lunes, 26 de septiembre de 2011

La invasión de Libia por la OTAN y algunos "izquierdistas" que… ¿la apoyan?

Con referencia al articulo de Santiago Alba Rico "Libia, el caos y nosotros", escribe Pedro R. Machín Cantón en Rebelión.

Suelo estar muy de acuerdo con los excelentes juicios de Santiago, pero a veces el deseo de ser coherente en asuntos en que la contradicción es inevitable lleva lastimosamente a situarse del lado equivocado, no diré de la Historia, pero desde luego que sí de la oportunidad.

Cuando los que tan bien se las saben frotar se frotan las patitas, ni siquiera por equivocación debemos estar a su lado.

Mi más profundo pesar. Dejo hablar a Machín.

 
¿Podrá estar tranquilo un gobierno o un pueblo árabe que quiera independizarse de las potencias imperiales? Si la resolución era de la ONU, por qué la OTAN? ¿Por qué dos monarquías de las más represivas, como Arabia Saudí y Catar estaban junto a la OTAN en Libia? ¿No ha visto usted a manifestantes en estos países con banderas de EEUU alabando la democracia «made in USA» y pensando que son los yanquis quienes los están ayudando? ¿Será posible tal dicotomía en el mundo árabe? Dice usted: «Lo cierto es que los pueblos árabes, incluido el libio, han decidido desembarazarse de las dictaduras más largas del planeta, ‘descongelando’ una región del mundo petrificada desde la primera guerra mundial y condenada a servir una y otra vez intereses ajenos». Las únicas «dictaduras» que mantenían ciertos principios de las revoluciones nacionalistas árabes de los años 50 del siglo pasado eran las de Libia y Siria, que son las que el imperio quiere derrocar por la fuerza, a cualquier precio, porque mantenían su independencia y eran las más antiimperialistas. Las revoluciones árabes del 2011 se inician por los graves problemas sociales provocados por el neoliberalismo y la crisis mundial capitalista; igual que pasa en los pueblos de Europa, cuya situación se irá agravando; la izquierda debe partir de estos conceptos que son los reales y no caer en la contraofensiva contrarrevolucionaria del imperio iniciada con los sucesos de Egipto y que ha provocado la invasión saudí de Bahréin, la invasión de la OTAN a Libia, la ofensiva contra Siria, la unidad con las monarquías mas represivas de la región y la manipulación brutal de los medios. ¡Si la izquierda no mantiene su antiimperialismo se pierden las revoluciones!

viernes, 16 de septiembre de 2011

Entrevista a Pepe Escobar sobre Libia

"Ha habido una intervención ilegal con el pretexto de que 'podía' llegar a suceder una masacre"



Como sabes, la intervención otánica ha dividido a la izquierda en Europa y en otros lugares del mundo. ¿Crees que la izquierda y la ciudadanía democrática tenía que haber apostado por el derrocamiento de Gadafi? 

La respuesta de la mayor parte de las organizaciones de izquierda ha sido un desastre, y muestra, una vez más, como el turbo-capitalismo conoce todas las tácticas capaces de paralizar la opinión pública progresista. Se puede al mismo tiempo condenar los aspectos dictatoriales del régimen de Gaddafi –y elogiar sus iniciativas en beneficio de una mayor autonomía africana- y condenar, al mismo tiempo, una intervención neo-colonial europea para defender determinados intereses económicos. Pero la izquierda, en general, sobre todo en Europa y en los USA, no ha sido capaz de hacerlo. En Latinoamérica, en cambio, quedó muy claro desde el principio el carácter neocolonialista de la intervención. 

La normalidad, ¿no es una catástrofe?



Atlántica XXII/La Calle del Medio

Los fascismos europeos del siglo pasado pueden ser definidos como una contrarrevolución radical contra la revolución socialista que desde 1917 “amenazaba” Europa. No podemos establecer un paralelismo exacto entre la crisis de entreguerras y la que estamos viviendo ahora -la derrota del comunismo y la dictadura tecnológica lo impiden-, pero ello no debe llevarnos a ignorar las similitudes. Y hay una a la que deberíamos prestar alarmada atención a fin de que sus consecuencias no vuelvan a sorprendernos completamente desprevenidos. Hoy se prepara también una contrarrevolución radical, una contrarrevolución “preventiva” que combina, como en los años 30 del siglo XX, las leyes, la movilización y la violencia. En el marco de la crisis capitalista y de las resistencias sordas ya efervescentes, esta contrarrevolución implica a gobiernos democráticos, medios de comunicación, grandes multinacionales y organizaciones para-institucionales o militantes. Breyvik, el terrorista de Oslo, es el resultado de esta combinación.

A qué nos enfrentamos

Miguel Manzanera. Rebelión

¿Pesimista u optimista? No es esa la cuestión. Lo importante es saber cuánto nos mueve la urgencia. Para que nos mueva a tiempo. Nos podemos engañar si no sabemos distinguir el "todavía hay tiempo" del "es demasiado tarde". En ambos casos, inacción.

¿Qué es lo urgente? ¿Hasta cuándo se prolonga el período ventana en que el futuro puede decantarse en uno u otro sentido? Recuerda que los efectos van retrasados respecto a las causas.

Procastinación. El tiempo es la variable universal. No esperemos al "demasiado tarde".

t.dan.mx



















El siglo XXI verá el final de la era del petróleo y los combustibles fósiles; no es previsible que el desarrollo de las energías alternativas pueda suplir la aportación de esos combustibles a la opulencia actual. Y no parece que las poblaciones del mundo desarrollado vayan a renunciar por las buenas a esa opulencia. Por tanto, con el final de la energía barata se acabará también el capitalismo liberal, pero lo que vendrá puede ser peor todavía. La alternativa que enfrentamos es la que ya mostró Rosa Luxemburgo hace un siglo: ‘socialismo o barbarie’.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Porque algunas veces lo escrito hace muchos años fue mejor

Reseña de "Periodismo y lucha de clases”, de Camilo Taufic

Pascual Serrano. Rebelión

Lucha de clases      blogs.nuevatribuna.es


El encargo para impartir una conferencia sobre “Medios de comunicación y lucha de clases” me llevó a un libro recomendado por mi amigo y profesor de Periodismo Ángel de la Cruz. Se trata de “Periodismo y lucha de clases”, un libro de culto del chileno Camilo Taufic escrito en 1973 y editado en España en 1976 por Akal. La obra se escribe cuando nada hacía pensar en el derrumbe de la URSS y en los momentos apasionantes y esperanzadores de la revolución chilena con Allende al frente, es decir, con un país de economía y poder capitalista pero con un gobierno socialista dispuesto a cambiar la situación. En sus años fue un libro de gran impacto conocido por la izquierda latinoamericana, pero para los jóvenes profesionales de hoy seguro es un texto desconocido. Han pasado casi cuarenta años y una de las cosas que comprobamos leyéndolo es cómo la derecha ha avanzado en la apropiación del lenguaje. La terminología de “Periodismo y lucha de clases”: capitalismo burguesía, socialismo, pueblo, clases sociales, nos parece trasnochada, aunque los razonamientos y argumentaciones de la obra sean totalmente vigentes. Es triste, pero es necesario superar todo un mundo de prejuicios inculcado por el pensamiento neoliberal para poder descubrir que todo lo que señalaba Taufic en 1973 es actual y evidente. Nos parece que la revolución en los medios en los últimos cuarenta años ha sido inmensa, pero sólo se trata de una revolución tecnológica. Las grandes cuestiones como sus claves de dominación, sus servidumbres, el debate sobre la propiedad, el papel del periodista siguen igual.

Muchas de las conclusiones a las que recientemente hemos llegado ya se adelantan en este libro. Se trata del poder de la publicidad, la trivilización y el sensacionalismo para captar audiencias, la concentración de medios, el formato audiovisual como modo de puentear el intelecto, el papel de los líderes de opinión como refuerzo necesario del mensaje mediático, la objetividad en la información, el compromiso del periodista. Incluso en aquellos años Taufic ya advierte a la prensa escrita como debía reaccionar ante la aparición de la radio y la televisión, una situación muy similar a la actual con internet. El autor afirmaba esto: “Hacia el futuro, la tendencia más probable para la prensa parece inclinarse más y más hacia la interpretación de la noticia (en base a hechos) y no limitarse, simplemente, a dejar constancia de ella. En comparación con los medios audiovisuales, el diario y la revista ofrecen mejores oportunidades para un análisis cuidadoso de los acontecimientos y un estudio amplio de los problemas. Las comunicaciones electrónica son infinitamente más rápidas que las empresas, y no tiene objeto que los diarios pretendan competir en ese terreno con ellas (...)”. La prensa hizo lo contrario siguió su deriva hacia contenidos inmediatos, simples, breves y espectaculares y ahora se encuentra con un nuevo competidor como es internet, mucho más eficaz en todos esos ámbitos. 

Leyendo Periodismo y lucha de clases aun resulta más sorprendente que las obviedades que ahí se presentan se encuentren más alejadas del pensamiento generalizado hoy que ayer. Como esta: “Puesto que la información pública es una forma del poder político, es decir, una forma de dirección social, su ejercicio no puede residir sino en representantes del pueblo, y no en los monopolios dueños de los medios de comunicación. (…) Sólo expropiando los grandes medio técnicos de comunicación, aboliendo la propiedad privada sobre ellos y estableciendo su propiedad social sobre los mismos, de todo el pueblo, posibilitando su uso por las distintas organizaciones sociales, se superará la aberración de que unos pocos puedan influir sobre millones de hombres, incluso en contra de sus propios intereses y por su sobre sus derechos a la información, a la cultura y a la recreación sana”. 

Es curioso, quien nos iba a decir que un libro de hace treinta años, trufado de citas de Marx, Lenin, Mao y Fidel Castro iba a ser tan clarificador del periodismo actual. 

No es fácil hoy encontrar esta obra, pero tampoco es imposible. Las últimas ediciones son con Ediciones de la Flor en Argentina en 1974 y Akal en España en 1986. Mediante los sistemas de compraventa de libros de segunda mano por internet se puede conseguir.

Libia y el mundo en que vivimos


Argumentos de peso sobre los rebeldes libios, "a toro pasado". La mentira tiene las piernas cortas. La verdad no tiene piernas.

Banksy

El Triunvirato, y sus medios zalameros, quisieran que el mundo crea que lo que sucedió en Libia es solo otro ejemplo de la Primavera Árabe, un levantamiento popular de manifestantes no violentos contra un dictador por la proverbial democracia y libertad, que se extiende espontáneamente desde Túnez y Egipto entre los cuales se encuentra Libia. Pero hay varios motivos para cuestionar este análisis que ve el levantamiento de los rebeldes libios como un intento planificado y violento de tomar el poder por cuenta de su propio movimiento político, por heterogéneo que ese movimiento parezca ser en su primera hora. Por ejemplo:
    1. Comenzaron de inmediato a izar la bandera de la monarquía derrocada por Gadafi.
    1. Fue una rebelión armada y violenta casi desde el comienzo; dentro de unos pocos días, pudimos leer de “ciudadanos armados con armas capturadas de bases del ejército” y de “los policías que habían participado en el choque fueron capturados y colgados por los manifestantes”.
    1. Su revuelta no tuvo lugar en la capital sino en el corazón de la región petrolífera del país; luego iniciaron la producción de petróleo y declararon que países extranjeros serían recompensados con petróleo en la medida en la cual cada país ayudara a su causa.
    1. Pronto establecieron un Banco Central, una acción algo extraña de un movimiento de protesta.
    1. El apoyo internacional llegó rápida, incluso previamente, de Qatar y al Jazeera a la CIA y el espionaje francés.

Un desastre impecable

El agravamiento de la crisis - El temor de los inversores

PAUL KRUGMAN en "El País".

