viernes, 27 de marzo de 2015

Crisis y deuda en Europa: 10 falsas evidencias, 22 medidas a debate para salir del impasse

Cuatro economistas franceses, Philippe Askenazy (CNRS, Ecole d’économie de Paris), Thomas Coutrot (Conseil scientifique d’Attac), André Orléan (CNRS, EHESS) y Henri Sterdyniak (OFCE), encabezan un manifiesto, aterrados, según sus propias palabras, por la vía elegida por la Unión Europea para salir de la crisis: la lucha contra el déficit público.

La mayor parte de los países, desde China a los Estados Unidos, inyectaron en sus economías enormes cantidades de dinero destinado al gasto público, obteniendo una cierta reactivación, si bien frágil, como reconocen estos economistas. Pero en Europa el crecimiento económico no ha sido una prioridad política, y los intentos de recuperación se han basado en reducir el déficit. Vía claramente fracasada. Veremos lo que puede durar la otra, la del crecimiento a través de políticas keynesianas.

En cualquier caso, este manifiesto es sobre todo una propuesta de debate. Pero estas medidas parecen indispensables si se quiere evitar que la actual caída vertiginosa por la pendiente (más recortes, menos crecimiento para las poblaciones, más crecimiento aún para la plutocracia) nos lleve al colapso

Porque este no es decrecimiento material de una economía insostenible, sino malthusianismo del peor, destinado a exterminar literalmente a las poblaciones sobrantes mientras crece la absurda riqueza de pocos.

Omito la argumentación detallada acerca de la falsedad de las supuestaes evidencias. Puede consultarse aquí y aquí. Me limitaré a exponer los dogmas refutados y las medidas propuestas, que en realidad son 23.


 

Manifiesto de economistas aterrorizados


(...)

Falsa evidencia n°1: los mercados financieros son eficientes

(...)

Sugerimos cuatro medidas:
Medida n°1: Compartimentar estrictamente los mercados financieros y las actividades de los actores financieros, prohibir a los bancos especular por su propia cuenta para evitar la propagación de las burbujas y de las quiebras.
Medida n°2: Reducir la liquidez y la especulación desestabilizadora por medio de controles sobre los movimientos de capitales y de las tasas sobre las transacciones financieras.

Medida n°3: Limitar las transacciones financieras a las que respondan a las necesidades de la economía real (por ejemplo, CDS [Credit Default Swap o permuta de incumplimiento crediticio] únicamente para quienes detentan títulos asegurados, etc.).

Medida n°4: Limitar la remuneración de los traders.


Falsa evidencia n°2: los mercados financieros son favorables al crecimiento económico

(...)

Para remediar los efectos negativos sobre la actividad económica proponemos debatir tres medidas:
Medida n°5: Reforzar significativamente los contra-poderes en las empresas para obligar a las direcciones a tener en cuenta los intereses del conjunto de las partes interesadas.

Medida n°6: Aumentar fuertemente los impuestos a los ingresos muy altos para disuadir la carrera por los rendimientos insostenibles.

Medida n°7: Reducir la dependencia de las empresas en relación a los mercados financieros desarrollando una política pública del crédito (tasas preferenciales para las actividades prioritarias en el plano social y medioambiental).


Falsa evidencia n°3: los mercados son buenos jueces de la solvencia de los Estados

(...)

Para reducir la influencia de la psicología de los mercados sobre la financiación de los estados, proponemos debatir dos medidas:
Medida n°8: No se debe autorizar a las agencias de calificación financiera a pesar arbitrariamente en las tasas de interés de los mercados de obligaciones degradando la calificación de un Estado: su actividad se debería reglamentar exigiendo que esta nota resulte de un cálculo económico transparente.

Medida n°8 bis: Liberar a los Estados de la amenaza de los mercados financieros garantizando que el Banco Central Europeo (BCE) compre los títulos públicos.


Falsa evidencia n°4: La subida espectacular de la deuda pública es el resultado de un exceso de gastos.

(...)

Para restaurar un debate público informado sobre el origen de la deuda y, por lo tanto, de los medios de remediarla, proponemos debatir una propuesta:
Medida n° 9: Realizar una auditoría pública de las deudas públicas para determinar su origen y conocer la identidad de los principales poseedores de títulos de la deuda y los montantes que poseen.


Falsa evidencia n°5: hay que reducir los gastos para reducir la deuda pública.

(...)
Para evitar que el restablecimiento de las finanzas públicas provoque un desastre social y político proponemos debatir dos medidas:
Medida n°10: Mantener el nivel de las protecciones sociales, incluso mejorarlas (subsidio de desempleo, vivienda...).

Medida nº 11: Aumentar el esfuerzo presupuestario en materia de educación, de investigación, de inversión en reconversión ecológica... para establecer las condiciones de un crecimiento sostenible que permita un fuerte descenso del paro.


Falsa evidencia n°6: la deuda pública traslada el precio de nuestros excesos a nuestros nietos.

(...)

Para rectificar de manera equitativa las finanzas públicas en Europa y en Francia proponemos debatir dos medidas:
Medida n°12: Volver a dar un carácter fuertemente redistributivo a la fiscalidad
directa sobre los ingresos (supresión de los vacíos [fiscales], creación de nuevas series y aumento de las tasas del impuesto sobre la renta...)

