viernes, 14 de febrero de 2025

Nosferatu y el monstruo de Frankenstein (tirando a peor)

Monstruos reales, mucho más dañinos que aquellos de ficción. A fin de cuentas, la pobre criatura del doctor Frankenstein era un personaje compasivo, lo que no son estos dos seres sin piedad.

A través de Carmen Sastre Zarza llego hasta una publicación de David Pablo Montesinos Martínez. No está de más que nos recuerde el que tu i jo sabem, i que sovint oblidem, en este caso la iniquidad de estos sujetos, porque a menudo olvidamos lo que sabemos para no hacer nuestro el sufrimiento ajeno. Pero la idea a mi juicio más importante es que estos monstruos no surgen de la nada, y son apoyados por gentes que con ellos tienen mucho que perder. Su mezquindad supera a su razón. Destaco algunos párrafos:

Trump es un efecto, no una causa. Las ideologías iliberales se reactivan si aparecen ciertos líderes, pero, no nos engañemos, si estos aparecen es porque hay un mercado ya configurado para que ellos ocupen ese vacío.

Existen triunfadores como Trump porque en el acto político más icónico de la democracia representativa –el voto– a muchos seres humanos les sale lo más mezquino que puede habitar entre las vísceras de un simio. No es que voten mal, como dice Vargas Llosa que hacen los peruanos cuando gana el candidato que a él le molesta. Al contrario, han votado a aquél con el que se identifican, aquel que más se parece a lo que son y a lo que quieren.

Trump lo vota mucha “basura blanca” para que no les adelante la basura negra o cobriza; a Trump lo votan muchos inmigrantes para que no entren otros nuevos que les birlen el puesto.

¿Cómo "hacer pedagogía" con esta gente? Anoto esta sugerencia:

Somos seres deseantes, y el deseo, si nadie nos propone otro más sexi, puede ser tan poco confesable, pero tan firme, como el de ese compañero de trabajo de un amigo de este columnista, que a la propuesta de Sumar de una reducción de la jornada laboral que le permitirá regalar menos tiempo a su jefe y más a sus hijos, responde que él prefiere currar a pasar tiempo con sus hijos. Hay gente así de poco edificante, pero no arreglaremos nada negando que existe, ni diciéndole la verdad, ni con educación, ni animándola a ser racional, justa o bella. Es el deseo lo que hay que movilizar, y si no en ellos, contra ellos.

Y como diría Fraga Iribarne, "no tengo nada más que añadir".

Nosferatu y el monstruo de Frankenstein









EL MAL EXISTE

Un viejo conocido que, ante la proximidad de la senectud, decidió hacerse ultrafacha, me soltó un día frase sobre la que he reflexionado: “El mal existe”. Este señor, que de joven era más bolchevique que nadie, ha terminado comprando el pack entero: blasón rojigualdo con el toro bravo, neoliberalismo impostado, vivas a la guardia civil y al ejército, y esa misteriosa tendencia, tan extendida, de echarle a Pedro Sánchez la culpa hasta de que las chatis no te hagan ni puto caso. El pack se completa con la panoplia aquella de que falta mano dura hacia los delincuentes. Yo no dije que no hayan de penalizarse los delitos –de hecho eso no lo dice nadie que yo conozca– sino que existen unas garantías democráticas, que la misión de la justicia penal no es la venganza… en fin esas obviedades por las que te llaman progre y que resulta que figuran en la Declaración de los Derechos Humanos. “El mal existe”, dijo, “ya lo sé, gaznápiro”, debí contestarle, “y puede que sean tipejos como tú los que lo respaldan.

El mal existe, desde luego que existe. Y tiene un nombre: Donald Trump. Yo no creo que Donald haya causado nuestras calamidades, es más bien una consecuencia de ellas. Existen triunfadores como Trump porque en el acto político más icónico de la democracia representativa –el voto– a muchos seres humanos les sale lo más mezquino que puede habitar entre las vísceras de un simio. No es que voten mal, como dice Vargas Llosa que hacen los peruanos cuando gana el candidato que a él le molesta. Al contrario, han votado a aquél con el que se identifican, aquel que más se parece a lo que son y a lo que quieren.

¿Hará grande a América de nuevo? En absoluto, pero no le votan para que lo logre, sino para que lo proclame. Y lo hará desde la promesa de que, aunque los ricos sean más ricos, los que quedan por detrás de ti, señor Juan Nadie, no van a adelantarte. Es a esos a los que Trump promete que va a joder a base de bien. A Trump le vota mucha “basura blanca” para que no le adelante la basura negra o cobriza; a Trump le votan muchos inmigrantes para que no entren otros nuevos que les birlen el puesto. Donald condujo al Capitolio a una turba de fanáticos, paranoicos, alcohólicos e indeseables para dar un golpe de estado… es el espíritu de esa turba de harapientos el que ha llegado a la Casa Blanca.

