lunes, 19 de junio de 2023

No pudimos ser amables

Con este título se acaba de publicar la antología que recoge, en una cuidada edición bilingüe, la obra poética que a lo largo de cuarenta dramáticos años produjo Bertolt Brecht. Desde su juventud hasta su muerte recorre con su poesía los tiempos trágicos que él mismo padeció.

Fue el gran renovador del teatro del siglo XX, al insuflarle el aliento épico que lo convertía en un arma cargada de futuro, esa que construyó también Gabriel Celaya en sus poemas.

La poesía del autor alemán refleja los duros años de persecución y exilio que le tocó vivir, un tiempo que le dejó el poso de amargura que contagian sus versos. Poeta de los vencidos, de los injustamente derrotados, nos hace amar y admirar a los que fracasan. Ciertamente eso nos hace mejores. Aunque no seamos héroes, admirar a los que lo han sido mantiene viva la esperanza, viendo como luego de cada derrota ha resurgido una y otra vez la llama de la rebelión.

La contradicción que opone las pequeñas y las grandes luchas contra la injusticia la exponía muy bien aquella poesía circular que comenté en otro momento. Así como el pequeño remedio inmediato, el parche caritativo, no debe adormecer la conciencia para dejar de lado la búsqueda incansable de las soluciones radicales, tampoco la derrota y el fracaso deben hacernos abandonar el combate al que nos invita el primer poema de esta selección. Abandonad vuestros sueños quiméricos, ¡pero eso no debe desanimaros!



5 poemas de No pudimos ser amables, de Bertolt Brecht

La poesía contemporánea debe mucho a Bertolt Brecht, figura clave de la literatura alemana que escribió lírica desde su juventud hasta su muerte. Galaxia Gutenberg publica ahora una edición bilingüe a cargo de José Luis Gómez Toré que no sólo compila sus poemas ya publicados, sino también otros sueltos, así como las letras de canciones para sus obras teatrales. 

En Zenda ofrecemos cinco poemas de No pudimos ser amables. Antología poética (1916-1956) (Galaxia Gutenberg).


***

[Dejad que se esfumen vuestros sueños…]

Dejad que se esfumen vuestros sueños
De que con vosotros se hará una excepción.
Lo que os dijeron vuestras madres
No era vinculante.

Dejad vuestro contrato en la cartera
Hoy aquí no tendrá efecto.

Dejad que se esfumen vuestras esperanzas
De poder ser elegidos presidentes.
Pero mataos a trabajar como es debido
Tenéis que esforzaros como nunca habéis hecho
Para que se os admita en la cocina.

Tenéis que aprender todavía el abecé.
El abecé quiere decir:
Van a poder con vosotros.

No os paréis a pensar qué tenéis que decir:
No se os va a preguntar.
Comensales hay de sobra
Lo que hace falta es carne picada.

¡Pero eso no debe
Desanimaros!

***

Tercetos sobre el amor

¡Mira esas grullas volando en un gran arco!
Las nubes que se han sumado a ellas
Con ellas ya emigraban al huir

De una vida a otra vida.
A igual altura y con urgencia igual
Parece, en ambas, pura coincidencia

Que una no se demore más que otra
Que así la grulla comparta con la nube
El bello cielo que surcan hace poco

Y nada vea si no es el balanceo
De la otra en el viento, que ambas sienten
Ahora volando una junto a otra.

Ya puede el viento arrastrarlas a la nada:
Mientras ellas no mueran y resistan
Seguirán siendo ambas intocables

Mientras se pueda mantenerlas lejos
De lluvia que amenace o atronar de disparos.
Bajo los discos casi iguales de la luna y el sol

Así allá se dirigen, una en la otra absortas.
¿A dónde vais?
A ningún sitio.
¿De quién huis?
De todos.
Os preguntáis: ¿cuánto llevan juntas?
No mucho.
¿Y cuándo se van a separar?
En breve.
Así el amor les parece a los que aman una pausa.

***

De todas las obras

De todas las obras humanas, mis preferidas
Son las usadas.
Las vasijas de cobre con abolladuras y los bordes aplastados
Los cuchillos y tenedores, cuyo mango de madera
Ha sido manoseado por muchas manos: tales formas
Me parecen las más nobles. Así también las baldosas de piedra
En torno a casas viejas, que han sido pisadas por muchos pies, pulidas
Y entre las cuales crecen matojos de hierba, son
Obras dichosas.

Introducidas en el uso de muchos
A menudo cambiadas, mejoran su forma y se vuelven exquisitas
Porque se probaron con frecuencia.
Incluso los pedazos de las estatuas
Con sus manos arrancadas me encantan. También ellas
Vivieron para mí. Aunque abandonadas, se las usó, no obstante.
Aunque derribadas, no se irguieron, con todo, demasiado alto.
Los edificios a medio derrumbar
Tienen de nuevo el aspecto de lo todavía no acabado
De lo planeado a lo grande: sus hermosas proporciones
Ya pueden presentirse; pero ellas precisan
Aún de nuestra comprensión. Por otro lado
Ya han prestado servicio, ya han pasado de moda. Todo esto
Me complace.

***

La quema de libros

Cuando el régimen ordenó quemar públicamente
Libros con saber perjudicial y por todas partes
Hubo bueyes forzados a arrastrar hasta las hogueras
Carros con libros, un poeta expulsado
Uno de los mejores, estudiando con indignación
La lista de los que ardieron, descubrió que sus libros
Habían sido olvidados. Se apresuró hasta el escritorio
Lleno de ira, y escribió una carta a los poderosos.
¡Quemadme!, escribió con pluma voladora, ¡quemadme!
¡No me hagáis esto! ¡No me dejéis de lado! ¿No he informado
Siempre de la verdad en mis libros? Y ahora
¡Me tratáis como a un mentiroso! Os ordeno:
¡Quemadme!

***

El regreso

Mi ciudad natal, ¿cómo la encontraré?
Siguiendo los enjambres de bombarderos
Volveré a casa.
¿Dónde se encuentra? Donde haya
Enormes montañas de humo.
Ahí en el fuego
Está.

La ciudad natal, ¿cómo me recibirá?
Delante de mí van los bombarderos. Anuncian
Letales enjambres mi regreso. Los incendios
Preceden al hijo.

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