Medida n°13: Suprimir las exoneraciones consentidas a las empresas que no tienen suficiente efecto sobre el empleo.


Falsa evidencia n°7: hay que asegurar a los mercados financieros para poder financiar la deuda pública.

(...)

Para remediar el problema de la deuda pública proponemos debatir dos medidas:
Medida n°14: Autorizar al Banco Central Europeo a financiar directamente a los Estados (o a imponer a los bancos comerciales suscribir la emisión de obligaciones públicas) a bajo interés, aflojando así el lastre con el que les traban los mercados financieros.

Medida n°15: Si fuera necesario, reestructurar la deuda pública, por ejemplo, limitando el servicio de la deuda pública a determinado tanto por ciento del PIB, y operando una discriminación entre los acreedores según el volumen de los títulos que poseen: los rentistas muy grandes (particulares o instituciones) deben aceptar un alargamiento sensible del perfil de la deuda, incluso anulaciones parciales o totales. También hay que volver a negociar las exorbitantes tasas de interés de los títulos emitidos por los países en dificultades desde la crisis.


Falsa evidencia n°8: la Unión Europea defiende el modelo social europeo.

(...)

Para que Europa promueva verdaderamente un modelo social europeo proponemos debatir dos medidas:
Medida n°16: Poner en tela de juicio la libre circulación de los capitales y de las mercancías entre la UE y el resto del mundo negociando si fuera necesario acuerdos multilaterales o bilaterales.

Medida n°17: En vez de la política de competencia, convertir a “la armonización en el progreso” en el hilo director de la construcción europea. Establecer unos objetivos comunes de alcance constringente tanto en materia de progreso social como en materia macroeconómica (unas GOPS, grandes orientaciones de política social).


Falsa evidencia n°9: el euro es un escudo contra la crisis.

(...)

Para que el euro pueda proteger realmente a los ciudadanos europeos de la crisis proponemos debatir estas medidas:
Medida n°18: Garantizar una verdadera coordinación de las políticas macroeconómicas y una reducción concertada de los desequilibrios comerciales entre los países europeos.

Medida n°19: Compensar los desequilibrios de pago en Europa por medio de un Banco de Pagos (que organice los préstamos entre los países europeos).

Medida n°20: Si la crisis del euro lleva a su desintegración y esperando el ascenso en régimen del presupuesto europeo (cf. infra), establecer un régimen monetario intraeuropeo (moneda común tipo “bancor”) que organice la reabsorción de los desequilibrios de los balances comerciales en el seno de Europa.


Falsa evidencia n°10: la crisis griega ha permitido finalmente avanzar hacia un gobierno económico y una verdadera solidaridad europea.

(...)

Para avanzar hacia un verdadero gobierno económico y una solidaridad europea proponemos debatir dos medidas:
Medida n°21: Desarrollar una fiscalidad europea (tasa carbono, impuesto sobre los beneficios...) y un verdadero presupuesto europeo para ayudar a la convergencia de las economías y tender a una igualación de las condiciones de acceso a los servicios públicos y sociales en los diversos Estados miembro sobre la base de las mejores prácticas.

Medida n°22: Lanzar un vasto plan europeo, financiado por suscripción pública a tasas de interés débil pero garantizado y/o por medio de creación monetaria del BCE para emprender la reconversión ecológica de la economía europea.

Conclusión:

DEBATIR LA POLÍTICA ECONÓMICA, TRAZAR CAMINOS PARA REFUNDAR LA UNIÓN EUROPEA

Desde hace tres décadas Europa se ha construido sobre una base tecnocrática que excluye a las poblaciones del debate de política económica. Se debe abandonar la doctrina neoliberal que descansa sobre la hipótesis hoy indefendible de la eficiencia de los mercados financieros. Hay que volver a abrir el espacio de las políticas posibles y debatir propuestas alternativas y coherentes que limiten el poder de las finanzas y organicen la armonización en el progreso de los sistemas económicos y sociales europeos. Esto supone la mutualización de importantes recursos presupuestarios, obtenidos por medio del desarrollo de una fiscalidad europea fuertemente redistributiva. También hay que liberar a los mercados del cerco de los mercados financieros.

Solamente así el proyecto de construcción europea podrá esperar recuperar una legitimidad popular y democrática de la que hoy carece.

Evidentemente, no es realista esperar que 27 países decidan al mismo tiempo operar semejante ruptura en el método y los objetivos de la construcción europea. La Comunidad Económica Europea comenzó con seis países: también la refundación de la Unión Europea pasará al principio por un acuerdo entre algunos países deseosos de explorar unas vías alternativas. A medida que se hagan evidentes las consecuencias desastrosas de las políticas adoptadas hoy, aumentará por toda Europa el debate sobre las alternativas. Luchas sociales y cambios políticos intervendrán a ritmo diferente según los países. Unos gobiernos nacionales tomarán decisiones innovadoras. Quienes lo deseen deberán adoptar unas cooperaciones reforzadas para adoptar medidas audaces en materia de regulación financiera, de política fiscal o social. Por medio de unas propuestas concretas tenderán la mano a los demás pueblos para que se unan al movimiento.

Por ello nos parece importante esbozar y debatir ahora las grandes líneas de políticas económicas alternativas que harán posible esta refundación de la construcción europea.

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