Tengo mis reservas. Se coloca por delante de los tres poderes reglamentados en los Estados modernos; define sus agendas, poniendo en primer plano algunos temas mientras arrincona otros, y es capaz de influir directamente en una inmensa mayoría que solo indirectamente puede influir en ellos, normalmente por la vía de la abstención.
Pero no es un poder autónomo, sino delegado, porque tiene propietarios.
Quienes ostentan la propiedad privada de los medios son dueños de sus contenidos, y recordemos que la propiedad es privada porque quienes no la poseen están privados de ella.
Una democracia en la que un oligopolio mediático es dueño del adjetivo ¿es una democracia plena? Los fariseos se rasgan las vestiduras si se cuestiona, y los sumisos y acogotados por ese poder mediático (y el fáctico que lo mueve) fingen escandalizarse.
Pablo Iglesias, con esta denuncia, se coloca en el punto de mira de los dueños de los medios. No es de extrañar que ahora lo ataquen sañudamente quienes antes le dieron alas.
¿Cómo no estar de acuerdo con cuando Iglesias expone? Lo que ocurre es que –como dramáticamente pudo comprobar Salvador Allende–, una cosa es estar en el gobierno y otra tener el poder (necesario para llevar a cabo auténticos cambios).
ResponderEliminarUn interesante artículo a propósito del tema:
ResponderEliminarhttps://kaleidoskopiodegabalaui.com/2021/02/21/tentaculos/
Amargamente bueno. Pero habrá que seguir dando la batalla, aunque sea desde esta red que nos atrapa, ¡menos da una piedra!
ResponderEliminarA más, a más...
ResponderEliminarhttps://www.nuevatribuna.es/opinion/jenner-lopez-escudero/hasel-heroe-villano-como-prensa-ha-conseguido-dividirnos/20210222091158184857.html?fbclid=IwAR2ZwlfecmIbLYWw6PXKlBPii4iBcSyCpX_Wyagvhb4h1Mme-QVfd1G05eA
La verdad es que, como músico e incluso como poeta, a mí Hasél me importa un pimiento, pero coincido con muchos de sus planteamientos ideológicos y los defiendo. Mi solidaridad con él va más allá de él.
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