Esto afirma y argumenta en este vídeo el periodista, analista político y escritor KJ Noh, docente especializado en geopolítica y economía política de la región Asia-Pacífico. Es miembro de Veteranos por la Paz y de Pivot to Peace.
Va mi agradecimiento para arrezafe, de cuya página tomo la transcripción y traducción.
La guerra no es un acontecimiento súbito. Nunca comienza con invasiones y combates improvisados, sino que estalla tras un largo proceso de cuidadosa planificación. Esto no evita que pueda terminar en desastre para sus perpetradores, porque una vez desencadenada es imprevisible su siempre caótico desarrollo.
Las fases previas forman ya parte de la guerra que se prepara, y la primera es la guerra de la información, para demonizar al enemigo elegido. Actualmente es China el enemigo potencial de Estados Unidos, luego de etapas de acercamiento, cuando el enemigo principal era la Unión Soviética. No es prudente iniciar una campaña sin consenso suficiente, y el éxito de esta fase se constata porque al menos cuatro de cada cinco norteamericanos ve en China la mayor amenaza.
La fase siguiente es la preparación del escenario bélico. Departamentos enteros trabajan conjuntamente para ello. Hay que poner a punto tropas, armamento, logística, combustible; preparar reservistas, realizar maniobras, y junto a todo esto fortalecer alianzas.
El último momento previo que muestra la inminencia de la guerra es la provocación constante. Como en el baloncesto, se trata de provocar una falta, logrando que todo el público baje de las gradas a la cancha y comience la pelea. En esto los norteamericanos son expertos. Recordemos el Maine o el Lusitania, tan oportunos para crear ese consenso belicista en el momento adecuado.
Es este un aspecto ya muy avanzado.
Algunas de las guerras convencionales en que se han implicado directamente han terminado en clamorosas derrotas. Por eso suelen buscar que otros luchen por ellos. Es dudoso su hipotético triunfo en una guerra abierta con China, y mentes privilegiadas están desempolvando el fantasma de una guerra nuclear.
Aunque parezca difícil de creer, la élite imperial gobernante preferiría el fin del mundo al fin de su poder y privilegios. Eso sería una locura dado que todos moriríamos, pero hay quienes piensan que pueden ganar, creen que un grupo de incautos les dará la victoria. Hasta piensan que pueden sobrevivir en sus búnkeres. ¿Pues y los majaretas que piensan salvarse en Marte?
Una mezcla insensata de negacionismos varios, fundamentalismos religiosos y odio insensato cuidadosamente cultivado puede acercarnos al final de la representación. Conozcamos la realidad, porque cuanto más nos alejamos de la verdad, más cerca estamos de la guerra.
Cuando oigamos cosas absurdas, debemos entender que quienes las transmiten nos están preparando para futuras atrocidades.
Cuanto más nos alejamos de la verdad, más cerca estamos de la guerra
–Gracias. Es un gran honor estar aquí con ustedes. Les pido disculpas por no poder asistir en persona. Recientemente tuve un accidente automovilístico que me dejó con algunas secuelas cerebrales, por lo que viajar me resulta un tanto difícil. También les pido disculpas si cometo algún error al hablar o si mi razonamiento no es fluido; en esta ocasión, pueden atribuirlo a causas fisiológicas.
Quiero empezar diciéndoles que creo que nos encontramos en una situación sumamente peligrosa. Creo que la guerra es inminente, que estamos muy cerca de la guerra con China. Ya estamos en guerra en Asia Occidental. Ya estamos en guerra en Europa, con Rusia. Y creo que la guerra contra China es inminente.
No me complace decirlo, aunque llevo mucho tiempo hablando de ello, pero creo que nos acercamos cada vez más al abismo. Sin ánimo jactancioso, predije que estallaría la guerra con Rusia y predije que estallaría la guerra con Irán, y he estado prediciendo que Estados Unidos está escalando el conflicto hacia una guerra contra China, y que estamos muy cerca de dicha guerra. Me siento como una Casandra por reiterarlo, pero creo que es algo importante que debemos transmitir.
