lunes, 9 de junio de 2014

La manipulación en la televisión

José López Sánchez publicó en su blog, y lo recogió Rebelión, un artículo sobre la manipulación en la televisión, donde analizaba la cobertura del 22M en el programa La Sexta Noche. Escojo un solo párrafo de ese artículo.

Después del éxito electoral de Podemos, adquieren relieve algunas de las cosas que allí se decían. ¿Volverá Pablo a esas tertulias? Pues... solamente depende de las estrategias que interesen a los dueños del medio y sus compañeros de oligarquía. Si ven en ello una manera de debilitar o dividir a la izquierda, lo llamarán. Si lo consideran demasiado peligroso, no sólo lo mandarán al ostracismo, sino que irán a por él.

Pablo se medía mucho en las cosas que decía. Tal vez hizo bien. Ahora tendrá que afinar aún más si quiere ser útil al movimiento que ha propiciado y a la izquierda en general. Estoy seguro de que sus apariciones, directas o en comentarios y noticias sobre él, serán la piedra de toque de su sinceridad política y de su aportación a la causa que dice defender.


La desinformación consiste básicamente en transmitir opinión disfrazada de información.

En de la desinformación analizo detalladamente estas técnicas de manipulación informativa, para el caso concreto de la cobertura mediática de la Venezuela de Chávez. Otra cosa realmente llamativa es que no se da voz en estos programas a la ciudadanía. No se ofrece la posibilidad de que cualquier persona pueda formular preguntas o expresar opiniones. Son debates controlados, cerrados, donde sólo pueden participar los contertulios, los cuales son casi siempre las mismas personas. Yo creo que Pablo Iglesias, por lo menos, debería haber dicho, aunque sea de la manera más suave posible, que no comprendía por qué no se había invitado a ningún organizador del 22M. ¿No hubiera sido esa crítica al programa interesante para el espectador? ¿No podría haber ayudado a muchos ciudadanos a despertar, por lo menos a empezar a hacerlo? Tal vez Pablo tenga miedo de que al hacerlo deje de ser invitado al programa. Pero entonces surgen las preguntas: ¿hasta qué punto está dispuesto a llegar para seguir estando ahí?, ¿cómo evitar pasar de combatir al sistema a convertirse en un servidor involuntario del mismo? Imaginemos que Iglesias se atreve a decir esa obviedad obviada por el resto de sus contertulios, que se atreve a decir que no entiende por qué no hay ningún organizador del 22M que pueda hablar por sí mismo para explicarse, e imaginemos que a la semana siguiente ya no es invitado a dicho programa, ¿no podrían así muchos televidentes darse cuenta de que aquí algo falla, no les ayudaría a empezar a cuestionar los medios?, ¿no sería eso más útil que seguir acudiendo semana tras semana para ser “linchado” en público?

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