Aunque estos son más difíciles aún.
Anguita era un alucinado, un visionario que decía cosas sin pies ni cabeza. Desvariaba, obsesionado con el tratado de Maastrich (qué pesado...).
Además, practicaba... ¡horror!: ¡la Pinza!
Ahora se prepara un pacto de estado, que puede desembocar en una "gran coalición" como la que ya hubo en Alemania para lo mismo. Los dos partidos gemelos son capaces de cualquier cosa para no perder el control que ejercen en nombre del verdadero poder. Pero ya no hay pinzas.
Más que nunca se necesita una, para la nariz.
Como inciso incluido en un corto comentario sobre otras cuestiones, Salvador López Arnal nos remite a un vídeo en que nuestro loco de entonces anticipaba muy cuerdamente cosas que han venido después.
Julio Anguita no era un vidente ni un profeta. Solamente era coordinador de Izquierda Unida. No hablaba en nombre propio, sino que sintetizaba y transmitia el sentir mayoritario de esta formación. Y se rodeaba de un buen equipo de economistas, que desde luego analizaron correctamente lo que ocurriría en un futuro.
Desde entonces han pasado muchas cosas. Y dieciocho años.
Ahí queda el vídeo:
Extracto de una entrevista de Manuel Campo Vidal a Julio Anguita en Tiempos difíciles. Antena 3. 1995
No es un bello producto, no es un fruto perfecto... pero alguna vez esto tenía que empezar. Todo corre prisa, el tiempo se encoge como la piel de zapa. Por eso lo importante se hace urgente y lo urgente cobra importancia. Ahí va eso. Irá cambiando, se desarrollará, pero no se puede esperar más. Época rara ésta. ¿Lo habrán sido todas? Posiblemente, pero no en tan alto grado. Ahora todo es apariencia. Intentemos descubrir juntos qué hay detrás del decorado.
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