lunes, 1 de diciembre de 2025

"No Hay Derecho"

Con esta frase comenzaba José Saramago una memorable conferencia que pronunció en Pontevedra hace bastantes años. La refería a la protesta por alguna gran injusticia de la que no recuerdo los detalles, ocurrida siglos atrás. La frase, razonaba el maestro, además de queja dolorida contra una injusticia en aquel caso particular, dejaba ver otra lectura más general y preocupante: el Derecho no existe más allá de la capacidad para ejercerlo, sin que tenga nada que ver con el concepto de Justicia. Se trata del Derecho a Ejercer el Poder, y es muy preocupante que sirva para convencernos de que es justo y necesario acatar el Derecho al Uso de la Fuerza en cualquier circunstancia.

Frente al Derecho a la Insumisión se alza poderoso el Derecho a la Represión.

Lo peor de esto es que la costumbre puede normalizar cualquier cosa horrible, tal como era normal el tormento y las ejecuciones en la plaza pública hace apenas dos o tres siglos. Y nada podemos dar por superado para siempre.

Con una enorme diferencia cuantitativa, los ejemplos de Trump y Netanyahu y las tropelías del "equipo Marchena" ponen de relieve la famosa recomendación de aquel hombre justo que dijo "el que pueda hacer, que haga".

Dejo aquí tres artículos para que "el que pueda pensar, que piense".

El primero es un aviso a navegantes: en frase que Pepe Iglesias "El Zorro" ponía en boca de un su historiador, "las cosas no se veían venir: ¡venían!". Así que, ¡periodistas, habrá que protegerse!


20N en el Supremo: todo estaba en un libro de Marchena

El fiscal general, Álvaro García Ortiz, a su salida del Tribunal Supremo. EFE










Todo estaba escrito en la introducción del último libro de Manuel Marchena (La justicia amenazada, Espasa), magistrado del Tribunal Supremo, expresidente de la Sala Segunda y candidato fallido a presidir el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el propio Supremo si no fuera por la indiscreción de un portavoz en el Senado del PP, Ignacio Cosidó, que en un chat (146 parlamentarios) filtrado a la prensa, se felicitó en 2018 por que el PSOE aceptase a Marchena en la cabeza del órgano de gobierno de los jueces y el Partido Popular pudiera así "controlar la Sala Segunda desde detrás", sala de lo Penal que presidía Marchena y que se encargaba de los muchos casos de corrupción de aforados del PP. "Obtenemos lo mismo numéricamente, pero ponemos un Presidente excepcional, (...) un gran jurista con una capacidad de liderazgo y auctoritas para que las votaciones no sean 11-10 sino próximas al 21-0. Y además controlando la sala segunda desde detrás y presidiendo la sala 61", fue el mensaje íntegro de Cosidó que llegó a la prensa y frustró para siempre el más alto nombramiento de Marchena, aunque no su influencia y predicamento, según constatan en el Alto Tribunal jueces y fiscales de todo pelaje.

Volviendo a la Introducción del citado libro de Marchena, y aunque sea a toro pasado, es difícil no aventurar la condena que le esperaba al fiscal general del Estado: "Es indispensable que el Gobierno, al que constitucionalmente corresponde el nombramiento del fiscal general, no vea en el designado un instrumento para ejercer presión sobre los jueces. La concepción del fiscal general del Estado como un delegado del Gobierno llamado a perseguir implacablemente los delitos cometidos por el partido político en la oposición y, al propio tiempo, condescendiente con los delitos atribuidos al equipo gubernamental que lo ha nombrado, pone en peligro la estabilidad de esa institución y, lo que es más grave, afecta a los presupuestos que legitiman el trabajo cotidiano de jueces y fiscales". Con lo de la condescendencia del fiscal "con los delitos atribuidos al equipo gubernamental", se refiere Marchena a los casos Ábalos, Cerdán y/o Koldo, como todo el mundo puede intuir y esta plumilla con especial lucidez, si me permiten el desahogo.

¿Ha sido condenado el fiscal general del Estado porque ha sido incapaz de probar su inocencia frente a una culpabilidad que se daba por hecha? Efectivamente, la instrucción de esta causa salvaje ha demostrado día a día que la denuncia del defraudador confeso contra García Ortiz por revelación de secretos partía con condena de culpa para éste y, ante semejante aberración pergeñada por quienes ya desnudaron su condición de salvapatrias durante el juicio al procés y su oposición a la ley de amnistía, poco podían hacer el fiscal general, su defensa o los testigos de ésta para que el instructor Hurtado y los cinco justipolíticos del Supremo –Marchena entre ellos– virasen hacia la absolución que clamaba a gritos el in dubio pro reo, inapelable en una democracia.

Con el fallo del Supremo sobre el fiscal general y su condena por revelar "datos reservados" (sic) –cuando ni se ha demostrado que tales "datos" fueran "reservados" ni se ha probado ningún delito–, la justipolítica de la España más oscura lo ha vuelto a hacer: después de las conclusiones del juicio al procés, del robo (sic) del escaño a un diputado electo (Alberto Rodríguez, de Unidas Podemos) o de la protección escabrosa al rey emérito, el Alto Tribunal ha matado a un fiscal general por ser nombrado por un presidente del Gobierno que amnistió a sus condenados, ha matado al periodismo que constató con pruebas que la fuente de la filtración no era García Ortiz y va matando la democracia, por cierto, con la misma saña propia de los tiempos que vivimos. Ya pueden protegerse.

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Caen las escamas de los ojos de una ex-ingenua. Todos lo somos casi todo el tiempo porque nos hace desgraciados vivir permanentemente en la zozobra, y con mucha frecuencia apartamos la vista.

Pero también hay momentos decisivos en que la mayoría reacciona. Habrá que recordar continuamente lo que hay, pensando en que lo que hace tan peligroso y aplastante al poder es que conoce nuestra potencial fuerza mejor que nosotros.


Este 20N no fue solo recuerdo

22/11/2025

Imagen de archivo del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. EFE/Fernando Villar 











Estoy ante el folio más blanco al que me he tenido que enfrentar en más de treinta años de periodismo. Intento salir del shock en el que quedé el jueves pasado, 20 de noviembre, después de otros cincuenta 20N desde que nací y murió Franco –que no el franquismo–. En 1975 empezó todo –en mi caso hasta yo misma–.

Me crié en la España ilusionada que nació y creció conmigo. De verdad creí que los franquistas eran pocos y que nunca saldrían de sus guaridas porque estaban tan a contracorriente del país democrático, moderno y libre en el que nos habíamos convertido que si salieran la corriente de la democracia los diluiría, serían disueltos como un azucarillo en un bidón de agua limpia –y por eso no salían–.

Sabía que, como las meigas, haberlos haylos, pero solo me había tocado discutir con ellos a escondidas en sus sombras.

Di por superadas las dos Españas. El guerracivilismo había sido enterrado a costa "del Borbón y cuent@ nuev@", como escribió Martín Caparrós. Nosotros admitíamos la monarquía, perdonábamos hasta lo imperdonable y ellos la vuelta de la democracia y gobiernos socialistas.

