En esta tesitura ¿qué hacemos con un texto largo, no digo ya un libro, para animar al posible lector?
Lo primero es no asustarlo. Y para eso, es mejor ofrecer el escrito en pequeñas entregas.
Cuando comencé este blog medía mucho los tiempos de lectura. Poco a poco, sin querer, me he ido alargando. porque aunque los retales son más fáciles de manejar, es más difícil que de su costura resulte un traje hecho a medida. A la medida del lector actual, generalmente compulsivo e inconstante.
Ocurre esto con los vídeos en Internet. Casi lo primero que haces al abrirlos es mirar si es muy largo. Un minuto, y lo ves. Cinco, te lo piensas un poco y calculas si tienes tiempo para dedicárselo. Una hora, y lo aplazas sine die.
Por eso me obligo a trocear artículos de cierto calado que merecen ser divulgados, aunque no siempre esté seguro de por donde debo cortar para que un conjunto orgánico no se convierta en la disección de un cadáver.
Publico lo que sigue porque considero importante poner en relación filosofía, ciencia y método. Sin aclarar sus conexiones y contradicciones es muy difícil un pensamiento riguroso. Este artículo intenta hacerlo, y yo intentaré que su exposición por etapas no se convierta en un conjunto de piezas de materia muerta.
8 de enero de 2016
(...) Hoy, por ejemplo, nos centraremos en esa polémica relación entre las ciencias y marxismo, de la mano de uno de los mejores pensadores españoles. Marxista, profesor, traductor, represaliado… Manuel Sacristán.
El artículo de Monserrat Romero Alarcón trata, en un primer apartado, desde la concepción epistemológica de Manuel Sacristán, cómo operan el marxismo y la ciencia para la comprensión de la realidad, la diferencia entre el “método” y la “metódica”, así como algunos de los elementos científicos existentes en la obra de Karl Marx. En un segundo apartado se desarrolla el papel de la dialéctica, la economía y la perspectiva que se tiene de las ciencias sociales, utilizando sus dos tradiciones: la naturalista y la historicista. Esperamos les resulte interesante…
A. Olivé. Salud
SOBRE EL MARXISMO, LA ECONOMÍA Y LAS METODOLOGÍAS
Una clarificación epistemológica desarrollada por Manuel Sacristán
Monserrat Romero Alarcón
Desde el punto de vista político-moral, la ciencia es ambigua, por así decirlo, si no queremos usar la palabra “neutral”, lamentablemente satanizada en los ambientes de izquierda (en los cuales se recuerda poco quien fue el autor que propuso llamar “canalla” al que practica la ciencia con un interés que no sea puramente el científico, a saber, Karl Marx; y no algún positivista).
Sacristán, 1983c
1. Marxismo y ciencia
Es decisión propia del hombre el hacer ciencia, y el considerar que los únicos datos de que se puede partir para intentar comprender incluso aquello que nunca es dato científico –la totalidad universal y las totalidades particulares en su concreta cualidad real– son los datos de la ciencia.
Sacristán, 1964
Existen diversas formas de expresar qué es el marxismo, pero de acuerdo a la noción epistemológica y política del filósofo español Manuel Sacristán “el marxismo es, en su totalidad concreta, el intento de formular conscientemente las implicaciones, los supuestos y las consecuencias del esfuerzo por crear una sociedad y una cultura comunistas”. Por tanto, “el marxismo se caracteriza (…) por la afirmación de que el contenido de los postulados morales debe buscarse en la realidad. En el movimiento obrero las ideas morales sólo tienen verdaderamente sentido si contienen una crítica racionalmente justificada de la realidad con que se enfrentan, si su contenido significa futura realidad previsible, y si se insertan en el marco de una concepción del mundo que, sobre una base científica, sea capaz de explicar primero y organizar después la realización de aquellos contenidos” (Sacristán, 1964).
