jueves, 29 de septiembre de 2022

"Revolución o Extinción"

Hablar de las "contradicciones del capitalismo" parece, para los oídos conformados por el discurso ideológico omnipresente, una fórmula gastada. Pero este es solamente un enunciado, y hay que desplegarlo para comprender su esencia profunda. Despreciar lo que no se conoce es fruto de una ignorancia cultivada desde el poder. Así, el más o menos involuntario ignorante "desprecia cuanto ignora", como en otro tiempo y contexto lamentaba Antonio Machado.


Tras el derrumbe de la Unión Soviética, una corriente reformista de carácter socialdemócrata sacudió a los partidos de izquierda. No fue solo la pérdida de un modelo fallido lo que reforzó el revisionismo de tradición socialdemócrata. Latente siempre como una alternativa a los cambios revolucionarios cada vez que parecen inviables, en esta ocasión pulverizó a algunos partidos, como el PCI, con las consecuencias que vemos en este mismo momento, e hizo tambalearse a otros. Desde luego, disminuyó su influencia y produjo derivas y fugas a derecha e izquierda (la mayoría a la derecha, más alimenticia). Recuerdo el calificativo de "zorrocotroco" aplicado a quien no compartiera esta deriva.


Quienes tomaron esta dirección, oportunistas aparte, no profundizaron mucho su análisis, que resultó puramente coyuntural. Ignoraron que ya entonces se había publicado aquel informe al Club de Roma: Los límites del crecimiento.


Pero además bastaría un razonamiento al alcance de cualquiera y que ya se ha divulgado hasta la saciedad: como en un espacio finito no puede haber un crecimiento infinito, y el capitalismo fracasa si no crece, los limites naturales conducen al sistema al agotamiento. Al llegar al límite tiene que convertirse en "otra cosa". En qué podría consistir "esa cosa" dependerá de un devenir histórico difícil de anticipar.


Superada ya la capacidad de renovación de los recursos, no queda otra vía que el decrecimiento. La vía reformista de la socialdemocracia está agotada, y cómo se produzca ese decrecimiento dependerá de la resistencia de la fuerza de trabajo organizada, pero son muchos los factores que objetivamente se oponen a esa organización.


La resistencia de la clase capitalista se centra en la sobreexplotación de la naturaleza y el trabajo humano y encuentra un arma poderosa en los medios de desinformación que posee. La diversidad de situaciones laborales incrementa la competencia interna en la clase trabajadora, ya no sólo obrera en el sentido tradicional. Un creciente ejército laboral de reserva debilita las reivindicaciones. Hay rivalidades en la lucha por lo inmediato entre indígenas  e inmigrantes, empleados y desempleados, y una diversidad de situaciones laborales difíciles de unificar.


Pero el hecho objetivo de que este sistema muere, y la posibilidad de que la humanidad perezca con él o sea conducida a situaciones atroces debería reagruparnos para afrontar el dilema "socialismo o barbarie", que hoy podemos reformular como "revolución o extinción".


Así lo plantea Andrés Piqueras, profesor titular de Sociología y Antropología Social en la Universidad Jaume I de Castellón y miembro del Observatorio Internacional de la Crisis (OIC), con el que lleva tres lustros estudiando la crisis civilizatoria del capitalismo.


Con motivo de la publicación de su último libro, De la decadencia de la política en el capitalismo terminal, lo entrevista Salvador López Arnal. En el blog arrezafe, su conductor Loam resume lo esencial. Por mi parte, seleccionaré algunos puntos más. Puede verse la entrevista completa en Observatorio de la crisis.



(...)


En este momento histórico el capitalismo incumple crecientemente los dos principales elementos que constituyen su razón de ser: la conversión del dinero en capital y la conversión de seres humanos en fuerza de trabajo asalariada (subsunción real del trabajo al capital), o dicho de otra manera, en una mercancía que realiza trabajo abstracto.


Hemos visto algunas de las claves a las que se enfrenta el neoliberalismo financiarizado como modelo de crecimiento que se ha intentado poner en práctica a escala casi planetaria. Con la degeneración de ese modelo el capitalismo en sí mismo enfrenta una serie de contradicciones cada vez más insalvables:


1. Entre acumulación y regulación (forma en que se expresa hoy la contradicción clásica entre desarrollo de las fuerzas productivas y relaciones sociales de producción).


2. Entre valorización y realización (dado que la escasa recuperación de la tasa de ganancia en la producción se ha hecho a costa de una exacerbada depresión de la demanda).


3. Entre el valor ficticio generado por el entramado mundial financiero-especulativo y la plusvalía real generada, que responde a un estancamiento de la rentabilidad (lo que denotó una parcial recuperación de las tasas de ganancia sin proporcional acumulación de capital).


4. Entre estancamiento y endeudamiento, el cual como factor imprescindible del crecimiento actual no tiene contrapartida ni productiva ni energética para posibilitar que una hipotética acumulación futura pueda satisfacer las deudas del presente.


5. Entre el valor capitalista y la riqueza social y natural, pues aquél depende cada vez más de la destrucción de éstas.


6. Entre el desarrollo de las fuerzas productivas (la automatización) y las bases de sustentación del capitalismo: valor, trabajo asalariado, plusvalía, ganancia…, que resultan crecientemente deterioradas.


(...)


Los logros democráticos en el capitalismo, esto es, conseguir decantarle hacia su opción reformista o socialdemócrata (con una relativa mayor distribución del poder social; mayor participación del conjunto de la sociedad en las decisiones que la afectan; mayor redistribución del conjunto de la riqueza social), sólo se han podido alcanzar históricamente, siempre a través de las luchas de clase, cuando coinciden tres tipos de factores:


1) Cuando la masa de ganancia y con ella la tasa media de beneficio se desarrollan satisfactoriamente para la clase capitalista.


2) Cuando la clase capitalista se ve con dificultad de reemplazar o sustituir a la fuerza de trabajo; es decir, cuando se reduce mucho el «ejército laboral de reserva».


3) Cuando la fuerza de trabajo organizada adquiere una relevante fuerza social y política (las posibilidades de esta condición están a su vez profundamente vinculadas a las de las dos anteriores).


En esta fase del capitalismo no se dan ninguno de esos factores. Antes al contrario, tenemos una acumulación de capital gripada sin visos de superarse; un «ejército laboral de reserva» que hoy se ha hecho mundial, con al menos 4.200 millones de personas en situación de «disponibilidad migratoria», allá donde y cuando lo requiera el capital. El poder social de negociación (capacidad de hacer valer los propios intereses a escala social) de la fuerza de trabajo queda, con todo ello, reducido a mínimos.


Eso quiere decir que pretender mejoras sociales sustanciales dentro del capitalismo actual se va convirtiendo cada vez más en una quimera (los hechos históricos que vivimos desde hace al menos 30 años así lo atestiguan). El avance social cada vez más claramente sólo se podrá hacer contra el capitalismo, como parte de un proyecto de construcción de otra civilización.


Por las mismas razones que acabo de exponer, si al capitalismo le va mal, si tiene dificultades para ampliar el valor o realizar la plusvalía, no puede permitirse aperturas democráticas. La política se cierra y se dirige en toda su amplitud e intensidad a intentar paliar la caída del valor. Eso se traduce en contrarreformas laborales y fiscales, exponencial aumento de la explotación, degradación de los mercados laborales y militarización de las relaciones internacionales. En la ciencia hay bastantes premisas más difíciles de comprobar que esta cuestión teórica que te estoy enunciando. La venimos constatando en nuestras experiencias de vida desde los años 70 del siglo XX.


Por eso precisamente lo que propongo en el libro es que la política dentro de los cauces del capital está prácticamente cerrada. Es cada vez más un mero instrumento del (moribundo) valor. Repito, hoy ya sólo contra el capital se pueden conseguir nuevos logros sociales, por lo que hay que empezar a replantearse proyectos y estrategias a partir de estas consideraciones, en lugar de mirar atrás, según hacen las izquierdas del sistema (o izquierdas integradas) en todos lados, para ver si el capitalismo vuelve o recupera su fase keynesiana. Como si eso fuera posible.

(...)

La grave encrucijada civilizatoria que atravesamos, con sus enormes desafíos ecológico-climáticos, económico-demográficos y sociales, no puede enfrentarse a partir de los principios básicos del modo de producción capitalista (competencia, individualismo, dictadura de la tasa de ganancia, intereses cortoplacistas, expolio de la riqueza social y natural, desigualdad crecientemente abismal, guerra permanente…), sino solamente a través de la cooperación, la mancomunidad y la planificación.

Ninguna de ellas puede darse a escala satisfactoria en un modo de producción basado en la feroz competencia entre intereses privados y en la toma de decisiones por parte de cada capital particular. La cohesión social, imprescindible para aquellos objetivos, tampoco se puede lograr sin nivelación de las partes. Esto es, sin al menos un considerable grado de igualdad social tanto local como mundial.

Tales condiciones sólo tienen alguna posibilidad de alcanzarse a través de un modo de producción en el que los medios de producción y vida estén socializados; donde se pueda planificar, por tanto, a partir del interés común y para el bien común. Quizá, ciertamente, la clásica máxima de «Socialismo o Barbarie» vaya teniendo que ir dejando paso a otra aún más perentoria, la de «Revolución o Extinción».

viernes, 16 de septiembre de 2022

La playa... (III)

Tercera entrega del muy documentado trabajo de Beamspot publicado por Antonio Turiel en su blog The Oil Crash que me sugirió la comparación del chapuceo energético de alta sofisticación con el tapado de rocas en la playa, labor de bacheo que, de forma más primitiva aún, realizaban, sin darse prisa, los peones camineros.

El bacheo energético no es tan rápido ni tan sencillo. Es muy difícil igualar instantáneamente la producción con el consumo. Para empezar, el consumo es variable, y aunque pueden establecerse algunas pautas no son en absoluto fiables, dada la cantidad de circunstancias de que depende. Pero aunque pudiera estimarse con precisión el consumo instantáneo, acoplarle al mismo tiempo la producción es una quimera. Manejar al momento las muy heterogéneas fuentes que vierten su energía a la red, activando unas y deteniendo otras, es técnicamente imposible.

Para dar una visión muy sintética de esas fuentes, podemos clasificarlas en tres categorías: las que obtienen directamente la electricidad sin intermediarios mecánicos, las que utilizan un medio mecánico, una turbina impulsada directamente por un fluido, y las que deben transformar la energía en calor para obtener vapor de agua y mover también una turbina.

La primera es la energía fotovoltaica, que transforma directamente la energía luminosa en electricidad. Las segundas serían la hidroeléctrica y la eólica. La tercera incluiría la termosolar, la térmica por combustión (carbón, biomasa, fuel, gas...), y también la nuclear.

Todas ellas presentan dificultades para la modificación instantánea de la potencia aportada. En unos casos, por la inestabilidad del aporte, como ocurre con la fotovoltaica y los aerogeneradores. En otros, por los tiempos inevitables de calentamiento o enfriamiento. La nuclear es muy rígida. Puede detenerse instantáneamente, pero lleva mucho tiempo volver a ponerla en su plena potencia. La hidroeléctrica es reversible, pero puede escasear o sobreabundar. En el caso de bombearla aguas arriba, se necesita gastar una parte de la energía que luego se recuperará. Por ejemplo, si se bombea agua que luego generará 100, hay que gastar antes unos 30 para bombearla. En todos los casos tiene que haber una disponibilidad mucho mayor de la que se emplea en un régimen estable. Ha de estar sobredimensionada y en gran medida permanecerá ociosa. Y además cada una de ellas depende de que se disponga de las otras. Lo que ocurrió en Fukushima fue que faltó electricidad para poner en marcha los refrigeradores que debían enfriar los reactores...

Todos estos detalles y otras muchas explicaciones se hallarán en el artículo original. En todo caso, quiero subrayar que, como la energía es disponibilidad de trabajo y éste lo realiza la potencia a lo largo del tiempo, el tiempo es el factor determinante de los difícilmente resolubles problemas de inestabilidad de las redes.

Dejo al margen otras consecuencias de este complejo sistema de distribución de la energía, como las crisis ecológica, climática, energética... Quienes leen esto ya están al cabo de la calle.

Los artículos anteriores de Beamspot, con títulos alusivos a la extendida costumbre de aprovechar las horas "baratas" para algunas tareas domésticas, fueron La Lavadora de Medianoche en una Noche de Calma Chicha. Prelavado y La Lavadora de Medianoche en una Noche de Calma Chicha. Preaclarado. Mis presuntos "resúmenes" los he publicado aquí y aquí

De la siguiente entrega dejo únicamente las conclusiones:

 

La Lavadora de Medianoche usa Detergente y Agua Caliente. Lavado Normal.



Conclusiones. 

La primera, es que hace falta una cierta capacidad de respuesta rápida y controlable, y que ésta depende del tipo de centrales que haya en cada país, y en cómo se pretende mantener la red estabilizada.


El resultado en concreto en España (así como en muchos otros países) es el aumento absoluto de la dependencia de las centrales más rápidas que hay: hidroeléctrica y gas.


Como la hidroeléctrica está limitada tanto en cantidad de ubicaciones (casi todos los posibles están ocupados ya en casi toda Europa) como en capacidad (Hm3 disponibles, que dependen de la época del año, país y meteorología), el resultado neto es una dependencia cada vez mayor del gas, así como una variabilidad también cada vez mayor de los precios según las condiciones meteorológicas.


Atrás se están quedando las décadas en que la variación del precio de la luz se limitaba a la subida anual de enero. Eso se ha acabado, ahora todo depende de cómo sople el viento, de si sale el sol, o de si ha llovido últimamente. En cuanto llega esa época del año en que el viento está calmado y los pantanos secos, las noches se vuelven caras de narices precisamente por esa razón.


Por supuesto, se puede cambiar de estrategia, como por ejemplo, volver a recuperar el carbón para sustituir el gas. Pero resulta que la lentitud de respuesta del carbón limita el uso de éste para este fin a tener una cantidad grande de centrales de carbón en marcha para sumar la velocidad o ‘capacidad en MW/minuto’ necesaria de respuesta a base de tener mucha potencia ociosa… y reduciendo la eficiencia aumentando el consumo de carbón.


Esto último es lo que ha pasado en China este año: capacidad reducida de producción hidroeléctrica por la misma razón que Taiwán tenía sequía, variabilidad de renovables al alza, poco gas, y poco carbón, implicaba que necesitaba recortar variabilidad y dejar potencia ociosa libre, de ahí los cortes de suministro repetidos y planificados.


Otra estrategia es la que persiguen en California, extensible al Reino Unido (y de paso a las Islas Baleares): comprar fuera la electricidad necesaria. Así les va a los californianos, que se han adelantado a China en varios años en eso de los cortes de luz por barrios por no poder producir la electricidad necesaria. Avisados se quedan los baleares.


Y así les ha ido a los británicos con el precio de la luz a 10 veces el precio con el continente  ‘aislado’: unos 3000€/MWh llegaron a pagar en otoño pasado.


Y así nos irá si pretendemos apostar a las nucleares para contrarrestar las diferencias entre demanda y producción. O quizás peor.


Incluso las grandes reservas de energía hidroeléctrica de Europa, los países escandinavos, ya han agotado el pasado otoño su capacidad de producción para poder controlar la red europea sin tirar de combustibles fósiles.


Si además retiramos más combustibles fósiles con alguna capacidad de maniobra, añadiendo la rígida nuclear, más problemas vamos a tener, puesto que eso implicaría una necesidad de más hidroeléctrica.


Dicho claramente: por sí solas, LAS NUCLEARES NO PUEDEN CUBRIR LA VARIABILIDAD DE LAS RENOVABLES ELÉCTRICAS INTERMITENTES.


No las actualmente en uso.


Ya se pueden ir olvidando Michael Schellemberger (activista medioambiental, ganador del Green Book Award, y ‘Héroe del Medioambiente’ según la revista Time), Zion Lights (ex portavoz de Extinction Rebellion) y Patrick Moore (ex vicepresidente de Green Peace). Y la Unión Europea.


Que tanta gente esté interesada ahora en promover la nuclear como única opción para tener una red eléctrica estable es cuando menos curioso. Pero no deja de ser un claro ejemplo de Dunning – Krüger.


También hay que decir, a favor de esta gente, que las centrales nucleares actuales, las que están llegando al fin de su vida útil, las que ya ‘han hecho el daño’ (según palabras de algunos anti-nucleares que pretenden alargar la vida útil de las mismas), son las más rígidas que existen. Y lo son por razones que se verán en dos entradas, dónde entraremos en otros detalles de planificación, poniendo en perspectiva la situación actual y la política que se utilizaba durante el siglo XX.


Hay que hacerse una pregunta: ¿los capitanes de los navíos a propulsión nuclear atracan a toda velocidad?¿O pueden variar la potencia de propulsión con una cierta velocidad?


Es obvio que las centrales nucleares pueden ser capaces de ser ágiles, al menos en comparación con lo que hay ahora, pero se trata de centrales de nuevo cuño y/o pequeñas, la mayoría de ellas, experimentales. 


Un tipo en concreto, además, ‘bebe de trucos’ ya mencionados aquí: las centrales de sales fundidas, que básicamente sustituyen el concentrador solar de calor por un reactor nuclear, y le ‘pasan la pelota’ de la estabilización y variación de potencia al almacenamiento de calor por sales fundidas.


Eso tiene una serie de consecuencias que hace que no se puedan descartar ‘del todo’ las nucleares de nueva generación para planificar la futura red eléctrica, pero eso es la temática de otra de las entradas de esta serie que viene más adelante. No adelantemos acontecimientos.


El hecho es que hasta ahora, las nucleares siempre han ido acompañadas de hidroeléctrica, no sólo en producción, sino en bombeo: cuando la demanda baja, en lugar de recortar producción utilizan el sobrante generado por la nuclear para bombear agua y así ‘almacenar’ esa energía.


Recordemos que las nucleares, a luz de lo visto, tampoco se puede ‘apagar’  rápidamente (eso vale para casi todas, incluidas las experimentales). No sólo eso, una vez ‘apagada’, hay que enfriar durante un tiempo el núcleo del reactor. De no hacerlo, pues pasa lo que pasó en Fukushima: la falta de electricidad no permitió ‘apagar’ los reactores con la necesaria ‘lentitud’, lo que provocó que se acumulase hidrógeno (¿verde fosforito?) que fue lo que estalló… y provocó una serie de problemas en cascada.


Por eso, mezclar algo tan voluble como las renovables eléctricas intermitentes y descontroladas con nuclear es llamar al desastre. Actualmente apenas hay capacidad hidro para compensar las variaciones que demanda la suma consumo + renovables intermitentes, como para que aumenten estas últimas y encima reduzcan capacidad de control quitando centrales de gas del medio.


En ese sentido, Alemania hace lo más inteligente: eliminar las rígidas nucleares y sustituirlas por producción despachable con capacidad para estabilizar la red, y así aumentar la capacidad de penetración de las volubles renovables eléctricas intermitentes.


Desgraciadamente para el medio ambiente (afortunadamente para el bolsillo de los germanos), esa capacidad ‘añadida’ es en base a carbón (autóctono!).


Luego está el tema de ‘planificación’ y ‘escala’, que ya de momento se antoja más necesaria que nunca para poder ‘sincronizar’ los arranques de los sistemas despachables.


Sin embargo, este punto de la planificación se verá con más detalle en las dos próximas entradas, dónde añadiremos la dimensión espacial al análisis, el donde, compaginándolo con el cómo que hemos visto hoy en la que sigue a esta, para continuar en la otra con los conceptos de planificación de la producción.


Beamspot.

miércoles, 14 de septiembre de 2022

La playa de Lavapanos... (II)

...me ha servido aquí de imagen: sobre una base rocosa irregular, un relleno de arena crea un fondo confortable, que si se elimina deja al descubierto las asperezas. De igual modo, hay energías que pueden cubrir las irregularidades de un suministro que en cada instante debe igualar la oferta y la demanda de electricidad. Pero por desgracia no se trata de energías renovables.

La muy ilustrativa serie de artículos que Antonio Turiel viene publicando en su blog The Oil Crash me ha servido para extraer de ella unas gráficas en que las irregularidades del suministro de energía de diversas fuentes semejan las ásperas rocas que la arena tapa. Infortunadamente, dosificar las fuentes de energía en cada instante es muchísimo más complicado que descargar unos camiones de arena. Y además la "arena" en cuestión no es precisamente "energía limpia".

Del primer artículo, La Lavadora de Medianoche en una Noche de Calma Chicha. Prelavado, seleccioné algunos de estos rocosos relieves energéticos y una selección mía de explicaciones para perezosos. Intentaré ahora continuar con el segundo.

Las gráficas ahora no representan la energía producida a lo largo del tiempo, esto es, la continua producción de trabajo, en cualquiera de sus formas, sino la potencia como capacidad para producirlo. Y ahí es donde mejor se ven las discontinuidades.



La Lavadora de Medianoche en una Noche de Calma Chicha. Preaclarado.




El momento puntual.

¿Acaso no nos acordamos de que el precio no es el mismo a las 3:00 de la madrugada que a las 21:00 de la noche?¿Por qué eso?


Pues es muy sencillo: la electricidad es efímera. Sólo existe en el fugaz período de tiempo que tarda en viajar desde A, donde otra fuente de energía se transforma en una potencia concreta, hasta B, donde es consumida y transformada de nuevo en otro tipo de potencia, y todo ese viaje, a la velocidad (limitada) de la luz.


