viernes, 21 de febrero de 2014

Homenaje a un imprescindible


El pasado 18 de enero falleció en accidente de tráfico José Bernardo Mato Sanmartín, responsable en Pontevedra de la agrupación comarcal de la Federación de Pensionistas y Jubilados de CC.OO.
En nota publicada en su web el sindicato lamentaba su pérdida, destacando su compromiso con las libertades, que lo llevó a conocer la peor cara de la represión fascista, tanto en España como en el Uruguay.
A finales de los años cincuenta del siglo pasado trabajaba en la base americana de Rota, de la que fue despedido por repartir panfletos del PCE. También colaboraba como corresponsal para Radio España Independiente, la legendaria “Estación Pirenaica”.
Acabó exiliado en Montevideo, y tras varios años, volvió a España y siguió desarrollando tareas en el ámbito de CC.OO., primero en Mallorca y posteriormente en Pontevedra.
El año 2011, la Fundación 10 de Marzo de CCOO lo galardonó en un acto público junto a otros compañeros y compañeras.
Su padre, Bernardo Mato Castro, maestro republicano, precursor de las escuelas nocturnas para adultos, fue brutalmente asesinado por falangistas en 1936. El 8 de julio 2006 se le hizo un homenaje en su escuela de Campos, en el concello de Teo, provincia de A Coruña. José Mato intervino emocionado. Dejo aquí su discurso.
En el día de hoy el homenaje se le ha rendido a él (¡cuántas veces homenajeamos a los que ya no están! pero “os bos e xenerosos” non senten a necesidade de alimentar o seu ego con homenaxes en vida.
Se le ha honrado con un sentido acto en esta ciudad de Pontevedra, en el que se solicitó mi intervención en nombre del Partido Comunista de Galicia. Y recordando a Bertolt Brecht dije estas palabras:



José Mato murió luchando, tal como había vivido. Porque regresaba de hacer su trabajo sindical, conduciendo él solo su vehículo a pesar de su edad. Por eso tengo que hablar de un comunista imprescindible. De aquellos que luchan toda la vida. 

Debo explicar el uso que voy a hacer de esta palabra, tergiversada y malinterpretada tantas veces (por algo será)…


En el imaginario común hay  tres ideas distintas de lo que significa comunismo: 

Una sociedad ideal que míticamente existió alguna vez, o que llegará a existir algún día.
Situándose en el pasado, se recuerda como la edad de oro. Y como aquel ¿comunista, tal vez? que fue Miguel de Cervantes puso en la boca y en la mente soñadora del comunista don Quijote:
“Dichosa edad y siglos dichosos aquéllos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío”.
Situando esta utopía en el futuro, algunos la han imaginado como una idílica sociedad, de infinita prosperidad y fraternidad, con “arroyos de leche y miel”, sin conflictos…
Pero siendo más realistas, hemos de conformarnos con lo que enuncia Eduardo Galeano:
“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.
Una sociedad real e imperfecta, que fracasó y no puede volver nunca más.
Se confunde deliberadamente lo que sería una sociedad comunista con lo que fueron los países del “socialismo real”, que además nunca alardearon de ser países comunistas.  El nombre de unos partidos no puede aplicarse sin más a las sociedades que gobiernan ¿es de veras España una democracia “popular”, porque así se denomine el actual partido gobernante?
Esta es la definición que más gusta a la derecha, a todas las derechas, se llamen o no así, y que les permite insistir en que la sociedad actual es la menos mala de las posibles, cuando estamos viendo que conduce directamente al despeñadero.
Una práctica emancipatoria, un movimiento real encaminado a superar la sociedad capitalista.
Cita de Marx y Engels en La Ideología Alemana:
“Para nosotros el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que haya de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual.”
Es una clara llamada a una filosofía de la praxis en la que pensamiento y acción se entrelacen de modo inseparable.
El cada vez más valorado Antonio Gramsci recoge y desarrolla, en un momento de reflujo revolucionario que tanto sufrió en su propia persona, esta idea ya presente en Marx desde el primer momento.

Es este último sentido de movimiento real superador de este estado de cosas, el que me interesa valorar en la labor de José Mato, un comunista de los que luchan toda la vida, como dijo Bertolt Brecht: 
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”.

Mato, el hijo de aquel maestro que, por serlo de verdad, murió a golpes de los fascistas que destruyeron, hasta hoy mismo, la legalidad republicana, fue uno de ellos. 

Manolo Cámara, que no puede estar hoy con nosotros, lo conoció bien. Fue una de las últimas personas con las que estuvo en Mallorca en las pasadas fiestas de año nuevo, pocos días ante de su final. Cuando uno era secretario político, el otro era secretario de organización. Traslado estas palabras suyas:

José Mato Sanmartín fue un compañero apreciado, querido y comprometido con la causa de los trabajadores, como buen comunista, hasta el final de sus días.
Ya en 1973, Manuel Cámara lo conoció como miembro de la coordinadora de CCOO de Mallorca representado el sector del Transporte. En 1976 participó activamente en los preámbulos de la Asamblea de Barcelona, ese mismo año se afilió a la Confederación de Sindicatos Unitarios de Trabajadores (CSUT), siendo un hombre clave en el desarrollo de este sindicato en Mallorca y Menorca. En el año 1981 se integró toda la CSUT (afiliados, delegados y la dirección) a CCOO. En esta integración de la CSUT en CCOO, José Mato jugó un papel fundamental. Ese mismo año pasó a formar parte del Secretariado Confederal de CCOO de Baleares. Desde 1982 a 1987 fue secretario de Organización de Baleares, y responsable de la Oficina Electoral del 1987 a 1996. A la vez fue miembro del Consejo Confederal estatal desde 1983 a 1987.
De José Mato cabe destacar que fue un hombre autodidacta, pero con una innata curiosidad e inteligencia. Como ejemplo cabe decir que aprendió por sus propios medios la informática al punto de convertirse en un referente en el manejo del programa informático de Elecciones Sindicales y Afiliación.
En Baleares fue detenido dos veces. Una por pegar carteles del PCE y otra, en 1985, en la huelga general contra la Ley de Pensiones, frente a las cocheras de la Empresa Municipal de Transportes de Palma, por defender de un policía a Manuel Cámara.
A su vez, desde 1984 y hasta su vuelta a Galicia, fue un miembro destacado de la dirección del PC de Baleares.
A su marcha dejó en Baleares un gran número de amigos que lo apreciaron y quisieron.
Sirvan estas palabras del amigo, del compañero, del camarada, para  cerrar mi intervención, recordando una vez más que luchó toda la vida, y murió trabajando, este jubilado-trabajador incansable, alma de nuestro Sindicato de Pensionistas y Jubilados de Comisiones Obreras.


Uno de esos imprescindibles que lucharon toda su vida.



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