Un breve recordatorio, por si acaso alguien lo necesita: la guerra es algo realmente espantoso. Hoy, en la guerra genocida que está teniendo lugar en Palestina, vemos a niños asesinados a tiros, torturados y matados de hambre. Vemos a padres asesinados a tiros por el delito de querer alimentar a sus hijos. Vemos a médicos asesinados a tiros por el delito de querer salvar vidas. Vemos a periodistas asesinados a tiros por el delito de querer informar la verdad. Y vemos cómo asesinan a balazos a personas simplemente por ser palestinas, por hallarse en ese territorio. Sabemos lo horrible que es todo esto. Incluso a nivel personal, podría relatar muchas historias sobre mi propia familia que reflejarían este horror. Pero no me parece que sea necesario. Como veteranos, o mayoría de veteranos, algo sabemos sobre todo esto. Pero, permitirme que os diga lo que yo veo y por qué lo hago público.
Por supuesto, podemos examinar los documentos políticos, las guías de planificación de defensa, el Comité de Acción Política (PAC, siglas en inglés), todos esos documentos que han estado preparando el terreno ideológico para la guerra. También podemos observar la gran estrategia, las guías de planificación de defensa, la estrategia de seguridad nacional y la estrategia de defensa nacional. Asimismo, podemos analizar la legislación y las asignaciones presupuestarias, y cómo estas se traducen en políticas específicas sobre el terreno, incluyendo ejercicios militares, capacidad industrial y alianzas concretas. Todo esto es visible, pero también podemos analizar la historia.
Por ejemplo, la historia de Estados Unidos en su relación con China se divide en cinco fases. La primera fue la colonización. La segunda, la guerra, abarcó desde 1949 hasta la década de 1970, hasta la administración Nixon. Luego, entre 1979 y 1990, tuvo lugar el breve período de Dayton. Posteriormente, se implementó una política de acercamiento basada en la integración y absorción del régimen. Esto se extendió desde 1990 hasta aproximadamente 2008, cuando se creía que China colapsaría debido a sus propias contradicciones internas o sería absorbida por el sistema estadounidense, convirtiéndose en un subordinado de su régimen imperial. A partir de 2008, se retomó una política bélica.
Así pues, comenzamos a vislumbrar una doctrina bélica previamente planeada. Se la denominaba batalla aeronaval, basada en la doctrina bélica estadounidense, mientras que en la Unión Soviética se la denominaba batalla aeroterrestre, en la cual, a su vez, se basaba en la doctrina bélica israelí de la guerra de Yamipur. En esencia, se trata de un plan de decapitación, de conmoción y pavor contra China, que se lleva planeando desde 2008. Junto al conflicto sur de China, vimos el giro decisivo hacia Asia que supuso la declaración formal de cercar y contener, en el sentido de asediar, a China. También vimos la alianza transpacífica, que constituía el brazo económico de la guerra.
Quiero señalar que, si analizamos la guerra, podemos observar tres fases distintas. La primera es la guerra de la información. Cuando Estados Unidos decide entrar en guerra con un país, debe fabricar consenso presentando la guerra como una campaña de marketing, como un producto. Esto implica una demonización masiva y una exageración desmesurada de la supuesta amenaza para así lograr dicho consenso. Creo que esto ha estado ocurriendo e intensificándose ininterrumpidamente hasta alcanzar el punto en que la guerra es posible: el 83% de la población estadounidense cree que China es una amenaza. Y, por supuesto, han fijado en su calendario la fecha en que supuestamente entraremos en guerra: en torno a 2027.
La segunda fase de la guerra, o la segunda señal para el inicio de la misma, es la preparación del teatro de operaciones. Lo que significa acondicionar el escenario bélico. Y esto incluye preparar a las tropas, realizar ejercicios y movilizar las reservas. Si se les pregunta a los estudiantes reservistas, por ejemplo, por qué faltan a clase con frecuencia, simplemente responderán que se preparan para la guerra contra China. Estos ejercicios de los reservistas se vuelven cada vez más frecuentes e intensos. También se observa un pre-posicionamiento de tropas, armamento, suministros logísticos y combustible, así como el fortalecimiento masivo de las alianzas.
