martes, 19 de julio de 2016

"Dialéctica moderna"

Si no es concebible la nada sin el ser, ni la materia sin el vacío, no podemos ver los conceptos opuestos, indeleblemente incrustados en la mente y en el lenguaje, como elementos concebibles por separado. A esta unidad de los contrarios, en el pensamiento, pero también en la realidad, a esta unidad de dos, dinámica y en incesante despliegue, la podemos llamar dialéctica, empleando un concepto filosófico bien antiguo.

Si la visión dialéctica entró de lleno en las sociedades con el final de la inmovilidad feudal, no podía permanecer fuera de las ciencias sociales, con toda su complejidad. Pero de modo especial se impone en el mundo de la Física, imposible ya de reducir al mecanicismo, cuando la indagación a la escala de lo más grande y de lo más pequeño nos lleva a deducir que las cosas no son lo que parecen ser.

Paradójicamente (como debe ser)¿qué más materialismo dialéctico queremos que el de una ciencia que desmaterializa la materia, que llena el vacío, y en la que lo que parecía más sólido se convierte en ondas y los corpúsculos son difusos?

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Rebelión


Hay que saber en qué marco teórico se plantea un debate. Hay que saber con quién se debate. Hay que saber qué percepciones, representaciones y conceptos entran en juego. No todo debate es sano. Hay intelectuales que hablan como si vivieran espiritualmente en el mundo de hace cuarenta años. Hay debates que entierran nuestro espíritu y nos limitan la visión. Hay que huir del localismo. Hay que escapar de los pequeños debates con aíres trascendentes pero de visión limitada. Hay que huir del populismo. Hay que escapar de las concepciones estrechas y limitadas. Hay que huir de las palabras que aparentan profundidad. Hay que apartarse de las concepciones simplificadas del mundo. Nos embarramos y nuestro mundo se vuelve amarillo y mortecino. Hay que separarse de los discursos dirigidos a las masas con bajo nivel de conciencia. Hay que escapar del mundo superficial y banal. Hay que darle la espalda a los debates espectáculos. Hay que refugiarse en otros lugares para respirar aire limpio.

Me he refugiado en el libro de Frank Wilczek titulado La ligereza del ser. Me haré con prontitud con dos libros de Richard P. Feynman titulados El carácter de la ley física y Seis piezas fáciles. Me refugiaré durante semanas, tal vez meses, en la física cuántica. ¡Qué alivio! Huyan de los libros divulgativos. Recurran a los autores originales. Todo será siempre más fácil. Todo será más claro. Todo será más grande. Les transcribo las palabras iniciales del libro de Wilczek escritas bajo el título el origen de la masa: “La materia no es lo que parece. Su propiedad más evidente, denominada, según los casos, resistencia al movimiento, inercia o masa, puede ser comprendida, en mayor profundidad, en términos totalmente diferentes. La masa de la materia ordinaria es la expresión de la energía de los elementos fundamentales más básicos que, a su vez, carecen de masa. Tampoco el espacio es lo que parece. Lo que a nuestros ojos tiene el aspecto de espacio vacío se revela a nuestra mente como un medio complejo repleto de actividad espontánea”

Dos términos expresan lo escrito por Wilczek: dialéctica y complejidad. La materia tiene espacio vacío y el espacio vacío contiene materia. Cada extremo de la contradicción incluye a su opuesto. Pero donde yo he dicho “espacio vacío”, Wilczek ha dicho: “elementos fundamentales carentes de masa”. Y donde yo dije que “el espacio vacío contiene materia”, Wilczek dijo “medio complejo de actividad espontánea”. Son importantes los matices y las transiciones. Es decisivo exponer lo viejo enriquecido con lo nuevo. Distingue también Wilczek entre cómo son las cosas en apariencia y cómo son para la mente (o concepto). Siempre atraviesa la ciencia el conflicto entre conocimiento sensible y conocimiento conceptual. En los nuevos avances de la ciencia siempre surgen los problemas tratados por la filosofía en su disciplina estelar: la teoría del conocimiento. Y si leyéramos el resto de los capítulos de la obra de Wilczek, fácilmente concluiríamos que el mundo físico, tanto a nivel atómico como en los espacios siderales, es notablemente complejo. Y si el mundo físico es notablemente complejo, como así lo pone de manifiesto la cromodinámica cuántica, el mundo humano, que incluye un mayor número de variables, debe ser aún más complejo

¡Qué alegría respirar un aíre limpio! ¡Qué alegría encontrar en la física cuántica el espíritu filosófico esencial del pensamiento de Hegel y de Marx! ¡Qué alivio sumergirse de nuevo en el pensamiento dialéctico y complejo! ¡Cuánto entusiasmo me genera el movimiento profundo de la ciencia que va de la apariencia al pensamiento! Muchas gracias Frank Wilczek. Seguro que también tendré que darle las gracias a Richard P. Feynman.

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