Me induce a publicar esta referencia el curioso empleo de la palabra "moralizadores". Es claro, pero no deja de sorprender a este ingenuo incurable que soy, el sentido moral de estos personajes, tan crueles y "justos" como el dios de Israel. Por algo se presentan como los grandes defensores de los valores de la civilización occidental y cristiana. Dejo hablar a Krugman. 

Honorables sinvergüenzas




















Y eso nos lleva de nuevo al impecable BCE. Lo que Trichet y sus compañeros deberían estar haciendo ahora mismo es comprar deuda española e italiana; es decir, hacer lo que estos países estarían haciendo por sí mismos si todavía tuviesen sus propias monedas. De hecho, el BCE empezó a hacer exactamente eso hace unas semanas y les dio un respiro temporal.

Pero el BCE se vio inmediatamente bajo la extrema presión de los moralizadores, que odian la idea de permitir que los países se libren del castigo por sus supuestos pecados fiscales. Y la percepción de que los moralizadores bloquearán cualquier acción futura de rescate ha desencadenado un nuevo pánico en los mercados.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Falsedades sobre la reforma

VICENÇ NAVARRO. Público.

La inversión pública es la única salida para estimular la economía. Desde luego, no se trataría de invertir en cualquier cosa, sino en actividades productivas... de BIENESTAR HUMANO. ¿Por qué es productiva la publicidad o la fabricación de automóviles de gran cilindrada y no lo es la salud del población o su formación humana? ¿Se ahorra en salud y educación para producir artículos superfluos?

Ilustración de Mikel Jaso














En el debate actual sobre la reforma constitucional y la ley orgánica complementaria se están haciendo afirmaciones que no son sostenibles. A continuación detallo las más representativas:

“El mayor problema que tiene España es el tamaño del déficit y de la deuda pública”.

No es cierto. En 2007, el Estado tenía superávit y la deuda era de las más bajas de la Eurozona y ello no protegió a España de tener una Gran Recesión. Incluso hoy, la deuda pública es menor que el promedio de la Eurozona y el déficit ha descendido, lo cual no ha evitado que los intereses que el Estado español ha tenido que pagar para vender su deuda pública hayan sido los mayores en su historia.

“La ley aprobada por el pacto PSOE-PP no es un ataque al Estado del bienestar”.

Sí que lo es. Si se le exige al sector público que reduzca el déficit publico, hay varias maneras de hacerlo. Bajando el gasto público, aumentando los impuestos o incrementando el crecimiento económico para ingresar más fondos al Estado. En España, la mayor reducción del déficit público siempre se ha conseguido con recortes de gasto público, incluyendo el gasto público social. Pasó cuando el Estado español tuvo que reducir el déficit para acomodarnos al criterio de Maastricht, y bajar el déficit al 3% del PIB. Y pasa ahora, cuando quieren reducirlo al 0,4% del PIB. Es más, la fiscalidad del Estado español (tanto central como autonómico) es profundamente regresiva. Si miramos los niveles efectivos (reales) de tributación y no sólo nominales, las grandes familias, las grandes empresas y la banca, pagan niveles muy inferiores (restando al Estado 44.000 millones de euros al año) a lo que paga un trabajador en nómina. El Estado ya ha demostrado todos estos años su incapacidad o falta de valentía política de corregir esta situación. Le es más fácil recortar los servicios domiciliarios a las personas con dependencia (600 millones de euros) o congelar las pensiones (1.200 millones) que revertir la bajada de impuestos (37%), que afectaron a los súper ricos (300.000 euros o más al año) en los últimos quince años (2.500 millones de euros). Las clases populares tienen menos poder sobre el Estado español que las clases dominantes.

“Si no se toman estas medidas, los mercados no se calmarán y terminaremos peor”.

Los mercados no son calmables. El problema no es la especulación de los mercados, sino la falta de protección de los estados frente a los mercados. Lo que un Estado hace frente a las maniobras especulativas es imprimir dinero y comprar su propia deuda pública, forzando la bajada de los intereses de tal deuda. Pero, con la creación del euro, los países del euro no pueden hacer esto. Sólo el Banco Central Europeo puede imprimir dinero. Pero en lugar de hacer lo que los bancos centrales hacen, es decir, comprar deuda pública de los estados de la Eurozona, lo que hace es proveer liquidez a los bancos privados, pero no a los estados. Sólo, recientemente y con grandes reticencias, se ha estado haciendo, pero tarde e insuficientemente. Cuando compró deuda pública de España e Italia, los intereses bajaron. Esto debiera hacerlo pero no excepcionalmente, sino como parte de su función. Es más, los estados de la Eurozona debieran tener bancos públicos para garantizar el crédito. En España se está yendo en sentido contrario. La privatización de las cajas dificultará todavía más la garantía del crédito.

“Todos los estados de la Eurozona debieran tener una legislación igual, prohibiendo que tengan déficits públicos”.

Como ha indicado el Center for Economic and Policy Research, uno de los centros de investigación más prestigiosos de EEUU, tal política “sería un desastre”. Sería equivalente a que Estados Unidos, cuyos estados tienen que tener un déficit cero para los gastos ordinarios (pero no en inversiones), no tuvieran un Estado Federal con un Gobierno que tiene déficits del 8,2% del PIB (y una deuda del 160% del PIB) y con un Banco Central (The Federal Reserve Board) que ayuda a los estados (California tiene unas cuentas públicas en tan mala forma como Grecia) y compra deuda pública (algo que no está permitido al Banco Central Europeo).

“Estas políticas de austeridad nos evitarán llegar a la situación griega”.

Todo lo contrario, están acelerando a alcanzar la situación griega.
Tales medidas, congelación de pensiones y recortes sociales, que están empobreciendo todavía más el subfinanciado Estado del bienestar español (el gasto público social por habitante es el más bajo de la Eurozona) está dificultando enormemente la recuperación económica al reducir la demanda de bienes y servicios, que es el mayor problema de la economía española. Estas políticas de austeridad están empobreciendo tal demanda. Hoy está creciendo la percepción, incluso en centros financieros, de que el mayor problema de España es el escaso crecimiento económico. La explosión de la burbuja inmobiliaria creó un agujero equivalente a un 7% del PIB que tendría que rellenarse con gasto público para permitir una estimulación de la economía. Tras cuatro años de austeridad, la economía española continúa estancada.

