miércoles, 9 de diciembre de 2015

¿Tiende a cero la tasa de ganancia?

El artículo del que tomo un fragmento más abajo expone los condicionantes geopolíticos de la situación, pero contiene también un breve resumen de su causa fundamental, que es la búsqueda incesante del capital de beneficios a toda costa, los cuales se esfuman cuando desciende la tasa de ganancia.

La tasa de ganancia de una empresa se calcula dividiendo el beneficio neto por el total de gastos necesarios para obtenerlo. Estos gastos incluyen amortizaciones, inversiones y salarios. Si la inversión y su coste aumentan, para mantener dicha tasa tendría que crecer proporcionalmente el beneficio. Las empresas que invierten en innovación pueden aumentar la productividad, y con ello la producción, ahorrando salarios, pero aumentando en cambio la inversión o el endeudamiento, y generalmente ambos. Claro que aumentar la producción requiere darle salida, aumentando el consumo, al tiempo que se restringe la capacidad de consumir de los asalariados. Producción y consumo, necesariamente encuentran un techo.

Los capitales acuden a sectores en que la tasa es mayor y descapitalizan los menos productivos, hasta que la tasa se nivela. Perecen los menos competitivos, y un descenso de la tasa general puede estar enmascarado por el ascenso en sectores punteros. Pero necesariamente, cuando se frenan la demanda y la producción la tasa desciende.

Aparece una doble respuesta: aumentar más aún la productividad y disminuir los salarios. Aumenta así la tasa de plusvalía. La plusvalía (o plusvalor) expresa el valor que el asalariado crea por encima del valor de su fuerza de trabajo y que se apropia gratuitamente el capitalista (si no lo hace, fracasa). Medida en tiempos de trabajo, la tasa de plusvalía es el cociente entre el tiempo de trabajo no pagado y el tiempo total trabajado. Hay límites naturales al tiempo de trabajo, y no puede crecer indefinidamente.

La acumulación por desposesión tiene límites tanto por parte de los trabajadores como por el agotamiento de los recursos de la naturaleza. Como el saqueo no es verdadera producción, y la producción en un sistema cerrado es también destrucción, no hay salida cuando se vacía el saco. Aquella bolsa mágica inagotable del cuento no existe ni puede existir

Desde luego que la financiarización, la realización de beneficios a través de canales financieros y no a través del comercio y la producción de mercancías, no se puede sostener indefinidamente. Tampoco el consumo de lujo puede sustituir al consumo de masas. Salvo que aceptemos resignados que "aquí sobra gente, y no sobra por arriba sino por abajo".













Rebelión
(...)

La crisis del capital concentrado internacional es la crisis anunciada por Marx, la crisis provocada por la tendencia a la baja de la tasa de ganancia. Esta tendencia se ha agudizado y se sigue agudizando desde por lo menos la década del ’60. Si se parte de la base de que el valor de los productos fabricados es el trabajo humano socialmente necesario para producirlos, al aumentar permanentemente la proporción del capital invertido en alta tecnología, robótica, etc., con respecto a la inversión en mano de obra, la tasa de ganancia no puede dejar de disminuir. La tasa de ganancia se define como el cociente entre la totalidad de la plusvalía obtenida en las fábricas sobre la totalidad del capital invertido en la producción. Si el plusvalor depende de la cantidad de trabajo, de las horas trabajadas, al aumentar exponencialmente la proporción entre tecnología y mano de obra, la masa de plusvalía extraída en relación al capital invertido debe ser necesariamente cada vez menor. Y esto es una realidad irrefutable, por más que haya muchas estadísticas que hablan en tal o cual período de suba de la tasa de ganancia. Al aumentar la proporción de tecnología aumenta la productividad, y habitualmente los economistas dicen que es este aumento de la productividad lo central para aumentar la tasa de ganancia. Pero omiten decir que para que ese aumento de la productividad eleve las ganancias de las empresas que lo realizan, éstas deben desplazar del mercado a otras empresas con menor productividad, de manera que no sube la tasa de ganancia de todas las empresas, de toda la economía, sino solamente la de las que se adelantan en mejorar su productividad, y lo hacen a costa de desplazar a las otras. Esto lógicamente lleva a la concentración cada vez mayor de las empresas que elevan su productividad, pero además genera una crisis de superproducción cada vez mayor, porque al aumentar la productividad, la proporción de valor, de trabajo humano que contiene cada unidad de mercancía disminuye, de manera que hay que vender cada vez más unidades para obtener la misma suma total de plusvalor. 

Esto es un proceso irreversible, inevitable en el capitalismo, y es la principal razón por la cual la humanidad no tiene salida sino a través de la expropiación del capital y la construcción del socialismo.
(...)

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