“No creamos este medicamento para los indios, sino para los occidentales que pueden pagarlo”.
Marijn Dekkers, consejero delegado de la empresa Bayer
“Hay que tomar las medidas para la reducción demográfica del globo terráqueo, aun en contra de la voluntad de sus respectivas poblaciones. La reducción del índice de natalidad ha sido un fracaso. Por eso tenemos que aumentar la tasa de la mortalidad por medios naturales, por el hambre y por la inoculación de todo tipo de enfermedades”.
Robert McNamara, Exsecretario de Defensa de Estados Unidos
Los amos del mundo, ese uno por ciento del que se habla, y que en realidad son muchísimos menos, puesto que cuando deliberan caben en el salón de reuniones de Davos, conocen mejor que tú y que yo los límites del crecimiento y por lo tanto de su capacidad de continuar con el "business as usual". Estos límites que señala Antonio Turiel en este cuento:
Hace muchos años el mundo era muy diferente. Quizá no era este mundo, ni tan siquiera. La superficie de aquel planeta y aquel momento era toda ella agua, un inmenso océano, y en ese océano había multitud de pequeñas islas, nada parecido a un continente. De todas aquellas islas sólo había una habitada, y la llamaron Tierra, pues era el único lugar donde la gente se pudo asentar.
(...)
Como la población de Tierra siempre iba aumentando lentamente, una de las ocupaciones principales de los terranos era avistar nuevas islas y unirlas a su territorio. Para eso disponían de torres de vigía y un complejo sistemas de timones, remos y velas que les permitía maniobrar para abordar nuevos islotes. Sin embargo, el tamaño de Tierra había crecido considerablemente con el tiempo (ya era más del doble de la extensión original) y cada vez era más pesada y complicada de maniobrar. Así que el crecimiento de Tierra era cada vez más lento y se podía intuir que en breve ya prácticamente no crecería más.
(...)
El caso es que un inventor se dio cuenta de que podían explotar los combustibles fósiles (ya sabes: carbón, gas natural, petróleo) que había en el subsuelo de las islas, y usarlos en motores que mejoraron la navegabilidad de Tierra. No sólo eso, sino que gracias a los avances técnicos que permitían las nuevas fuentes de energía se podía incrementar la productividad agrícola y así también expandir la población. Los comerciantes y los líderes estaban entusiasmados con las posibilidades y el resto de los terranos ya se conformaban con lo que tenían; de hecho, para la mayoría supuso una gran mejora de sus condiciones de vida, pues todo tipo de trabajo físico se hizo mucho más liviano (...) De ese modo, Tierra empezó a prosperar a un ritmo nunca visto, añadiendo más territorio como nunca antes. La población creció mucho más rápido, pues a la expansión del territorio se le añadió las mejoras en productividad agropecuaria. Los comerciantes se hicieron riquísimos, los líderes aumentaron también su fortuna y en general la población vivía mucho mejor.
(...)
El caso es que, tras varias décadas de expansión acelerada, todo el sistema económico de Tierra estaba diseñado para la expansión sin fin. Las actividades financieras, otrora completamente marginales, ahora ocupaban el centro de la actividad económica. Muchas actividades económicas, antaño impensables, eran las principales fuentes de ocupación laboral, toda vez que el campo, fuertemente mecanizado, rendía como nunca antes ocupando una mínima parte de la mano de obra. Y estas actividades industriales se apoyaban en el acceso al crédito fácil, que les permitía acceder aquí y ahora a recursos necesarios para su expansión (hierro, carbón, aluminio, petróleo) con el compromiso de devolver los créditos con un conveniente interés, cargado a la riqueza que se tenía que generar en el futuro. Todo el modelo podía funcionar mientras el ritmo de crecimiento del territorio de Tierra, y el de los recursos que contenía, continuase creciendo a buen ritmo (...) Dado que las empresas cada vez producían más, cada vez pedían más dinero prestado y el interés que se aplicaba a los créditos las obligaba a crecer cada vez más rápido, si querían tener la capacidad de devolverlo: en caso contrario, podrían quebrar. El problema del interés compuesto es que obliga a un crecimiento rapidísimo: a un 7% de interés anual todo se tiene que duplicar cada 10 años, es decir, multiplicar por más de mil al cabo de un siglo, o por un millón en sólo 200 años. En Tierra la expansión fue fulgurante debido a que había abundantes islotes por anexionar, y de ese modo el tipo de interés de los créditos se adecuó a la capacidad de expansión: los empresarios veían que, al ritmo al que se anexionaban nuevos islotes, podían aumentar su negocio un 9 o un 10% anual y así se atrevían a solicitar créditos al 7% para poder comprar los recursos necesarios para realmente conseguir tal expansión. Como todo el mundo pedía créditos pero no había dinero para todos, los bancos fijaban un precio al dinero (es decir, fijaban un tipo de interés) que daba preferentemente el dinero a aquéllos que podían expandirse suficientemente rápido como para crecer más que el interés fijado. De ese modo, el interés financiero reflejaba el potencial de crecimiento de la economía.(...)