“El estímulo económico se aplicó en España y no ayudó mucho”.

No es cierto. Ayudó poco porque consistió sobre todo en recortes fiscales que beneficiaron sobre todo a las rentas superiores que son las que proporcionalmente consumen menos y tienen, por lo tanto, escaso impacto estimulante de la demanda. Muy pocos de los estímulos fueron encaminados explícitamente a crear empleo. De la misma manera que las derechas están utilizando la crisis para obtener lo que siempre han querido, es decir, disminuir los salarios, la protección social y privatizar el Estado del bienestar, las izquierdas debieran utilizar la crisis para conseguir sus objetivos, es decir, hacer un reforma fiscal profunda que, a base de corregir el enorme déficit fiscal de las clases pudientes –grandes familias, grandes empresas y banca– se resolviera el déficit social, creando empleo, y a la vez se estimulara la economía. Así se salió de la Gran Depresión y así se debería salir ahora.

Crisis Ecológica y Multidimensional capitalista y Revolución

Largo artículo, este de Miguel Ángel Adame Cerón., Cátedra Marx, en Rebelión.

Debería leerse entero, incluyendo citas y notas. Intentaré reducirlo a lo que considero esencial.

Los que nos (pre)ocupamos por estos problemas (el "pre" alude a que todavía no están aquí en toda su crudeza) ya estamos al tanto. Sirva sobre todo para difundir ideas, que son prácticamente certezas.

Pero lo difícil no es entender: es actuar. Y actuar ante todo como seres sociales. La palabra y la idea sólo ayudan cuando se transmutan en actos.

El miedo puede paralizar. Malo es combatirlo ocultándolo. Ese negacionismo es suicida, aunque aplace el sufrimiento. El escepticismo (que puede hacernos menos infelices) es en el fondo una forma de cinismo, como ha dicho Emir Sader.

No es que seamos por naturaleza negacionistas o cínicos, pero como casi no practicamos otro modo de actuar que el trabajo enajenado, productivo o reproductivo, no solemos, en esta sociedad, dedicar más tiempo que el sobrante a otras actividades. Y solemos elegir las lúdicas, que nos ayudan a recuperarnos para las otras.

Y, además, el cortoplacismo nos mata.

Por esto mi monótona llamada, desde el que sufre ese mismo problema, a la acción. Y sobre todo a la acción colectiva.

Como dice la letra de la Internacional, "agrupémonos todos", porque la lucha necesaria puede ser, efectivamente, la final.


Crisis y límites del cuerpo planetario bajo el capitalismo.

Recientemente se ha definido la ecología como pensamiento que tiene uno de sus ejes centrales el analizar los límites y constricciones que para las acciones y proyectos humanos –que son neguentrópicos a un cierto nivel– se derivan:
  1. de la finitud y vulnerabilidad de la biosfera
  2. del carácter entrópico del universo
  3. de las características orgánicas, psíquicas y sociales del ser humano; asimismo tiene otro de sus ejes en denunciar los trastocamientos a dichos límites y constricciones
Jorge Riechmann hace referencia a los tres límites fundamentales siguientes:
  1. nuestra dependencia de procesos termodinámicos y fisiológicos emplazados bajo el signo del deterioro entrópico
  2. la finitud de las fuentes de recursos naturales y la limitada capacidad de los sumideros biosféricos para ‘reciclar’ la contaminación
  3. la irreversibilidad de la pérdida de biodiversidad y la destrucción de ecosistemas (dicho de otra forma, la limitada capacidad de la naturaleza para ‘autorrepararse’ después de agresiones graves)
Desde el punto de vista de Marx en los famosos Manuscritos de 1844 la biosfera se concibe como un cuerpo global que contiene tres cuerpos, a saber:
  1. El inorgánico, compuesto de toda la materialidad energética física y química no biótica.
  2. El orgánico, compuesto de la totalidad de la ecología biótica (seres vivientes).
  3. El social, compuesto de los cuerpos energético-materiales de los sapiens en interacción doble con los otros cuerpos y consigo mismos a través del proceso de trabajo y de la praxis en general.
En este sentido existe un metabolismo dialéctico integral entre todos ellos, que precisamente el proceso histórico y actual de subordinación formal y real del planeta y la humanidad al capitalismo ha venido deformando peligrosamente, de tal manera que existe ahora una situación real y una preocupación ecologista de y sobre el trastocamiento de los límites, tanto del funcionamiento de la ecósfera, como, y por tanto, del funcionamiento del propio sistema económico, ecológico y sociocultural bajo el dominio del capital.

El analista mexicano Jorge Veraza ha planteado claramente cada uno de los 5 límites con los que se enfrenta el capitalismo y su sociedad en la actualidad; cabe advertir que todos tienen como parámetro y escenario global, regional y local: el planeta tierra y su territorialidad biosférica. Veamos un enlistado de este planteo:
  1. El límite geográfico: éste se ha alcanzado pero no de modo absoluto.
  2. El límite tecnológico: se ha avanzado enormemente la automatización tecnológica, pero tampoco de manera absoluta, pues ésta es el límite objetivo económico y técnico del sistema.
  3. El límite poblacional: ha avanzado, pero el sistema lo ha hecho flexible tanto en términos ecológicos como de gobernabilidad por la intervención de las biotecnologías.
  4. El límite energético: se avecina peligrosamente y el futuro es incierto, es uno de los más amenazadores aunque no de forma inmediata.
  5. El límite ecológico general: es el más vulnerable tanto en general como en sus componentes como agua, territorio, alimentos, el sobrecalentamiento de la atmósfera, es el efecto antiecológico general que engloba a sus componentes, pues el sistema capitalista al estar basado hasta ahora en el uso de combustibles fósiles (petróleo principalmente) para el funcionamiento de la industria, genera la polución y el cambio climático.
De esta manera, la destrucción ecológica forma parte del uso capitalista de la tecnología y sobre todo del funcionamiento de la tecnología propiamente capitalista. Dicho de otra manera, la lógica explotadora e insaciable de plusvalía y de ganancias a corto plazo del funcionamiento estructural del capitalismo es expoliadora de personas y de naturaleza inorgánica y orgánica, esto es, el cuerpo integral o global de la humanidad; produciendo constantemente desequilibrios, degradaciones y productos nocivos y dañinos: ¡el capitalismo es antiecológico per se! 
 
