Sobre estas publicaciones escribí en este blog un comentario, al que daba pie un texto airadamente crítico hallado en El País. Y unos días antes me había referido un tanto peyorativamente a la charcutería intelectual. Me refería a las cadenas de citas, menciones cruzadas entre autores, etc. que tachonan las revistas científicas. También a la dirección que toma la investigación a partir de los encargos de grupos empresariales que la "orientan". No quiero ahora ser tan ácido.
Las revistas científicas, y en concreto las más reconocidas, deben valorar previamente lo que publican, so pena de perder su prestigio. El modo de hacerlo es, en primer lugar, recurrir al buen juicio de expertos en las áreas de conocimiento correspondientes. Una vez publicado el artículo, se sigue su trazabilidad, como se hace con cualquier otro producto. Lo más habitual es una contabilidad de las citas que obtiene.
Ningún procedimiento es perfecto ni está exento de riesgos. En la investigación experimental pueden evitarse desviaciones mediante procedimientos como el doble ciego. En la investigación más teórica la situación se complica, porque los necesarios filtros pueden y suelen teñirse de subjetividad, prejuicios y, hay que decirlo, algunas trampas.
Revisión por pares o estadísticas de citas son los procedimientos más habituales para publicar en revistas científicas. El segundo funciona cuando el autor ha logrado meter la nariz en las revistas, que generalmente exigen el juicio previo de los expertos mediante el primero.
Por una parte, la revisión por pares parece objetiva. No es fácil engañar a los colegas, y su ponderación, aunque con posibles errores e incomprensiones, tiene al menos un caracter cualitativo del que adolecen los métodos puramente estadísticos, que sin embargo reparten la subjetividad en un número mayor de actores.
Se trata de un verdadero Hit Parade. Al fin y al cabo, todos los procesos competitivos tienen parecidas ventajas e inconvenientes. Prejuicios y camarillas facilitan o dificultan la publicación. Pero en el estado actual de la investigación lo peor es cómo se la instrumentaliza, al servicio de los capitales, que la patrocinan porque la financian. Directamente o a través de las administraciones a su servicio.
Universidades e institutos de investigación están literalmente al albur de los intereses empresariales. Para la investigación independiente del poder corren malos tiempos.
Sigue un extracto de artículo que me ha dado materia para estas reflexiones:
Carles Soriano
Marxismo Crítico
(...)
...la investigación científica es producción social que, por un
lado, se objetiva continuamente en los procesos productivos de la
sociedad capitalista y, por otro, se da a conocer a través de múltiples
canales (publicaciones diversas, conferencias, talleres). A lo largo del
desarrollo histórico de la ciencia moderna, los artículos científicos
publicados en revistas especializadas se han erigido en el formato por
excelencia mediante el cual se da a conocer tan solo una parte – y es
importante entenderlo así – de los resultados de la investigación
científica. A partir de la métrica desarrollada sobre aspectos diversos
relacionados con las publicaciones científicas (número de citas de un
artículo, número de ejemplares publicados, número de descargas, etc.)
surge, a lo largo del siglo XX, la disciplina que actualmente se conoce
como cienciometría.
(...)
Los artículos científicos destinados a la publicación se someten a la
denominada revisión por pares, que consiste en una suerte de arbitraje o
auditoria externa que el equipo editorial de una revista científica
encarga a expertos con objeto de validar la factibilidad de un artículo
concreto. Es un proceso de arbitraje subjetivo que, con algunas
variantes, también se usa en la valoración de proyectos de investigación
por parte de las agencias e instituciones financiadoras. La revisión
por pares comienza a aplicarse en el siglo XVIII, aunque no se
estandariza en la forma que actualmente conocemos hasta la primera mitad
del siglo XX [...]. Con anterioridad a su estandarización, los
autores de los artículos recababan la opinión de sus colegas si lo
consideraban oportuno y seguían, o no, sus sugerencias. Con la
estandarización, este quehacer natural, que trasciende el mero ámbito
científico y es común a un sinfín de actividades humanas, adquiere un
carácter obligatorio y pasa a ser gestionado de manera externa a los
propios autores. En este sentido, padecen una expropiación en lo que
concierne al proceso de publicación de sus trabajos científicos.
Expropiación que es llevada a cabo por la misma comunidad científica a
través del proceso editorial, filtrando aquello que es publicable y bajo
qué condiciones es publicable.
Desarrollo histórico y estado actual de la cienciometría
La cienciometría es una disciplina que
estudia de manera cuantitativa cómo tiene lugar la comunicación de la
ciencia a través de las publicaciones y artículos científicos. (...) Durante la primera mitad del siglo XX se sientan las bases
conceptuales de la cienciometría, al adaptar para la literatura
científica algunos de los principios de la economía neoclásica
propugnados por Vilfredo Pareto. De este modo, se formulan la ley de
Bradford o de dispersión de la literatura científica y la ley de Lotka o
de distribución de los autores según su productividad. Ambas son
reformulaciones del principio Pareto para la distribución de la riqueza. (...) Eugene Garfield (...) desarrolla el factor de impacto,
un índice bibliométrico que expresa el cociente del número de citas que
recibe una revista respecto al número de ejemplares que publica. (...) El factor de impacto ha gozado de amplia hegemonía en los
ámbitos académicos y de gestión de la ciencia hasta principios del siglo
XXI y se considera que el prestigio de una revista es tanto mayor
cuanto mayor sea su factor de impacto. El factor de impacto se ha
utilizado también como indicador cuantitativo de la valía de los sujetos
productores de ciencia, bajo la premisa de que dicha valía viene dada
por el prestigio de las revistas donde publican.
En el siglo XXI se desarrollan nuevos
índices bibliométricos que ponderan el factor de impacto o ponen su foco
en los artículos científicos más que en las revistas científicas. (...) El índice H es un indicador de la
productividad científica individual que da cuenta del conjunto de la
obra publicada por los autores [...]. Un índice H=10 quiere decir que el
autor considerado ha publicado 10 artículos que han recibido al menos 10
citas cada uno, un índice H=5 se corresponde con 5 artículos que han
recibido al menos 5 citas cada uno y, así, sucesivamente. Al amparo del
índice H han surgido hasta 50 variantes que enfatizan aspectos diversos,
desde las publicaciones con mayor número de citas, hasta las
publicaciones menos citadas, pasando por la distancia entre autores
entendida ésta como número de colaboraciones conjuntas [...]. (...) Actualmente, existen modelos matemáticos que
predicen el historial de citas de un artículo y hasta las posibilidades
de éxito en la carrera científica de los investigadores [...].
La publicación de artículos en acceso
abierto y el desarrollo actual de las redes sociales en internet han
ampliado, por un lado, la difusión de los artículos científicos y, por
otro, las posibilidades de la métrica sobre los mismos. Hoy en día, la
métrica de las publicaciones científicas incluye no sólo los factores de
impacto y el número de citas de los artículos sino el número de
descargas, tuits, visitas a sitios web y, en general, cualquier tipo de
métrica que se pueda desarrollar respecto a la visibilidad de un
documento en internet, incluso en tiempo real y a escala global [...]. Este tipo de métrica se conoce como Altmetrics y está siendo
paulatinamente incorporada por la mayoría de publicaciones en Internet
como indicadora del impacto social. La métrica de artículos científicos
en Internet ha dado lugar a una industria de proveedores, generalmente
empresas de tipo startup, que ofrecen diversos tipos de
herramientas: para la organización curricular en red, para la
organización y el rastreo de documentos científicos con vistas a su
difusión social y para la implementación de la propia métrica [...].
(...)
La revisión por pares en su formato clásico está siendo actualmente
cuestionada por las publicaciones en abierto y las redes sociales, en
que dicha revisión queda reducida a una cuestión testimonial respecto a
la adecuabilidad formal del artículo a publicar o donde directamente se
ejerce una especie revisión post-publicación mediante comentarios
abiertos. El principal argumento de sostén para la revisión por pares es
que se trata de un mecanismo que mejora la calidad científica del
artículo en cuestión, en tanto que asegura unos requisitos mínimos de
rigor científico y, por consiguiente, es un procedimiento que preserva
la calidad de la ciencia en general. Se trata de un argumento falaz que
incumbe más bien a las editoriales y revistas científicas con vistas al
mantenimiento de su “status quo” en el mercado de las publicaciones
científicas. Aquí hay que decir que la ciencia ya tiene sus propios
mecanismos internos de validación y refutación a lo largo de su devenir
histórico; forman parte de su quehacer intrínseco en tanto que ciencia,
permiten contrastar y refutar datos y teorías y habilitan, en
definitiva, la propia discusión científica. Por otra parte, la
validación de la ciencia se realiza también a través de la
implementación práctica de la producción científica en los procesos
productivos. En lo que concierne a las llamadas ciencias de la salud,
también se ha señalado la necesidad de la revisión por pares para
preservar al conjunto de la sociedad de falsos remedios y curas
milagrosas. Argumento éste, un tanto dudoso, cuando los supuestos falsos
remedios se dan igualmente a conocer por otros canales y cuando los
intereses económicos de las corporaciones farmacéuticas y biomédicas
permean hasta la propia investigación científica y están en el origen de
