martes, 26 de mayo de 2015

Los cinco grandes monopolios



Rafael Silva plantea en una entrada de su blog la importancia de enmarcar correctamente las luchas más o menos locales en el marco mundial. La urgencia de conectar con las necesidades concretas de los afectados por situaciones acuciantes deja casi siempre de lado un enfoque más universal.

Selecciono un párrafo en que define sucintamente los cinco grandes monopolios, resortes en poder de la clase dominante mundial:


Rebelión

"Vivimos en un mundo donde todo está globalizado, menos los resortes que permiten que la gente viva dignamente" (Juan Torres)

"La Humanidad ha imaginado muchas veces vivir en un Estado de Derecho pero, en realidad, esa experiencia aún está por realizar" (Carlos Fernández Liria y Luis Alegre)

"La economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado" (Eduardo Galeano) 

(...)

Para alcanzar este casi absoluto poder, el gran capital lleva desplegando su estrategia desde hace varias décadas. Una estrategia ya bastante conocida y estudiada. El gran pensador egipcio Samir Amín afirma que la hegemonía de la clase dominante a nivel mundial está organizada sobre la base del control y del poder de cinco grandes monopolios:
  • El monopolio tecnológico
  • El control de los mercados financieros mundiales
  • El acceso monopolista a los recursos naturales del planeta
  • El monopolio de los medios de comunicación
  • El monopolio de las armas de destrucción masiva
Todo ello garantiza que se pueda contrarrestar cualquier conato de revolución, sea ésta más o menos local, así como organizar diferentes frentes para derrocar cualquier intento de subvertir las reglas y el poderío de la globalización capitalista. Y de hecho, no dudan en hacerlo, empleándose a fondo, sin vacilaciones ni titubeos, y así lleva ocurriendo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Mediante el monopolio de los medios de comunicación, desde las grandes empresas transnacionales, que disponen de gran cantidad de medios afines, y de todo un ejército de periodistas a sueldo, no vacilan en tergiversar y manipular cualquier información, para ofrecer una imagen denigrante de cualquier país que ose implantar un régimen distinto, de mayor justicia social para su ciudadanía.

(...)

La alusión a Samir Amin me conduce a otra pincelada, que cierra una entrevista a este autor en la página de la Asociación Cultural Jaime Lago:
 

"La izquierda radical debe ser más audaz "

(...)

Usted insiste en el hecho de que es marxista y no  neomarxista...


Los neo-marxistas quieren romper con el marxismo histórico. Quieren ir "más allá de Marx". Tampoco me considero "paleomarxista", es decir, alguien que sostiene de manera incondicional el marxismo histórico, alguien que se convierten en sacerdote del marxismo, que sólo conoce los textos sagrados y los comenta sin fin. Leyendo entre líneas, tratan de encontrar respuestas a los problemas actuales que no se planteaban en aquel momento.

Ser marxista, es partir de dos grandes contribuciones elaboradas por Marx. En primer lugar, la crítica de la realidad. Pero la realidad situada en su época. Aunque el capitalismo actualmente ya no es lo que era, sigue siendo fundamental la crítica del capitalismo. En segundo lugar, la crítica de la imagen ideológica del capitalismo, es decir, de la teoría económica y del economismo. 

Ser marxista significa necesariamente ser comunista, porque Marx no disociaba la teoría de la práctica, de la participación en la lucha por la emancipación de los trabajadores y los pueblos. Y también significa ser un comunista internacionalista. No es posible cambiar el mundo olvidando a la mayoría de los pueblos, especialmente a los de la periferia.

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