Con la madurez me di cuenta de eso que hasta Felipe VI por fin declaró esta semana, en el 50 aniversario de la Corona, que "la transición no fue perfecta". Pensé que el franquismo se había encargado de resarcir a sus víctimas de la Guerra Civil durante cuarenta años y la democracia ni sacaba de las cunetas a las suyas, ni recuperaba lo expoliado, ni anulaba las sentencias injustas, ni retiraba las medallas y las prebendas a los torturadores, ni homenajeaba a sus héroes ni sus hitos, ni resignificaba los símbolos de los que arrebataron el país a la otra mitad.

Y todo este preámbulo para concluir, tras la condena sin pruebas del fiscal general del Estado por el Tribunal Supremo en dicha efeméride, que no puedo creerme que la Justicia haya llegado tan lejos en el los–unos–contra–los–otros y que, aun siendo consciente de que habíamos vivido y denunciado otros casos de instituciones haciendo política a sabiendas, saltando por encima de la ley y de la separación de poderes policía patriótica, informes policiales falsos, procedimientos judiciales de difícil explicación– jamás imaginé que la cerrazón pudiera llegar tan lejos, que las dos Españas siguieran tan enfrentadas como para llegar a esto: se acaban de cargar a la sexta autoridad del país más allá de toda duda razonable cuando las dudas son lo único demostrado.

Que el tribunal haya sentenciado fracturado ideológicamente (los cinco magistrados conservadores a favor, las dos progresistas en contra) confirma lo peor. No han valorado las pruebas y los testimonios sin sesgos ideológicos. No han decidido sobre si se puede o no demostrar “más allá de toda duda”, como dice la jurisprudencia que tienen que hacerlo, que el acusado filtró información secreta. Lo único que ha quedado acreditado es que cuando el fiscal la solicitó y la publicó en una nota de prensa, ya no era secreta, que el primero en filtrarla manipulada calumniando a la Fiscalía, a la Agencia Tributaria y al Gobierno, fue el entorno del novio de Ayuso con su autorización, y que el condenado solo lo hizo para desmentir la manipulación pública que se estaba produciendo, admitida en sede judicial por Miguel Ángel Rodríguez, el jefe de gabinete de la presidenta de la Comunidad –ya sabemos cuál–.

El entorno de Podemos y del independentismo podría llamarnos ingenuos con razón. Confieso que no creí que sus señorías fueran capaces de sostener otro caso incomprensible contra el mismísimo fiscal general del Estado y que llegaran a condenarlo echándolo del cargo y de la carrera.

Creí que la España que defiende la verdad por encima de los bandos y, por lo tanto, la democracia y el Estado de Derecho ganaría este pulso que nunca debió empezar, que nadie se atrevería a contrariar al sentido común en un caso de esta trascendencia.

Y ya sé que la verdad judicial puede ser –y muchas veces es– distinta de la verdad ciudadana y de la verdad a secas. Tengo un profundo respeto por los juristas y por los expertos en cualquier cosa, como buena periodista inexperta en general. Pero creo que la verdad judicial tiene que ser comprensible. La calle tiene que entender lo que sentencian los juzgados, tiene que saber qué se puede hacer y qué no, qué se castiga, por qué y cómo.

Tengo fuentes que llevaban tiempo advirtiéndome de lo que se nos venía encima. No me lo podía creer; este artículo es la prueba de que sigo sin poder creerlo.

Sé que no conozco la sentencia, que todavía no está escrita, que solo puedo hablar del fallo que se dio a conocer en una efeméride maldita, enmarcando aún más su sesgo ideológico, haciéndolo público sin argumentación.

¿Dónde queda la imparcialidad y la ecuanimidad y la pedagogía y el sentido de la historia? ¿Cómo queda la imagen de nuestra justicia y del periodismo, que también ha sido condenado –seis periodistas han desmentido el fallo en su declaración y por lo tanto, según el tribunal, han cometido perjurio–? ¿Qué daño hace esta condena a la conciencia social sobre lo que puede y no pasar en un tribunal, sobre lo que puede y no puede hacer un acusado o un periodista? Después de esto, ¿iremos a los tribunales igual? ¿Contrastaremos las informaciones igual? ¿Podemos confiar igual en la justicia los progresistas y en el periodismo los ciudadanos? ¿De verdad los conservadores demócratas pueden defender una condena sin pruebas? ¿Alguien ecuánime puede creer que lanzar bulos o defraudar a Hacienda es defendible o de derechas y que, por lo tanto, hay que justificarlo?

Voy de un no–puede–ser a otro...

¡Madre mía! Y soy consciente de que la España de en medio, la centrada, es hoy una entelequia ideológica, un espejismo que se rompió. No apelo a ella. Las terceras vías suelen ser de derechas. Apelo a la dignidad y a la honradez intelectual, a no defender a los de uno contra los de los otros por encima de las posibilidades de los hechos, por encima de las normas compartidas.

Y también sé que la fractura más grande de España, como en la mayoría de las democracias occidentales de estos tiempos, es la que separa a los que votamos de los que pasan, a los que nos informamos de los que no tanto y que por eso es probable que lo ocurrido no tenga el alcance social que estoy suponiendo.

Sin embargo, creo que la onda expansiva de lo ocurrido no llegará solo a los que vivimos en las tripas de la actualidad política. Será ingenuidad, pero creo que los momentos cruciales corren de boca en boca, se expanden por el aire y llegan a muchos muchos, de momento una mayoría, como ocurrió en las últimas elecciones generales.

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El tercer artículo termina con esta recomendación:

(...) La crueldad produce crueldad. La hegemonía de los cínicos produce cinismo. Para ganar debemos jugar en el terreno contrario.

Generosidad, encuentro, salir de las posiciones bunkerizadas, romper las inercias de los ciclos heredados, ceder, ceder y ceder en lo interno y avanzar, avanzar y avanzar en lo externo conquistando derechos. Abrir, en vez de cerrar (...)

Entiendo que no se trata de "ofrecer la otra mejilla", sino de que nuestro contraataque no sea una reacción mimética que reproduzca sus miserias, sino una lucha racional, y sobre todo, UNITARIA.


El fiscal general del Estado y la política de la crueldad

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Gustavo de la Paz / Europa Press











El Partido Popular ha colgado en su cuenta oficial de la red social X una imagen del fiscal general del Estado utilizando Linkedin para indicar que está buscando trabajo.

