viernes, 22 de febrero de 2013

¿Quién podría negarlo?

El desempleo como forma de enriquecimiento capitalista

En lucha

Para competir y superar sus limitaciones, cada capitalista puede adoptar diferentes estrategias. Puede sumergirse, elevarse por encima de las barreras o, simplemente, romperlas. En todos los casos, crece a costa del trabajo, devaluándolo y pauperizando a los trabajadores.

 
El desempleo forma parte del proceso histórico de la acumulación capitalista. La lógica del sistema exige que los capitalistas compitan entre ellos, una mayor competitividad les concede mayor estabilidad y supervivencia dentro del sistema. El fin de cada capitalista individual es por tanto aumentar su tasa de beneficios para así mejorar su competitividad.

La introducción de tecnología que permita producir más con menos personas es una de las formas de llegar a este fin; pero también el aumento de las horas laborales, la reducción de salarios o el aumento de la intensidad del trabajo. Esta realidad explica cómo el objetivo del capitalista no es conseguir la distribución del trabajo y el aumento de la calidad de vida de las personas que trabajan, sino conseguir el máximo beneficio con el menor gasto laboral posible, bien sea reduciendo el número de personas empleadas o empeorando sus condiciones laborales.

Épocas de crisis como la actual, donde las empresas con menos beneficios entran en quiebra y los despidos masivos aumentan, profundizando así aún más la crisis, son y han sido históricamente aprovechados para empeorar la situación laboral y eliminar derechos conseguidos. Como Marx afirmó, "la condena de una parte de la clase obrera a la inactividad impuesta por el exceso de trabajo de la otra parte se convierte en un medio de enriquecimiento de los capitalistas individuales." El desempleo es pues una forma de enriquecimiento capitalista, no un problema individual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario