Las corrientes dominantes se centran en lo coyuntural. La inmediatez de los ciclos reproductivos del capital. Tienen diferentes apreciaciones de lo que puede mover una deseada reactivación, iniciativa privada para unos, sector público para los otros. Pero ambas se empeñan en la recuperación del crecimiento.
Sin negar la posibilidad de colapso del aparato productivo global, tienden a verlo como algo distante, situado en un futuro más o menos remoto. Y para retrasarlo cuentan con la magia de una tecnología mitificada.
Lo inmediato les impide atender a lo que creen lejano.
Los economistas ecológicos están más preocupados por los límites objetivos de ese crecimiento, impuestos por la realidad física planetaria, y consideran mucho más próxima su llegada a término.
Lo que los otros ven lejano, se les representa inminente. Y aducen razones.
Por eso José Anastasio Urra Urbieta, profesor de Economía en la Universidad de Valencia y miembro de ATTAC, resta importancia a maniobras y maquinaciones como causa de las oscilaciones de los precios del petróleo, y en concreto de la caída actual, que debe atribuirse a una nueva recesión mundial, en cuyo fondo se encuentra la crisis energética.
Las maquinaciones geoestratégicas, muchas veces contradictorias entre sí, en medio de una actualidad caótica, existen sin duda. El frenazo de las economías reduce el consumo, y con ello el precio, como lo hace un aumento de la producción no convencional, que aprovecha la coyuntura para dañar a los productores actuales.
Pero las rigideces de la producción, y particularmente el agotamiento del petróleo barato, son causas objetivas de crisis universal, más allá de las pugnas entre las potencias imperiales y las emergentes. En medio de esta real dificultad, y mirando a más largo plazo, las guerras económicas casi parecen disputas de galgos y podencos.
Esto viene a decir José Anastasio Urra. Enric Llopis lo entrevista en Rebelión, y Alicia Coscollano en La Calamanda. Son conversaciones largas y no las repito. Podéis comprobar que no tienen desperdicio.
Más sobre el autor y el tema, aquí.
Solamente copio un comentario a lo publicado en La Calamanda.
Trece Planetas, Predoctoral Researcher en HEC Montréal
Como
discípula tuya, es siempre un placer y un honor leer tus aportaciones,
esos temas, que doy fe, muchos docentes no se atreven, no quieren, o no
saben tratar en sus clases.
Contaré algo que no te he contado, y creo que es buen momento.
Cuando preparaba mi proyecto de máster, le comente a un docente, durante su clase, mi intención de imputar, en la partida de costes, los costes medioambientales de mi proyecto, porque entiendo que en los resultados de una empresa se deben contemplar también los beneficios y los costes que ésta supone a la sociedad y al entorno físico. Su respuesta fue contundente; “si los incorporas, reducirás el beneficio neto y tu proyecto pasará a ser menos atractivo para el inversor. Tú misma, pero ten en cuenta que ese es uno de los factores que tendrán en cuenta en tu evaluación, un rápido retorno de la inversión”. No le hice caso.
Este es un ejemplo de lo que se enseña en la Facultad, rápido retorno, altos beneficios económicos, rápido crecimiento, internacionalización… Más de lo mismo.
De poco sirve que se incluya contenidos sobre responsabilidad social, si después caen en saco roto, cuando lo que prima es el beneficio económico.
Pero dentro de esa tendencia generalizada a seguir la inercia capitalista, alguna voz se alza con un discurso distinto, esa es la tuya. Unos te tacharan de romántico trasnochado, otros de loco, e incluso de integrista del anti-capitalismo, da lo mismo. Siempre hay algunos pares de oídos a los que llega el mensaje y algunos cerebros que, tiempo después, recordarán que ciertos vaticinios que alguien les contó, se están cumpliendo y no estaba tan desacertado como parecía. Cuestión de tiempo.
Ninguna sociedad ha evolucionado en sus formas de comportamiento en dos días, ni en dos clases lectivas. Pero para que evolucione, hace falta gentes como tú, dispuestos a compartir otro conocimiento, otra visión de los hechos, otras opciones de futuro… aunque, en muchas ocasiones, nadar contracorriente sea desalentador y extremadamente cansado.
Gracias Tasio.
Gracias por divulgar, José. Ánimo y fuerza.
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