Esta semana tuve la suerte de ser invitado por CIAIS, Colectivo de Inteligencia Artificial e inteligencia social de la Universidad de la Rioja, a hablar del papel que la inteligencia artificial había cumplido en la campaña de propaganda que ha acompañado al genocidio en Palestina. Comentaba durante mi charla que lo primero que me llamó la atención cuando me puse a investigar el asunto es que no se había utilizado la IA cumpliendo ninguna de las premisas que debe cumplir una mentira. La mentira, para funcionar, tiene que tener vocación de plausibilidad. Debe hacer algún esfuerzo por mimetizarse con la representación que tenemos de lo real. En vez de eso, teníamos un vídeo difundido por el propio Donald Trump en el que Gaza se convertía en una suerte de Marina D’or y llovían dinero y globos dorados con la cara del propio Donald Trump del cielo. Un vídeo en el que Trump y Netanyahu se tomaban refrescos en las playas de Gaza mientras iban en bañador sonrientes bajo el sol. La vocación de esas imágenes no era parecerse a la realidad y falsearla. Era otra cosa.

Meses después del vídeo de Gaza, hace apenas unas semanas, Trump movió un nuevo vídeo que si la charla no hubiera ido explícitamente sobre Palestina no habría dudado en usar. Fue su respuesta a las movilizaciones que recorrieron EEUU con el lema “No Kings”, que tuvieron un éxito enorme. El vídeo, hecho con IA, muestra a Trump volando sobre las manifestaciones y descargando sobre ellas toneladas de mierda. Es literalmente cómo si Trump les cagara encima.

Al ver esa imagen entendí que el objetivo era precisamente su dimensión artificial. No pretendía evocar nada realista, sino representar una idea. Esa idea tiene valor en la medida en que es cruel y está fuera de medida. Busca que nos sintamos tan pequeños cómo cuando vemos un edificio brutalista o una catedral gótica. Se trata de construir la imagen digital de una relación de fuerzas completamente desigual. Una humana, contingente, mesurable y vulnerable y otra omnipotente y cruel. El objetivo es que nos sintamos mucho más sobrepasados que furiosos. Más en shock, que en reacción.

La imagen del Partido Popular del fiscal general es exactamente igual. No hace el más mínimo esfuerzo en fingir que el juicio iba a restituir una supuesta ilegalidad cometida o de recomponer una institucionalidad quebrada. Nada de eso. El objetivo es hacer explícito que esto nunca fue de la justicia y la separación de poderes. Fue de que el fiscal general del Estado se quedara sin trabajo. De echarle. Y expresarlo con esa claridad tiene el objetivo sencillo y directo de demostrar quién manda. Es la expresión de una impunidad. Por eso, aunque sea una imagen falsa, es más real que las declaraciones de Feijóo o Ayuso. Uno fingiendo responsabilidad institucional y la otra performando victimismo mientras su novio se forra evadiendo impuestos.

Esto quiere decir también que el plan no tiene tanto que ver con el fiscal general o con el ataque al gobierno progresista, sino la producción de un estado de ánimo social de depresión, incapacidad de reaccionar y sentimiento de derrota. Ese es el estado de ánimo contra el que hay que trabajar. No se trata sólo de denunciar la falsedad de los hechos, la impunidad de los esparcidores de bulos o los evasores fiscales o el control permanente de la derechas de las instituciones judiciales y el poder duro del Estado o el control de la derecha por parte de esos mismos poderes, que ambas cosas son verdad– sino de construir un estado de ánimo a la ofensiva.

Para construir un estado de ánimo a la ofensiva debemos empezar a mirar la realidad de lo que está pasando como un despliegue brutal para paralizar un poder ciudadano gigantesco. En concreto, el poder ciudadano que ha logrado componer una mayoría alternativa a la del PP y Vox teniendo ellos de su lado a absolutamente todo el poder duro del país y prácticamente todo el poder institucional que no es el gobierno central.

Ese estado de ánimo vendrá derivado de un cambio general en los espacios políticos progresistas, tanto a nivel estratégico como táctico. Una de las características de estas políticas de la crueldad o la impunidad es que no favorecen por sí mismas ningún tipo de solidaridad o afecto compartido. La crueldad produce crueldad. La hegemonía de los cínicos produce cinismo. Para ganar debemos jugar en el terreno contrario.

Generosidad, encuentro, salir de las posiciones bunkerizadas, romper las inercias de los ciclos heredados, ceder, ceder y ceder en lo interno y avanzar, avanzar y avanzar en lo externo conquistando derechos. Abrir, en vez de cerrar. Seguir hasta construir un territorio político de cooperación entre las fuerzas que hoy componen y sostienen el gobierno para, acto seguido, convocar a la sociedad a construir un movimiento que expanda nuestra democracia y deje de estar a la defensiva.

De esto va la segunda parte de la legislatura.

miércoles, 26 de noviembre de 2025

Me sentiría mal...

...si dejara pasar estos días sin hacer alguna referencia a lo que estamos viendo venir.

¿Cómo digo viendo venir? ¡Si ya está aquí!

Ya estaba aquí. De forma no tan cruda, porque aún trataban algunos de cubrir las apariencias. Ahora no les importa que se les note, al contrario, presumen de su capacidad para que "el que pueda hacer, que haga".

Mis maltrechas neuronas se resisten todavía a admitir su principio moral, el único que siempre ha practicado la clase dominante: "el que pueda explotar, que explote".

Por eso su enemigo es siempre el que se oponga a la explotación. Contra ese enemigo vale todo, absolutamente todo. Es la lucha de clases, esa que van ganando los explotadores, al decir de uno de sus más insignes representantes. Ya no hay que disfrazarla, más bien se ven con capacidad para ostentarla: aguanta, gusano, si no quieres que te pise.

Si en este gobierno no estuviera incrustada alguna izquierda de intención transformadora, si eso no pusiera en peligro los negocios sucios que el bipartidismo permitía en tiempos no tan lejanos, nunca habrían osado actuar contra el Fiscal General del Estado con semejante desfachatez. Además de defender a un poderoso corrupto, hay en este juicio un ataque directo al gobierno de coalición. Este es un Golpe de Estado Judicial.

Pero no es solo aquí donde surgen los monstruos. Trump, Milei, Bolsonaro, Netanyahu... no son casualidades, sino una forma nueva de presumir de poder explotar, ahora que parece innecesario disfrazar conductas. Lo que priva, como en los fascismos anteriores, es la capacidad para desmoralizar a los explotados. El miedo como forma eficaz de dominación. Nos dirigimos de nuevo a aquellos tiempos en que, como dijo Jardiel Poncela, "lo que no está prohibido es obligatorio".

Tan impotentes asistimos a tanta manipulación y tanta injusticia aquí y en todo el mundo, que a veces no reaccionamos hasta que alguna gota derrama el vaso. La gota para mí es esta sentencia. Un fallo rápido que se pronuncia rápidamente en una fecha simbólica, pero cuya justificación se aplaza hasta que les salga de debajo de las togas. Lo pronuncia un tribunal cuya mayoría procede de nombramientos hechos por un Consejo del Poder Judicial caducado... No sigo. Todos lo hemos visto. No podía dejar de verlo, ni debía callarlo, alguien que fue también juez del Tribunal Supremo: José Antonio Martín Pallín:

Si el tribunal no expone ahora sus razonamientos, una de dos: o no los tiene elaborados o quiere prolongar sine die la incertidumbre. El primer supuesto es una chapuza descomunal, si no es algo peor: condenar sin justificar. El segundo, al no justificar, deja indefensos a quienes podrían desmontar las "justificaciones" que por ahora ocultan.