Si en B se demanda menos potencia que la generada en A, tenemos una subida de tensión. Si se demanda más, una bajada que puede llevar a un apagón.


La primera consecuencia, la más fundamental, la base sobre la cual se realiza todo el dimensionamiento del sistema eléctrico, es que la potencia generada y la potencia consumida deben ser iguales en todo momento, deben estar en equilibrio.


Un momento de desequilibrio y podemos tener problemas más o menos graves, que van desde los microcortes y bajadas de tensión imperceptibles, hasta apagones, o grandes subidas de tensión con aparejos ardiendo y demás.


Afortunadamente, esto último es poco común, pero cada vez más probable, como se explicará en el segundo bloque de esta serie.

Repito: un momento de desequilibrio, y se puede liar parda.

Por tanto, lo que en realidad importa es que pasa en cada instante: la potencia.


En la factura, nos cobran una parte fija en concepto de potencia instalada (y eso se analizará en el tercer bloque de esta serie), mientras que hay otra parte que es la energía consumida… y quizás repartida en franjas horarias, incluso con tarifas dependiendo del día y la estación.


Por eso es muy importante volver a ver algunas de las gráficas anteriores pero en formato potencia en lugar de energía producida.


La REE da varios tipos de datos, pero cuando uno se mira el consumo (que es lo mismo que la producción) diario, lo que da es potencia (y encima más de 24 horas) producida por tipo de central a intervalos de 10 minutos.


Si lo que se baja, que es lo que se analizó en la anterior entrada, es el consumo de varios días, lo que devuelve la REE en sus formatos de hoja de cálculo, es energía generada en total durante ese día. Un sólo dato por cada tipo de central por día.


Mucha menos información, interesante a la hora de facturar, pero bastante poco relevante (no del todo, ojo) en comparación con lo que importa a la hora de analizar la estabilidad de la red eléctrica, que es la potencia.


Así pues, para hacer el análisis presentado hoy, hay que bajarse los datos de producción/consumo diario para cada día de un intervalo, recortar las horas de antes y de después del día, y hacer un copia/pega en una nueva hoja de cálculo con muchísimos más datos para poder ver la evolución de la potencia entregada en cada momento durante varios días.


La REE tiene sus razones para hacer eso, puesto que concatenar estos datos fácilmente se sube a más de medio millón de valores para todo un año, a alrededor de 1872 datos por día. Eso en realidad todavía está (muy muy) lejos de ser realmente Big Data, pero para la mente humana es bastante.


Por eso nos centraremos en períodos de un par de semanas, que es bastante manejable. 

Como ejemplo, las dos semanas del 5 a 18 de Julio de 2021.

Son estas dos gráficas. Primero, la gráfica al estilo de la entrada anterior, de energía fotovoltaica



Ahora, la que realmente importa, la de potencia ‘instantánea’ fotovoltaica durante esas dos semanas:


Pues bien, estas dos gráficas salen del mismo sitio, y a partir de los mismos datos y hechos. Ninguna es falsa estrictamente hablando.


Pero resulta obvio que no dicen exactamente lo mismo, a pesar de presentar la misma cantidad de energía. La de abajo es la que importa, dado que la electricidad es potencia.


Sin embargo, los defensores de las renovables sólo ven la primera, la de arriba: esconde lo que realmente importa, mientras da una apariencia muy irreal de lo que pasa de verdad.


Si nos atenemos a la de abajo, queda en evidencia que hay períodos en los que la fotovoltaica no produce nada de nada de nada. Es obvio, de perogrullo: de noche no hay Sol, así que no hay potencia.


Sin embargo la idiosincrasia de la electricidad es tajante: si no hay nadie que pueda suministrar, y evidentemente la fotovoltaica no puede, entonces tenemos un apagón.


Punto. No hay más.


La fotovoltaica NO nos puede dar lo que necesitamos. 

Echemos una ojeada ahora a la que con anterioridad ya se vio bastante más aleatoria: la eólica. De nuevo, las dos versiones:






Según el método de las energías, a partir de los datos de la entrada anterior. Ahora, según la potencia, con datos más definidos:



Según el método de las energías, a partir de los datos de la entrada anterior. Ahora, según la potencia, con datos más definidos: Pues si en la entrada anterior ya se veía muy variable el viento, en esta nueva representación de exactamente lo mismo, sólo que con más datos, la cosa pinta muchísimo peor.


Sin embargo, mirando la gráfica de arriba, la que presentan pública e interesadamente los interesados en este tipo de tecnologías, especialmente la fotovoltaica, parece que no vaya a haber ningún tipo de problema. Por mucho que sea de sentido común que sí que hay un problema. Y un problema grave.


Ese tipo de manipulación a la hora de presentar datos que son medias verdades mientras ocultan lo que realmente importa es una de las características típicas de este tipo de políticas.


Es una falacia. Y que se obvie el sentido común es algo encima preocupante.


Vayamos ahora a los datos numéricos:


La fotovoltaica, como es lógico, concentra toda su producción energética en unas horas, llegando a picos de unos 9 GW. Es decir, ⅔ partes de la potencia total instalada de alrededor 13,715GW. Recordemos que es julio, justo tras el Solsticio, y que el sol está muy alto, en teoría, estamos en los meses de más producción del año… y de pico, sólo llega a ⅔ parte de lo que debería.


En cuanto a la eólica, se puede observar que hay días seguidos en los que, de media, no llega a 4GW, con un pico máximo de 14GW… que es la mitad de la potencia instalada de 27,983GW.