Y, precisamente, hoy día tiene en jaque a los límites del ecosistema y de la especie humana bajo la figura de sus propios límites sistémicos. Por ello unas de las tareas prioritarias y constantes del sistema capitalista en actitudes de sus personeros más reaccionarios en la actualidad es acallar, distorsionar, atenuar y confundir a las informaciones, denuncias y luchas pro ecología, tanto las locales como las regionales y mundiales; así como en los últimos años, manipular de múltiples maneras las llamadas “cumbres climáticas” (léase Copenhague 2009 y Cancún 2010).

O sea, insistimos, se activan en apuntalar los montajes y simulacros aquieta conciencias, o sea los siguientes postulados ideológicos capitalistas, de que:
  1. La actual crisis climática y desastre ecológico no es producto y consecuencia del sistema capitalista sino que es algo “natural”.
  2. El capitalismo se regula a sí mismo, de que es un sistema racional (sapiencial) y no irracional (demente).
  3. El sistema capitalista por si solo, es decir, con sus propias medidas paliadoras e inmediatistas (léase “adaptadoras” y “mitigantes”) que siguen su lógica productivista-polucionadora, sabrá salir de la situación proto cataclismática en que tiene a la Tierra y las especies, incluida la sapiens, sapiens.
  4. En resumen, de que el modo capitalista de producción-reproducción por sí mismo, por su propia lógica plusvalórica y expoliadora, superará sus límites y sus crisis (o, mejor dicho, como veremos enseguida, su Gran Crisis). De que es un modo o sistema natural, adecuado, normal, esencial a la vida y a la vida humana; es decir, humano y prohumano, sólo con algunas “imperfecciones” que las medidas tecnológicas, burocráticas y mercantilizantes ambientales resolverán. Cuando, en realidad no lo es y tampoco sus medidas, sino –por el contrario– es profundamente despilfarrador, expoliador, destructor; vale decir, de nuevo, antihumano y antiecológico per se, y sus propuestas de solución son igualmente insuficientes, peligrosas y contraproducentes (mercados de bosques, de carbono y financiamientos de lógica bancaria) .
Por otra parte también tratan de encubrir la magnitud de la crisis civilizatoria dentro del modo de producción capitalista que se ha puesto en terrible evidencia económica a partir de 2007 y que en 2009-2010-2011 se vive en su casi total plenitud como crisis económica planetaria.

Pero como lo ha argumentado Armando Bartra, en realidad se trata de una «Gran Crisis pluridimensional, sistémica y no coyuntural». Que –según este autor– consta de seis dimensiones. A saber:
  1. Crisis medioambiental, patente en el cambio climático de origen antropogénico, específicamente debido al patrón de biocombustibles fósiles impulsado y usado por el capitalismo industrializador y postindustrializador.
  2. Crisis energética evidenciada en patrones de consumo insostenibles, pues durante la última centuria se ha empleado más energía que durante toda la historia anterior, pero visible igualmente en el progresivo agotamiento de los combustibles fósiles y en la paulatina reducción de su eficiencia energética.
  3. Crisis alimentaria manifiesta en hambrunas y carestía causadas por el creciente uso no directamente alimentario de algunas cosechas (empleo en forrajes y biocombustibles), por el estancamiento de la productividad cerealera que por casi cinco décadas dinamizó la llamada “revolución verde” y por la especulación resultante del oligopolio trasnacional que domina en la rama.
  4. Crisis migratoria, documentada por el éxodo hasta ahora de más de 200 millones de personas viviendo fuera de su país natal, pero también por la criminalización que los transterrados sin documentos padecen en los lugares de destino y por la erosión de las comunidades de origen y la desarticulación de sus estrategias productivas de solidaridad intergeneracional.
  5. Crisis bélica dramatizada por las prolongadas y cruentas guerras “coloniales” de ocupación y resistencia; motivadas por la pretensión de controlar espacios y recursos estratégicos por parte de las potencias globales y de algunas regionales.
  6. Crisis económica, desatada por la debacle de un sistema financiero desenfrenado que mediante apalancamientos sin sustento pospuso la larvada crisis de sobreproducción; descalabro que se ha extendido a la economía material ocasionando masiva destrucción de capital “redundante” y de ahí a la vida real donde arrasa con el patrimonio de las personas.
  7. Cabría agregar –por nuestra parte– una séptima crisis también importante, se trata de la crisis de los derechos humanos, allí donde la crisis económica intensifica la inestabilidad política y la violencia “sobre un polvorín de desigualdad, injusticia e inseguridad que está a punto de estallar” se desarrolla un oscuro panorama de abusos de los derechos humanos en el mundo (Amnistía Internacional).
(...)

En una ruptura propiamente revolucionaria, el futuro utópico ni está simplemente realizado por completo, presente, ni es meramente evocado como una promesa distante que justificaría la violencia actual. Es más bien como sí, en una suspensión única de la temporalidad, en el cortocircuito entre el presente y el futuro, nos fuera permitido por un instante –como por acto de gracia- actuar como si el futuro utópico estuviera no completamente aquí pero sí en nuestra mano, a punto de ser agarrado. La revolución no tiene que ser experimentada como la serie de penalidades que tenemos que sufrir para la felicidad y la libertad de las generaciones futuras, sino precisamente como esas penalidades presentes sobre las que la felicidad y libertad futuras proyectan ya su sombra. En ellas, ya somos libres cuando estamos luchando por la libertad y ya somos felices mientras luchamos por la felicidad, por difíciles que sean las circunstancias. La revolución no es […] un acto suspendido en un futuro anterior que tendrá que ser legitimado por el resultado a largo término de los actos presentes. Ella es su propia prueba ontológica, el índice inmediato de su verdad.

