¿Por qué traigo aquí y ahora a este arquitecto, y precisamente con este edificio?
No es por su prestigio, ni como reconocimiento a su calidad, que no me necesitan para nada.
No es solamente por su tratamiento de los espacios, que coincide con mi amor a la geometría, y especialmente al espacio cartesiano. Por la simetría y centralidad que son de mi gusto. Por la clara distinción entre espacios servidores y servidos, centralidad y periferia.
La arquitectura es orden y jerarquía en los espacios. Ni por asomo significa esto elitismo ni clasismo. Estos espacios organizados, como las estructuras sociales, carecen de sentido si no están al servicio de las personas, libres e iguales. Porque todos los vivimos, los gozamos o los sufrimos.
Traigo aquí este edificio para señalar un preciso problema arquitectónico, bien planteado y resuelto por Kahn, pero también por otros muchos arquitectos, afamados o modestos.
Los problemas de la arquitectura, como tantos otros, los percibe la mayoría como materia esotérica, preocupación de profesionales exquisitos. La población no es consciente del gozo o del sufrimiento, a menudo subliminal, que le causan los edificios. Pese a su presencia constante e inevitable, su masiva ocupación de nuestras vidas.
El problema que me interesa es la relación del volumen con las superficies diferenciadas que lo limitan. Podría llamarlo el problema de las esquinas. O de los rincones, o de las juntas, de las aristas, de las costuras.
El fachadismo, consideración de la belleza arquitectónica como una contemplación de superficies planas bien estructuradas y proporcionadas, es un resultado de la calle-corredor y sus edificios entre medianeras. La caricatura la vemos en el inocente tratamiento que cierta arquitectura popular da a edificios exentos como si estuvieran adosados. Los laterales no importan: no se ven. Nuestras carreteras están llenas de casas con una fachada cuidadosamente tratada, y con las otras sin tratamiento alguno.
Frente a esta descomposición en planos aislados que rompe la idea de volumen, otro tratamiento exclusivamente volumétrico quiere hacer de la esquina un mero accidente, algo que no debe percibirse. Pero la esquina se obstina (valga el pareado) y reaparece. Como junta, como encuentro. Además, si eso atañe al aspecto exterior, por dentro existe como rincón, como camino sin salida, cierre en que nuestro recorrido a lo largo de la pared queda fatalmente clausurado, sin escapatoria.
El rincón convierte el recinto en un nicho.
De manera que si exteriormente hay que cerrar la sutura entre los muros, interiormente hay que abrirlos para escapar.
La solución, como siempre, está en la verdad. Mostremos la costura, sepamos que existe, pero no hagamos que rompa la percepción del volumen.
Esto es lo que Kahn realiza magistralmente. Su volumen cúbico, su gran geometría, no es contradictoria con la clara ruptura de los planos. Y nos deja escapar entre ellos.
Tras mi comentario, para ilustrar con imágenes lo que quería mostrar, traduzco y publico este otro, más escuetamente descriptivo, de Pat Marsden, en uno de sus blogs, Patrick Marsden ARCH1390:
Arquitecto: Louis Kahn - Phillips Exeter Academy Library
Phillips Exeter Academy Library
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Vista interior |
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Mirando hacia el techo |
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Vista desde la planta baja |
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Maqueta |
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Planta baja |
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Planta primera |
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Sección del edificio |
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Vista exterior |
El edificio
La biblioteca de la Academia Exeter, en Exeter,
New Hampshire, es la mayor de una escuela secundaria en todo el
mundo. Su
característica más notable es un atrio espectacular, con enormes
aberturas circulares que dejan ver varios pisos de estanterías para los libros.
Kahn diseñó un edificio exteriormente poco
dramático, de escala ajustada al pequeño pueblo de Nueva Inglaterra. En su
fachada predomina el ladrillo, con paneles de madera de teca en
la mayoría de las ventanas, que marcan la ubicación de un par de
cubículos de madera. Las
esquinas del edificio están achaflanadas, lo que permite a los
espectadores ver las partes externas de la estructura. Una galería sombreada rodea el edificio en la planta baja.
Una
doble escalera circular de hormigón recubierta de
travertino saluda al visitante al entrar en la biblioteca. Al subir las escaleras se entra en una sala
central espectacular, con enormes aberturas circulares que revelan varios
pisos de estanterías de libros. Sobre el atrio, dos enormes vigas cruzadas de
hormigón difunden la luz que entra por las ventanas del lucernario. Debido
a que los pilares son visibles desde el suelo de la nave central, el
diseño de la biblioteca aparece claro a primera vista,
lo que era uno de los objetivos que el comité del edificio de la Academia
había fijado a Kahn.
La
sala central mide 52 pies (15,8 m) de altura, medidos desde el suelo
hasta el principio de la estructura del techo, y 32 pies (9,8 m) de
ancho. La relación entre esas
dimensiones es aproximadamente la conocida sección áurea, ya estudiada por los griegos y considerada ideal en la arquitectura durante siglos. El
círculo y el cuadrado que se combinan de manera tan dramática en el
atrio eran las unidades geométricas perfectas para el
arquitecto romano Vitruvio, que también
señaló cómo el cuerpo humano está proporcionado para ocupar
ambas formas. Esta idea la expresó perfectamente Leonardo da Vinci, enmarcando en un círculo y un cuadrado su figura del Hombre de Vitruvio.
La
disposición de los rincones en la periferia era una idea iniciada años atrás, cuando Kahn presentó su propuesta
para la nueva biblioteca de la Universidad de Washington. Se prescinde de la disposición tradicional de los espacios
bibliotecarios, con completa separación de libros y lectores, por
lo general con los libros almacenados en la periferia y
las salas de lectura hacia el centro. Él, en cambio, consideró que los espacios de lectura deben estar cerca de los libros y también de la luz natural. Para
Kahn, era esencial en una biblioteca el acto de tomar un libro de un
estante y caminar unos pasos a una ventana para ver mejor: "Un hombre
con un libro busca la luz. La biblioteca lo sigue. No irá a quince metros hacia una luz eléctrica". Cada rincón de la biblioteca corresponde a dos niveles de estanterías,
con el nivel superior estructurado como un altillo con vistas a las esquinas. Las estanterías de libros miran hacia el atrio.