Juzgad vosotros, aunque sea sin capacidad ejecutiva, cuando además la actuación de Manuel Marchena nos deja flagrantes contradicciones, como esta.

jueves, 13 de noviembre de 2025

Una música maravillosa

Tenía muchas ganas de asistir a este concierto de la Sociedad Filarmónica de Pontevedra pero sufrí una amarga decepción. Y no fue que me defraudara la calidad del intérprete.

Desde hace tiempo sufro una pérdida auditiva que me distorsiona la música sinfónica. En un concierto anterior se interpretó la quinta sinfonía por antonomasia, y pensé que siendo una pieza que sé de memoria podría seguiría sustituyendo mentalmente las notas no percibidas. ¡Pues de eso nada! Los fuertes piporrazos del acompañamiento me tapaban las notas de la melodía principal que no podían sustituir mis mudas notas mentales.

En este caso, al tratarse de un solo instrumento, pensé que no ocurriría esto. Error profundo. Fue mucho peor, porque no percibí una sola nota. Además de mi sordera (verdadera, no como la de Vicente Soto) tenía un catarrón de aquí te espero, así que pasé un rato de lo más aburrido. No salí de allí por no molestar.

Me consolé decidiendo escuchar el concierto en casa, a través de internet y con los auriculares adecuados. Y he aquí que ¡oh maravilla! buscando encontré un vídeo que me ha entusiasmado, porque recorre la partitura nota a nota y acorde tras acorde. Antes de oírlo entero he querido transmitir a mis amigos la buena noticia del contenido hallado.

Como demuestra el cine, arte total, la imagen y el sonido se complementan. Leer la partitura y oír la melodía al mismo tiempo es algo a incorporar en la didáctica musical.

Entre las siete "artes liberales" (que los antiguos ponían por encima de las despreciadas "artes manuales", impropias de las clases ociosas), el Quadrivium (numerus, tonus, angulus, astra) complementaba al Trivium (tropus, lingua, ratio). Con buen criterio reunieron la música y la astronomía con las matemáticas.

Matemática, imagen y sonido relaciona Douglas R. Hofstadter en su libro Gödel, Escher, Bach: Un Eterno y Grácil Bucle. El músico elegido no podía ser otro.

Johann Sebastian Bach tocando el órgano, c.1881
El programa detallaba las muy estructuradas Variaciones Goldberg que no pude oír en el concierto y que ahora me dispongo a disfrutar:


Del intérprete Diego Ares son estos útiles comentarios, también incluidos en el programa de mano:

«Estas variaciones están maravillosamente organizadas: partimos de un Aria de 32 compases a la que siguen 30 variaciones que nos devuelven al Aria inicial. En total tenemos 32 piezas, tantas como compases tenía el Aria. Pero este es solo el comienzo para descubrir que nos encontramos ante todo un cosmos: las 30 variaciones se pueden dividir en dos grupos de quince (comenzando la segunda parte con una Obertura a la francesa); y en 10 grupos de 3 (terminando cada uno de ellos con un canon, a excepción del último grupo). La voz canónica entra siempre en el intervalo que corresponde al lugar que el cánon ocupa: al unísono en el primer canon, a la segunda en el segundo, a la tercera en el tercero, etc... Pero este sistema rompe en el ultimo momento: allí donde deberíamos encontrar un canon a la décima (décimo grupo de tres variaciones) nos encontramos con un Quodlibet (antigua forma musical en la que distintas melodías populares se entrelazan contrapuntísticamente) ¿Por qué abandona Bach la estructura que el mismo se impuso?

Que Bach otorgase a un Quodlibet el lugar de honor que estaba reservado al esperado canon debe hacernos reflexionar. ¿qué significado tenía para Bach este Quodlibet? Cuando Forkel escribe sobre Bach y su familia nos cuenta como esta se divertía improvisando Quodlibets durante sus reuniones. Si para Bach este Quodlibet evocase a su familia y los momento felices vividos con ella, no cabe duda de que este ciclo cobraría un significado transcendental. ¿Serán pues estas variaciones la representación de un viaje con retorno en el que al final nos reciben nuestros seres queridos y no un canon a la décima?

Sea como sea, esta obra no dejará de hacernos soñar. de admirarnos con su manantial inagotable de originalidad, y de consolar nuestras angustias, como las del conde aquel, que, durante las interminables noches, repetía a su clavicembalista: "toca, querido Goldberg, alguna de mis variaciones".»

martes, 11 de noviembre de 2025

Alejarse de la verdad aproxima a la guerra

Esto afirma y argumenta en este vídeo el periodista, analista político y escritor KJ Noh,  docente especializado en geopolítica y economía política de la región Asia-Pacífico. Es miembro de Veteranos por la Paz y de Pivot to Peace.

Va mi agradecimiento para arrezafe, de cuya página tomo la transcripción y traducción.

La guerra no es un acontecimiento súbito. Nunca comienza con invasiones y combates improvisados, sino que estalla tras un largo proceso de cuidadosa planificación. Esto no evita que pueda terminar en desastre para sus perpetradores, porque una vez desencadenada es imprevisible su siempre caótico desarrollo.

Las fases previas forman ya parte de la guerra que se prepara, y la primera es la guerra de la información, para demonizar al enemigo elegido. Actualmente es China el enemigo potencial de Estados Unidos, luego de etapas de acercamiento, cuando el enemigo principal era la Unión Soviética. No es prudente iniciar una campaña sin consenso suficiente, y el éxito de esta fase se constata porque al menos cuatro de cada cinco norteamericanos ve en China la mayor amenaza.

La fase siguiente es la preparación del escenario bélico. Departamentos enteros trabajan conjuntamente para ello. Hay que poner a punto tropas, armamento, logística, combustible; preparar reservistas, realizar maniobras, y junto a todo esto fortalecer alianzas.

El último momento previo que muestra la inminencia de la guerra es la provocación constante. Como en el baloncesto, se trata de provocar una falta, logrando que todo el público baje de las gradas a la cancha y comience la pelea. En esto los norteamericanos son expertos. Recordemos el Maine o el Lusitania, tan oportunos para crear ese consenso belicista en el momento adecuado.

Es este un aspecto ya muy avanzado.

Algunas de las guerras convencionales en que se han implicado directamente han terminado en clamorosas derrotas. Por eso suelen buscar que otros luchen por ellos. Es dudoso su hipotético triunfo en una guerra abierta con China, y mentes privilegiadas están desempolvando el fantasma de una guerra nuclear.

Aunque parezca difícil de creer, la élite imperial gobernante preferiría el fin del mundo al fin de su poder y privilegios. Eso sería una locura dado que todos moriríamos, pero hay quienes piensan que pueden ganar, creen que un grupo de incautos les dará la victoria. Hasta piensan que pueden sobrevivir en sus búnkeres. ¿Pues y los majaretas que piensan salvarse en Marte?

Una mezcla insensata de negacionismos varios, fundamentalismos religiosos y odio insensato cuidadosamente cultivado puede acercarnos al final de la representación. Conozcamos la realidad, porque cuanto más nos alejamos de la verdad, más cerca estamos de la guerra. 

Cuando oigamos cosas absurdas, debemos entender que quienes las transmiten nos están preparando para futuras atrocidades.


Cuanto más nos alejamos de la verdad, más cerca estamos de la guerra

04/11/2025

















–Gracias. Es un gran honor estar aquí con ustedes. Les pido disculpas por no poder asistir en persona. Recientemente tuve un accidente automovilístico que me dejó con algunas secuelas cerebrales, por lo que viajar me resulta un tanto difícil. También les pido disculpas si cometo algún error al hablar o si mi razonamiento no es fluido; en esta ocasión, pueden atribuirlo a causas fisiológicas.

Quiero empezar diciéndoles que creo que nos encontramos en una situación sumamente peligrosa. Creo que la guerra es inminente, que estamos muy cerca de la guerra con China. Ya estamos en guerra en Asia Occidental. Ya estamos en guerra en Europa, con Rusia. Y creo que la guerra contra China es inminente.

No me complace decirlo, aunque llevo mucho tiempo hablando de ello, pero creo que nos acercamos cada vez más al abismo. Sin ánimo jactancioso, predije que estallaría la guerra con Rusia y predije que estallaría la guerra con Irán, y he estado prediciendo que Estados Unidos está escalando el conflicto hacia una guerra contra China, y que estamos muy cerca de dicha guerra. Me siento como una Casandra por reiterarlo, pero creo que es algo importante que debemos transmitir.

Un breve recordatorio, por si acaso alguien lo necesita: la guerra es algo realmente espantoso. Hoy, en la guerra genocida que está teniendo lugar en Palestina, vemos a niños asesinados a tiros, torturados y matados de hambre. Vemos a padres asesinados a tiros por el delito de querer alimentar a sus hijos. Vemos a médicos asesinados a tiros por el delito de querer salvar vidas. Vemos a periodistas asesinados a tiros por el delito de querer informar la verdad. Y vemos cómo asesinan a balazos a personas simplemente por ser palestinas, por hallarse en ese territorio. Sabemos lo horrible que es todo esto. Incluso a nivel personal, podría relatar muchas historias sobre mi propia familia que reflejarían este horror. Pero no me parece que sea necesario. Como veteranos, o mayoría de veteranos, algo sabemos sobre todo esto. Pero, permitirme que os diga lo que yo veo y por qué lo hago público.

Por supuesto, podemos examinar los documentos políticos, las guías de planificación de defensa, el Comité de Acción Política (PAC, siglas en inglés), todos esos documentos que han estado preparando el terreno ideológico para la guerra. También podemos observar la gran estrategia, las guías de planificación de defensa, la estrategia de seguridad nacional y la estrategia de defensa nacional. Asimismo, podemos analizar la legislación y las asignaciones presupuestarias, y cómo estas se traducen en políticas específicas sobre el terreno, incluyendo ejercicios militares, capacidad industrial y alianzas concretas. Todo esto es visible, pero también podemos analizar la historia.

Por ejemplo, la historia de Estados Unidos en su relación con China se divide en cinco fases. La primera fue la colonización. La segunda, la guerra, abarcó desde 1949 hasta la década de 1970, hasta la administración Nixon. Luego, entre 1979 y 1990, tuvo lugar el breve período de Dayton. Posteriormente, se implementó una política de acercamiento basada en la integración y absorción del régimen. Esto se extendió desde 1990 hasta aproximadamente 2008, cuando se creía que China colapsaría debido a sus propias contradicciones internas o sería absorbida por el sistema estadounidense, convirtiéndose en un subordinado de su régimen imperial. A partir de 2008, se retomó una política bélica.

Así pues, comenzamos a vislumbrar una doctrina bélica previamente planeada. Se la denominaba batalla aeronaval, basada en la doctrina bélica estadounidense, mientras que en la Unión Soviética se la denominaba batalla aeroterrestre, en la cual, a su vez, se basaba en la doctrina bélica israelí de la guerra de Yamipur. En esencia, se trata de un plan de decapitación, de conmoción y pavor contra China, que se lleva planeando desde 2008. Junto al conflicto sur de China, vimos el giro decisivo hacia Asia que supuso la declaración formal de cercar y contener, en el sentido de asediar, a China. También vimos la alianza transpacífica, que constituía el brazo económico de la guerra.

Quiero señalar que, si analizamos la guerra, podemos observar tres fases distintas. La primera es la guerra de la información. Cuando Estados Unidos decide entrar en guerra con un país, debe fabricar consenso presentando la guerra como una campaña de marketing, como un producto. Esto implica una demonización masiva y una exageración desmesurada de la supuesta amenaza para así lograr dicho consenso. Creo que esto ha estado ocurriendo e intensificándose ininterrumpidamente hasta alcanzar el punto en que la guerra es posible: el 83% de la población estadounidense cree que China es una amenaza. Y, por supuesto, han fijado en su calendario la fecha en que supuestamente entraremos en guerra: en torno a 2027.

La segunda fase de la guerra, o la segunda señal para el inicio de la misma, es la preparación del teatro de operaciones. Lo que significa acondicionar el escenario bélico. Y esto incluye preparar a las tropas, realizar ejercicios y movilizar las reservas. Si se les pregunta a los estudiantes reservistas, por ejemplo, por qué faltan a clase con frecuencia, simplemente responderán que se preparan para la guerra contra China. Estos ejercicios de los reservistas se vuelven cada vez más frecuentes e intensos. También se observa un pre-posicionamiento de tropas, armamento, suministros logísticos y combustible, así como el fortalecimiento masivo de las alianzas.

El tercer elemento que realmente indica la proximidad de la guerra es la provocación constante. Es como en el baloncesto: uno penetra continuamente a la zona para intentar provocar una falta. Una vez provocada, se logra que todo el público baje de las gradas a la cancha y comience la pelea. Creo que este es un aspecto ya muy avanzado. Y, volviendo a la idea de la guerra mediática, todos sabemos que la verdad es la primera víctima de la guerra. Y sabemos que la guerra se caracteriza por la manipulación o deformación de la realidad y del lenguaje. Cuando los países entran en guerra, lo primero que se manipula es el lenguaje. Así, "defensa" significa en realidad "ofensiva", "operaciones" significa "combate", "disuasión" significa "provocación", "presencia rotatoria" significa "base militar, frente", "seguridad" significa "hegemonía", etc., etc. El lenguaje se distorsiona. Ya estamos inmersos en esta fase.

Pero hay otra señal que quiero destacar, y es que cuanto más nos alejamos de la verdad, más cerca estamos de la guerra. Por lo tanto, cuando oigamos cosas absurdas, debemos entender que nos están preparando para futuras atrocidades. Quienes nos transmiten cosas absurdas nos están preparando para dichas atrocidades.

El segundo punto que quiero destacar, y que se relaciona con la preparación del escenario, es el grado, la intensidad, el alcance, la duración y el ritmo de los ejercicios militares que se están llevando a cabo actualmente.

Así, se pueden realizar ejercicios entre brigadas, divisiones e incluso cuerpos enteros del ejército o ejércitos, incluyendo ejercicios de entrenamiento de campo, de mando y de despliegue. Esto significa algo mucho mayor que cualquier otro ejercicio a gran escala. Literalmente, se trata de departamentos enteros trabajando conjuntamente. Hablamos de todo el departamento del ejército operando con la fuerza espacial y coordinando ejercicios. Esto crea un marco general que sirve de base para coordinar ejercicios de menor dimensión, como Talisman Sabre, que involucra a 19 países y que es uno más de los que se están llevando a cabo actualmente. La intensidad, la escala, el ritmo y el alcance de estos ejercicios son cada vez mayores.

Veamos el caso de Corea, por ejemplo. Cuando yo estaba en el ejército, los ejercicios destinados a fomentar el espíritu de equipo duraban unas semanas. En 2023, se realizaron 250 días de ejercicios. El año pasado, en 2024, realizaron 275 días de ejercicios casi sin interrupción, incluyendo 20 simulacros de bombardeo nuclear. Incluso se está considerando la posibilidad de emplazar armas nucleares en territorio coreano. Hace apenas unos meses, tuvo lugar un ejercicio con bombardeo real a consecuencia del cual se dañaron o destruyeron 150 casas en una aldea llamada Noi, en Corea del Sur. ¿Por qué ocurre esto? Primero, claro está, porque se utiliza munición real. Pero segundo, porque se realizan ejercicios a una escala, alcance y ritmo tan extraordinarios que es inevitable que se produzcan este tipo de errores. En otras palabras, al igual que en una guerra se producen errores de fuego amigo, cuando los ejercicios militares alcanzan ese ritmo e intensidad, se producen incidentes de fuego amigo con daños colaterales, incluso en los entrenamientos.

Así que estamos viendo ensayos técnicos y ensayos generales. Nos estamos acercando a un escenario real. Estas son cosas que he constatado y que considero importantes. Las tropas estadounidenses están ensayando la transferencia de personal militar. No sé cuándo fue la última vez que se realizaron ejercicios militares tan detallados que involucraran la transferencia de personal militar, pero este es el nivel al que lo están haciendo.

También quiero señalar que, muy recientemente, el gobierno surcoreano casi provocó una guerra contra Corea del Norte. Hay pruebas contundentes que demuestran que se enviaron varios drones a Corea del Norte con la intención de provocar una guerra. Esto tendría dos consecuencias. Primero, justificaría un golpe militar y la declaración de la ley marcial. Segundo, una vez que estallara la guerra con Corea del Norte, y dado que Estados Unidos tiene el control operativo sobre las tropas surcoreanas, 3,6 millones de soldados, incluyendo reservistas, quedarían automáticamente bajo control militar estadounidense, lo que proporcionaría una enorme cantidad de carne de cañón. Pero, una vez más, la creciente escala, alcance, intensidad y ritmo de los ejercicios bélicos nos deja claro que no se trata de un simulacro, sino de una puesta en escena. Es un ensayo técnico al que muy pronto seguirá la producción completa.

También quiero referirme a quienes piensan que no, que esto no está ocurriendo o que no puede estar ocurriendo, y lo entiendo, nadie quiere la guerra y nos defendemos mediante diversos pretextos para no creer lo que está ocurriendo. En cierto modo, preferimos negar la evidencia. Y, por supuesto, algunos dicen: «Bueno, Trump quiere la paz». A lo cuál debo responder que no, que Trump no es un presidente pacifista, y que, si es lo que piensan, están muy equivocados. Su administración está llena de halcones neoconservadores que incitan y fomentan la guerra. Por eso vemos una escalada continua: guerra en Irán, guerra en Europa, guerra en Asia Occidental y, próximamente, guerra contra China, guerra en el Pacífico.

Hay quienes dicen: «Es una locura. Es irracional. ¿Por qué harían algo así?». Quiero recordarles lo irracional y absurda que ha sido siempre la política estadounidense. Claro que podemos decir que es el mayor promotor de la violencia y demás, pero además quiero que piensen en personas concretas, como Curtis Lemay o Kurt Campbell. Kurt Campbell era subsecretario de Defensa para Asuntos Políticos cuando dijo, y lo cito textualmente, que desataría una magnífica sinfonía de muerte en Asia. Este es el lenguaje que usaban: «Sinfonía de muerte». ¿Recuerdan a Stuart Seldowitz?, el halcón del Departamento de Estado responsable de la política sobre Palestina que increpó a un vendedor callejero de faláfel, diciéndole que 5000 niños palestinos muertos no eran suficientes. Y lo decía descaradamente mientras lo grababan.

Así que, si piensan que apelar a la bondad o la irracionalidad evitará la guerra, creo que se llevarán una sorpresa. Algunos argumentan que sería perjudicial para el comercio y la economía, pero actualmente estamos inmersos en un proceso de desacoplamiento. Estamos en plena guerra arancelaria, guerra diseñada para ver si pueden forzar a otros países a disociarse masivamente de China, tal como se planeó originalmente en el acuerdo transpacífico. Y, por supuesto, respecto a la racionalidad, estamos quienes sostenemos que, ciertamente, no pueden de ninguna manera ganar una guerra convencional. Si atienden, por ejemplo, la conversación entre Elbridge Colby y Lyall Goldstein (Subsecretario de Defensa para Política, y experto en Taiwán del Colegio de Guerra de EEUU), Lyall Goldstein le dice al Sr. Elbridge Colby: "No hay manera de que ganemos. Llevo tres décadas estudiando esto y no hay manera de que ganemos esta guerra; se trata de una disputa interna en la que no deberíamos involucrarnos”. A lo que Elbridge Colby, exponiendo su verdadero pensar, responde que para él se trata de una cruzada ideológica. Pero no solo eso, si uno observa la trayectoria de Elbridge Colby durante los últimos diez años, verá que ha estado argumentando en esa línea y reflejándola en documentos políticos ante el Comité de Armamento del Senado. Hoy, Elbridge Colby, subsecretario de Defensa para la Política, afirma que tenemos un as bajo la manga: las armas nucleares, y que debemos incorporarlas a nuestra guerra contra China. Así se pronuncia también el Atlantic Council, afirmando que se debe simplificar el espectro de la guerra transitando de la guerra convencional a la nuclear. Este es el as que dicen guardar bajo la manga: la guerra nuclear. Y no solo la guerra nuclear, sino un golpe nuclear por sorpresa, lo que técnicamente se denomina doctrina de contrafuerza. Y por eso nos encontramos en una situación muy peligrosa. A veces hablo con la gente y les digo que Estados Unidos padece la falacia del oso grizzly. El 6% de los adultos en Estados Unidos cree que puede luchar contra un oso grizzly a mano limpia y vencerlo. Incluso tienen folletos explicativos sobre cómo hacerlo. Es una locura. Pero la locura está arraigada en el sistema, y quienes quieren usar armas nucleares están locos porque eso supondría el fin del mundo.