Me conmueve que Robert de Niro, en el crepúsculo de su vida, haya tenido el coraje de hacer uso de su fama para advertir a los norteamericanos que el tipo al que han votado es un monstruo. Su argumentación es brillante y acierta cuando afirma que hay que intentar hacer ver a los ciudadanos que se equivocan. Pero discrepo en algo esencial: Trump es un efecto, no una causa. Las ideologías iliberales se reactivan si aparecen ciertos líderes, pero, no nos engañemos, si estos aparecen es porque hay un mercado ya configurado para que ellos ocupen ese vacío. Bolsonaro es un mediocre, Berlusconi un putero, Milei un farsante. Y Trump… pues miren, Trump no es mucho más que un Jesús Gil a la americana, es decir, un ignorante, un psicópata sin escrúpulos ni valores, un mercachifle y un majadero. No hay ningún valor apreciable en todos estos caballeros, son la hez del mundo.

Pero no es el escrito de Robert de Niro lo único que me ha removido por dentro en estos días. 

Tengo la impresión de que Gaza está convirtiéndose en el desagüe por el que se precipita a chorros la credibilidad ética de la sociedad de naciones del Siglo XXI. Si en algo prefiero a Trump que al pobre diablo de Joe Biden –qué personaje más pequeño, Dios es en que al menos pone a las claras el plan del Estado de Israel y se dispone a apoyarlo. La idea es vaciar Gaza de gazatíes, así de sencillo. La convertiremos en un resort para turistas con dinero, solo será habitada por judíos, y los palestinos que no quieran morir bajo los bombardeos tendrán que buscar acogida en Siria o en Egipto.

Estamos cerca de ver cómo se perpetra uno de los más infames crímenes contra la humanidad de la historia contemporánea, lo cual supondrá consumar una sangrienta cacería que ya se ha cobrado cerca de cincuenta mil muertos. El Gobierno de Israel y el de EEUU al alimón, con la complacencia o la pasividad de otros muchos, se dispone a perpetrar ante nuestros ojos una monstruosidad que jamás imaginé que pudiera ocurrir. Siempre supe que Israel quería una nación sin palestinos, el objetivo del sionismo fue desde el principio robar un territorio a sus legítimos habitantes.

Yo les pediría que por un momento imagináramos cómo sería que, por ejemplo, la Comunitat Valenciana hubiese sido elegida como destino para los judíos y que, durante setenta años, se dedicaran estos a arrinconarnos, robarnos tierras, destruir nuestra forma de vida, bombardearnos, aprisionarnos entre muros… y todo el largo etcétera que ya hemos visto, hasta la Solución Final que ahora asoma.

Cada palestino es en estos momentos dramáticos el rebelde que lucha por las eternas causas de la humanidad: la libertad, la dignidad, la vida. Quizá les parezca palabrería grandilocuente y metafísica, les aseguro que en Gaza no lo es. Los palestinos son hoy los nuevos judíos, perseguidos por los mayores asesinos del planeta, cuyo plan guarda similitudes sorprendentes con lo que estos sufrieron hace setenta años en Europa.

Vuelve el horror. El mal existe, es cierto. El bien también.

2 comentarios:

  1. La red de plutócratas y administradores del imperio que realmente dirigen Estados Unidos ha estado en el poder desde mucho antes de Trump, y hoy podrían fácilmente dirigir los asuntos sin Trump, y seguirán dirigiendo los asuntos después de Trump. Durante los cuatro años anteriores, Estados Unidos tuvo un presidente que era un paciente aquejado de demencia, lo cual no supuso ninguna diferencia en el funcionamiento del imperio. Trump es igual. Cualquiera podría estar situado en ese cargo de figura decorativa, y la tiranía y los abusos del imperio estadounidense continuarían sin alterarse.

    Oponerse significativamente al poder real no significa adoptar una determinada postura hacia Donald Trump, o hacia cualquier otro administrador concreto del imperio. Los abusos del imperio no son producto de ningún individuo en particular, sino más bien fruto inevitable de los sistemas y prácticas en los que el imperio se asienta: capitalismo, imperialismo, control hegemónico, plutocracia, militarismo, ecocidio, explotación, extracción, autoritarismo y propaganda.

    Caitlin Johnstone – 13/02/2025

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  2. Cierto.

    Trump es tan solo una apuesta diferente.

    Si se apartase un poco del guión, otro atentado (o un sencillo impeachment) lo sacarían pronto de la escena.

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