Sobre la investigación científica y sus criterios actuales de evaluación he hecho públicos en otro momento argumentos, míos y ajenos, nada favorables. En esta entrevista se relaciona la productividad en ciencia y tecnología con los mecanismos ciegamente productivistas que impulsa este capitalismo real, y cómo las circunstancias fuerzan muchas veces, como en los demás ámbitos, a prácticas corruptas y trampas como formas de supervivencia en esta jungla.
Claro que ni la corrupción ni el mal uso del conocimiento descalifican de un plumazo a la ciencia o la técnica como "instrumentos del mal". Cierto que el capitalismo ha desarrollado, hasta el extremo de la máxima inestabilidad, todas las fuerzas productivas, y lo ha hecho sobremanera con el conocimiento y la ciencia. Pero aunque este sistema que todo lo devora ha llegado a un punto sin salida (sin salida desde sus postulados), este punto a que hemos llegado es también un punto sin retorno.
Digo sin retorno porque no hay marcha atrás, y la salida no vendrá de la mano de la vuelta a un primitivismo ignorante. En la ciencia y la técnica, en un uso diferente de unos conocimientos y unas experiencias a las que sería suicida renunciar, está también la salvación posible de una civilización agonizante. Y la del planeta entero tal como lo hemos conocido. Y si lo conocemos cada vez mejor gracias a la ciencia, lo podremos gestionar mejor con el apoyo de otra tecnología en otro modo de producción y de consumo.
Resumiendo. Investiguemos, hagamos ciencia, pero habrá que desprenderse de esa mala madre que es este modo capitalista de hacer las cosas. También de hacer investigación científica.
Sigue una parte de la entrevista a Alfredo Caro Maldonado sobre prácticas científicas y corrupción.
Papeles de relaciones ecosociales y cambio global
(...)
–La investigación en cualquier ámbito está impulsada por el desarrollo de las fuerzas productivas. No deja de ser algo impulsado por el sistema capitalista. Además está dentro de la competencia inter imperialista: UE, EEUU y China.
El sistema mide esa productividad por publicaciones y “calidad” de esas publicaciones. Esa calidad se mide mediante el “índice de impacto” que depende de varios factores. Pero para que nos entendamos, si se parte de una buena idea (una buena pregunta) la velocidad con la que tú publiques esa idea (la demuestres) depende de los recursos que le dediques (que tengas). Al final el valor de un artículo viene dado por el número de horas sociales necesarias para su publicación, no sé si me sigues.
–Creo que sí, la teoría marxiana del valor-trabajo me es útil para seguirte.
–Y como no espabile ese artículo lo producirán en China o EEUU en menos tiempo, e igual que la camorra napolitana con la ropa, me dejarán sin mi premio, no podré publicarlo bien, no tendrá valor y mi carrera se irá al traste.
Yo, literalmente, tengo dos años de financiación, en un año se me termina el contrato y me voy a la calle.
–A la calle es a la calle… Sin trabajo y con lo que llevas puesto.
–Exacto, exacto
–Sigue por favor.
–Podría optar por un proyecto EMBO para jóvenes investigadores si he publicado bien. Pero mis recursos son limitados, solo mis dos manos. El diablo está en todas partes y nos pone la tentación delante. Después está tu carrera, tu prestigio como investigador, el querer ser el Ronaldo de la ciencia (un premio Nobel)… Otro factor es que existe en mi opinión un grado alto de desequilibrio mental y social en nuestra profesión. Por desequilibrio no quiero decir locura ni nada de eso. Hablo de gente muy joven cuya única vida es el laboratorio, jornadas semanales de 50-60 horas, acoso, sin vacaciones, gente que trabaja sin cobrar en las universidades… He visto laboratorios en EEUU donde se come, cocina e incluso duerme dentro.
No sé lo que pasa por la cabeza de alguien para falsificar un resultado, sí sé las condiciones objetivas que llevan a un gran aumento en las falsificaciones y retracciones en publicaciones: la precariedad, la competitividad y la locura que es la evaluación por publicaciones.
–Luego, por tanto, las condiciones objetivas en que se realiza la investigación en muchos países del mundo, no sé si en todos, posibilita explotaciones, desequilibrios y falsificaciones.
–Posibilita no, las fomenta. Mira si todo esto es loco que en la investigación se da hasta deslocalización de la producción. Se ha puesto de moda en los últimos años que investigadores europeos tengan dos laboratorios, uno aquí y otro en Rusia. Viajan una vez al mes a Rusia, donde el gobierno financia la producción y el investigador europeo tiene mano de obra barata y recursos allí. Entonces hablamos de que un solo investigador principal puede tener 30 personas a su cargo en dos países distintos. No hay mente humana que pueda controlar bien toda esa producción de datos.