Por tanto, “el análisis marxista se propone entender la individual situación concreta (en esto es pensamiento dialéctico) sin postular más componentes de la misma que los resultantes de la abstracción y el análisis reductivo científicos (y en esto es el marxismo un materialismo)” (Sacristán, 1964). Es por ello que −siguiendo a Sacristán− “los rasgos característicos de la tradición marxista la predisponen a una abundante producción de hipótesis (históricas, analíticas, prospectivas) y, por tanto, a refutaciones frecuentes” (VV., AA., 1978). Cabe destacar que la noción de ciencia también es abordada por Sacristán Luzón, en parte, por su excepcional forma de identificar las diferencias existentes entre el marxismo y la ciencia positiva.
La naturaleza del marxismo y la de la ciencia, en sentido estricto, son expuestas ampliamente por el traductor de las obras completas de Marx y Engels en el artículo titulado: “La tarea de Engels en el Anti-Dühring” [2] donde, además, explica que “los conceptos de la ciencia en sentido estricto −que es la ciencia positiva moderna− son invariablemente conceptos generales cuyo lugar está en enunciados no menos generales, «leyes», como suele decirse, que informan acerca de clases enteras de objetos”. De esta forma, “la ciencia positiva realiza el principio del materialismo a través de una metodología analítico-reductiva. Su eliminación de factores irracionales en la explicación del mundo procede a través de una reducción analítica de las formaciones complejas y cualitativamente determinadas a factores menos complejos (…) y más homogéneos cualitativamente, con tendencia a una reducción tan extrema que el aspecto cualitativo pierda toda relevancia” (Sacristán, 1964). [3]
No obstante, en el artículo de Sacristán al que se ha hecho alusión destaca la existencia de algunas nociones absurdas de la ciencia positiva en Engels, [4] “al afirmar que las dificultades lógicas del cálculo infinitesimal leibniziano-newtoniano eran esenciales y no se resolverían nunca en la teoría matemática, Engels ha asumido una actitud epistemológica regresiva, y superada luego por el esfuerzo de los matemáticos; y con su versión de la fusión de análisis científico y síntesis dialéctica, Engels ha reproducido la utopía de Goethe, Hegel o Leopold von Henning sobre la integración de «experimento» y «facultad de juzgar», «ciencia» y «poesía»”. Además, Sacristán afirma que “el conocimiento científico positivo se caracteriza formalmente por su intersubjetividad, y prácticamente por su capacidad de posibilitar previsiones exactas” (Sacristán, 1964). [5]
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NOTAS
[2] El éxito del Anti-Dühring residió en que “era la primera exposición de conjunto de la concepción comunista del mundo iniciada por Marx. No se debe, sin duda, perder de vista que una exposición temáticamente tan amplia como el Anti-Dühring no puede ser, dado que apenas rebasa las 300 páginas en octavo, sino un manual de divulgación. Pero a pesar de eso −o quizá precisamente por eso− su importancia fue grande para todo el movimiento obrero”. Además, tuvo en su génesis una gran y espontánea “motivación política y polémica contra un oscuro confusionario hoy olvidado, Eugen Dühring” (Sacristán, 1964).
[3] Por ello, “los «todos» concretos y complejos no aparecen en el universo del discurso de la ciencia positiva, aunque ésta suministra todos los elementos de confianza para una comprensión racional de los mismos” (Sacristán, 1964).
[4] Es importante mencionar que, según Sacristán, la falta de claridad y precisión de algunas de las nociones de la ciencia positiva no sólo se encuentra presente en Engels, sino también en el propio Marx, algunas veces explícitamente en sus escritos y otras en trabajos realizados con Engels.
[5] Decir que es intersubjetivo significa que “todas las personas adecuadamente preparadas entienden su formulación del mismo modo, en el sentido de que quedan igualmente informadas acerca de las operaciones que permitirían verificar o falsar dicha formulación” (Sacristán 1964).
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Bibliografía
Sacristán, Manuel [MSL] (1964), “La tarea de Engels en el Anti-Dühring”, en MSL, 1983a.
— (1983a), Sobre Marx y marxismo. Planfetos y materiales I, Icaria Editorial, Barcelona.
— (1983c), Entrevista concedida a la revista Dialéctica año VIII núm.13, UAP, México, junio; en MSL, 1987.