algunos de los casos más sonados de fraude científico. Es un argumento
con resabios paternalistas que más bien parece perseguir la legitimación
de la propia élite académica. En contra de la revisión por pares se ha
señalado que es un mecanismo tendente a preservar la ortodoxia y los
paradigmas científicos vigentes frente a nuevas visiones que no se
ajustan al mainstream. Ello no impide, sin embargo, que
eventualmente se publiquen artículos que trasciendan o cuestionen dichos
paradigmas. En cualquier caso, quedará bajo el criterio subjetivo de
los revisores y editores su publicación o no. La irrupción de las
publicaciones en abierto con filosofía bussines-oriented y una
revisión pre-publicación de tipo suave bien puede entenderse como una
estrategia de mercado frente a las publicaciones tradicionales ya
consolidadas y con revisiones exigentes que preservan su posición en el
mercado editorial. Al margen de ello, existen numerosos ejemplos que
demuestran el carácter superfluo de la revisión por pares, desde
artículos científicos que fueron inicialmente rechazados por
determinados revisores y revistas y que cobraron un tardío
reconocimiento científico al ser publicados en otros foros, hasta
contribuciones ampliamente reconocidas que no han pasado por revisión
alguna. Entre estas últimas uno de los casos más emblemáticos de la
época reciente es el de Grigori Perelman, quien resolvió la conjetura de
Poincaré en el año 2002 publicándola libremente en el repositorio
digital arxiv.org, siendo corroborada por investigaciones posteriores
[...]. En definitiva, la ciencia no necesita de ninguna validación “ex
ante” efectuada por expertos, pues se evalúa y valida a sí misma
cotidianamente.
(...)
Ante la profusión actual de indicadores
bibliométricos y la métrica alternativa creada a partir de documentos en
Internet (Altmetrics) han surgido iniciativas que pretenden
estandarizar y establecer protocolos tanto en lo que respecta a la
métrica en sí como al uso que de ella se hace. El objetivo, confeso en
algunos casos, es poder contar con indicadores fiables que permitan
evaluar y comparar instituciones científicas entre sí [...]. En otros
casos, la estandarización se presenta de manera aséptica, como una
investigación interna de la propia métrica y sin mención alguna al uso
que se hace de ella y, en un alarde de inmodestia, se pretende incluso
estar haciendo una ontología de la métrica [...]. Se trata, sin duda, de
una concepción un tanto roma de ontología, que difícilmente suscribiría
Heidegger o el mismo Marx.
El principal argumento de sostén para la
cienciometría es que constituye una medida indirecta de la calidad
científica. El carácter falaz de este argumento es, si cabe, más notorio
que el de la revisión por pares como garante de la calidad de la
ciencia. Esta argumentación falaz es sostenida de manera implícita o
explícita por algunos de los pioneros de la cienciometría, desde el
ínclito Eugene Garfield hasta Derek J. de Solla Price, y es asumida
reiterada y acríticamente por el grueso de la comunidad científica
mediante rodeos semánticos del tipo: las citas miden el impacto, éxito,
influencia o visibilidad en la sociedad y, por tanto, indirectamente
indican la calidad o excelencia científica [...]. Por lo que respecta
a la métrica sobre la visibilidad de documentos en internet, hay que
decir que no es en nada distinta a los índices de audiencia de cualquier
medio de comunicación convencional. Visitar un sitio web es como pasear
por la calle y detenerse ante un kiosco. En cuanto a las citas, no
indican más que un uso pero nada dicen del uso en sí. Si dicho uso es
descalificatorio, laudatorio o si se trata de una cita de una cita, en
cuyo caso se debería hablar propiamente de un reúso. Gran parte de las
citas del presente trabajo no son precisamente laudatorias pero pueden
engrosar el currículo de más de uno. Del mismo modo que 50 mesas no
informan de si éstas son cuadradas, redondas, de madera o de metal, el
número de citas cuantifica un uso, pero no puede informar sobre la
calidad de la publicación en cuestión. Las citas dentro de una
publicación pueden dar cuenta, a título informativo, de una parte del
contexto científico con que se relaciona el artículo en cuestión y, en
cualquier caso, están sujetas a la consideración subjetiva del autor
acerca de qué debe citar. Por tanto y en rigor, a partir de la
cuantificación de las citas que recibe un artículo no se puede inferir
nada respecto de su calidad científica. Siendo esto así, tampoco se
puede inferir la calidad científica de los sujetos que producen los
artículos, de las instituciones donde estos trabajan y, menos aún, de la
ciencia en general. Lo dicho para las citas vale para cualquier índice
bibliométrico basado en ellas. Cabe señalar, por otra parte, que muchos
autores de reconocida transcendencia y ampliamente usados apenas son
citados en la literatura científica pues se hallan incorporados
contextualmente en el quehacer científico cotidiano y en el propio
léxico científico. Poca gente cita a Arquímedes por su principio, ni a
Newton por sus leyes de la mecánica o a Darwin por su teoría de la
evolución y, quizás, aún se cite a Einstein por su artículo sobre la
dualidad onda-corpúsculo. La tendencia que se observa, sin embargo,
parecería indicar que cuanto más clásico es un autor menos citado es.