El tercer elemento que realmente indica la proximidad de la guerra es la provocación constante. Es como en el baloncesto: uno penetra continuamente a la zona para intentar provocar una falta. Una vez provocada, se logra que todo el público baje de las gradas a la cancha y comience la pelea. Creo que este es un aspecto ya muy avanzado. Y, volviendo a la idea de la guerra mediática, todos sabemos que la verdad es la primera víctima de la guerra. Y sabemos que la guerra se caracteriza por la manipulación o deformación de la realidad y del lenguaje. Cuando los países entran en guerra, lo primero que se manipula es el lenguaje. Así, "defensa" significa en realidad "ofensiva", "operaciones" significa "combate", "disuasión" significa "provocación", "presencia rotatoria" significa "base militar, frente", "seguridad" significa "hegemonía", etc., etc. El lenguaje se distorsiona. Ya estamos inmersos en esta fase.
Pero hay otra señal que quiero destacar, y es que cuanto más nos alejamos de la verdad, más cerca estamos de la guerra. Por lo tanto, cuando oigamos cosas absurdas, debemos entender que nos están preparando para futuras atrocidades. Quienes nos transmiten cosas absurdas nos están preparando para dichas atrocidades.
El segundo punto que quiero destacar, y que se relaciona con la preparación del escenario, es el grado, la intensidad, el alcance, la duración y el ritmo de los ejercicios militares que se están llevando a cabo actualmente.
Así, se pueden realizar ejercicios entre brigadas, divisiones e incluso cuerpos enteros del ejército o ejércitos, incluyendo ejercicios de entrenamiento de campo, de mando y de despliegue. Esto significa algo mucho mayor que cualquier otro ejercicio a gran escala. Literalmente, se trata de departamentos enteros trabajando conjuntamente. Hablamos de todo el departamento del ejército operando con la fuerza espacial y coordinando ejercicios. Esto crea un marco general que sirve de base para coordinar ejercicios de menor dimensión, como Talisman Sabre, que involucra a 19 países y que es uno más de los que se están llevando a cabo actualmente. La intensidad, la escala, el ritmo y el alcance de estos ejercicios son cada vez mayores.
Veamos el caso de Corea, por ejemplo. Cuando yo estaba en el ejército, los ejercicios destinados a fomentar el espíritu de equipo duraban unas semanas. En 2023, se realizaron 250 días de ejercicios. El año pasado, en 2024, realizaron 275 días de ejercicios casi sin interrupción, incluyendo 20 simulacros de bombardeo nuclear. Incluso se está considerando la posibilidad de emplazar armas nucleares en territorio coreano. Hace apenas unos meses, tuvo lugar un ejercicio con bombardeo real a consecuencia del cual se dañaron o destruyeron 150 casas en una aldea llamada Noi, en Corea del Sur. ¿Por qué ocurre esto? Primero, claro está, porque se utiliza munición real. Pero segundo, porque se realizan ejercicios a una escala, alcance y ritmo tan extraordinarios que es inevitable que se produzcan este tipo de errores. En otras palabras, al igual que en una guerra se producen errores de fuego amigo, cuando los ejercicios militares alcanzan ese ritmo e intensidad, se producen incidentes de fuego amigo con daños colaterales, incluso en los entrenamientos.
Así que estamos viendo ensayos técnicos y ensayos generales. Nos estamos acercando a un escenario real. Estas son cosas que he constatado y que considero importantes. Las tropas estadounidenses están ensayando la transferencia de personal militar. No sé cuándo fue la última vez que se realizaron ejercicios militares tan detallados que involucraran la transferencia de personal militar, pero este es el nivel al que lo están haciendo.