Pero recuerden, la élite imperial gobernante, creo yo, preferiría el fin del mundo al fin de su poder y privilegios. Hay quienes responden diciendo que eso sería una locura, dado que todos moriremos. Pero, como dije, hay quienes piensan que pueden ganar, creen que un grupo de incautos que les dará la victoria. Algunos piensan que pueden sobrevivir. Ya saben, tienen sus búnkeres. Zuckerberg tiene el suyo en Hawái. La élite gobernante cree que puede sobrevivir y que, de todas formas, el planeta está superpoblado. Algunos creen en el advenimiento bíblico, tienen tal conflicto de intereses que desean provocar el fin del mundo para ser salvados. Y algunos (aquí me burlo) parecen estar ya muertos. Peter Teal parece el cadáver calentado de Roy Conn. Es decir, parece un producto de la IA. No creo que estén vivos. Todo esto se resume en que creo que están dispuestos a arriesgar el fin del planeta con tal de mantener su poder y sus privilegios. Poderes y privilegios que en realidad tienen mucho que ver con los problemas del capitalismo tardío. El capitalismo siempre está en crisis, y cuando la situación se descontrola por completo, la forma de reanimar su cadáver es aplicarle un desfibrilador, y ese desfibrilador es siempre la guerra. Por eso quiero que seamos conscientes de que este es un momento muy, muy peligroso.

Una última cosa, tan solo un minuto más. Podemos tener muchas teorías y muchas dudas, y existen múltiples factores que de algún modo determinan nuestro discernimiento. Quiero traer a colación la teoría de la detección de señales. Algunos de ustedes, como radioaficionados, tal vez la conozcan. Se trata de la idea de que en una emisión normal hay ruido, luego señal y así alternativamente. La señal siempre se mezcla con el ruido, y lo que hay que hacer es discernir dónde enfocar nuestro atención. Si nos centramos demasiado en el ruido, nos colmaremos de falsas alarmas y, en esencia, crearemos una teoría conspirativa. Ahora bien, si queremos eliminar totalmente el ruido y quedarnos sólo con la señal, nos perderemos muchas factores importantes y, por lo tanto, nuestra atención quedará mermada pillándonos desprevenidos. Mi sensación es que estamos prestando excesiva atención a las señales y perdiendo algunas que nos llegan mezcladas con el ruido. Hoy, esas señales nos indican que la guerra ya está ocurriendo en todas partes.

Las maniobras militares son increíblemente intensas. Todo —la logística de preposicionamiento, las operaciones, la alianza— indican que todo está en alerta máxima y en una escalada constante. No me refiero a la cantidad de mantequilla de maní que se envía a las tropas, ni a la langosta y el bistec que se envían, ni a la cantidad de pizza que se consume en Washington. Dicen que cuando se pide demasiada pizza en Washington, es señal de que están reunidos hasta tarde y preparando algo catastrófico. No hablo de esas señales. Me refiero a las que tienen que ver con niveles de escalada y preparación realmente peligrosos. Si las ignoramos, lo haremos en nuestro propio perjuicio. Pienso que estamos en un momento muy peligroso de la historia, un momento que debe incentivarnos a todos, especialmente a los veteranos por la paz, a tomar medidas y ver cómo podemos reducir la tensión, o todo estará perdido. Gracias.

sábado, 8 de noviembre de 2025

Canta Manuel Gerena

Ochenta años acaba de cumplir Manuel Gerena, y más de sesenta de ellos cantando por los escenarios del mundo, expresión que refleja la azarosa carrera de los artistas flamencos y que suele emplear José María Velázquez Gaztelu, quien con tal motivo lo entrevista para Nuestro flamenco.

Este cantaor que es también el poeta autor de sus letras, es mucho más que eso, porque su compromiso con la lucha popular ha durado y sigue durando toda su vida. Trabajando en el campo desde la niñez, este otro niño yuntero se apasionó en la lectura de Miguel Hernández, algunos de cuyos poemas incorporó a sus cantes.

El cante flamenco, nacido del pueblo, fue una herramienta más en la batalla por la libertad y la justicia contra la dictadura. Entre los muchos que usaron esta "arma cargada de futuro" ocupa Gerena un lugar de honor. Empuñó el arma y pagó con detenciones y censura. Comentaristas del régimen lo subestimaron, atribuyendo su éxito a oportunismo político. Juzgad vosotros mismos la emoción, los matices y las inflexiones difíciles, que él hacía fáciles, de su potente voz.

Tras la desaparición del dictador nunca abandonó la actitud militante: aún recuerdo sus actuaciones en la anual Fiesta del PCE. ¿Cómo relajarse cuando la herencia franquista sigue viva?

Lo admiraron (y él los admiró) poetas como Alberti, Blas de Otero, Caballero Bonald...

Este es el minutado de la parte musical del programa:

Prólogo guitarrístico:

03:57, Pepe Habichuela, rondeña «canta la guitarra»

08:22, Juan Manuel Cañizares, garrotín

Manuel Gerena:

12:44, tientos

27:40, tientos «hijos de la dura madre»

37:04, granaína «vientos del pueblo me llevan»

47:04, tarantos «vergüenza de mirarte»

55:28, rondeña «en la casa de los pobres»

En el homenaje a Miguel Hernández:

jueves, 6 de noviembre de 2025

El colapso de las democracias impotentes

«Contra el talón de hierro» batalla cada mes Pascual Serrano desde las páginas de Mundo Obrero. Esta vez centra su discurso en el hecho alarmante de que en estos últimos tiempos han pegado el campanazo electoral políticos o partidos que venían de la nada y adoptaban un discurso radical en la forma pero ambiguo en lo concreto.

Atrapado entre partidos "conservadores" (de lo indeseable) y "reformistas" (incapacitados para reformar), los electores votan estados de ánimoarrebatos, ímpetus, vehemencia. Pero el cabreo irracional es mal consejero. "El que más chifle, capador", y así eligieron en Argentina (y siguen...) a uno que los capa con motosierra y sin anestesia.

«La incapacidad de las opciones políticas para generar confianza entre las poblaciones provoca que el voto se reparta en tres direcciones: la de sectores politizados, cada vez más reducidos en número; una masa de la población que no cree en la política, que vota a la opción que percibe como el mal menor y que se alejará de los nuevos gobernantes rápido; y la de la abstención.»

El auténtico poder no está en los parlamentos: los sobrevuela y ata de pies y manos. Convencidos de que "no hay nada que hacer" muchos se abstienen. El voto politizado monta gobiernos que se apoyan en un sector minoritario, porque parte de los que no se han abstenido apoya a la oposición. Vemos gobiernos apoyados en el 30% del 60% que votó, es decir, sin el apoyo del 82% de la población. En este caso hipotético, pero muy en la línea de lo real, el partido mayoritario (40%) sería la abstención, que en algunos países tendría mayoría absoluta.