Para la cienciometría, sus leyes y sus indicadores, estos autores
resultan invisibles o no entran en su objeto de estudio. Ello pone de
relieve que esta disciplina, lejos de tener una aplicación más o menos
universal – como cabría esperar de algo que se pretende una ciencia de
la ciencia [...] – tiene una marcada limitación histórica, circunscrita a
los siglos XX y XXI. No sólo eso sino que, dentro de este periodo, se
diría que el nicho de actuación preferido de la cienciometría es algo
así como el último grito de la ciencia. De modo que, si toda publicación
científica es un momento más bien ínfimo en la circulación de la
producción científica en tanto que proceso de producción social, las
citas son un momento otro tanto ínfimo que corresponde al entramado de
interacciones que se tejen en el artículo con una parte del resto de
publicaciones.
La cienciometría es, por tanto, una
disciplina que estudia de manera cuantitativa cómo tiene lugar el flujo
de la información presente en los artículos científicos. No analiza el
contenido científico sino cómo éste se propaga. Es una disciplina
fundamentalmente desarrollada desde la propia academia, aun cuando
interacciona estrechamente con grupos editoriales y con empresas que
operan en lo que se ha dado en llamar capitalismo cognitivo. En líneas
generales, muestra una evolución que va del estudio del medio a través
del que se difunde la ciencia, las revistas y artículos científicos, a
la caracterización del sujeto productor de ciencia. Desde esta
perspectiva, la cienciometría resulta de la necesidad de dotar al
proceso de evaluación, ya sea del medio a través del cual se difunde la
ciencia o del sujeto productor de la misma, de un instrumento de
carácter cuantitativo y aparentemente objetivo, capaz de dotar de rigor
técnico al proceso de evaluación. Surge como la evolución lógica y
natural de los procesos de arbitraje, cualitativos y de carácter
subjetivo, en la evaluación de revistas, artículos y sujetos productores
de ciencia.
(...)
La apariencia objetiva, la validación empírica, la pretendida medición
de la calidad científica y la supuesta preservación de la buena ciencia
forman parte, por tanto, del discurso ideológico que erigen la
cienciometría y la revisión por pares de artículos científicos para su
legitimación. La fatuidad que caracteriza a buena parte de la élite
científica juega un papel nada desdeñable en cómo se legitima a sí misma
y ante el resto de la sociedad. En el mercado de las publicaciones
científicas, la revisión por pares, en tanto estrategia de mercado, está
siendo actualmente contestada por la estrategia de las publicaciones en
abierto. Lo significativo, en cualquier caso, es la consideración del
artículo científico en tanto mercancía “sui generis” de la sociedad
capitalista, es decir, la determinación del capital en este sentido. Por
lo que respecta a la cienciometría, su razón de ser es de otra índole
que la de investigar asépticamente cómo fluye la información en los
artículos científicos. Esta razón no es otra que la necesidad de
gestionar unos recursos limitados para la financiación científica y
tecnológica y, de justicia es decirlo, así se expresa explícita y
ocasionalmente desde la propia academia [...]. Es decir, la cienciometría
es el instrumento aparentemente objetivo que viene a complementar los
procesos subjetivos de arbitraje en lo que respecta a la inversión de
capital en fuerza de trabajo cualificada, tanto individual como
colectiva (centros de investigación, universidades). Hablando sin
tapujos, se trata de los filtros que usa el jefe de personal en el
proceso de selección de candidatos, ya sea para ocupar puestos de
trabajo o para la ejecución de proyectos científicos. Cienciometría y
revisión por pares obedecen, pues, a requerimientos del capital, tienen
desarrollos históricos específicos y se aplican a las mercancías fuerza
de trabajo cualificada y artículo científico. Los procesos de arbitraje y
la cienciometría son los instrumentos subjetivo y aparentemente
objetivo respectivamente con los que el capital enfrenta la selección de
personal cualificado en un contexto secular de dificultades crecientes
por lo que respecta a su capacidad de valorización. Esta dificultad
creciente se expresa en la caída tendencial de la tasa de ganancia, que
ha activado las correspondientes contratendencias por parte del capital,
fundamentalmente el aumento de la tasa de explotación del trabajo que
