Javier Meléndez Martín ha publicado en www.yorokobu.es un artículo titulado Keaton, Kubrick y Anderson: la simetría en el cine.
Lo ilustra con fotogramas y algunos vídeos demostrativos. Su lectura y visionado me anima a hacer algunos comentarios adicionales.
Simetría es equilibrio. Balanza en que lo izquierdo pesa tanto como lo derecho. Sugiere estabilidad, pero también hay un equilibrio inestable, firmeza aparente y casi siempre momentánea. Un término del par dialéctico evoca al opuesto que lo amenaza. El cine es dinamismo puro (aunque "cuadros" se dijo engañosamente en español y "pictures" todavía en inglés), y el cambio de las imágenes es su razón de ser. Por eso la estabilidad está siempre amenazada.
La simetría exige un centro. O un eje. Raro es que se plantee un eje horizontal. Se me ocurre el horizonte en que el mar es espejo del cielo. Poco más. En todo caso el peso de la mitad superior aplasta cualquier equilibrio en nuestra percepción. En el cine es apenas el instante en que un velero diminuto, allá abajo, rompe la simetría para revelar su abandono en la inmensidad.
Centro y eje centran la atención. Lo que ocupa ese lugar da pistas de una intención por parte del emisor del mensaje; así es percibido consciente o inconscientemente por el receptor. Puede reforzarse la centralidad mediante líneas de tensión que atraviesen esa zona privilegiada, algo que tienen muy presente los pintores. Y los directores de cine. También es importante prestar atención a lo que conforma esas líneas. Si son personas, ¿qué las relaciona en la trama y en la escena?
El ojo de la cámara es perspectivo. A poca profundidad de campo que tenga el encuadre la perspectiva aparece. La simetría requiere una perspectiva frontal, y eso añade nuevas posibilidades cinematográficas.
Esa frontalidad enfrenta al espectador con algo que debe afrontar. Un camino que lleva al objeto destacado, una vía para el escape, la reunión o el conflicto, un cara a cara. Si algo se opone a la fuga (¿y por qué hablamos de punto de fuga?) habrá que detenerse o luchar.
Lo más interesante del punto de fuga es que su infinita distancia es negada por su presencia inmediata. Fin de trayecto.
Todo esto es apenas un elemento de la gran dialéctica cinematográfica, Acción y reposo, cerca o lejos, luz y sombra, paz y violencia, dosificados sabiamente. Secuencias largas y breves fogonazos. Corte y fundido. Y siempre con una razón para ello.
Este es uno de los vídeos elegidos por este sagaz Javier Meléndez
No es un bello producto, no es un fruto perfecto... pero alguna vez esto tenía que empezar. Todo corre prisa, el tiempo se encoge como la piel de zapa. Por eso lo importante se hace urgente y lo urgente cobra importancia. Ahí va eso. Irá cambiando, se desarrollará, pero no se puede esperar más. Época rara ésta. ¿Lo habrán sido todas? Posiblemente, pero no en tan alto grado. Ahora todo es apariencia. Intentemos descubrir juntos qué hay detrás del decorado.
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