Súbitamente deslumbra a una parte de los que se abstendrían el fuego fatuo de quien llega fresco y promete soluciones inconcretas pero radicales. Así nacieron en España Ciudadanos, Podemos, y más tarde Vox, Se Acabó La Fiesta, Alianza Catalana... En ocasiones ni siquiera hay un partido organizado sino uno pergeñado a toda prisa para la ocasión, apoyado generalmente en algún estrambótico personaje vociferante. Aunque clamorosos indicios lleven a sospechar de su intención, siempre pueden alardear de virginidad política los que (aún) no se ha manchado las manos.


La política de los «outsiders»

03/11/2025

Centro de Estudios Políticos / CC BY 2.0 CL

A estas alturas creo que no hay duda de que los sistemas políticos occidentales están en crisis. Los políticos y partidos tradicionales no despiertan ninguna atracción, si llegan al poder es con poco apoyo y para terminar repudiados en breve. En cambio, los que suelen triunfar son los paracaidistas, los outsiders, dentro de un partido (igual de outsiders) o sin partido. Triunfan no porque planteen propuestas serias y viables, sino porque son los que recogen el voto de la desesperación electoral.

Todas las semanas tenemos un ejemplo. En Francia, su presidente, Emmanuel Macron, llega al cargo con un partido que monta en nueve meses antes de anunciarse como candidato presidencial y terminar ganando.

En el mundo anglosajón tenemos a un estrafalario Boris Johnson, que avergonzaba hasta a sus compañeros conservadores, que llegó a primer ministro. Y no digamos ya de Donald Trump, otro que hasta era la oveja negra de su partido republicano.

En Italia, Georgia Meloni también ha demostrado ser un verso suelto en la ultraderecha y dentro de su partido. Algo como sucede en España con Ayuso, es evidente que su boutades despiertan más pasiones que el líder nacional del PP.

Frente a ellos, los líderes previsibles y “normales” que llegan al poder terminan quemados en semanas como ocurre con Starmer en el Reino Unido y Scholz en Alemania.

En América Latina encontramos algo parecido. Los salvadoreños, desesperados por la delincuencia, encumbran a Bukele, que tenía como programa para el país invertir en criptomonedas. Y los argentinos, estos desesperados por la inflación, ponen como presidente al psicópata de Milei. Y si alguien va a vencer a Milei será el peronista Axel Kicillof, que tampoco era del gusto del aparato de su partido.

Lo cierto es que, tras el voto al paracaidista, de nuevo viene la inestabilidad, porque detrás del outsider solo suele haber humo (en el mejor de los casos). Como señala Esteban Hernández, “la incapacidad de las opciones políticas para generar confianza entre las poblaciones provoca que el voto se reparta en tres direcciones: la de sectores politizados, cada vez más reducidos en número; una masa de la población que no cree en la política, que vota a la opción que percibe como el mal menor y que se alejará de los nuevos gobernantes rápido; y la de la abstención”.

Si el sistema estuviera saneado y se percibiera viable, la primera opción, la más deseable, sería la mayoritaria, en cambio es la que cada día se reduce más. A la ciudadanía solo le quedan dos opciones: la abstención o el voto al que saca los pies del tiesto.

Muchos ciudadanos abandonan la política seria y votan “estados de ánimo”, es decir, arrebatos, ímpetus, vehemencia. Son los manotazos del ahogado

En realidad esto llevamos años viéndolo en España. Los que han pegado el campanazo electoral siempre han sido los políticos o partidos que venían de la nada y adoptaban un discurso radical en la forma, pero ambiguo en lo concreto. Desde Podemos en su primera época, con su discurso de la casta y evitando situarse en el eje derecha-izquierda, a Ciudadanos, que llegó a ser el partido más votado en Cataluña. El ejemplo más evidente de la ambigüedad ideológica es que el responsable de organización de Podemos, Pablo Echenique, procedía de Ciudadanos.

Más reciente lo hemos visto con Alvise Pérez y su “Se acabó la fiesta”. Otro engendro descabellado que logró más de 800.000 votos en las elecciones europeas.

Lo he escrito en alguna ocasión, los ciudadanos abandonan la política seria porque tienen la sensación de que, o los políticos les engañan o sencillamente no pueden cambiar nada aunque sean elegidos. Por ello votan “estados de ánimo”, es decir, arrebatos, ímpetus, vehemencia. Son los manotazos del ahogado, de un elector ahogado en el chapapote de un modelo político que ha colapsado.

martes, 4 de noviembre de 2025

Planificación o incoherencia

La mejor forma de engañar no es la mentira en estado puro, sino mezclarla con algunas verdades o con sonoros silencios. Por eso es bueno diversificar las fuentes de información.

Después de haberse acercado a algunas fuentes antes vetadas, los medios más frecuentados han optado por silenciarlas. Mi red de televisión por cable empezó por cerrar la cadena rusa, aceptando un diktat fulminante. Después ha desaparecido también la cadena china. Falta un tantico así para que desaparezca Telesur...

Este boicot estratégicamente dirigido y con frecuencia modulado se palpa en eventos deportivos o musicales. En certámenes de todo tipo se da el portazo a Rusia pero no a Israel. Eurovisión no admite a un estado europeo pero sí a uno asiático, demostración de que se trata en realidad de una colonia europea.

En el caso concreto de China, para conocer su realidad cotidiana es buena idea buscar fuentes directas. Aunque se ponga en duda su imparcialidad la inmersión directa proporciona datos al margen de la intención de quien los presenta (para muestra, el NO-DO).

Con seguridad, habiéndola sufrido en carne propia, conocen los chinos la cultura occidental mejor que nosotros la suya, cuando aún no nos hemos desprendido por completo de los chinitos del DOMUND.

Para conocer China desde dentro el mejor embajador es un español incrustado por completo en su sociedad. El vasco Jabiertzo, casado con una mujer china y con una hijita china, conoce y recorre el país y proporciona informaciones que no veo en ningún otro sitio.

Este vídeo turístico, además de mostrar paisajes y ciudades, le sirve para comentar el aspecto crucial de la política china que le proporciona avances por ahora imparables: la planificación.

Los chinos siguieron la línea marcada por los soviéticos al establecer los planes quinquenales que revirtieron el secular atraso de la URSS. A través de una interpretación menos rígida del sistema, ahora llamado "socialismo con características chinas", han logrado avances sin parangón en tiempo récord. Planifican a largo plazo, sin prisa, y consiguen lo que la prisa del capitalismo occidental no puede hacer, porque el ansia por cosechar rápidamente beneficios y huir enseguida de la tierra quemada le impide cualquier política planificada con otros criterios.

En primera línea del desarrollo, su planificación deberá considerar también los consabidos límites planetarios. ¿Los tienen ya en cuenta? Espero que sí y cruzo los dedos.