Con mínimos por debajo de 2GW, tenemos que durante cinco días la media de producción ha estado rondando los 4GW, es decir, el 7 y el 14% de la potencia instalada, respectivamente.


Para finiquitar la parte de renovables ‘clásicas’, es muy relevante esta otra gráfica, la de la producción termosolar con (algo de) almacenamiento:



De nuevo resulta fácil contar los días. También resulta fácil ver la potencia unos 2,2GW, muy cerca de la potencia máxima instalada de 2,3GW. 

También es notable y fácil de ver la potencia instalada que puede producir a partir de energía almacenada: unos 750MW. Se observa en las ‘plataformas’ que se producen tras la caída del sol, las ‘bajadas’ tras los picos de máxima potencia.


También es muy notable la oscilación en dos días nublados, en que apenas se produce miseria en uno (un pequeño pico de 500MW) y bastante menos en otro (alrededor de 1,3GW de pico, con menos de 500MW tras la puesta del Sol).


Así mismo, es muy relevante que en en varias ocasiones el almacenamiento hace gala de desaparecer. Y también es relevante que siempre hay un gran pico de bajada antes de la subida.


Como contrapartida, veamos, resumido en una única gráfica, cuatro categorías más: nuclear, carbón, térmica renovable y cogeneración/residuos.










Como se puede observar, la diferencia con la gráfica de la entrada anterior es prácticamente nula. Las cuatro son prácticamente planas, y queda fácil de ver en qué momento y durante cuánto tiempo ha habido una central nuclear parada.


Más detalles al respecto, en la línea de la nuclear se ve, se puede apreciar claramente, que la puesta en marcha de la central parada no es inmediata, no es una subida brusca, es una rampa, mientras que la parada sí que es una bajada brusca. Ese es un detalle cualquier cosa menos nimio: tarda más de 20 horas en volver a producir a tope.


Otro par de observaciones se refieren a las (afortunadamente) bajas cantidades de producción de carbón y térmica renovable. Lo del carbón, es obvio: es el mayor emisor de CO2 que hay. Lo de la mal llamada térmica renovable, es que es otra energía que quema biomasa (es decir, CO2 sustraído de la atmósfera) y también emite más CO2 aún por MWh que el propio carbón, mientras además se encarga de deforestar el mundo: es probablemente una de las peores apuestas ‘renovables’ que hay, y afortunadamente muchas entidades ecologistas ya se han dado cuenta del error.


Vayamos ahora a por cuatro gráficos más sumamente relevantes y que forman el núcleo importante de toda la temática a explorar en los dos primeros bloques de esta serie (y que tiene enormes repercusiones en el resto). La explicación ‘dura’ se deja para más adelante, pero es muy relevante el empezar ya mismo a analizarlas.


Primero, la producción/consumo total de potencia. Recordemos que se consume exactamente lo que se produce.













Contar los días aquí es prácticamente inmediato. Una ojeadita rápida revela algunos detallitos: los fines de semana son fáciles de reconocer por una demanda de potencia más baja, entre semana el pico de consumo está alrededor del mediodía, mientras que los fines de semana el pico está, sobre todo los domingos, tras el anochecer, y de noche cae mucho la demanda: de picos de alrededor 35GW se baja a valles de menos de 25GW, un 71% del máximo.


Aún así, hay ciertos detalles que son muy difíciles de observar a simple vista en esta gráfica. Eso, igual que las implicaciones de todo ello se dejan para más adelante.


Vayamos ahora a por los ciclos combinados.















La variabilidad vuelve a ser enorme, superior a la fotovoltaica y la eólica. Sin embargo, la diferencia entre picos es mucho menor. En ningún momento llega a cero como la fotovoltaica (es decir, NUNCA SE DEJA DE CONSUMIR GAS). La diferencia entre el pico máximo de 7,5 GW y el mínimo, inferior a 1GW es bastante elevada, con un mínimo alrededor del 15% del máximo.


Aún así, lo más destacable es que la potencia de pico es de poco más de una cuarta parte de la potencia instalada: 7,5GW/26,25GW, como el 28%… de pico máximo!!! De mínimo… 1GW/26,25GW, menos del 4%.


El uso de las centrales de ciclo combinado es muy bajo. Una cosa buena: se quema menos gas. Las cosas malas… pues de esto va toda esta serie.


Veamos ahora la penúltima gráfica relevante de estas dos semanas, la hidroeléctrica:













Si uno se fija un poco, se pueden contar los días de forma fácil, muy fácil. Es sumamente oscilante. Y, lo más llamativo de todo es que produce ‘potencias negativas’.


Ese par de picos (uno pequeño, uno grande, y un tercero apenas discernible si es que llega a ser negativo) que la potencia baja por debajo de cero, significa que en lugar de producir está consumiendo: se está bombeando agua


Un análisis pormenorizado del uso de la energía hidroeléctrica sería muy extenso, así que algunos detalles como el tema de sequía y gestión del agua para otros usos se dejarán de lado al salirse de la temática.


Para el final, se verá una gráfica que se dejó de lado anteriormente por parecer irrelevante. Nunca lo ha sido, especialmente en el caso que nos interesa. Se trata de los intercambios internacionales.










