Roberto Herrera publica en su blog un artículo que no voy a copiar aquí, porque para eso ya está el enlace.
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Recomiendo su lectura. Las antinomias son inevitables. El curso de la historia está lleno de ellas.
Muchos personajes, y muy en particular los grandes revolucionarios, son fácilmente descalificados por enanos morales.
Personas ingenuas y bienintencionadas caen en la trampa de la descalificación, por no comprender que las coyunturas históricas conducen episódicamente a callejones sin salida. Sobre todo, sin la salida prevista. Salida, en el peor de los casos, prefabricada por mentes deterministas y mecánicas.
Lo anterior determina lo siguiente, pero la contradicción no resuelta pugna por reaparecer una y otra vez, y no es tarea menor evitar que la antinomia se reedite en los mismos términos, por ignorancia o desmemoria.
Me gusta repetir que el único futuro que está escrito es el futuro del pasado. Y sólo lo está hasta llegar al momento presente.
Es inevitable jugársela en cada instante.
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