¿Cuánto tiempo aproximadamente podría crecer a un ritmo del 7% anual, asumiendo que hay islotes suficientes? (...) a un 7% anual todo se tenía que duplicar cada 10 años, y por tanto cada siglo se multiplica por... por... ¿por mil (...) sí, se multiplicaría por 1.024, por ser exactos, pero digamos que aproximadamente se multiplica por mil cada siglo.
(...)
Y ése fue el mayor problema para los habitantes de Tierra: que un día se encontraron con que cada vez había menos islotes para anexionar. Todavía encontraban muchos, muchísimos de hecho, pero no los suficientes para mantener una maquinaria que estaba orientada a crecer y crecer por siempre.
(...)
Los grandes comerciantes, los grandes empresarios, el sector financiero y los líderes de Tierra decidieron que el problema no era su modelo (de sociedad, de economía) sino encontrar más recursos. Así que decidieron asignar más dinero (y por tanto, dar acceso a más recursos) a la exploración de nuevas fuentes de energía y de materiales de manera que las empresas pudieran continuar con la expansión acostumbrada (entiéndase, desde su Revolución Industrial). El problema es que el dinero no sustituye al petróleo, el carbón o el acero. Así que se lanzaron a hacer auténticas barbaridades para intentar mantener su sistema de crecimiento infinito. Cambiaron sus leyes ambientales, laborales y sociales para explotar residuos muy marginales, que se extraían con minas a cielo abierto o fracturando la roca en profundidad, inestabilizando la isla y contaminando las reservas de agua, o arrasando bosques milenarios para extraer una brea viscosa que, tras complicados tratamientos químicos que generaba muchos residuos tóxicos, daban algo parecido al petróleo. Destruían enormes partes de la isla para intentar exprimir unas gotas más de los recursos, solamente para intentar seguir creciendo como antes, sin conseguirlo. Cambiaban la regulación del sistema financiero para que se pudiera prestar dinero a esos negocios ruinosos en contra de toda lógica, y cuando comenzaron las quiebras desviaron dinero público, recaudado de los impuestos de todos los terranos, para mantener a flote esas empresas, simplemente para intentar seguir creciendo cuando la cosa ya era imposible. Pensaron que lanzando toneladas de dinero sobre el problema lo iban a solucionar, cuando en realidad lo que hicieron fue agravarlo. Mientras tanto, el tamaño de la economía iba decreciendo y con ella las oportunidades de negocio financiero, que se iban adaptando al ritmo menguante de los recursos. En un momento dado, los tipos de interés llegaron al 0% y luego se hicieron negativos. El modelo basado en el crecimiento, simplemente, llegó a su fin con la incapacidad de encontrar cada vez más recursos.
A fin de cuentas, las urgencias son las urgencias, y escapar ("ellos") es lo primero. Por todos los medios, incluyendo no sólo el engaño sino el genocidio de las grandes mayorías que van siendo excluidas progresivamente.
Hace falta entender esto para enfrentarlo. No hay acciones aisladas (por arriba) en una globalización gobernada desde muy arriba. Todo está conectado (y "arriba" lo saben bien). Lo que hace falta es que también lo tengamos claro desde "abajo". Al final del proceso, sobraremos todos menos "ellos". Y luego "ellos" se irán también al infierno.
A menos que...
...entendamos su proyecto y obremos en consecuencia. Con una visión de futuro que "ellos" si tienen y nos ocultan con maniobras de "diversión". Nunca mejor dicho.
Remato con esta pincelada:
(...)
La lección más importante a sacar de todo esto es que no hay forma de enfrentar la crisis del clima de forma aislada, como si fuera un problema tecnocrático. Debe verse en el contexto de la austeridad y privatización, del colonialismo y militarismo y de los diversos sistemas de otredad necesarios para sustentar todo eso. Las conexiones e interrelaciones entre ellas saltan a la vista, sin embargo, muy a menudo la resistencia frente a ellas está muy compartimentada. La gente que está contra la austeridad casi nunca habla de cambio climático; la gente que se preocupa del cambio climático rara vez habla de guerra u ocupación. Apenas hacemos la conexión entre las pistolas que quitan la vida a los negros en las calles de las ciudades estadounidenses, y cuando están bajo custodia policial, y las fuerzas mucho mayores que aniquilan tantas vidas de color en las tierras áridas y en los precarias embarcaciones por todo el mundo.
(...)
Enlaza perfectamente con la publicación anterior. ¿Cuando dirigiremos la brújula hacia el planeta Sensatez?
ResponderEliminar