También quiero señalar que, muy recientemente, el gobierno surcoreano casi provocó una guerra contra Corea del Norte. Hay pruebas contundentes que demuestran que se enviaron varios drones a Corea del Norte con la intención de provocar una guerra. Esto tendría dos consecuencias. Primero, justificaría un golpe militar y la declaración de la ley marcial. Segundo, una vez que estallara la guerra con Corea del Norte, y dado que Estados Unidos tiene el control operativo sobre las tropas surcoreanas, 3,6 millones de soldados, incluyendo reservistas, quedarían automáticamente bajo control militar estadounidense, lo que proporcionaría una enorme cantidad de carne de cañón. Pero, una vez más, la creciente escala, alcance, intensidad y ritmo de los ejercicios bélicos nos deja claro que no se trata de un simulacro, sino de una puesta en escena. Es un ensayo técnico al que muy pronto seguirá la producción completa.
También quiero referirme a quienes piensan que no, que esto no está ocurriendo o que no puede estar ocurriendo, y lo entiendo, nadie quiere la guerra y nos defendemos mediante diversos pretextos para no creer lo que está ocurriendo. En cierto modo, preferimos negar la evidencia. Y, por supuesto, algunos dicen: «Bueno, Trump quiere la paz». A lo cuál debo responder que no, que Trump no es un presidente pacifista, y que, si es lo que piensan, están muy equivocados. Su administración está llena de halcones neoconservadores que incitan y fomentan la guerra. Por eso vemos una escalada continua: guerra en Irán, guerra en Europa, guerra en Asia Occidental y, próximamente, guerra contra China, guerra en el Pacífico.
Hay quienes dicen: «Es una locura. Es irracional. ¿Por qué harían algo así?». Quiero recordarles lo irracional y absurda que ha sido siempre la política estadounidense. Claro que podemos decir que es el mayor promotor de la violencia y demás, pero además quiero que piensen en personas concretas, como Curtis Lemay o Kurt Campbell. Kurt Campbell era subsecretario de Defensa para Asuntos Políticos cuando dijo, y lo cito textualmente, que desataría una magnífica sinfonía de muerte en Asia. Este es el lenguaje que usaban: «Sinfonía de muerte». ¿Recuerdan a Stuart Seldowitz?, el halcón del Departamento de Estado responsable de la política sobre Palestina que increpó a un vendedor callejero de faláfel, diciéndole que 5000 niños palestinos muertos no eran suficientes. Y lo decía descaradamente mientras lo grababan.
Así que, si piensan que apelar a la bondad o la irracionalidad evitará la guerra, creo que se llevarán una sorpresa. Algunos argumentan que sería perjudicial para el comercio y la economía, pero actualmente estamos inmersos en un proceso de desacoplamiento. Estamos en plena guerra arancelaria, guerra diseñada para ver si pueden forzar a otros países a disociarse masivamente de China, tal como se planeó originalmente en el acuerdo transpacífico. Y, por supuesto, respecto a la racionalidad, estamos quienes sostenemos que, ciertamente, no pueden de ninguna manera ganar una guerra convencional. Si atienden, por ejemplo, la conversación entre Elbridge Colby y Lyall Goldstein (Subsecretario de Defensa para Política, y experto en Taiwán del Colegio de Guerra de EEUU), Lyall Goldstein le dice al Sr. Elbridge Colby: "No hay manera de que ganemos. Llevo tres décadas estudiando esto y no hay manera de que ganemos esta guerra; se trata de una disputa interna en la que no deberíamos involucrarnos”. A lo que Elbridge Colby, exponiendo su verdadero pensar, responde que para él se trata de una cruzada ideológica. Pero no solo eso, si uno observa la trayectoria de Elbridge Colby durante los últimos diez años, verá que ha estado argumentando en esa línea y reflejándola en documentos políticos ante el Comité de Armamento del Senado. Hoy, Elbridge Colby, subsecretario de Defensa para la Política, afirma que tenemos un as bajo la manga: las armas nucleares, y que debemos incorporarlas a nuestra guerra contra China. Así se pronuncia también el Atlantic Council, afirmando que se debe simplificar el espectro de la guerra transitando de la guerra convencional a la nuclear. Este es el as que dicen guardar bajo la manga: la guerra nuclear. Y no solo la guerra nuclear, sino un golpe nuclear por sorpresa, lo que técnicamente se denomina doctrina de contrafuerza. Y por eso nos encontramos en una situación muy peligrosa. A veces hablo con la gente y les digo que Estados Unidos padece la falacia del oso grizzly. El 6% de los adultos en Estados Unidos cree que puede luchar contra un oso grizzly a mano limpia y vencerlo. Incluso tienen folletos explicativos sobre cómo hacerlo. Es una locura. Pero la locura está arraigada en el sistema, y quienes quieren usar armas nucleares están locos porque eso supondría el fin del mundo.
