Sí que es rarito. Parecía estable, pero no lo es.
Y nos comportamos como si todo siguiera igual.
Al caer el coche al vacío me siento seguro: ¡llevo puesto el cinturón de seguridad!
Pues nada, hombre, como dice Javier Krahe.
En un universo extraño
Diario de Berlín
(...)
Jóvenes sin trabajo ni perspectiva de tenerlo que adoptan el discurso
de su enemigo con una naturalidad escalofriante. Sociedades de
marcianos compuestas por generaciones de pelados y tatuados aún más
vitalmente colonizadas, despolitizadas y embrutecidas por el compulsivo
consumismo low cost, idiotizadas por el narcisismo y el
exhibicionismo individualista, imbuidas en ese también extraño encierro
de masas alrededor del ordenador, con su pasiva socialización de
encadenados intercambios on line y tesis de 140 caracteres, a
través de redes controladas por la NSA o cualquiera de sus versiones
nacionales. Ríase usted de la generación de la televisión. Esto sí que
es un universo nuevo y extraño.
Confrontado a las virtudes de esta gran liberación tecnológica,
retengo, sobre todo, que en este maravilloso mundo de comunicaciones
virtuales, las ventanas físicas y reales, por las que circula el aire y
los espacios se ventilan, están cerradas en estáticas inmovilidades de
hecho que favorecen cierta obesidad, física e intelectual. Transformar
todo este mundo nuevo en un movimiento social, coloca al observador en
un universo extraño y en una larga perspectiva en el mejor de los casos.
Parece que no va a haber reacción social a la 1848, sino un largo e
incierto proceso en el que se recogerá lo que se siembre, lo que se
consiga arrebatar y ganar. De momento es obvio que la oligarquía se ríe
de la calle. Su goleada es total. Le basta y sobra con la guardia
urbana. Por eso sus trucos y discursos se repiten con una desvergüenza
insultante. Y esa desvergüenza dice mucho de lo sobrada que va.
En España un “comité de sabios” dictamina sobre las vías para reducir
las prestaciones de las pensiones. Como en Alemania, ocho de estos doce
“sabios” resultan estar inocentemente vinculados al sector bancario y
de los seguros que se está forrando en todo el mundo con el desarrollo
del seguro privado en el que las cotizaciones de las pensiones se
colocan en la bolsa. En la bolsa del mismo casino que quebró en 2008 y
ante cuyo altar se sacrifica el Estado del bienestar. Estamos ante un
sistema ladrón con estructura de círculo vicioso. Su desvergüenza se
asienta sobre la pasividad de la mayoría que consiente y no ejerce su
legítimo derecho a desobedecer al robo.
(...)
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