La media de energía de estos intercambios internacionales es muy baja, de ahí que en el estudio anterior por energía fuese despreciada. Es otro caso relevante que apenas merece atención en muchos casos, pero, como ya se ha demostrado, cuando se entra en el detalle de potencia instantánea la cosa cambia mucho, toma más relevancia. 
Como se verá algo más adelante, la relevancia de estos intercambios internacionales es elevadísima, uno de los puntos más importantes. Sin embargo, que en el caso español sea relativamente reducida, como algunos ya han dicho, tiene también cierta importancia. 
Es la razón por la que se considera a España una ‘isla energética’ en cuanto a electricidad. Y eso tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. De nuevo, estamos ante el corazón de la problemática. 
En cuanto a la gráfica en sí, se puede observar cómo hay fuertes variaciones que van desde 2GW positivos a 3GW ‘negativos’. Los positivos son potencia extranjera que entra, mientras que los negativos es generación nacional que se exporta. 
La media es aproximadamente cero. De hecho, en los datos de energía que da la REE ni siquiera aparece. 
Otro detalle que se omite. 
Hasta aquí el análisis de lo que son dos semanas de verano.

Sigue analizando el artículo dos semanas de invierno, entre el 4 y el 17 de Enero de 2021. Incluiré sólo algunos comentarios sobre la variación respecto al verano. 

En la eólica no hay grandes diferencias entre verano e invierno, aunque ahora se observan algunas subidas y bajadas muy rápidas.

Sobre las dos tecnologías solares, la fotovoltaica y la termosolar:

Cabe destacar que los picos de la fotovoltaica están bastante por debajo de los homólogos de julio: 5GW frente a 9GW… menos de la mitad de la potencia instalada. También son más estrechos, con lo que la energía total producida es todavía menor al estar menos horas produciendo.


Y eso, si observamos los días soleados, que si miramos los nublados la cosa se queda en menos de 1GW de pico… y en nada en la termosolar.


Esta última se observa todavía más variable, con picos que a duras penas llega a 1,5GW de los 2,3GW instalados, pero lo que más llama la atención es la nula producción tras la puesta del sol. Simplemente no hay energía acumulada que se pueda usar de noche ni para cubrir ningún pico.

En cuanto a las tecnologías 'fijas' (nuclear, cogeneración, carbon y térmica renovable):

De nuevo, parada de una nuclear y clara rampa de subida de la misma para volver a producir. De nuevo, cogeneración y térmicas renovables planas.

La nota (negativa) la pone el carbón, que varía bastante, además de subir y llegar a cotas en las que no se estuvo en el julio que siguió a ese enero. También se nota más la variabilidad del mismo, especialmente la velocidad de las bajadas, si bien hay al menos una subida bastante más acelerada que en el caso de la nuclear.

Completa el análisis invernal mostrando los gráficos, (que omito) correspondientes a ciclos combinados, hidroeléctrica e intercambios internacionales:

Se observa que los ciclos combinados vuelven a tener una gran variabilidad, pero con utilización igualmente baja. Destacable un par de ‘valles planos’ sin apenas variabilidad durante esos valles, y, de nuevo, el hecho que nunca produce cero, nunca tenemos todas las centrales de gas paradas. 

Aún así, un pico claramente por encima de los 8GW y varios por encima de los 6GW ponen la producción de pico por encima de la veraniega.


De la hidro se puede observar claramente la oscilación diaria, incluso con un par de ‘ceros’ (uno de ellos presumiblemente ‘negativo’). La producción es claramente más elevada que durante el verano, con varios picos claramente en los 10GW (de los 17GW instalados) y de forma más sostenida, mientras que en julio apenas llegarían a 6GW.


De los intercambios internacionales, sin embargo, lo que destaca es que la media es claramente la importación de energía de fuera (muy probablemente nuclear francesa), así como una enorme variabilidad que llega a superar los 6GW de potencia de pico en algunas ocasiones, y en no pocas los 5GW.

Para entender un poco mejor la idiosincrasia de estos intercambios internacionales, así como la absurda volatilidad de los ciclos combinados, la hidroeléctrica, y dichos intercambios, hace falta analizar un poco más cómo funcionan tanto la fotovoltaica como la eólica… como la curva de demanda que hay que satisfacer.

Y para ello pone algunos ejemplos, junto a una prolija explicación que podéis ver en el artículo completo. Trataré de seleccionar lo más relevante de este estudio:

Bueno, ya se ha insistido en esta entrada, y en la anterior, en la variabilidad de la producción. Y de esto va toda esta serie: de variabilidad.


(...)


El problema es que hay que poner en marcha 13GW de potencia en tres horas. Más del doble de las que están funcionando al mediodía. 13GW de potencia despachable en muy poco espacio de tiempo. Recalquemos esto de despachable, controlable.


Para entender mejor la (compleja) problemática de la estabilidad de la red, podemos empezar con una explicación simple a partir de unos sencillos ejemplos.


Lo más básico: tenemos una casa que no tiene conexión a la red eléctrica, y queremos cocinar con un horno de 1,5KW. La electricidad supongamos que la pone un alternador de 2KW.


El horno funciona con un termostato: cuando la temperatura sube por encima de cierto nivel, se para la resistencia eléctrica, mientras que cuando cae por debajo de otro cierto nivel, se vuelve a activar dicha resistencia. Es decir, el consumo viene y va según necesidades.


La alternadora tiene un sistema de control que supervisa la tensión (y otros parámetros que veremos en el siguiente bloque), y se auto regula. Cuando el termostato activa la resistencia, pues la alternadora compensa ‘dando más gas’. Cuando la resistencia se desactiva, ‘quita el pié del acelerador’.


