martes, 3 de marzo de 2015

Pincelada cruel


“La economía de Estados Unidos no funciona porque los ricos no son suficientemente ricos y los pobres no son suficientemente pobres”

Esta frase lapidaria retrata al personaje que la pronunció, pero seguramente es compartida por muchos "en la intimidad". Socialmente queda fea, por ahora, aunque el rearme moral de la derecha va imponiendo esta verdad.
Porque se trata de una verdad. Siempre que entendamos por economía próspera la que acumula riqueza social en un polo, empobreciendo al otro.

Cuanto más necesitada esté la gente, más consentirá en trabajar por menos. Más "rentable" será. El anunciado fin de la crisis no es más que la estabilización (por ahora) de la sociedad en un equilibrio nuevo, más desigual. Recuperando la demediada tasa de ganancia, que es tasa de explotación.

La ficción de que así se "crea" riqueza, que en algún momento futuro (¿cuál?) rebosará hacia el conjunto de la sociedad, es pura ilusión, cuando sabemos (deberíamos saber) que estamos al final de un crecimiento que agota los recursos y acumula los desechos. Los límites están ahí, y querámoslo o no habrá decrecimiento.

En esta situación, los ricos serán cada vez más ricos, pero serán cada vez más escasos, y los pobres cada vez más pobres, pero más abundantes (¿o no? porque los sobrantes, de un modo u otro, se irán extinguiendo).

Ahora haga cada cual su apuesta. ¿Le tocará la lotería de formar parte de los habitantes del arca? Reconozcamos que es poco probable y aboguemos, no por esa economía más próspera, sino por un reparto mejor.


Los efectos del neoliberalismo que promueve el individualismo codicioso y que no concibe la democracia sino desde el mercado sin control, profundizan cada vez más en la pobreza y la desigualdad. Niño-Becerra ha recurrido en distintas ocasiones, para graficarlo, a una frase pronunciada por Ronald Reagan en 1979, durante su campaña como candidato del Partido Republicano a la presidencia de EEUU. El que sería con Margaret Thatcher el adalid del nuevo ultra capitalismo mundial, planteó en aquel momento que “la economía de Estados Unidos no funciona porque los ricos no son suficientemente ricos y los pobres no son suficientemente pobres”. Estaba hablando con claridad de abrir brechas sociales. De establecer abismos de desigualdad. Y para conseguirlo puso en marcha la estrategia de destruir el Estado, auténtico lastre de la libertad económica para él y los suyos. 

(...)

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