caracteriza el periodo neoliberal. Todo ello fue formulado
dialécticamente por Marx en su ontología del capital [...]. Para los
amantes de lo empírico, hace ya un tiempo que se dispone de series
seculares que corroboran tanto la caída tendencial como las
contratendencias [...]. Es, por tanto, bajo la determinación del
capital, y en particular atendiendo a las necesidades específicas de su
devenir histórico, que tiene lugar el desarrollo de la revisión por
pares y la cienciometría. Estas necesidades específicas son, por un
parte, las de los capitales particulares de la industria de las
publicaciones científicas y, por lo que respecta al capital en general,
las creadas a partir del aumento de la composición orgánica del capital,
de la automatización de los procesos productivos y de la consiguiente
sustitución de trabajo vivo por trabajo muerto, que conllevan una mayor
inversión de capital en producción científica y un aumento de la presión
sobre la fuerza de trabajo cualificada. Todo ello en un contexto
secular de desvaloración relativa del capital, que lo empuja a migrar
hacia formas rentistas y especulativas. La presión del capital sobre la
producción científica se manifiesta, por un lado, en la creciente
injerencia del capital en los contenidos de los programas de
investigación, tanto a nivel nacional como supranacional y tanto por lo
que respecta a las ciencias duras encargadas de la producción material,
como a las humanidades encargadas de producción ideológica y a aquellas
áreas de conocimiento fronterizas. Por otro lado, la presión del capital
sobre la fuerza de trabajo cualificada que se ocupa de la producción
científica se expresa en la lucha intraclasista – captación competitiva
de financiación de proyectos, de puestos de trabajo, etc. – de manera
similar a como se expresa sobre la fuerza de trabajo no cualificada. En
este contexto competitivo y de recelo académico, la vuelta a la revisión
por pares como proceso de selección de personal y de proyectos
científicos está bajo creciente sospecha y puede verse como un retorno
al elitismo, mientras que los índices bibliométricos, por su aparente
objetividad y aun a pesar de su probado potencial aberrante, se muestran
como instrumentos más democráticos. Se configura, así, una suerte de
círculo vicioso de difícil solución.
Conclusión
Desde la perspectiva aquí expuesta, resulta absurda la pretensión de elaborar una ciencia cienciométrica de carácter aséptico, por el placer del conocimiento puro. Se trata, sí, de conocimiento, de producción social en general, pero en su misma concepción y desarrollo fuertemente determinados por las necesidades históricas del capital. Esta determinación se inscribe en un contexto de dificultades crecientes, seculares, en la valorización del valor que obligan al capital a migrar hacia formas rentistas y especulativas, y constituye el panorama actual de la producción científica, las publicaciones científicas y la cienciometría. El capitalismo es un sistema de dominación de clase, sutil una veces y brutal otras según lo requieran las circunstancias, que lleva implícito la lucha de clases y la lucha intraclases y donde el capital es la relación social que media la explotación del trabajo. Los desarrolladores de la cienciometría y la comunidad científica en general pueden ser más o menos conscientes de las determinaciones que ejerce el capital sobre lo que hacen, pueden pensar o no que la lucha de clases no va con ellos, quizás piensen que se hallan por encima de estas cosas y que sus estudios sobre los hábitos alimenticios del koala poco tienen que ver con todo ello. En cualquier caso, entender la cienciometría y la revisión por pares en tanto instrumentos del capital en el contexto histórico del modo de producción capitalista significa la posibilidad de enfrentar este estado de cosas. No hacerlo significa abundar en la ilusión imposible de conjugar armónicamente el instrumento subjetivo y aparentemente objetivo del capital en los procesos de evaluación, que es el sentido de todas las críticas, lamentos y declaraciones vertidas a la revisión por pares y cienciometría [...]. Es abundar en la pretensión de imposibles, llámense capitalismo de rostro humano, verde, respetuoso o como se quiera. Es, en definitiva seguir sometidos a las leyes ciegas del capital y sus fetiches, por más que sea el propio ser humano quien los desarrolle e implemente.
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