Ahí lo dejo, sin quitar ni poner una coma.
Iñaki Errazkin en Rebelión.
“La lucha de clases, si existió alguna vez, pasó a la historia”, afirma en un bar un parroquiano divorciado que tiene como únicos ingresos legales los 426 euros mensuales que le han concedido por ser mayor de 52 años y haber cotizado por desempleo más de seis años a lo largo de su vida laboral.
“La lucha de clases es un concepto rancio y obsoleto”, pontifica un engominado periodista en la tertulia vespertina de un carpetovetónico canal de televisión en el que colabora a cambio de 3.000 euros semanales.
“Hablar de lucha de clases en el siglo XXI es contrario a las enseñanzas de Jesucristo, pues perjudica la convivencia y perturba la paz espiritual”, declama desde su púlpito un joven y amanerado párroco próximo al Opus Dei.
***
Lumpemproletariado, trabajadores desclasados, comunicadores millonarios, presbíteros haraganes, políticos corruptos, banqueros oligarcas... La conjura para finiquitar el motor de la historia es un hecho. Sea por ignorancia, desidia, desesperanza, estupidez, convicción o espurio interés, son legión quienes dan por amortizada la lucha de clases.
Sin embargo,
- cada vez que un juez ordena el desahucio de un desposeído,
- cada vez que un policía tortura a un detenido,
- cada vez que un soldado mata a un civil,
- cada vez que un niño se acuesta sin cenar,
- cada vez que un trabajador acepta un contrato basura,
- cada vez que un anciano llora su soledad...
- con cada vagabundo,
- con cada analfabeto,
- con cada persona desempleada,
- con cada mujer maltratada,
- con cada preso represaliado,
- con cada pueblo sometido...
la lucha de clases se manifiesta en toda su vigencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario