solitario.
Los cantes de fragua, como el martinete, también se espacian. Aquí el cantaor canta y luego calla, mientras se repone de la fatiga. En ocasiones se evoca en las pausas el golpeteo sobre el yunque. Calla el cantor y canta el martillo.
También la saeta es cante sin instrumentación. La fanfarria calla mientras dura el llanto, aunque luego estalle con esa pompa estridente que a mí me traslada al tiempo pasado de la inquisición. Aquí sí hay oyentes expectantes, aunque se supone que quien canta y quien escucha se recogen religiosamente en su propia alma.
En todos estos casos el silencio valorativo es importante.
Antes de entrar en este mundo de la voz sin máscaras, el programa dedicó su primera parte a la guitarra de Melchor de Marchena, uno de los patriarcas de la forma moderna, y a mi entender asombrosamente difícil, de manejar este instrumento. Estas fueron las muestras ofrecidas:
04:01 Seguiriya
08:56 Soleá
12:28 Granaína
17:01 Seguiriyas, acompañando a Antonio Mairena
24:40 Bulerías
Del disco del septuagenario Curro Lucena, abuelo de voz sabia, el programa recogió estas interpretaciones:
27:32 Romances
36:06 Cantes de trilla
43:04 La toná del Cristo
48:12 Nanas para sus nietas Alba y Lucía
53:34 Martinete, toná y debla
Saeta por seguiriyas:
Martinete. Manuel Agujetas
ResponderEliminarhttps://youtu.be/xMnyvCrT0_M