sábado, 11 de abril de 2020

Esto no es "economía de guerra"

En el mundo de los economistas todas las herramientas son económicas, más bien monetarias y financieras, diríase. En todo caso parten, y hacen bien, de la existencia de este mundo real globalizado por el mercado instantáneo y la interconexión total del dinero.

Pero eso no debe llevarnos a seguir pensando en la inexorable There Is No Alternative en que pretendía ahogarnos la tristemente célebre Margaret.

Este mismo economista aboga por “coordinar recursos y estrategias de forma rápida eliminando duplicidades”.  Y un tanto retóricamente añade: “Pero nadie la quiere: un organismo de planificación mundial formado solo por técnicos; de tipo soviético, si. ¿A qué nadie la quiere?”.

Para esta planificación mundial hay ya herramientas mucho más perfeccionadas que las de la época soviética.

¿Qué es lo que falta?








Santiago Niño Becerra: "Nadie vivo puede recordar algo parecido a lo que está sucediendo".

El economista Santiago Niño Becerra vio venir la crisis del 2008 mucho antes que la mayoría de los mortales. En 2006 anticipó que se desencadenaría un tsunami económico y social debido a las “elevadas tasas de endeudamiento”.

Cuando la crisis ya era una realidad y muchos apuntaban a que en 2010 se saldría del túnel, Niño Becerra volvió a acertar al asegurar que el mundo no saldría de la recesión hasta 2015 y que España no lo haría hasta 2018.

Pues bien, ahora, en plena crisis por el coronavirus, este economista vuelve a mostrarse pesimista al afirmar que la recuperación no va a ser en ningún caso inmediata.

En una serie de tuits publicados en los últimos días, Niño Becerra se muestra en contra de los que comparan la situación actual con lo ocurrido en 2008 o en la II Guerra Mundial.

“No. En el 2008 no se paró la economía y en la II GM la producción iba a tope. Para encontrar símiles tenemos que irnos a las crisis agrarias, a antes de la aparición del Capitalismo que conocemos”, afirma.

El experto subraya que, puestos a buscar comparaciones, el parón absoluto que vivimos recuerda a lo que sucedió en esas crisis agrarias, la última de las cuales tuvo lugar entre 1785 y 1786.

“Debido a algún fenómeno natural, como una sequía, la producción agrícola y ganadera se hundía, lo que llevaba al hambre y arrastraba a la producción de manufacturas y el comercio hacia el parón total”, explica.

En ese contexto, señala, lo único que servía para remontar la situación era un año de buenas cosechas. Niño Becerra subraya, no obstante, que ahora no estamos a mediados del siglo XVIII pero “la esencia de la situación es muy semejante”.

“Y peor: ahora estamos acostumbrados a una forma de vida que en el XVIII ni la nobleza tenía. La ‘recuperación’ no va a ser inmediata. No”, advierte.

En mensajes posteriores, Niño Becerra señala que hay una forma de “coordinar recursos y estrategias de forma rápida eliminando duplicidades”. “Pero nadie la quiere: un organismo de planificación mundial formado solo por técnicos; de tipo soviético, si. ¿A qué nadie la quiere?”, pregunta.

El economista señala que los expertos en sanidad llevan razón cuando dicen que lo mejor para frenar el contagio sería el confinamiento total, pero insiste en que eso es “lo más superpésimo para la economía porque la economía del S. XXI está basada en la movilidad y en el intercambio”.

“Nadie vivo puede recordar algo parecido a lo que está sucediendo porque es algo que sucedió hace demasiado tiempo”, asegura antes de señalar que quizá “la salida pasa por retroceder el 40% del PIB, reducir la renta, todos, el 50%, asumir que todo el mundo no puede tener un Ferrari, compensar deudas, coordinar medidas, ver dónde están las expectativas, establecer prioridades, y empezar a partir de ahí”.

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo con Santiago Niño Becerra en su exposición del futuro inmediato.

    Lo del aparato burocrático Central debe ir acompañado de una desmembración de los Estados Nación hacia organizaciones más próximas a los ciudadanos, tipo ciudades o regiones, un Parlamento Social Mundial deliberativo en permanente contacto e intercambio de ideas y análisis, discusión y aprobación consensuada de medidas de obligado y general cumplimiento.

    Lo otro sería el peor ecofascismo, sólo comparable con las épocas de Hitler y Stalin.

    Pero que es necesario derribar los actuales estados y crear una Confederación de Pueblos Mundial con poderes ejecutivos pero profundamente descentralizada es algo que a mi juicio es vidente.

    Saludos anti GEI!

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