domingo, 1 de agosto de 2021

Negacionismos

El mismo artículo De fanáticos y perdedores que provocó un comentario mío, estimuló estas recomendaciones en el blog Reflexiones librepensantes.

No pienso que el negacionismo sea una actitud nueva, exclusiva de nuestras sociedades, pero sí que podemos constatar su proliferación inquietante, al abrigo de situaciones imprevistas nada agradables. Se niegan ahora mismo, a un tiempo, la pandemia que nos frena y las vacunas que la combaten, el cambio climático y sus causas, la crisis de la energía, la de los minerales estratégicos...

Convergen mezclados el malestar creciente provocado por la alteración de la naturaleza y el originado por los desajustes, las injusticias, de la sociedad. En ambos casos se niegan hechos reales. En el primero se niegan evidencias, en el segundo se rechaza una estructura social. Aunque con sentidos diferentes, ambos provocan la rebeldía. Tras la protesta de los chalecos amarillos en Francia, ahora se protesta contra medidas sanitarias.

Un análisis sociológico se impone para deslindar estas rebeliones. ¿Son siempre los mismos los que salen a la calle a protestar? ¿Cuántos y quiénes de ellos son "los mismos"?

El artículo que sigue tiene un sentido práctico. ¿Cuál puede ser la vía para luchar contra el rechazo que provoca en tanta gente insistir en cosas que no les gustan? ¿Será contraproducente la insistencia si su efecto es el contrario al deseado? ¿Son iguales todas las posiciones de los negacionistas?

Además de la postura inamovible de los tradicionalistas petrificados, tres actitudes mentales pueden llevar al negacionismo. Por una parte, la emocional, visceral; por otra, dos formas de racionalidad. Por racional que se quiera ser, la divergencia existe siempre porque nadie tiene toda la información necesaria para una conclusión inequívoca. Y tampoco los mismos intereses percibidos.

De un modo algo esquemático, las dos formas de racionalidad obedecen, una, a la consideración de valores tenidos por universales, otra, a la de fines más o menos particulares, individuales o de grupo, y en definitiva a intereses

La argumentación frente a estos tipos de negacionistas no debe ser la misma. Si a los emocionales hay que acercarlos empáticamente y templar su visceralidad, con los racionalistas cabe argumentar, sobre todo con quienes razonan en función de valores. Se tratará de acercar estos valores a principios universalmente válidos, y mostrar que, aunque estrecho y difícil, hay un camino de salida a las situaciones que parecen no tenerla.

Más difícil es tratar con los motivados por fines particulares. A algunos se les podría convencer de que no lograrán salvarse si no se salvan todos (el caso de la vacunación contra las pandemias es paradigmático). Pero contra otros la única solución es desenmascararlos, en beneficio de los demás.

¿Cambio climático?


Max Weber y el pico
del petróleo

Rubén Tala

El último post de Antonio Turiel en su blog me estimuló a unas reflexiones. Es un recorrido personal sobre las consecuencias negativas que tiene alertar públicamente sobre el pico del petróleo, tarea a la que él se viene dedicando hace más de 10 años.

Leyéndolo, me acordé de los tipos ideales de acción social en Weber. Son 4: 

  • acción racional con arreglo a fines, 
  • acción racional con arreglo a valores, 
  • acción emotiva, y 
  • acción tradicional.

Un tipo ideal es una herramienta teórica creada para el análisis. La acción social real no se ajusta a ningún tipo ideal, pero el tipo ideal sirve para encontrar patrones, y si por ejemplo una acción social coincide un 80% con la acción racional con arreglo a fines vamos a encontrar que ese tipo ideal es útil para el análisis y quizás también para diseñar una respuesta a esa acción.

(...)

Tres tipos (ideales) de negacionismo

Aplicando los tipos ideales weberianos de acción social (también existen tipos ideales de dominación), encuentro los suficientes paralelismos entre reacciones negacionistas que recuerdo o puedo concebir tres de los cuatro tipos ideales. De manera que habría tres tipos de negacionismo:

  • El negacionismo emotivo, que viene de reacciones puramente emocionales ante la perspectiva del colapso/decrecimiento.
  • El negacionismo racional con arreglo a fines, cuando se tienen beneficios concretos por ejercer la actividad negacionista ($$$, estima de pares o superiores, seguridad).
  • El negacionismo racional con arreglo a valores. Por ejemplo, la gente que tiene muy incorporados a los valores de este sistema (competencia, crecimiento), y gente con valores alternativos a los del capitalismo neoliberal (desde fascistas hasta marxistas, pasando por reformistas) con apego a ideas transformativas de la sociedad que presuponen la continuidad del actual productivismo.

Siendo un poco racional con arreglo a fines, ¿para qué nos puede servir esto? Para disminuir nuestra frustración (que es como una mochila), para aumentar nuestra lucidez sobre los motivos de la gente, para expandir la empatía, para discernir mejor y reaccionar de la manera más eficiente ante cada tipo de negacionista.

(...)

Algunas conjeturas que derivo

Ante este nuevo conocimiento, si lo adoptamos, veo dos maneras de aplicarlo. Una hacia adentro y otra hacia afuera.

Hacia adentro

Comprendamos que no toda la gente negacionista es irracional ni cínica. Del otro lado también hay argumentos racionales y también hay valores. En nuestro lado también hay un componente emocional que necesitamos reconocer, como acto de sinceridad y para no caer en el racionalismo.

La racionalidad con arreglo a valores tiene la ventaja de ser "incorruptible" pero también la desventaja de tratar injustamente a argumentos verdaderos que cuestionen nuestros valores y de no considerar lo suficiente los resultados deseados de nuestro accionar. Chequeemos nuestros sesgos. Necesitamos afectos aliados que no estén en el tema pero tengan la habilidad de conservarnos honestos. Si somos como Mulder, necesitamos una Scully.

Hacia afuera

Podemos diseñar una respuesta adecuada para cada tipo de negacionismo. Como primera medida, todos requieren que ampliemos nuestra empatía.

En el caso del negacionismo emocional, se requiere una actitud compasiva más que argumentos fríos sobre los hechos. Nosotras mismas hemos hecho ese duelo por nuestra civilización y las expectativas dentro de ella (algo hablé sobre este tema), pasa que ahora estamos en la etapa de la aceptación y hemos hecho las paces con la realidad. ¿Cómo ayudamos a transitar el duelo a quienes están en las etapas anteriores como la negación, la ira, la negociación?

El negacionismo racional con arreglo a valores, en cambio, sí requiere argumentos fríos sobre los hechos. Si en la oposición se encuentra gente esencialmente sincera pero equivocada, los hechos encontrarán su camino a sus cabezas, y nuestro rol es acercárselos y ser pacientes con sus tiempos (y con sus ocasionales estupideces, que seguramente habremos hecho también).

El negacionismo racional con arreglo a fines. A menos que haya un fin para este negacionismo que esté relacionado al bien común y yo no esté viendo, aquí sí estamos hablando de gente mentirosa y con motivaciones espurias. No veo otra salida que desenmascararla (necesitamos pruebas). Sobre todo para beneficio de los anteriores.

Y de vuelta hacia adentro

Dicho todo esto, recordemos la distancia entre los tipos ideales y la realidad y recordemos que la sociología puede clasificar cómo actúa la gente y explicar por qué lo hace, pero eso no clasifica ni explica a la gente en sí (somos seres bio-psico-sociales, no solo sociales).

Seguro que si aplicamos algo de "auto-socioanálisis", veremos que a pesar de considerarnos personas racionales, estamos actuando de manera emocional o tradicional en otros aspectos de nuestras vidas.

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