Un artículo de Juan Francisco Martín Seco en el diario Público.
Comienza así:
Uno de los mayores errores en materia económica radica en creer que lo que es bueno para uno también lo es para los demás. Las clases existen, y los intereses de los trabajadores no sólo son distintos a los del capital sino a menudo antagónicos. La parte de la renta que se dedica al excedente empresarial no se emplea en la retribución de los trabajadores y viceversa. El binomio precios-salarios expresa la eterna batalla entre trabajadores y empresarios por la redistribución de la renta. Pretender –como quiere Angela Merkel– que los trabajadores se olviden de la subida de los precios a la hora de fijar los salarios es pedirles, llana y simplemente, que acepten la derrota antes de comenzar la contienda
Y así termina:
Los salarios no se fijan en España atendiendo a la inflación pasada, sino sobre las previsiones futuras. La cláusula de garantía salarial únicamente se aplica cuando los precios se apartan de la senda prevista. Primero son las desviaciones en los precios y después en los salarios. Estos, por lo tanto, no pueden ser la causa de la inflación sino su efecto. No deja de ser curiosa la postura de Merkel y su preocupación por mejorar la competitividad del resto de los países de la eurozona, mejora que sólo puede perjudicar a la economía alemana al perder su ventaja competitiva.
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