–¿Conoces algún país en el que la investigación no transite por esos senderos de locura que has descrito?
–Pues de lo que conozco sectores en EEUU, aunque con los recortes que se están dando allí imagino que menos. Existen ramas en la investigación básica que reciben suficiente dinero para probar nuevas cosas, para seguir haciendo Ciencia con mayúsculas.
–La falsificación de resultados, ¿no es contraria a cualquier consideración de la ciencia asociada al rigor, a la verdad, al control de resultados? ¿No es eso lo que “se vende” desde las instituciones científicas y filosóficas?
–Sí, claro. Pero lo que no se puede es pretender que haya ética mientras que la vida de las personas dependen de una publicación, de unos resultados que cuadren con tu hipótesis. Imagina una chica de 30 años y pico, que haya hecho la tesis tarde, que se le haya complicado la cosa y no haya podido publicar antes de defender la tesis. Desde la revista le piden un experimento para aceptarlo. Ella tiene a la pareja esperando para irse a vivir a otro sitio y tener el niño deseado. Le quedan dos semanas de contrato y tiene que terminar esos experimentos, que se resisten a salir…
Esto no es un cuento, esta es la realidad de miles de investigadores todos los días.
–¿Y por qué las comunidades científicas permiten, permitís este grado de explotación y maltrato? ¿Por qué no luchar por unas condiciones dignas que os permitan desarrollar vuestra tarea? Tal como lo describes parece que estuviéramos hablando de las condiciones laborales de los compañeros y compañeras de la construcción o de los supermercados.
–Esto da para otra entrevista. Existe la mentalidad del artesano. Ideológicamente ha calado el cuento de la vocación, la pasión, el hago lo que me gusta y no me importa trabajar 10 horas diarias. Se llega a decir que para ser un buen investigador hay que sufrir durante la tesis. Eso lo he oído yo de gente haciendo la tesis recientemente.
Hay también narcisismo (estamos salvando a la humanidad). Y después represión, si te revelas olvídate de la carta de recomendación. En ese sentido recomiendo leer esta noticia sobre el acoso sexual en la ciencia.
–Por lo demás, vuelvo al tema inicial, ¿no puede tratarse de errores, de errores humanos, y no de intentos de engaño propiamente hablando? Euclides erró en la primera demostración de los Elementos pero nadie afirmaría que nos quiso engañar.
–Yo me equivoco todos los días Salvador. Nuestro trabajo es bastante complejo intelectual y técnicamente, hay muchísima presión y tenemos que controlar muchas variables. Pero para eso tenemos una metodología de trabajo que reduce mucho la posibilidad de error continuado. Por supuesto que podemos estar equivocados en las conclusiones que sacamos, pero para eso está la revisión y la reproducción de resultados, eso forma parte del juego.
Duplicar o manipular imágenes en una publicación, con toda la cautela en el caso del que hablamos, no es un error. Y si lo es, es porque no se han tomado las medidas adecuadas: el autor principal al montar las imágenes y no repasarlas; el autor jefe por no repasar o hacer que se repasen todas las imágenes; los editores de la revista; los revisores independientes... El sistema actual de cosas lleva necesariamente al caos, es imposible que hagamos Ciencia en estas condiciones, lo que se hace es producción científica, que es diferente.
–La EMBO, una organización científica europea que conoces muy bien, ¿no controla este tipo de prácticas? ¿No es esa su función precisamente?
–Se publican miles de artículos todos los meses. Es literalmente imposible controlar semejante producción “literaria”. No hay investigador que se pueda leer todo lo que se publica cada mes solo en su campo. Y a Nature le llegan miles de borradores todas las semanas, y rechazan gran parte de ellos.
–Entonces, si no es posible controlar esa producción literaria, ¿qué hacemos, qué se puede hacer? ¿Marcamos límites en la producción? ¿Nos dotamos de más medios de control?
–La publicación tiene que ser el medio por el que un descubrimiento se transmite a la comunidad científica. Por tanto no se tendría que publicar hasta que se produzca ese descubrimiento. Se publica mucho y mal, antes de que se esté del todo seguro del descubrimiento. Y para la financiación se evalúa no el descubrimiento sino la publicación. No hay que poner límites, hay que cambiar los estándares de evaluación.
(...)
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