Dicho con otras palabras de lo que se trata es de que todas las luchas y transformaciones ecológico-socioeconómicas y político-culturales que emprendamos contra el capitalismo derrochador, explotador y antihumano y a favor de los explotados, marginados, oprimidos y a favor de la humanidad y la salud del planeta se enmarquen en el escenario-perspectiva revolucionaria, conectando todos los planos micros-mesos-macros de las praxis y todos los ámbitos corporales y del ser social-natural humanos para responder revolucionaria-multidimensionalmente con actos cotidianos e históricos las enajenaciones de la crisis mundial multidimensional del capital: la revolución con actos del aquí y ahora, y construyendo la revolución ecocomunista total.


(No te asusten las palabras: atiende a los significados)

miércoles, 7 de septiembre de 2011

¿Desde cuándo endeudarse es de izquierdas?


Una deuda es una llamada al futuro para que resuelva el presente. Hay deudas que no se podrán pagar, o que se pagarán a un coste demasiado elevado. Hay deudas denunciables, delictivas, y que no deben ser pagadas. Otras, en cambio, son imprescindibles, y no contraerlas puede ser mortal.

Se ha pasado de aplaudir el endeudamiento a condenarlo sin excepción. Como siempre que se establece un criterio absoluto, se yerra absolutamente.

Conviene tener claro qué y a quién se debe, y evitar pagos injustos por deudas ajenas.



Con lo que sí guardan relación las derechas y las izquierdas es con la idea que se tiene del papel del sector público. “El santo temor al déficit” remite a una concepción decimonónica del Estado –la liberal, la del laissez-faire, laissez-passer– con funciones muy reducidas. El escenario cambia radicalmente en el Estado social, donde el sector público debe asumir la función de ser el primer y principal agente económico del país.

Se dice que no se puede gastar más de lo que se ingresa. Esta pauta que se intenta aplicar al Estado, ocasionaría el desastre más absoluto de establecerse como norma en las empresas, incluso en las familias. La inversión empresarial es la fuente normal de los ingresos futuros y gran parte de ella ha de financiarse con endeudamiento. Las inversiones que debe acometer el sector público no tienen por qué regirse por reglas muy diferentes. Los ingresos públicos dependen en gran medida del crecimiento económico y este a su vez de las múltiples actuaciones que emprenden el Estado o los organismos públicos. La educación, la sanidad, los gastos en investigación, una justicia ágil, buenas comunicaciones y, en general, las obras públicas, incluso una Administración eficaz y competente, son elementos imprescindibles para el desarrollo económico y, por consiguiente, una inversión a medio y largo plazo que se traducirá en mayores ingresos para el propio Estado que, en definitiva, es el primer socio de toda la economía nacional.

“Cuando un Estado debe mucho, pierde su autonomía”, afirmó también Rubalcaba. Nadie pretende la defensa indiscriminada del déficit. Pero el endeudamiento público español es menor que el de la mayoría de los países de la Unión; en todo caso, el problema radica en el endeudamiento privado. Reino Unido posee, en porcentaje del PIB, casi el doble de deuda pública que España y, sin embargo, no ha sufrido los ataques de los mercados. El talón de Aquiles de nuestro país se encuentra en su pertenencia a la Unión Monetaria. Esto, unido al servilismo de los políticos españoles, es lo que nos hace perder autonomía hasta el extremo de cambiar la Constitución al dictado de Merkel y de una entidad carente de representatividad democrática como el BCE.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Libia: ¿la forma de las cosas que vendrán?

Iroel Sánchez. CubAhora

Un ciego lo vería (pero no lo ve). La mentira dicen que tiene las piernas cortas. Pues con esas patitas, ¿cómo se las apaña para llegar mucho antes que la verdad? Aquí hay tongo. A mí me parece que corre más que la pólvora.


“Hay dos principios en que el presidente hizo hincapié en el comienzo [de la intervención de Libia] que han llevado a cabo en nuestro enfoque. La primera es que creemos que es mucho más legítimo y eficaz para el cambio de régimen que sea perseguido por un movimiento político nativo más que por los Estados Unidos o las potencias extranjeras “, dijo Ben Rhodes consejero de Obama para la intervención en Libia en una entrevista a la revista Foreign Policy. “En segundo lugar, poner énfasis en la distribución de la carga, por lo que los EE.UU. no se llevan la peor parte de la carga…” añadió Rhodes, quien dijo este método es más eficaz que el de “la ocupación” empleado por la administración Bush.

Pero vayamos a cómo empezó todo con la noticia de Gaddafi bombardeando civiles, de la que luego no hubo pruebas, que fue sumando acusaciones de todo tipo, incluyendo la de suministrar viagra a sus tropas para violar mujeres masivamente. Con esa escenografía, el Consejo de Seguridad de la ONU, aprobó la “zona de exclusión aérea” para la “protección de civiles”, interpretada sobre el terreno por Europa y Estados Unidos como el derecho a triturar con bombas el suelo libio- incluyendo la destrucción de los medios de comunicación locales- y a armar y financiar “rebeldes”. 

Así, desde el punto de vista mediático, se colocó en primer plano un blanco útil para desviar artificialmente la atención del curso de las revoluciones árabes surgidas en Túnez y Egipto. Ahora, mientras la monarquías aliadas de EE.UU. en la región como Marruecos, Báhrein y Arabia Saudita respiran más tranquilas, las próximas víctimas pueden estar en Siria, Argelia e Irán, gobiernos incómodos para a su ahijado Israel. 

Por otra parte, la eficiencia económica de la operación ha sido total. El dinero confiscado al gobierno libio en bancos occidentales ha financiado a los mercenarios del Consejo Nacional de Transición y ahora, se utilizará en la "reconstrucción" a cargo de empresas de los países de la OTAN. Un negocio redondo, que evita la "carga" para EE.UU. 