Pero recuerden, la élite imperial gobernante, creo yo, preferiría el fin del mundo al fin de su poder y privilegios. Hay quienes responden diciendo que eso sería una locura, dado que todos moriremos. Pero, como dije, hay quienes piensan que pueden ganar, creen que un grupo de incautos que les dará la victoria. Algunos piensan que pueden sobrevivir. Ya saben, tienen sus búnkeres. Zuckerberg tiene el suyo en Hawái. La élite gobernante cree que puede sobrevivir y que, de todas formas, el planeta está superpoblado. Algunos creen en el advenimiento bíblico, tienen tal conflicto de intereses que desean provocar el fin del mundo para ser salvados. Y algunos (aquí me burlo) parecen estar ya muertos. Peter Teal parece el cadáver calentado de Roy Conn. Es decir, parece un producto de la IA. No creo que estén vivos. Todo esto se resume en que creo que están dispuestos a arriesgar el fin del planeta con tal de mantener su poder y sus privilegios. Poderes y privilegios que en realidad tienen mucho que ver con los problemas del capitalismo tardío. El capitalismo siempre está en crisis, y cuando la situación se descontrola por completo, la forma de reanimar su cadáver es aplicarle un desfibrilador, y ese desfibrilador es siempre la guerra. Por eso quiero que seamos conscientes de que este es un momento muy, muy peligroso.
Una última cosa, tan solo un minuto más. Podemos tener muchas teorías y muchas dudas, y existen múltiples factores que de algún modo determinan nuestro discernimiento. Quiero traer a colación la teoría de la detección de señales. Algunos de ustedes, como radioaficionados, tal vez la conozcan. Se trata de la idea de que en una emisión normal hay ruido, luego señal y así alternativamente. La señal siempre se mezcla con el ruido, y lo que hay que hacer es discernir dónde enfocar nuestro atención. Si nos centramos demasiado en el ruido, nos colmaremos de falsas alarmas y, en esencia, crearemos una teoría conspirativa. Ahora bien, si queremos eliminar totalmente el ruido y quedarnos sólo con la señal, nos perderemos muchas factores importantes y, por lo tanto, nuestra atención quedará mermada pillándonos desprevenidos. Mi sensación es que estamos prestando excesiva atención a las señales y perdiendo algunas que nos llegan mezcladas con el ruido. Hoy, esas señales nos indican que la guerra ya está ocurriendo en todas partes.
Las maniobras militares son increíblemente intensas. Todo —la logística de preposicionamiento, las operaciones, la alianza— indican que todo está en alerta máxima y en una escalada constante. No me refiero a la cantidad de mantequilla de maní que se envía a las tropas, ni a la langosta y el bistec que se envían, ni a la cantidad de pizza que se consume en Washington. Dicen que cuando se pide demasiada pizza en Washington, es señal de que están reunidos hasta tarde y preparando algo catastrófico. No hablo de esas señales. Me refiero a las que tienen que ver con niveles de escalada y preparación realmente peligrosos. Si las ignoramos, lo haremos en nuestro propio perjuicio. Pienso que estamos en un momento muy peligroso de la historia, un momento que debe incentivarnos a todos, especialmente a los veteranos por la paz, a tomar medidas y ver cómo podemos reducir la tensión, o todo estará perdido. Gracias.
¿Y Venezuela? Tengo dudas de si todas las acciones bélicas agresivas de USA forman parte de una estrategia dirigida contra China o es producto de la explosividad bélica del ultracapitalismo en cualquier dirección.
ResponderEliminarGerardo, creo que ellos también tienen dudas, y sus dudas son muy peligrosas.
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