Supongamos ahora que ponemos un panelillo fotovoltaico de 1KW. Cuando el horno ‘entra’, si hace sol, el panel no es capaz de soportar la potencia, así que hay un apagón. Si tenemos la ‘burra’ (apelativo popular para un alternador), ésta se tiene que poner en marcha (si no lo estaba), con lo que el apagón dura un tiempo hasta que la alternadora es capaz de suministrar la potencia requerida. Si está en marcha, simplemente compensará.


Cuando ‘salga’ el consumo del horno, pues la alternadora volverá a compensar, incluso parándose.


Ahí tenemos el primer punto importante: la fotovoltaica no compensa ni regula nada. No genera ningún tipo de estabilidad eléctrica. No ajusta la potencia entregada: siempre da toda la posible. No sólo es intermitente, no aporta nada a la estabilidad de la red.


Pero hay otro detallito más a añadir. Si cuando el horno está funcionando, con el panel a tope, y la alternadora ayudando, pasa una nube, el panel deja de producir, y la alternadora tiene que volver a compensar.


Si el consumo total es superior a lo que la alternadora puede dar en el momento en que pasa la nube (supongamos que aparte del horno tenemos una estufa de 1KW: en total 2,5KW, con una alternadora de 2 y un panel de 1), entonces tenemos otro apagón porque la alternadora no es capaz de compensar.


Dicho de otra manera: los paneles fotovoltaicos no sólo no generan estabilidad, generan inestabilidad. Cualquier nubarrón es inmediatamente traspasado a la red eléctrica en forma de inestabilidad que tiene que compensarse con algún sistema de control.


Así pues, lo que debe quedar meridianamente claro es que lo que hace que tengamos una red eléctrica funcional en casa son los sistemas controlables que son capaces de compensar no sólo la variación de consumo, ahora también la variación de producción que introduce la fotovoltaica (y como veremos también, todas las renovables eléctricas intermitentes, empezando por la variable eólica, pero también por la térmica solar de concentración).


(...)


Para evitar un apagón cuando se va el Sol, hace falta controlar la puesta en marcha del doble de la capacidad de producción que estaba en funcionamiento al mediodía.


(...)


Pero además de la variación, está el tema tiempo que tanto se ha reiterado, y por tanto, la velocidad de variación. En matemáticas esto tiene un nombre bastante explícito: la derivada.


(...)


...un día de verano, hay variaciones muy bruscas, muy rápidas debidas a las nubes. Y todo eso se tiene que controlar. Todo eso que parece suciedad, es exactamente ‘suciedad eléctrica’ que mete la fotovoltaica y que se tiene que compensar mediante sistemas controlables.


Sí, puede que ayuden en la generación, pero en lo que es mantener estable y funcional la red eléctrica queda demostrado que no, que de eso nada.


(...)


...las gráficas expuestas dejan claro que esta ‘integración espacial’ deja que desear, no tanto por el pico de producción, sino por la ‘porquería’ o variabilidad que genera en la red eléctrica.


Por supuesto, la siguiente contrapartida ofrecida por los pro renovables es ampliar el área de integración. Algo que, además, depende de cómo sopla el viento.


Voluble como una veleta.


Por supuesto, esto nos lleva a la siguiente forma predilecta de los defensores de las renovables eléctricas intermitentes: la eólica.


La variabilidad de la eólica en toda España ha quedado patente ya en estos dos estudios, a pesar de integrar la producción de toda España. En este caso, al igual que para la fotovoltaica, se pretende ‘integrar espacialmente’ la producción de todas las renovables en un ámbito mucho mayor que no la península ibérica: como mínimo toda Europa.


(...)


...la integración a escala europea de algo sirve, y a las gráficas me remito, pero no lo arregla todo, y en ciertas temporadas, no sirve de nada. De hecho, es bastante habitual que a medida que se amplía más la zona de integración, menos se mejoran los resultados.


Sin embargo, los problemas que causa dicha integración son graves, y forman parte de este análisis.


Aún así, la eólica tiene una cierta particularidad en ciertas circunstancias que causa problemas todavía más graves: cuando sopla demasiado viento.


Ese caso es bastante particular debido a que cuando el viento supera cierta velocidad, los aerogeneradores se paran para protegerse y no romperse. Pero dada la tendencia a poner los aerogeneradores juntos, y añadiendo el ‘efecto dominó’ (al pararse el primero, deja pasar más aire que va al segundo –aguas abajo, parando ese, etc), el resultado es que en varias ocasiones al año los parques eólicos paran toda su producción en menos de 5 minutos.


Incluso se llegan a afectar varios parques a la vez, con bajadas de producción del máximo de dichos parques a 0, que pueden significar caídas de más del 95% de toda la potencia eólica en menos de diez minutos.


Ese caso se da varias veces en Australia, siendo el causante de varios apagones, incluso severos, en esa isla. Apagones que forzaron a tomar una medida drástica: la instalación de la ‘megabatería’ de Tesla en esas tierras.


(...)


Si la solar era variable, esta no lo es menos, pero encima es aleatoria, menos previsible.


¿Se puede conseguir alimentar toda nuestra electricidad actual mediante la mezcla de solar fotovoltaica + eólica?


(...)


¿Alguien decía que la electricidad es eficiente?


A pesar de todo esto, queda obvio que o tenemos sistemas despachables además de la tremenda sobrecapacidad renovable, y/o tenemos sistemas de almacenamiento que puedan almacenar la energía necesaria para varios días, no horas.


Además, la variabilidad (esa ‘suciedad o ruido eléctrico’) también se multiplicaría por 4.

Y aún no nos hemos metido en los problemas de inestabilidad que hay ya, cosa que dejamos para el siguiente bloque.

(continúa)