Rhodes planteó que Estados Unidos no va a replicar el mismo método exacto para la intervención en otros países, pero identificó los dos principios básicos de confiar en las “fuerzas nativas” y la distribución de la carga como “las características de la forma en que el presidente concibe los enfoques de política exterior y la intervención militar”.

Esta novedad de Obama a los cubanos y latinoamericanos nos recuerda demasiado bien el método empleado desde hace más de 50 años contra Cuba desde los días de Playa Girón. Campaña mediática, quinta columna interna provocando incidentes, con acción armada de “fuerzas nativas” equipadas y financiadas desde el exterior y ocupación de una cabeza de playa que pediría reconocimiento internacional… 

De entonces acá, de una manera u otra no han cesado de intentarlo para terminar derrotados, siempre en la primera etapa. El mantenimiento a lo largo del tiempo dentro de los países -como sucede en Cuba y Venezuela - de una oposición cipaya que busca generar violencia es sólo el punto de arrancada para aprovechar cualquier oportunidad que se avenga a sus planes y desatar el resto de las etapas. 

Y ya que el presidente del cambio ha terminado abrazando el viejo método del cambio...de régimen, habría que responderle: Yes, we can ...remember Girón.

Viejo Mundo

¡Qué pena me da estar recordando siempre lo obvio! Pero tal vez a alguno que caiga casualmente por aquí le suene a nuevo...

De paso, homenajeemos al sabio persa.

























Pedro L. Angosto. Rebelión

Hace más de siete siglos Omar Kayan escribía un maravilloso poema con ese título, poema que muchos conocimos a través de la voz desgarrada y única de Camarón de la Isla. El astrónomo, matemático y poeta persa no se refería a una parte u otra del planeta sino todo él en general, a todos nosotros. Después de la salida del negro túnel que en muchos aspectos supuso la Edad Media para el llamado “viejo continente”, la Europa cristiana –gracias, en buena medida, al legado Andalusí- se dio cuenta de lo que otras civilizaciones mucho más antiguas conocían y ella había ignorado soberbiamente: Detrás de las Azores no había ningún precipicio con dragones y fuegos incandescentes, sino un continente al que pusieron América y conocieron por el Nuevo Mundo.

A pesar del avance, el eurocentrismo, continuó en el error pues para aztecas, quechuas, mayas e incas aquella tierra de nueva tenía poco. Al llamado viejo mundo, a la vieja Europa, le salió un hijo impulsivo y emprendedor, un hijo que con el tiempo se hizo mayor sin haber crecido, un hijo que llegó a mandar sobre sus padres orgulloso de “las oportunidades que daba a todos aquellos que querían tomarlas”. Sin embargo, el error continuó, continúa. El Viejo Mundo y el Nuevo son denominaciones equivocadas, engañosas, mal intencionadas: El Viejo Mundo es Asia, es África, China, India, Irán, Irak,Túnez, Libia, Palestina, Egipto, esa es la geografía de las primeras civilizaciones: Mientras el europeo de hace seis mil años andaba a pedradas, egipcios, mesopotámicos, chinos e hindúes escribían tratados de astronomía, construían ciudades fastuosas, tenían alcantarillado y agua en sus casas.

Ese mundo antiguo es, también, el mundo del petróleo, porque allí apareció la vida, mucha vida y allí desapareció convirtiéndose en el precioso combustible fósil del que llevamos viviendo más de sesenta años. En los desiertos de África y Asia, otrora pletóricos de flora y fauna, se esconden las últimas bolsas del preciado aceite de piedra, que además de servir para mover nuestras máquinas, ha contribuido al enriquecimiento de unas cuantas multinacionales, de unos pocos jeques, para mantener un modelo de crecimiento económico consumista, destructor y depredador.

Recuerdo las lecciones magistrales de un magnífico profesor de Geografía en el Instituto, un profesor de esos que no se olvidan. Allá por el año setenta y tantos nos decía que las predicciones más optimistas de los especialistas ponían el año 2040 como tope a la era del petróleo. No debía andar muy errado. Hoy sabemos que el petróleo de Texas está llegando a su fin, conocemos las dificultades de extracción de las bolsas que subyacen bajo los hielos de Alaska, la sobreexplotacion de los pozos rusos y las dificultades que los países árabes tienen para aumentar su producción. El Tío Sam, acompañado por sus lacayos, emprendió la tarea de reorganizar el verdadero Viejo Mundo con el único fin de dominar las penúltimas reservas petrolíferas que quedan en el planeta. Como comprobamos cada día la operación no ha podido ser más catastrófica desde el punto de vista que se mire: Miles de muertos inocentes, refortalecimiento del integrismo islámico, sabotajes, destrucción y, como colofón, subida del petróleo por encima de los cien dólares. Indudablemente todo un éxito de estrategia. Ahora, ajenos a cualquier mínima autocrítica, a cualquier tipo de rectificación culpan a China del asunto porque a ellos también les ha dado por consumir combustible fósil. No se puede ser más cíinico. Pese a lo que los medios oficiales digan desde hace meses, años, décadas, no ha habido primavera árabe, en ningún país, ni en Túnez, ni en Egipto, ni en Libia, mucho menos en Marruecos, el jardinero siempre fiel. Ni Europa, ni Estados Unidos ni la OTAN han intervenido jamás en país alguno en defensa de la libertad sino todo todo lo contrario, para establecer gobiernos sumisos que les permitan seguir llevándose las riquezas indígenas. Todas estas matanzas han seguido las normas tradicionales del colonialismo, cambiarlo todo para que nada cambie y poder seguir jugando al negocio sobre montones de cadáveres. Increíblemente, cuando el integrismo islámico -igual que el católico- está más en auge, las potencias occidentales decidieron atacar a los países que desde Nasser se rebelaron contra la explotación Occidental y contra su religión. Mohamed VI, sin embargo, puede seguir acaparando más del cincuenta por ciento de la riqueza de su país, para eso es un estupendo amigo y un representante de Dios. Empero, las cosas pueden ser de otra manera.

