Da gusto oír a este hombre, que canta como un joven, aunque hablando se le notan los muchos años. Se disculpa: "ahora estoy regular de voz, por culpa de la enfermedad de mi mujer, desde que se cayó." Cosas de la edad...
En su pueblo le han levantado un monumento, al que se refiere como "el bulto".
De este máximo conocedor de los cantes de su tierra el amigo conductor de nuestro flamenco seleccionó su versión de la malagueña, además de la petenera de La Rubia de Málaga, serranas ("por la sierra Tejea...") y cantes de jabegote y de Juan Breva.
Por sus letras pasan muchas de las figuras históricas del flamenco, y un repertorio de lugares evocadores de su querida Málaga y de esa comarca de Vélez de donde también procede mi familia. Recuerdos directos y relatos oídos en mi niñez.
Otra malagueña, de hace unos años:
Un recuerdo personal:
Al pie del pico más alto de la provincia de Málaga, "La Maroma", en la Sierra Tejeda, y muy cerca uno del otro, están Canillas de Aceituno y Canillas de Albaida, pueblos solo separados por los muy pequeños Sedella y Salares. En el segundo (y menor) Canillas pasé una temporada de niño, hace sesenta años, en un cortijo aislado en lo alto de la sierra. Cabras y vacas, autosuficiencia. Luz, la de un candil.
Allí vivían mis tíos (¡solo una parte del año, porque en invierno los expulsaba la nieve!, a mediados del siglo pasado aún no se apreciaba el calentamiento global). Vivían a pocos metros de "La Cuerda", algo menos alta, naturalmente, que la jerárquica Maroma. La cadena de montañas establece el límite con la provincia de Granada.
Desde este lugar veía toda la Axarquía y un gran trozo del mar de Alborán. Cuando el levante traía nubes las veías acercarse, trepando por la ladera. Primero blancas y nítidas, hasta que se difuminaban y te envolvía una fría niebla. ¿Qué duras circunstancias pudieron llevar a alguien a instalarse allí?.
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