lunes, 15 de agosto de 2016

Holístico y totalitario

Es de suponer que quienes en un tiempo, tal vez no tan pasado, se reclamaron totalitarios estaban empleando un término que consideraban elogioso. El devenir histórico le dio la vuelta. Afortunadamente aún no ha ocurrido lo mismo con holístico, pero ambas palabras ya no son posibles como sinónimos.

Es el sentido inverso al que recorrieron otras expresiones, como impresionista o cubista, con las que ya no se puede ridiculizar a unos artistas a los que se tildó de tales.

Y es que, como dice el autor, "el lenguaje registra fielmente los cambios acaecidos en el paisaje social".

Si una palabra puede tener un desajuste esquizofrénico hasta significar una cosa y la contraria, más trágico es es el desajuste entre la realidad objetiva y las reacciones instrumentalizadas que provoca. Eso se refleja en el conocimiento. Hoy se lo parcela y descuartiza, huyendo de lo holístico.

Para caer, de otra forma, en lo totalitario.


eldiario.es
Si la modernidad es la transformación de los súbditos en ciudadanos a través del contrato social, la globalización neoliberal nos ha convertido en clientes para degradarnos luego a la condición de semiesclavos.


Hemos llegado a un punto en que parece hasta de mal gusto ironizar sobre el final de la historia. Efectivamente, desde aquella  profecía neocón que declaraba consumada la trayectoria de la humanidad, la historia ha conocido  unas cuantas peripecias;  y desde la detonación de la crisis financiera camina por unos derroteros que evocan épocas tenebrosas.  Como siempre, el lenguaje registra fielmente los cambios acaecidos en el paisaje social.  Seguramente no hay mejor indicador de la regresión civilizacional que vivimos que la mutación que ha sufrido, nunca mejor dicho, la palabra 'reforma'. Si remontamos el curso histórico encontraremos que el término ha tenido hasta ayer una connotación positiva, las reformas eran un instrumento al servicio de la emancipación y la mejora de las instituciones humanas. Recordamos que los grandes reformadores  del XIX (Owen, Saint Simon, Fourier…) se autocalificaban como tales porque entendían su reflexión como una herramienta para la transformación, para cambiar el mundo. Hoy la palabra ha sido pervertida para  alojar el sentido opuesto, cambios institucionales que abocan al recorte de derechos. La reforma laboral, producto de la mayoría absoluta conservadora, es un botón de muestra de ese mantra de la escolástica neoliberal de las "reformas estructurales", un eufemismo dogmático que enmascara el expolio de derechos sociales. Una involución parecida han experimentado otros términos, en particular los que incorporan la raíz de libertad, presente en el significante mismo del neoliberalismo (como la liberalización), pese a su manifiesto contenido antiliberal.

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Buena parte de la ciudadanía carece de una imagen del mundo que le permita responder y actuar de forma congruente y no seguidista de los demagogos.
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Este desajuste esquizofrénico entre la naturaleza objetiva de los problemas de nuestro tiempo y el tipo de reacciones instrumentalizadas mencionadas tiene un soporte en el plano del conocimiento. Para decirlo en breve: tenemos ejércitos de nanoexpertos pero adolecemos de una ignorancia global; de otro modo, buena parte de la ciudadanía carece de una imagen del mundo que le permita responder y actuar de forma congruente y no seguidista de los demagogos. Estamos aquí en el problema dorsal de nuestra sociedad: la ausencia de un marco de legibilidad o inteligilibilidad  panorámico del funcionamiento de sus procesos decisivos; en particular los que tienen que ver con la distribución de los recursos. No es ajeno a ello que la colonización neoliberal de la educación esté expulsando de ella a quienes pueden proporcionar el mapa  macro: las ciencias humanas y sociales; un espacio del que, por cierto y sin que se les haya reclamado responsabilidades corporativas, ha desertado buena parte de los economistas, los expertos mejor pagados de las ciencias blandas.

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2 comentarios:

  1. Los 7 "mejores" eufemismos de los tratados de libre comercio (TTIP):
    http://www.asturbulla.org/index.php/politica/corrupcion-y-fraude/30598-los-7-mejores-eufemismos-de-los-tratados-de-libre

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  2. El lenguaje sirve para todo, lo bueno y lo perverso. En "El Criticón", Baltasar Gracián presenta una tienda con un anuncio: "aquí se vende lo mejor y lo peor". Y vendían solamente lengua...

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