Es indudable que la guerra de Irak tuvo una enorme repercusión sobre los precios del crudo, también sobre la rabia de los habitantes del verdadero Viejo Mundo, pisoteados y esquilmados durante décadas de colonialismo explotador e irrespetuoso. Aunque tampoco debemos olvidar que desde hace años son muchos los científicos y escritores que vienen advirtiendo de que no se puede seguir con un modelo económico basado en el crecimiento por el crecimiento, o sea en la depredación; también han sido muchos quienes han venido alertando sobre la necesidad de buscar energías alternativas, de invertir en ellas. Son muchas las investigaciones que en ese camino han quedado relegadas ante el impresionante negocio del petróleo de los pobres. Ahora parece “que hay señales que avisan –como decía una vieja canción de Pablo Guerrero- de que la siesta se acaba”, señales que obligan a quienes nos dirigen a replantearse el modelo económico actual y las fuentes energéticas que lo mueven, pues de no ser así, pronto volveremos a tener que echar mano a las velas, de cera y de trapo. Todo ello después de haber acabado con la vida y el futuro de millones de inocentes de todo el mundo.

De escépticos a cínicos


Emir Sader. ALAI. 

Como afirmo machaconamente en otros lugares de este blog (tiempo y espacio) el futuro no existe aún, y depende del presente. Sólo está escrito el pasado. Pero si creemos que nada puede cambiar, que hay una naturaleza humana inmutable, nos condenaremos a repetir siempre el peor pasado.

jedcasbio.tumblr.com

El escepticismo parece un buen refugio en tiempos en que ya se decretó el fin de las utopías, el fin del socialismo e  incluso el fin de la historia.  Es más cómodo decir que no se cree en nada, que todo es igual, que nada merece la pena.  El socialismo habría devenido en tiranía, la política en corrupción, los ideales en intereses.  La naturaleza humana sería esencialmente mala: egoísta, violenta, propensa a la corrupción. 

En ese escenario, solo restaría no creer en nada, por lo que es indispensable descalificar todo, adherir a cambalache: nada es mejor, todo es igual.  Ejercer el escepticismo significa tratar de afirmar que ninguna alternativa es posible, ninguna tiene credibilidad.  Unas son pésimas, otras imposibles.  Algunos medios, como ya fue dicho, son máquinas de destruir reputaciones.  Porque si alguien es respetable, si alguna alternativa demuestra que puede conquistar apoyos y protagonizar procesos de mejoría efectiva de la realidad, el escepticismo no se justificaría.

En realidad el escepticismo revela, rápidamente, en la realidad, ser un cinismo, tanto el uno como el otro, una justificación para la inercia, para dejar que todo continúe como está.  Aún más que el escepticismo-cinismo está al servicio de los poderes dominantes, que acostumbran emplear esos otavinhos (1) dándoles espacio y empleo.

Su discurso es que el mundo está cada vez peor, al borde de la catástrofe ecológica -todo se desmorona-  y otros cataclismos.  Promueven esa visión pesimista, incitan al escepticismo y a sumarse a la inercia, que permite que los poderosos sigan dominando, los explotadores sigan explotando, los engañadores –como ellos– sigan engañando.


"Lo inexorable" es esto, nada más

Por más que digan que todo está peor, que el siglo pasado fue un horror –como si el mundo estuviera mejor en el siglo XIX-, que nada merece la pena, no pueden analizar la realidad en concreto. Para no ir más lejos, basta contemplar América Latina, tema sobre el cual la ignorancia de esa gente es especialmente acentuada. Imposible no considerar que el siglo XX fue el más importante de su historia, el primero en que la región comenzó a ser protagonista de su historia. De economías agro exportadoras, se avanzó a economías industrializadas en varios países, a la urbanización, a la construcción de sistemas públicos de educación y de salud, al desarrollo del movimiento obrero y de los derechos de los trabajadores.

Pero bastaría concentrarnos en el periodo reciente, en el mundo actual, para darnos cuenta de que las sociedades latinoamericanas –el continente más desigual del mundo– o por lo menos la mayoría de ellas, avanzaron mucho en la superación de las desigualdades y de la miseria.  Aún más en contraste con los países del centro del capitalismo, referencia central para los escéptico-cínicos, que giran en falso en torno a políticas que América Latina ya superó.

Las poblaciones de Venezuela, Bolivia, Ecuador, están viviendo mejor que antes de los gobiernos de Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa.  La Argentina de los Kirchner está  mejor que la de Menem.  El Brasil de Lula y de Dilma está mejor que el de Fernando Henrique Cardoso.

Pero el escepticismo-cinismo desconoce la realidad concreta, no conoce la historia. Es pura ideología, estado de ánimo, que da cabida a los poderosos, partido que escogieron, al optar por dejar el mundo como está.  Trata de difundir sentimientos de angustia frente a los problemas del mundo, pero es solo un cebo para transmitir mejor su compromiso para que el mundo no cambie, continúe igual.  Incluso porque la vida está bien buena para ellos que comen de la mano de los ricos y poderosos. 

Ser optimista no es desconocer los graves problemas de todo orden que vive el mundo, no porque la naturaleza humana sea mala por esencia, sino porque vivimos en un sistema centrado en el lucro y no en las necesidades humanas: el capitalismo, en su fase neoliberal. Desconocer las raíces históricas de los problemas, no comprender que es un sistema construido históricamente y que, por lo tanto, puede ser desconstruido, que tuvo un comienzo, tiene un punto medio y puede tener un final. Que la historia humana es siempre un proceso abierto a alternativas y que triunfan aquellas que logran superar ese escepticismo-cinismo que lleva agua a su molino para dejar todo como está, apuntando a la acción consciente, organizada, solidaria de los hombres y mujeres concretamente existentes.


- Emir Sader, sociólogo y cientista brasileño, es secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).
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(1) (NDLT) En Brasil, personajes típicos del neoliberalismo, que promueven el desencanto de la izquierda para intentar imponer la idea del tango Cambalache: Nada  es mejor, todo es igual.