Con referencia al articulo de Santiago Alba Rico "Libia, el caos y nosotros", escribe
Pedro R. Machín Cantón en Rebelión.
Suelo estar muy de acuerdo con los excelentes juicios de Santiago, pero a veces el deseo de ser coherente en asuntos en que la contradicción es inevitable lleva lastimosamente a situarse del lado equivocado, no diré de la Historia, pero desde luego que sí de la oportunidad.
Cuando los que tan bien se las saben frotar se frotan las patitas, ni siquiera por equivocación debemos estar a su lado.
Mi más profundo pesar. Dejo hablar a Machín.
¿Podrá estar tranquilo un gobierno o un pueblo árabe que quiera independizarse de las potencias imperiales? Si la resolución era de la ONU, por qué la OTAN? ¿Por qué dos monarquías de las más represivas, como Arabia Saudí y Catar estaban junto a la OTAN en Libia? ¿No ha visto usted a manifestantes en estos países con banderas de EEUU alabando la democracia «made in USA» y pensando que son los yanquis quienes los están ayudando? ¿Será posible tal dicotomía en el mundo árabe? Dice usted: «Lo cierto es que los pueblos árabes, incluido el libio, han decidido desembarazarse de las dictaduras más largas del planeta, ‘descongelando’ una región del mundo petrificada desde la primera guerra mundial y condenada a servir una y otra vez intereses ajenos». Las únicas «dictaduras» que mantenían ciertos principios de las revoluciones nacionalistas árabes de los años 50 del siglo pasado eran las de Libia y Siria, que son las que el imperio quiere derrocar por la fuerza, a cualquier precio, porque mantenían su independencia y eran las más antiimperialistas. Las revoluciones árabes del 2011 se inician por los graves problemas sociales provocados por el neoliberalismo y la crisis mundial capitalista; igual que pasa en los pueblos de Europa, cuya situación se irá agravando; la izquierda debe partir de estos conceptos que son los reales y no caer en la contraofensiva contrarrevolucionaria del imperio iniciada con los sucesos de Egipto y que ha provocado la invasión saudí de Bahréin, la invasión de la OTAN a Libia, la ofensiva contra Siria, la unidad con las monarquías mas represivas de la región y la manipulación brutal de los medios. ¡Si la izquierda no mantiene su antiimperialismo se pierden las revoluciones!
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